Reseña: Jan Assmann, Egipto A La Luz De Una Teoría Pluralista De La Cultura

El libro nos cuenta de manera breve pero densa y concisa sobre las distintas evoluciones socio-políticas, religiosas o militares, además de los diferentes pensamientos y conocimientos de la civilización egipcia desde la creación del Imperio Antiguo hasta los inicios del Imperio Romano.

Por ejemplo, trata temas como la diferenciación entre cultura e historia que vemos claro en la afirmación “El tiempo cultural, por el contrario, no es tiempo medido sino interpretado, y constituye por así decirlo una aleación de tiempo y sentido. El tiempo cultural es un constructo”. o entre el pensamiento mítico y pensamiento, pasando por los comienzos del Imperio Nuevo

Como ya indicaba anteriormente, la obra empieza señalando una separación por los Egipcios de tiempo cultural y tiempo histórico, así como su noción de tiempo y cultura. Además, aclara los conceptos de pensamiento mítico, que es circular, frente al histórico que sería lineal. Vinculándonos a la idea de Claude Lévi-Strauss sobre la existencia de dos tipos de sociedades, habla de: las sociedades “frías” que quieren evitar cualquier tipo de cambio en su estructura o evolucionar, y las sociedades “calientes” que asumen que deben avanzar y evolucionar en la historia, evolucionando a través de la antes mencionada historia lineal.

Así pues, la cultura egipcia es conocida con dos tipos de tiempo, uno cíclico conocido como Nehen y el otro conocido como Djet.

Los conocimientos, para el autor no pueden corresponder a una sociedad cerrada, es decir que todo conocimiento surja y se conciba dentro de un solo seno, ya que eso implica que no existiría un afán por mejorar respecto a otras civilizaciones y que también negaría cualquier tipo de contacto con ellas.

En líneas generales el libro se centra mucho en el cambio del Imperio Antiguo al Imperio Nuevo, alabando en determinadas ocasiones la capacidad de la sociedad egipcia para sobrellevar de manera sublime muchos periodos de transiciones, de continuidades y rupturas, de los cuales también se hablarán en este trabajo de Assmann y que representan una de sus principales esencias con esa especie de autoiluminación interna.

A lo largo de todas las épocas de la historia faraónica de Egipto desde el Imperio Antiguo o Dinastías III-VI (2700 – 2150 a.c) hasta el mismo Imperio Nuevo (1550-950 a.c) o ya en la Baja Época siempre se trata de no despegarse de los valores y el contacto rememorativo de todas las épocas pasadas, sobre todo en esa última etapa donde se intenta con más esfuerzo enlazar de una forma más compleja a la vez con los otros tres periodos.

A continuación, el autor se centra en los diferentes aspectos que construyen el Imperio Antiguo, usando una metodología que lo divide en tres grandes procesos; el de colonización interna el de burocratización y “Demotización” cultural, haciendo interrelaciones entre ellos y culpándolos a su vez del caos y crisis del Imperio ya que como afirma el autor “Lo peculiar y más interesante de todos estos procesos es que no desembocan precisamente en un Estado desarrollado y maduro” 

Y es que esos procesos lo que conllevan es a un desajuste y una diferenciación quizás demasiado marcada entre las elites y el resto de la sociedad que desembocará en un empobrecimiento cultural y un retroceso demográfico.

A partir de este instante del libro alaba la literatura como medio indispensable para conocer las historias de las civilizaciones y se empieza a apoyar constantemente en textos clásicos de diferentes personajes de la historia de Egipto para fundamentar sus ideas. En una de estas primeras referencias, se apoya en un fragmento de Texto de Hecateo de Abdera (citado en Diodoro, Bibl.Hist. I. 300 a.c) para comentar y argumentar la increíble y probablemente inigualable tradición funeraria del pueblo egipcio, además también nos muestra diferentes testimonios recogidos en inscripciones en tumbas, donde se puede observar que la tumba monumental egipcia no es solo un lugar donde enterrar y venerar al fallecido si no que es algo mucho más importante en su religión y cultura. Ya que por ejemplo como han verificado muchos egiptólogos, se seguía llevando comida a las tumbas para que el “alma” pudiera seguir alimentándose y encontrándose con vida.

El Imperio Medio, que coge prestado del Antiguo las mismas principales ideas, sin embargo, ahora el monarca no es solo hijo de Dios si no que ahora, es elegido específicamente por el Dios. Esto conlleva entrar en la época de gran legitimación de los monarcas que además al encontrarnos en una época sin ninguna gran crisis aparente, eso beneficia aún más su imagen, mostrándose como los enviados divinos para sacar del caos anterior a la población.

La lealtad sigue teniendo vital importancia para los monarcas.

Al igual que la literatura que en esta etapa se perfeccionan más y también se politiza más para la propia legitimación del trono.

“La conexión íntima de literatura y política es privativa del Imperio Medio” (Posener, 1956).

Las profecías de Neferti, que se encuentran incluidas en el Papiro Hermitage 1116B, única copia que se conserva y que fue publicada por Vladimir Golenishchev, se convertirán en uno de los principales textos de la época. Principalmente se plantean el orden cósmico y natural de las cosas. Neferti, es el sabio que se presenta ante el rey describiendo el futuro como un Caos en toda su esencia y predice la situación de decadencia y anarquía en la que va a caer Egipto con enfrentamientos internos también presentes.

Finalmente, el Reino Medio termina con una invasión de los Hicsos, que más tarde se liberarán y con esa liberación arrancará el Reino Nuevo que abarcará las Dinastías XVIII-XXI. Algo que no deja muy claro el autor, y que en otros artículos de revista sí, es que este es un momento de gran esplendor y fortalecimiento de relaciones externas e internas, con mejoras notables en las rutas comerciales y en las conquistas en el exterior. De la misma manera se trabaja por una reunificación del alto Egipto y el bajo Egipto, perdida durante el anterior periodo intermedio.

Es una época de guerras como la de Qadesh, bajo el Reinado de Ramsés II en la que en las representaciones de la batalla se muestran lo más realistas posibles, logrando desritualizar así a la actuación histórica del rey y su actuación deja de entenderse como algo rutinario. Lo importante es la victoria en ese momento.

En este último tramo donde desarrolla la religiosidad del Imperio Nuevo de manera profunda se apoya de nuevo muchísimo en textos e inscripciones.

También observo como, en el apartado que discute sobre la teología de la representación, el autor introduce referencias a frases previas suyas ””lo que me ocurrirá mañana no lo sé”, sino :”hoy me va bien; el mañana está en las manos de Dios”(Assmann.1975,66)”

La religiosidad se regirá por dos elementos la “piedad personal” y cosmoteísmo o panteísmo. José Antonio Aranda García en su artículo de la revista La razón Histórica , afirma que a raíz de una salida de imágenes tanto del rey como de dioses fuera de sus tumbas reales, propiciará cambios en la “piedad personal” y en el juicio sobre los dioses; se muestra una nueva concepción del dios creador, separándose de la tradición religiosa. Se refiere también, al igual que Assmann a que la piedad es lo que hace que el hombre haga caso a su corazón y lo siga para seguir y ser fiel a su rey o Dios. Aranda, nos acerca a como cada individuo podía seguir a su rey, y aunque asegura que no todos tenían acceso al templo ni a las imágenes de Dios, se contaba con santuarios y estatuas frente al templo para facilitar su devoción por los no pertenecientes al sacerdocio. Otra de las formas de acercamiento seria el uso de estelas o de los famosos oráculos, entre muchas otras…

En líneas generales, es un libro relativamente breve pero bastante denso, aunque es cierto que en algunas ocasiones es difícil de comprender, he notado en comparación con otros libros que realizan estudios similares de épocas pasadas como puede ser “Gente de la Edad Media” del historiador medieval Robert Fossier, Madrid, Taurus, 2007 , suele ‘ir al grano’ en la mayoría de los asuntos que abarca y los complementa de manera muy acertada con textos y citas de diversos viajeros a lo largo del tiempo en Egipto, que hacen, al menos bajo mi punto de vista, la lectura más amena.