Pueblos Indígenas En El Siglo XIX
Introducción
La concepción civilización barbarie ha sido rectora para entender los posicionamientos acerca de los pueblos originarios. Entendiendo al derecho como vector de las luchas políticas, simbólicas, sociales, culturales e históricas intentaré establecer una postura proveniente del pensamiento nacional hacia las comunidades nombradas asumiendo una postura crítica frente a la construcción narrativa que ha dominado en nuestra historia.
Desarrollo
Los intelectuales argentinos del siglo XIX instalaron un discurso que tomara fuerza con la Generación de Mayo, cuyos principales referentes Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi impondrán dos conceptos fundamentales que se utilizaran para caracterizar la época y que perduraran en el tiempo. El primero de los conceptos “civilización” se utilizará para referenciar todo lo proveniente de la ciudad, reivindicativo de lo foráneo, el segundo “barbarie”, será el utilizado para denominar/calificar todo lo relacionado con los pueblos originarios que serán considerados enemigos internos, horrorizando todo aquello proveniente de las Américas.
En el mismo sentido resaltarán la poca validez o lo endeble de la cultura americana cuando colonizaron estas tierras, no reconociéndolas como cultura uniforme sino como pueblos aislados sin elementos unificadores. Entendiéndolos como pueblos carentes de cultural. Estas ideas de época plasmaban gran admiración por la cultura europea, sinónimo de prosperidad, civilización e inteligencia.
Una inteligencia, obviamente elitista, racional y liberal que se oponía a la irracionalidad con la cual caracterizaban al enemigo interno que llamaban despectivamente indio. Característica utilizada para justificar el genocidio de las distintas tribus que habitaron la región pampeana y patagónica del país, en lo que se llamó “Conquista del desierto”.
Estos pueblos fueron sometidos, sustraídos de su cultura, sus costumbres, su forma de vivir y de sus tierras. Esta violencia física y simbólica encontró justificación en la sola idea de expandir lo entendido como civilización para lo cual había que destruir al enemigo interno. Argentina en las últimas décadas del siglo XIX se había incorporado al mercado internacional como exportadora de materias primas. La incorporación de nuevas tierras se hacía inevitable.
Julio Argentino Roca, entonces presidente, emprendió la violenta conquista sabiendo que las comunidades indígenas se hallaban debilitadas y no representaban una amenaza para el territorio “civilizado”. La razón y/o motivo del avance sobre el territorio de los pueblos originarios residirá en la riqueza, en el valor de las tierras apropiadas. Fue el estado argentino civilizado el que venderá a bajo precio millones de hectáreas concentrando la propiedad en un pequeño grupo de terratenientes, muchos de los cuales habían financiado la conquista.
Deconstruir la narrativa histórica, hegemónica “civilización/ barbarie” implicaría revisar toda la historia oficial. Reconocer a los pueblos originarios de nuestro país como parte de nuestro pueblo. El estado argentino debe reivindicarse revisando, rectificando y reconociendo el avasallamiento de su cultura. El filósofo y antropólogo argentino Rodolfo Kusch afirma:
“Ser indigenista en el siglo XX y en Argentina es estúpido. Ya no hay indigenistas en ningún lugar de América. Lo peligroso es, en cambio, los que le tienen miedo al indigenismo. ¿No será una forma de desvincularse como clase media de la problemática del pueblo?” El autor entendía que era fundamental humanizar todas las relaciones humanas, dentro de las cuales se ubican las relaciones con los pueblos originarios.
Nos propone pensar que en un mundo globalizado, con un estado nacional consolidado, ser fundamentalista de la causa de los pueblos originarios puede entrar en contradicción con el interés nacional. Sin embargo, de forma inmediata, nos indica lo peligroso de aquellos que temen a estos pueblos, y nos invita a pensar que temer a estos, es una forma de desvincularse de su causa.
Me parece interesante reflexionar sobre la importancia del respeto a la cultura de los pueblos originarios en la construcción de la identidad nacional. Si bien critica una postura indigenista fundamentalista nos propone pensar los vínculos que se establecen para no entrar en contradicción con el interés nacional del que los pueblos originarios forman parte. Son pueblo argentino.
Nos alejamos así de la idea civilizatoria de Sarmiento y Alberti. El estado argentino debe impulsar una reconciliación de nuestro pueblo con los pueblos originarios, reconociendo la deuda histórica que tiene con ellos enriqueciendo la construcción de una nueva narrativa que se viene desarrollando en el respeto de la diversidad cultural y el respeto a los derechos de estos pueblos.
El Derecho argentino reflejará en su enunciación un primer avance del pensamiento nacional y del reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios. En la reforma de la Constitucional Nacional Argentina del año 1994 se dio un primer paso con la modificación del artículo N.º 67 inciso 15 que afirmaba: “Corresponde al congreso… conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo”. El actual artículo N.º 75 inciso 17 establece que:
“Corresponde al Congreso: Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. Reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan. Regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos”.
Conclusión
Si bien fue un primer paso es de vital importancia que la sociedad argentina realice una fuerte crítica a la concepción civilización-barbarie. Considero que es necesario el avance de una legislación que rompa con las construcciones narrativas hegemónicas impuestas por la elite dominante que contemple los derechos de los pueblos originarios.
Entendiendo al derecho como articulador de las relaciones de poder es la escuela critica la que podrán brindarnos las herramientas necesarias. Reivindicar lo americano, lo propio, construir identidad. Consolidar esa identidad y transformarla en un interés nacional reconociendo la importancia de la inclusión de la cultura originaria en la construcción de la identidad nacional.
Bibliografía
- Kusch, R. (1976). “Geocultura del Hombre Americano” Capítulo 1. El miedo a ser nosotros mismos.
- Kusch, R. (1953). “La seducción de la barbarie: análisis herético de un continente mestizo”
- Sarmiento, D. (1845). “Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas”