Problemáticas Psicosociales Asociadas A La Tendencia Suicida En Jóvenes
El suicidio en la adolescencia es un problema de salud pública que afecta el ámbito social, afectivo y/o económico de familiares y amigos. Las principales causas de muerte en jóvenes son: accidentes vehiculares, homicidios y suicidios, con prevalencias mayores en hombres que en mujeres.
Diversas investigaciones han identificado etapas previas al suicidio consumado, como la ideación suicida, que es la idea de quitarse la vida, pensamientos de falta de valor o deseos de muerte, e intentos suicidas en los cuales no necesariamente se busca la muerte (en ocasiones existen otras motivaciones como pretender ganar algo o castigar a alguien). Dichas investigaciones permiten conocer la problemática de la conducta suicida en población adolescente e identificar factores de riesgo.
Problemas interpersonales en el contexto escolar y suicidio
El vínculo entre los problemas interpersonales en el entorno escolar como el acoso, la violencia y el suicidio ha sido considerablemente ampliada, ya que cada vez aumenta la cantidad de estos fenómenos. Al respecto, los resultados de los estudios evidencian la misma hipótesis de ideación suicida siendo víctima o victimario, así como el aumento de la ideación suicida en el género masculino.
En esta línea, los análisis refieren que la presencia de desanimo social presente en la dinámica de acoso escolar juega un papel esencial que funciona como activador dela ideación suicida y síntomas depresivos. Así, los jóvenes socialmente más desesperanzados tienen mayor riesgo de manifestar ideas suicidas. Otro componente importante es la alteración en el comportamiento de las personas involucradas desde las esferas biológicas, sociales, psicológicas y conductuales lo que hace intolerable a la existencia tanto en los que intimidan como en los que son intimidados.
Variables psicológicas y suicidio
Según la mayoría de obras literarias, las variables que preceden al suicidio son de carácter psicológico. Teniendo en cuenta lo anterior, aparecen auto-conceptos y síntomas depresivos como un pronóstico de la ideación suicida. Por esto mismo, la baja autoestima y los altos niveles de depresión explican esto en los jóvenes. Por tal motivo se considera que la depresión es el concepto más claro para explicar la presencia de la ideación suicida en las mujeres a diferencia de los hombres, pues en ellos la dimensión social de auto-concepto es el factor determinante. A parte de lo dicho anteriormente, otros estudios dan cuenta que los estados ansiosos, la baja autoestima y la mala comunicación son variables intervinientes en el fenómeno del suicidio.
“Se considera que más de un 50% de los adolescentes que se suicidan, sufren depresión mayor, de estos, un 25% hace un intento de suicidio en algún momento de su vida y un 15% finalmente se suicida. La depresión con o sin trastornos de ansiedad, se asocia en un 43% a 76% de los casos. Un estudio realizado con estudiantes de bachillerato en la Universidad de Guanajuato en el 2003 demostró que la mitad de los encuestados (51%) reportaron haberse sentido deprimidos al menos una vez en la semana anterior y 40% dijo haberse sentido solo. En ese mismo trabajo el 8,3% de los encuestados confesó haber intentado suicidarse. La prevalencia de depresión grave en niños con ideas suicidas reportada en el estudio de Miranda y colaboradores en el año 2009 fue de 27,3%, además encontraron un porcentaje alto de ideación suicida en niños escolarizados (29.2%). La depresión conlleva a tener una visión distorsionada del mundo, pensamientos negativos sobre sí mismo, sobre generalización, excesiva autocritica, baja tolerancia a la frustración y baja autoestima, situaciones estas que hacen que los jóvenes sean más vulnerables para generar pensamientos y conductas suicidas, unido a esto que tengan una familia en la cual se sientan excluidos”.
Violencia intrafamiliar, abuso sexual y suicidio
El vínculo entre la violencia intrafamiliar, el abuso sexual y el intento suicida, como indicadores de malestar emocional en la actualidad son aspectos a resaltar en el estudio de los factores predominantes para la ideación y el acto suicida. Los estudios que se centran más en estos temas, refieren que las mujeres son víctimas de violencia intrafamiliar y abuso sexual con mayor continuidad que los hombres (con una pequeña diferencia). En este sentido algunos autores resaltan que la mayoría de mujeres que viven estas situaciones se han reportado como efectos a largo plazo problemas como; trastorno por estrés postraumático, depresión, ideación e intento suicida, insensibilidad emocional, dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales, disfunciones sexuales, dependencia del alcohol o de las drogas, victimización sexual posterior y maltrato por parte de la pareja, y comportamiento auto-lesivo.
La población adolescente expuesta a dichos sucesos traumáticos como ser víctima de violencia intrafamiliar y/o abuso sexual es inclinado a la ideación y al intento suicida, así como al suicidio consumado. Según lo anterior estas dos variables son predictores de suma importancia en las personas que son parcialmente consideradas suicidas.
Causas y factores de riesgo de las ideas suicidas
Se tiene conocimiento sobre algunas causas y factores de riesgo que pueden incrementar en una persona el desarrollo de ideas suicidas. Algunos profesionales en el campo de la salud mental explican las causas del pensamiento inadaptado.
Aunque las ideas suicidas no se heredan, los factores genéticos están relacionados con los padecimientos de salud mental que si pueden ser heredados por los padres biológicos. La probabilidad de que una persona tenga ideas suicidas puede depender de sus antecedentes genéticos si existe alguno, ya que se ha comprobado con casos de familias con antecedentes de depresión, trastorno bipolar y ansiedad. Otro factor muy relacionado es el físico en el cual estudios han determinado que las personas que tienen ideas suicidas presentan un desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro. Estos neurotransmisores tienen la función de transmitir mensajes por todo el cuerpo, además de regular las emociones y los estados de ánimo. Si los neurotransmisores no han llegado al homeostasis, el estado de ánimo de la persona puede desestabilizarse, lo que pudiera propiciar el diagnóstico de una enfermedad mental. Cuando este es el caso, es posible que la persona presente ideas suicidas si dicha enfermedad incluye la ideación suicida como un síntoma, y por último está el factor ambiental que indica que cada persona que experimenta un estrés, abuso, abandono o pierden a un ser querido, pueden deprimirse y así llegar a pensar en el suicidio, por otra parte, las personas que no son capaces de regular su estrés o no tienen una persona que les ayude también pueden desarrollas ideas suicidas si estos factores son muy continuos en sus vidas cotidianas.
Por otro lado, “El suicidio en jóvenes es uno de los temas que va en aumento cada vez más, es considerado un problema de salud pública donde se deben tener en cuenta los síntomas de alarma y factores de riesgo, por el personal de salud, los educadores y los padres, con el fin de evitar los futuros posibles casos de suicidio a cualquier edad. Según los antecedentes la conducta suicida viene ligada a la depresión, al abuso sexual, la disfunción familiar, situaciones que no siempre son fáciles de identificar debido a que un niño o un adolescente, no ha desarrollado aun los mecanismos para manejar la frustración y tener una adecuada resolución de conflictos, es así como el ambiente familiar resulta decisivo en la formación de pensamientos e ideas suicidas, y en que se lleven a cabo, aunque sea como un intento que no se concrete. Hay situaciones en las cuales esta población utiliza la amenaza de suicidio como manipulación, pero finalmente se termina poniendo en riesgo su vida. Es de vital importancia psico-educar sobre los factores de riesgo y los protectores para prevenir la conducta suicida.
En los últimos años el suicidio ha sufrido un incremento a expensas principalmente de las poblaciones más jóvenes, y es considerado un problema de salud pública muy importante, pero en gran medida prevenible, que provoca “casi la mitad de todas las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año, además de unos costos económicos cifrados en miles de millones de dólares”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1,53 millones y de 10 a 20 veces más personas realizarán intentos de suicidio, es decir aproximadamente una muerte cada 20 segundos y un intento cada 1-2 segundos. Como problema de salud pública el suicidio ha adquirido especial relevancia en las últimas décadas. Las conductas suicidas en niños y adolescentes se definen como “la preocupación, intento o acto que intencionalmente busca causarse daño a sí mismo”. Se puede entender como un espectro que abarca a las ideas y deseos suicidas (ideación suicida), las conductas suicidas sin resultado de muerte (intentos o tentativas suicidas) y los suicidios consumados o completados. Los análisis apoyan la hipótesis de que existe un verdadero incremento de este fenómeno desde 1950 a la fecha entre los adolescentes y adultos jóvenes de la población europea y norteamericana. El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes estadounidenses. Igualmente, en Latinoamérica la mayor incidencia de la conducta suicida se presenta en jóvenes entre los 15 y 19 años de edad.
Este incremento hace necesario el desarrollo de efectivos programas de prevención, requiriendo la clara identificación de los factores de riesgo de la conducta suicida. La literatura sobre el suicidio en adultos es abundante, así como los datos descriptivos y epidemiológicos al respecto. No sucede lo mismo con la literatura sobre el suicidio en niños y en adolescentes, aunque en este último grupo poblacional se han hecho algunos esfuerzos por comprender el fenómeno. Incluso, se observa una limitada producción de información sistemática basada en la evidencia sobre el tratamiento óptimo del niño o del adolescente suicida. Como factores de riesgo asociados a la conducta suicida en niños y adolescentes se ha encontrado la depresión debida en mayor parte a la dificultad para afrontar la frustración, la disfunción familiar, el abuso sexual, la no satisfacción de necesidades básicas y maltrato. Dado que existe una mayor prevalencia de intentos de suicidio a menor edad los educadores y los padres deben conocer los factores de riesgo que pueden presentar los jóvenes y se deben incrementar estrategias de detección e intervención.
Esta revisión tiene como objetivo determinar algunos aspectos del suicidio e identificar los factores de riesgo y prepararse para enfrentar este fenómeno que cada vez tiene mayor importancia debido a su prevalencia. El proceso suicida se inicia en el momento en que comienzan los pensamientos sobre quitarse la vida, pasa por la realización de los primeros intentos suicidas, con un incremento gradual de la letalidad del intento, hasta lograrlo; es decir, la suicidalidad, que comprende las ideas y deseos o ideación suicidas, las conductas suicidas sin resultado de muerte intentos suicidas y suicidios consumados, así se establece una secuencia progresiva. Es posible que ocurran manifestaciones previas con actitudes de escape, de venganza, altruismo o búsqueda de riesgo, tendencia a percibirse como perdedor, baja tolerancia a la frustración, dificultad para resolver conflictos, desesperanza y abandono.
La adecuación más importante para el suicidio en jóvenes es el antecedente de un intento de suicidio previo; adicionalmente se ha asociado con depresión, uso de sustancias, la pérdida de un familiar o amigo por suicidio, tienen un acceso fácil a armas de fuego, el género femenino, ser víctima o generador de violencia, familias monoparentales sobre todo con ausencia del padre, rasgos de personalidad narcisista o antisocial, pobreza, problemas de interrelación, abuso físico o sexual, limitadas capacidades adaptativas, trastornos de la alimentación, eventos vitales estresantes como pérdida de una persona significante o una mascota, problemas con la autoridad legal o escolar, cambio de domicilio, percepción por el joven de carencia de apoyo familiar o en general conflictos intrafamiliares, alteraciones neuropsicológicas como déficit de funciones ejecutivas, fluidez verbal, razonamiento lógico, mediado por el lenguaje. Este tipo de factores protectores se destacan el sentirse bien emocionalmente (adecuada autoestima, autoeficacia, auto-concepto) y contar con una estrecha y difícil relación familiar (funcionalidad familiar).
Con relación al abuso sexual se han reportado como efectos a largo plazo problemas tales como, trastorno por estrés postraumático, la depresión, la ideación y el intento suicida, la insensibilidad emocional, cefaleas, trastornos gastrointestinales, disfunciones sexuales, adicción al alcohol y sustancias psicoactivas, victimización sexual posterior y maltrato por parte de la pareja. Se ha establecido que el malestar depresivo y la ideación suicida fueron significativamente más frecuentes en las mujeres que habían sido víctimas del abuso sexual, y en los varones y en las mujeres que ya habían intentado suicidarse”.
“Los factores individuales (desarrollo ontogénico). Se halla la depresión como factor de mayor riesgo para el suicidio e ideación suicida en adolescentes. También las adicciones, principalmente drogas y alcohol, se asocian a la conducta suicida. Factores familiares (microsistema). Pertenecer a familias con niveles bajos de unión, presentar conflictos con padre y madre, presenciar discusiones familiares por problemas económicos, desempleo, antecedente de conducta suicida en algún familiar cercano, entre otros, posibilitan la ideación e intento suicida. Factores del ecosistema. Se refiere a las ‘estructuras sociales’ como la escuela, donde vive, cómo percibe su entorno, si es o no violento. Factores del macrosistema. Capa exterior, implica la cultura y creencias. Establece roles de género y otras conductas prediseñadas”.
Podemos concluir el suicidio como uno de los factores que más riesgo incluye debido a que las personas han tomado este hecho muy normal, el causarse daño a sí mismos les hace creer que han solucionado una parte del problema y en la cual siempre caen porque no encuentran, no ven otras salidas para la cuestión que los atormenta de tal forma que los lleve a hacerse daño o a no querer vivir. Este es un problema serio, ya que se ven en estado de vulnerabilidad la mayoría de población joven y en los peores casos, infantil. Lo que el profesional a cargo de la salud mental está tratando de hacer, es centrarse en aquellos jóvenes, realizando estudios e investigaciones cuantitativos y empíricos que tienen como objetivo analizar la población juvenil que más tiene intentos suicidas y los que se han llevado a cabo y por otra parte compararlos con aquellos que no han tenido ningún tipo de intento y los contextos de cada grupo, para así saber en qué factor poder intervenir.
Referencias
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