Perú, La Pobreza Desdibujada Como Problema En Su Población
Para muchos la pobreza es considerada como una “epidemia” en el mundo, por cuanto afecta a millones de personas. En el orbe hay mil 400 millones de habitantes que sufren pobreza extrema, hombres, mujeres y niños padeciendo de hambre y malnutrición y viviendo en entornos de exclusión y de discriminación; condiciones que no son ajenas en Perú.
La pobreza, si bien es cierto, se mide principalmente por la Línea de Ingreso Per Capita, ello no solo repercute en lo que se tiene monetariamente, sino que condiciona puntualmente los aspectos sociales y de desarrollo humano, generando la postergación, exclusión y discriminación que hoy como ayer se observan en una sociedad no igualitaria.
Conceptualizando. La pobreza es la condición de privación y ausencia de oportunidades de las familias y comunidades a los bienes y servicios de la sociedad, ello involucra aspectos materiales (necesidades básicas) y no materiales. Todo ello es medido en términos económicos y de ingresos, utilizando como parámetro el Nivel de Ingreso Per Capita del Hogar, que no es sino estimar el valor monetario que tendría una canasta básica de consumo.
En el Perú, el nivel de pobreza es fluctuante y ello está estrechamente vinculado al crecimiento económico que alcanza el país y también, aunque en menor escala, a la efectividad de los programas sociales.
De acuerdo al informe “Evolución de la Pobreza Monetaria 2007-2018” del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei), al término del año 2018, el 20.5% de la población del país —que equivale en cifras absolutas a 6 millones 593 mil personas— se encontraba en situación de pobreza, es decir tenían un nivel de gasto inferior al costo de la canasta básica de consumo compuestos por alimentos y no alimentos.
La tasa de pobreza del 2018 reflejó una disminución de 1.2 puntos porcentuales en comparación con el resultado en 2017. Con esto, unas 313 mil personas salieron de esta condición el año pasado.
No obstante, un hecho contrario se registró en el año 2017, cuando la pobreza “aumentó” de 20.7% a 21.7% y ello, muchos se preguntaran, ¿a qué responde o porque es fluctuante esta situación?.
Para el economista arequipeño y rector de la Universidad La Salle, Patricio Quintanilla Paulet, la condición económica de la población tiene una estrecha relación con el crecimiento del país en términos de inversión y monetarios. Por cuanto una economía en recesión afectará indudablemente en el bienestar de la población, en especial en aquellos de bajos recursos.
Detalla que la pobreza en el año 2017 creció debido a la retracción que sufrió Perú a consecuencia de los problemas surgidos con Odebrech y la corrupción, como también influyó los sucesos nefastos causados por los desastres naturales y sin dejar de mencionar la poca o nada inversión que hace el Estado por falta de gestión pública, más que por carencia de dinero.
Asimismo, da cuenta que la pobreza siempre será un fenómeno fluctuante y dependiente de cómo se maneja la economía nacional, más que de los ingresos que pueda generar una persona.
Es así, advierte, que si el país logra un crecimiento económico por encima del 3.5%, ello redundará en el bienestar y la condición de la población, pero si este nivel es menor a este porcentaje, entonces, indudablemente, el número de personas en condición de pobreza incrementará.
Actualmente, la pobreza en el país está supeditada en un 70% al crecimiento económico y en un 30% a los programas sociales, los cuales en los últimos años han tenido un peso sustancial en la condición de vida y de desarrollo humano de miles de peruanos.
En lo que respecta a los programas sociales, hay dos modalidades, uno el asistencialista, caso “Juntos”, “Vaso de Leche” y “Pensión 65”, que actúan de manera inmediata “apagando incendios” y ayudando a sobrevivir a miles de personas, y también hay los programas sostenibles como “Beca 18”, cuyos resultados son a largo plazo y que debieran ser modelo para que la población tome otra actitud y busque su propio bienestar, en base a su trabajo y esfuerzo.
Para el sociólogo, Jorge Luis Vargas Gutiérrez, ex presidente de la Mesa de Lucha contra la Pobreza, las políticas implementadas por los indistintos gobiernos, nunca están orientados expresamente a cambiar la condición de pobreza de la población, sino a incorporar solo acciones de carácter político y de solución inmediata y cortoplacista, cuando se debería trabajar con metodologías que reviertan acciones con resultados sólidos y sustentados en el tiempo.
Es más, da cuenta que los programas sociales, lamentablemente son mal utilizados, por cuanto la mayoría de los recursos que utilizan son dirigidos a la operatividad de los mismos, vale decir en sueldos para miles de trabajadores, movilidades, desplazamientos, cuando debieran orientarse únicamente para ayudar a quienes verdaderamente los necesitan.
Conclusiones
- La pobreza es un problema que siempre afectará a la población de menores recursos económicos, generando no solo desigualdad en temas monetarios, sino también inclusión y poco desarrollo humano.
- El crecimiento económico es determinante para que los niveles de pobreza se reduzcan, por ello es vital propender a las inversiones, especialmente privadas, por cuanto ello generará no solo divisas para el país, sino empleo y mejores condiciones de vida.
- La inversión en las personas. El gasto en programas sociales disminuyó. En el 2016 se destinaba un 2.8% del Producto Bruto Interno a la protección y previsión social, mientras en el 2018, se redujo en 2.7%.
- La educación, un factor importante para el crecimiento personal, no es desarrollada en toda su capacidad y mucho menos es priorizada, tal es así que se invierte el equivalente al 4.3% del PBI, cuando la meta mínima es de 6%, según lo establecido en el Acuerdo Nacional. Una población educada, es una población con mayor capacidad de desarrollo y crecimiento.
- Finalmente, el empleo digno, carente que aún persiste, muestra de ello es el crecimiento de la informalidad, la cual de la mano con la desaceleración económica, generada por conflictos sociales y denuncias de corrupción, generan políticas inadecuadas que no revierten los índices de pobreza.