Pensamiento Medieval: la Fé y la Razón
Como antecedentes podemos recordar cuando en el 146 a.C. Roma invade Grecia, se produce una fusión a asimilación de la cultura, pues bien, esto será un factor importante para la gestación del posterior pensamiento medieval. Con el nacimiento de Cristo y posteriormente con el cristianismo se va a comenzar a plantear una nueva visión del mundo.
Esta nueva visión influirá en la propia filosofía, en comunión con la anterior cultura y pensamiento griego, produciendo un acontecimiento importante para esta cultura de occidente. Durante los primeros años de la Edad Media los romanos se van a influencia por el platonismo, entonces, se verán muchos elementos de esta filosofía reflejada en la primera etapa del pensamiento medieval.
Dos elementos importantes en la participación serán la Fe y la Razón, es decir, filosofía y religión van a entrar en conflicto, en la que se irá proponiendo una síntesis o rechazo. El cristianismo se va a presentar, como una especie de nueva educación para el hombre, es decir una forma de modelo cristiano, siempre de la mano de la fe y la moral, de esta manera colocaba al hombre en el centro de la creación.
De esta manera, se plantea un pensamiento en la que, la base lógica con Aristóteles y la divinidad entusiasmaría la revelación. En cierta forma, la escolástica emprendía un sistema completo para el pensamiento y la vida, conciliando la razón y la fe. Comprobando al hombre y su naturaleza colocando a Dios en frente con el destino eterno.
Lo que encontramos es que, la filosofía medieval, busca la finalidad de cimentar la fe cristiana, es decir, dar una aclaración e interpretación racional de la fe. Como base primordial tenemos los temas de la constante lucha en la manifestación del pensamiento, como lo será la relación entre fe y razón, o la idea de Dios, esa idea de creación y alma, el mismísimo bien.
Situamos dos grandes divisiones en el pensamiento medieval, como pudiera ser con los Padres de la Iglesia, los cuales hacen una defensa del cristianismo de cara a algunas ideas que pretendan valorar el platonismo como antecedente del pensamiento cristiano. También está la presencia del pensamiento escolástico, el cual, hace mención a la educación que se impartía en las escuelas monacales. Y que puede contener el pensamiento de diversas fuentes influidas por el platonismo y de manera posterior por el aristotelismo.
En san Agustín podemos encontrar una producción del pensamiento cristiano, por ejemplo, en su obra Confesiones nos señala: “un hombre hinchado con monstruosísima soberbia, ciertos libros de los platónicos, traducidos del griego al latín. Y en ellos leí-no ciertamente con estas palabras, pero sí sustancialmente lo mismo, apoyado con muchas y diversas razones-que en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios. Y Dios era el Verbo, Este estaba desde el principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él no se ha hecho nada. Lo que se ha hecho es vida en él; y la vida era luz de los hombres, y la luz luce en las tinieblas, mas las tinieblas no la comprendieron. Y que el alma del hombre, aunque da testimonio de la luz, no es la luz, sino el Verbo, Dios; ése es la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Y que en este mundo estaba, y que el mundo es hechura suya, y que el mundo no le reconoció”.
Con la fe y la razón, nos permite una completa comprensión del mundo, siendo necesarias que estén unidas ya que la fe nos posibilita el acceso al entendimiento del mundo y la razón nos remite a la realidad. De esta manera hace un llamado a trabajar con ambas fuerzas.
San Agustín pretende conseguir aquel conocimiento asignado como la verdad en sí misma. De esta manera hará un seguimiento hacia el platonismo, combinado con rasgos de estoicismo y escepticismo. En la que formula un conjunto de ideas las cuales son eternas, sin cambiar, esto debido a que es la verdad, esa verdad de las cosas que no está en la apariencia. Sirviendo como punto de partida al conocimiento nos remitiríamos hacia aquellos objetos sensibles los cuales no pueden ser objeto de entendimiento.
Aquellas verdades imprescindibles son temporales, por lo que no son absolutas, como la ciencia que se concibe con entendimiento a partir de datos de los sentidos, en referencia a que las cosas tienen una reminiscencia de idea como mente divina, y la razón se involucraría en las ideas eternas e imprescindibles. No son necesarios aquellos datos sensibles ni del razonamiento para vislumbrar una contemplación de las ideas.
Con la sabiduría como pura saber humano, necesita un amparo exterior que ilumine su mente y así conocer las ideas. Cuando Dios alumbra la mente para así descubrir las verdades fundamentales y poder alcanzar la felicidad se llega a la misma iluminación. En santo Tomás hay una síntesis de la reflexión medieval dotando de una aceptación a las diversas corrientes, sin embargo, su expresión con estos criterios es mediante la conciliación entre teología y filosofía.
Habrá un intento por apaciguar y enlazar las grandes tradiciones anteriores, como pudieran ser la aristotélica y la de san Agustín, ambos en representación de la razón y la fe. Diferenciados porque la filosofía tiene un convencimiento que se basan en principios evidentes a la razón, a diferencia de la teología que no es evidente y su evidencia depende de la aceptación de Dios. Su pensamiento lo plasma en la obra “Suma Teológica” en la cual, manifiesta la verdad y la relación entre fe y razón.
Como podemos ver, existe todo un pensamiento organizado en la Edad Media, en la que no se puede situar simplemente por un bando con una ferviente religiosidad ni tampoco con un pensamiento alejado y frío que no tiene vida. Encontramos toda una meditación y armonía en la que incluso santo Tomás con su síntesis del pensamiento no concibe que el ser humano viva en el caos, deben existir sendas por las cuales la humanidad siga una rectitud.