Pienso, Luego Existo': René Descartes

 «Pienso, luego existo». René Descartes (1596 – 1650, con 54 años)

La frase, de inicio en este escrito, se dijo en el siglo XVII por René Descartes, filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los iniciadores de la revolución científica.​

La revolución científica, concepto divulgado entre los pensadores y científicos, dio lugar a entender la eclosión incontrolable de la ciencia durante la Edad moderna inicial, siglos XVI y XVII, en los cuales borbotaban nuevas ideas y conocimientos científicos en física, astronomía, biología y química, transformando aquellas lejanas y primeras reflexiones de la época de Platón (427-347 a. C. 80 años), Aristótoles (384 a. C.- 322 a. C, 64 años), Tomas de Aquino (1224/1225- 1274, 51 años) y otros.

René Descartes es quién planteó con claridad y seguridad metodológica el concepto de racionalismo moderno, siendo quién representó la rehabilitación y potencia del pensamiento y la razón humana singular con más firmeza y legitimidad.

Platón defendía la idea de que la razón humana es capaz de alcanzar la «verdad», y Descartes no decía nada nuevo, aunque sí lo es la revisión crítica sobre el método de dar con ella a través de la razón. Este método de llegar a la verdad se conoce como método cartesiano.

¿Qué es el método cartesiano según René Descartes? Es un método o guía a través del cual, la razón humana, es es capaz de hallar ciertas verdades de las que no es posible dudar, y por tanto, se consideran fundamentales y esenciales.

Descartes toma esas verdades esenciales como base del conocimiento humano. Siguiendo el método cartesiano, de forma rigurosa, lo primero que se piensa es tener dudas absolutamente de todo. Descartes plantea la hipótesis “algo que se supone y a lo que se le otorga un cierto grado de posibilidad para extraer de ello un efecto o una consecuencia” por lo que, tal vez, existe un «genio maligno» y que, por alguna extraña razón, nos confunde y engaña, no sólo sobre todo lo que nos rodea, sino también sobre todo aquello que podamos pensar y de lo que no se tiene duda de su certeza y evidencia. Es decir, que podría darse la posibilidad de que ese genio maligno nos conduzca a vivir una vida de engaño e ilusión.

Descartes descubre y, al mismo tiempo alerta, revelando, como la primera y fundamental verdad, de la de que no es posible dudar, bajo ningún concepto, ni siquiera existiendo ese genio maligno, es, de lo siguiente: “incluso existiendo la posibilidad de dudar absolutamente de todo, y a pesar de que existiera ese genio maligno que nos engaña sin piedad, de lo que no es racional, ni materia de duda, es que los humanos ¡pensamos!”

En definitiva, si pensamos, entonces, necesariamente, tiene que haber alguien que sea la base y el sustento de ese pensamiento; alguien o algo en el que se genere ese pensamiento. Ese alguien, tiene que ser palpable por definición, alguien del que o de lo que no se tiene ninguna duda, es decir,que ¡EXISTE!

En conclusión, Descartes llega al final de su razonamiento de que, si pensamos –sea lo que sea, aunque sea falso–, tiene que haber alguien o algo que lo piense. Ese alguien soy YO; un yo que, si piensa, necesariamente debe existir, por lo tanto…si ¡PIENSO, LUEGO EXISTO!

01 August 2022
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