Oportunidades Empresariales En Puerto Rico
La economía es el estudio de cómo las personas eligen distribuir recursos escasos para satisfacer sus deseos ilimitados. Los empresarios son el mecanismo mediante el cual la economía convierte dicha demanda en oferta. Ellos reconocen los deseos del consumidor y ven las oportunidades económicas para satisfacerlos mediante el desarrollo de nuevos productos y servicios. John P. Kotter, profesor benemérito de la Universidad de Harvard afirma que “no se pueden dirigir empresas del siglo XXI con estructuras del siglo XX y directivos del siglo XIX”. Por lo tanto, no hay empresas malas, hay empresas maltratadas. Las empresas maltratadas son aquellas que están formadas por personas que no saben leer la poca información disponible ni saben realizar buenas actividades con los recursos existentes. No obstante, el emprendimiento es el mejor camino para crecer económicamente, ser independientes y tener una calidad de vida acorde a nuestras expectativas, lo cual implica desarrollar una cultura del emprendimiento encaminada a vencer la resistencia de algunas personas a dejar de ser dependientes de fondos federales. Muchas empresas multinacionales como Johnson & Johnson, Marriot, Ford y hasta Wal-Mart nacieron como empresas familiares o a pequeña escala.
La competitividad no es un asunto exclusivo del sector privado, las agencias gubernamentales deben aspirar a ser más ágiles. La idea del concepto de las ventajas competitivas es que la empresa busque siempre contar con éstas, y que refuerce y aproveche las que ya posee. Desde el 2007 la Isla es incluída en el Informe de Competitividad Global (2007, 2008, 2009) que publica el Foro Económico Mundial. Comenzamos en la posición 36, en el 2008 estuvimos en la posición 41 y para el 2009 el país estaba en la posición 42. Preguntémonos por qué actualmente ni siquiera se nos incluye en el listado. Afortunadamente, las PyMes se han vuelto un factor decisivo para la estabilización de la sociedad, la calidad del ambiente económico e institucional y el dinamismo de las actividades privadas a través de la creación de empresas dentro de un marco de mayor competitividad. Así lo reconoce el Banco de Reserva Federal de Nueva York tras realizar un estudio que confirma que aproximadamente el 80 por ciento de los trabajadores del sector privado en el país tienen como patrono alguna microempresa. Cabe señalar entonces que empresa y el mercado responden a dos esquemas distintos. Mientras que en la empresa hay relaciones jerárquicas, en el mercado predominan las interacciones horizontales. Ni la empresa ni el mercado son neutros. Lo uno no es mejor que lo otro. Depende el momento, del lugar y las circunstancias. A veces es preferible ampliar la empresa (integración vertical) quitándole margen de acción al mercado, y en otras oportunidades es mejor darle mayor fuerza al mercado (outsourcing). Ambas alternativas tienen costos de transacción. La estructura de empresa y la dinámica empresarial se escoge, dependiendo de las circunstancias, el camino que juzga más conveniente. Las condiciones estructurales de las empresas siempre están cambiando.
Puerto Rico cuenta con una infraestructura confiable, tanto abastos de energía y agua como sistemas de comunicación y transportación adecuados. Tenemos definidas nuestras leyes laborales. Somos muy afortunados de tener muchos sistemas universitarios que nos suplen constantemente con una fuerza laboral capacitada. No somos un país de bajo costo, pero contamos con el talento para competir y tenemos que posicionarnos en áreas altamente tecnológicas. De hecho, la isla es reconocida a nivel global por su peritaje en una diversidad de campos, particularmente en control de calidad y en el cumplimiento regulatorio en todo lo que tiene que ver con las biociencias. “Microempresario”, “pequeños y medianos negocios”, “Empresas emergentes”. Conceptos dirigidos a estimular que las personas se inserten en la autogestión, pero, todos son programas en diminutivo, en el 100 x 35. Urge que el gobierno también establezca programas de alto relieve dirigidos a acelerar esas microempresas o PyMes.
Las incubadoras ya están, y no se necesitan más. Lo que se necesita son aceleradoras que las hagan crecer y globalizar sus marcas para que el capital puertorriqueño pueda ser tan robusto e importante como el extranjero. La empresarialidad es una actitud individual, pero el contexto juega un papel fundamental. El orden institucional favorece o entorpece las tendencias innovativas propias del empresario. Por esta razón, es necesario que exista un ambiente macroeconómico favorable y unas políticas gubernamentales que estimulen la actividad industrial. Necesitamos reducir el costo de hacer negocios en Puerto Rico y para ello hay tres factores: simplificar el proceso de permisos; reducir los costos de energía y transportación. Puerto Rico necesita urgentemente diversificar sus exportaciones. De forma prioritaria necesita aumentar sus exportaciones de servicios ya que en el mundo se exporta un 19% en este sector, mientras que en Puerto Rico se exporta sólo un 4%. Las exportaciones de servicios son las que pueden contribuir a un aumento en el empleo total en la Isla a la vez que con ello se lograría atemperar más la economía local al mercado internacional.
Puerto Rico tiene una crisis macroeconómica, pero tenemos una gran oportunidad. El sector de las pequeñas y medianas empresas podría ocupar el espacio del Gobierno en el impulso de empresas de tecnología. Cada puertorriqueño tiene que preguntarse qué aporta como individuo a la competitividad del país. El comportamiento de cada persona, su vocabulario, su desempeño social y laboral, su ética profesional y comunitaria contribuyen a que Puerto Rico sea un lugar mejor o peor para vivir, para trabajar y para hacer negocios. La realidad es que no se trata de una competencia interna, se trata de colaborar todos y cada uno de los sectores y de las personas que forman parte de la Isla del Encanto. Esa será la mejor manera de rescatar la competitividad de Puerto Rico frente al mundo.