Problemas de Vacunación en Haiti y su Posible Solución
Año 2010. Haití, una de las naciones más pobres del mundo enfrenta una catástrofe natural que deja más de 300 mil muertos. El mundo entero se vuelva en ayudas humanitarias y económicas buscando contrarrestar las fatales consecuencias del devastador terremoto. Sin embargo, ¿podría decirse que esta es la solución que le permita a miles de haitianos salir de la pobreza? ¿gastar miles de millones de dólares en ayudas podría conducir a mejorar las condiciones de vida de todas las personas en estos países sumidos en la pobreza o por el contrario los volvería dependientes e incluso habría más cabida para la corrupción? África es uno de los casos más relevantes. Cada año recibe millones de dólares por parte de la comunidad internacional y de diferentes fundaciones y ONGS con el fin de subsanar las paupérrimas condiciones de vida enfrentadas en estos países debido a la hambruna, la falta de un sistema de salud optimo y claramente, los altos niveles de corrupción. Y aun con este apoyo, sus economías no parecen mejorar, situación reflejada en el PIB de la región.
La realidad de esta situación, es que a ciencia cierta no se sabe si el brindar este tipo de ayudas económicas hacen un bien o por el contrario, empeoran las condiciones de vida de las personas. Tal vez la respuesta a este interrogante puede obtenerse si nos enfocamos en otros aspectos más allá que solo dar más y más dinero. La vacunación es uno de los medios más eficaces y baratos para prevenir enfermedades que pueden ser mortales en el tiempo. Sin embargo, cada año más de 25 millones de niños no reciben las vacunas necesarias para garantizar un mejor desarrollo. Entonces, ¿cómo podría una donación de millones de dólares dar solución a este problema? ¿podríamos simplemente comprar mosquiteros para las camas y de esta forma dar solución al problema de la malaria si se le enseña a cada persona la manera adecuada de hacer uso de él? Tal vez debería el Estado subsidiar estos implementos o simplemente pagar a las personas para usarlos teniendo en cuenta los beneficios que tienen para mitigar los contagios. Aunque esto suena prometedor, las evidencias muestran que el hecho de regalar estos implementos haría que las personas no los valoren de la forma en la que deberían, incluso podrían usarlas con otros fines como, por ejemplo, como redes de pesca. ¿Y qué tal si el problema recaiga en la educación? Tal vez la cuestión radica en enviar a más niños a estudiar en infraestructuras adecuadas con herramientas de aprendizaje más adecuadas.
La respuesta al interrogante del uso de este dinero extranjero tal vez no sea tan sencilla de abordar, pero al igual en que en la medicina, donde a través de diferentes pruebas aleatorias se puede identificar que medicamentos funcionan o cuales no, así mismo podría evaluarse la efectividad de las políticas sociales. De esta manera, sería más fácil saber que, aspectos son positivos, cuales no funcionaran y el porqué de esto. Así lo desarrolló Esther Duflo y su equipo de trabajo en Udaipur, Rajastán, un estado al norte de la India donde a pesar de tener las instalaciones, las vacunas y de contar con el hecho de que son gratuitas, solo aproximadamente el 1% de los niños tenían su registro de vacunas completo. Parte de la responsabilidad de esta problemática puede ser atribuida a las erróneas creencias que se tienen acerca de las vacunas y sus posibles efectos negativos, sin embargo, no es la única razón para justificar la baja tasa de vacunación en los infantes. Aun cuando la intención de los padres pueda ser acudir junto a sus hijos a estos centros de salud disponibles para la vacunación gratuita, el hecho de encontrarse con estos lugares cerrados luego de haber recorrido varios kilómetros de distancia, es motivo para posponer una y otra vez un posible regreso debido a las ocupaciones de los padres, llegando a punto donde ya se es demasiado tarde.
Dadas las circunstancias de estos problemas, se es necesario encontrar alternativas que, en primer lugar, hagan esta situación más sencilla y en segundo lugar, que motiven a las personas a actuar lo más pronto posible. Fue de esta manera como Esther Duflo hizo uso de aquella prueba aleatoria controlada en 134 aldeas en Udaipur. En algunas aldeas se aplicó la estrategia de hacerlo sencillo, en otras también se aplicó esta estrategia y adicional les dieron a los habitantes un motivo para actuar hoy y en el grupo restante, simplemente no se cambió nada. El resultado fue evidente. Tanto en los campos donde se hizo el problema más sencillo y en aquellos donde adicionalmente se les dio motivos para actuar, para este caso fue un kilo de lentejas por vacunación, se presentó un incremento en las vacunaciones a los menores de edad. Se destaca el aspecto de que solo el hecho de establecer un campamento, aumentó la vacunación en un 11%, pero el agregar el incentivo de las lentejas hizo que en estos campamentos la vacunación fuera del 38%. Irónicamente, es más barato el costo por vacuna si se agrega el incentivo de las lentejas que si no se hace. Para el caso de los mosquiteros, un caso referente lo tiene Kenia. En este país se decidió repartir cupones de descuento, algunas personas recibieron el 50% de este descuento, otras el 25% o incluso el 100%. Para este caso, lo que en realidad ocurrió fue que las ventas de los mosquiteros decayeron. La noticia aquí es que sin importar la forma en la que las personas lo hayan adquirido, los datos indicaban que estas personas sí harán uso de él, incluso a largo plazo la tendencia muestra que los que obtuvieron este producto gratis estaban más incentivabas a comprar un segundo mosquitero cuando se puso en marcha la venta de mosquiteros por 2 dólares, tal vez por el hecho de que ya se acostumbraron al producto y necesitan más de él.
Esta es una posible solución que puede ser aplicada en las políticas públicas. Lograr descartar un montón de opciones, hasta quedarse con aquella estrategia que le brinde un mejor camino hacia el objetivo establecido. Si la idea es que los niños asistan a la escuela, posiblemente el pagar por sus uniformes sería un gran paso, así como mejorar sus condiciones en el entorno académico o incluso reducir su cuota de pago. Otro ejemplo, puede ser visto en el transporte de bienes. Antes de la revolución industrial, todos los bienes se transportaban a través de carreteras con un jinete y un caballo, pero con la llegada de los canales, el número de bienes transportados se multiplicó por diez, incluso con el mismo jinete y el mismo caballo.
Todo esto evidencia la posibilidad aplicar un manejo más adecuado a las políticas públicas. Si por 100 dólares invertidos en educación garantizando comidas, docentes, uniformes, becas, entre otros, se puede llegar a obtener entre uno y tres años más de educación, el hecho de hacerle ver a las personas los beneficios de la educación puede retribuir 40 años más de aprendizaje por cada 100 dólares invertidos. Adicional a esto, en lugares donde los niños enfermos de parásitos puedan ser curados, los años de educación se incrementan a 30 por cada 100 invertidos. La realidad es que se requiere de mucha información que permitan orientar las políticas. Un gran problema puede ser fragmentado en varias partes donde es más fácil encontrar soluciones individuales y aprobadas científicamente. Retomando el caso de Haití, si se decidiera invertir 100.000 dólares por cada menor de edad que muere dentro de las circunstancias, se obtendrías aproximadamente 90 millones por año. A lo mejor es más fácil empezar resolviendo pequeños interrogantes que sabes que pueden funcionar, pero esto solo se logra intentando todo lo que esté al alcance. Aunque este es un proceso lento, es una forma más práctica de abordar grandes problemáticas desde el análisis de interrogantes menores.