Somos Un Reflejo De Nuestra Cultura
El presente ensayo tiene la finalidad de dar a conocer la información relevante acerca de una de las obras más famosas del padre del psicoanálisis Sigmund Freud, la cual fue publicada en 1930 y recibe el nombre de “El Malestar en la Cultura”. En la lectura Freud refiere el irremediable antagonismo entre las exigencias pulsionales del ser humano, ya que el busca ante todo la satisfacción sexual y las restricciones impuestas por la cultura en la cual nos desarrollamos, todo ello va a influir en la conducta y en la estructura psíquica de una persona, pues la cultura es la que determina algunas limitaciones, ya que tiene cierta influencia por la sociedad, por lo tanto se habla de una insatisfacción del hombre por la cultura, que se debe a que esta controla aquellos impulsos eróticos y agresivos, ya que el hombre posee un Ello donde se encuentran los instintos primitivos y una agresividad innata que puede llegar a desintegrar una sociedad, para ello la cultura se encarga de controlar esta agresividad a través de lo que si es permitido y lo que no lo es, colocándonos a todos los seres humanos en un mundo regido por la moral, por lo tanto se pretende analizar si es posible que el ser humano pueda llegar a alcanzar la felicidad.
Cabe destacar que otro de los puntos importantes de la obra es el tema de la religión, pues Freud a través de su análisis la define como una ilusión, ya que pasa por una cuestión ideológica en la que influye y se analiza que tanto puede llegar a afectar esa ideología al ser humano, se refiere que los creyentes creen vivir una sensación de “eternidad”, un sentimiento de algo sin límites ni barreras, en cierto modo “oceánico” en donde se analiza el ello, yo y super yo, siendo este la entidad de la religión y que gracias a este sentimiento oceánico un ser humano podría considerarse religioso, aunque rechace toda fe y toda ilusión.
En “El malestar en la cultura” se refiere que uno de los problemas del ser humano proviene de los sentimientos comunes o sensaciones compartidas cotidianamente, surgiendo así un sentimiento oceánico que hace el hombre un ser religiosos más haya que si cree o no en algún credo, y dicho sentimiento se interpreta como una sensación de comunión con el todo, una inseparable pertenencia a la totalidad del mundo exterior, este sentimiento embarca el análisis del Yo, siendo la fuente primordial de la religión humana, se manifiesta en el sujeto como la percepción de que las fronteras entre el Yo y el mundo en que se diluye por un instante.
Esta disolución permite al individuo captar al mundo como una totalidad orgánica, interdependiente y bella en sí misma. Los problemas personales se tornan y durante unos momentos nuestro cuerpo se llena de placer beatifico (Lozano, 2004). Es frecuente que el hombre trate de conseguir satisfacción de sus impulsos esquivando los obstáculos del mundo exterior, ya sea mediante la sublimación, recurriendo a ilusiones o imágenes, como pasa en el arte. En realidad, la cultura tiene que ver de modo en que se imponen las reglas y normas regidas por la moral, que hace que el hombre reprima aquellas pulsiones que siente, por lo tanto, el malestar existente entre la cultura y el libre desarrollo de la sexualidad se ve influido por un componente agresivo de la pulsión sexual que se ha vuelto autónomo, debido a que la cultura define lo que si se puede hacer y lo que no. Esto conlleva a un principio de realidad que se impone ante el principio de placer y esto genera un sufrimiento que intenta ser solucionado por la religión, quien propone una desvalorización de la vida terrenal y una voluntaria renuncia o inhibición de las pulsiones cayendo en un malestar (Freud, 1984).
La cultura mediante la sociedad propone la represión del goce pulsional absoluto y desenfrenado, a través de la imposición de nuevos límites al placer, refiriendo que la cultura en lugar de ser coactiva es protectora, nos permite convivir juntos y colaborar, compartiendo lazos sociales que nos permiten agruparnos. Puede que la cultura no nos permita ser felices, pero si nos permite poder sobrevivir junto con otros, a través de la reducción de las pulsiones agresivas y de muerte para permitir que las pulsiones eróticas y de vida se manifiesten, teniendo como principal herramienta el Super yo (Edcheverry,1961). El progreso de la cultura reside en la pérdida de felicidad por aumento del sentimiento de culpabilidad, por ello la necesidad de castigo es una vuelta del masoquismo sobre el yo bajo la influencia del superyó sádico, esto se puede manifestar en la forma en que la región tiene peso en la sociedad, pues procede sólo del desamparo infantil y de la nostalgia del padre; sus representaciones son consuelos e ilusiones, correspondientes a sus deseos, porque es incontrovertible que el hombre quiere ser feliz.
Con base a la información revisada en el texto se puede concluir que cada uno de nosotros somos un reflejo de nuestra cultura, “El Malestar en la Cultura” habla de muchas cosas que se vienen presentando desde 1930 hasta la actualidad, acepto la idea de que la felicidad humana es subjetiva y está regida por la cultura, pues es cierto que todos los seres humanos hacemos uso de máscaras, las cuales nos permiten interactuar con los demás, debido a que jamás vamos a ser como realmente somos, para ello se guarda un repertorio completamente íntimo, el cual no se va a expresar con los demás, y ese repertorio va limitado a todas las normas y reglas que marca la sociedad y de lo que no está permitido, y en ella se ve reflejada la felicidad, pasando por esas reglas de moralidad impuestas por la cultura.
Un elemento básico de malestar es el amor, ya que este es el centro de la experiencia psicoanalítica, pero para psicoanálisis el amor no existe, no es más que el complemento y satisfacción de una pulsión sexual, el ser humano está en busca de objetos para así completarse y tener una satisfacción sexual. El sentimiento de culpa, en mi opinión yo si considero que va relacionado a las personas que más se acercan a la religión debido a que son las que más sentimientos de culpa tienen, y al ir a una ceremonia religiosa tratan de purificarse y lavar todas sus culpas, para que saliendo de allí vuelvan a cargar esos sentimientos y vuelvan a realizar las mismas conductas, y así puedan sentirse en equilibrio, recurriendo a un Dios omnipotente que libera todas esas culpas para que las personas no se sientan mal ante la sociedad.
La religión nos mantiene sometidos constantemente a las normas y reglas marcadas, como en los 10 mandamientos católicos, presentando las extremidades de culpa y moral. Sin embargo “malestar en la cultura” tiene muchas cosas que son verdaderas, pues en la sociedad actual existen reglas y normas que deben de ser seguidas para que no enfrentarse al rechazo social, prejuicios y criticas de las demás personas, opino que esta obra de Freud no solo muestra el mundo de represión en el cual vivimos, también manifiesta los impulsos y deseos de las personas que son reprimidos para evitar considerarse inmorales. Para finalizar es importante decir que el hombre no podrá dejar de ser lo que es: una lucha perpetúa contra la dificultad de existir tanto en la naturaleza como en la cultura.