Todos Solemos Conversar A Diario

Introducción

Todos solemos conversar a diario, yo hoy entablé una conversación con la persona con quien más hablo en el mundo, conmigo mismo. Y me di cuenta de que normalmente hablo conmigo sin cuestionar la magnitud, longitud o profundidad de mi autoconocimiento. He dado por hecho hasta hoy de que me conozco, sin apreciar lo mucho o poco que puedo o no autoconocerme.

Desarrollo

 

Mafalda

Así que, comencé a preguntarme cosas esenciales: ¿Qué tanto te gustan los atardeceres?, ¿Cuál es tu color favorito?, ¿Cuál es tu aroma favorito?, ¿Te importan tus sueños?, ¿Ves frecuentemente las estrellas?, ¿Qué aromas tienen los abrazos de tus seres queridos? Y así, fui preguntándome cosas pretendiendo hacer caso al oráculo de Delfos: Conócete a ti mismo.

Delfos

A la vez pensaba como los herreros le dan forma al hierro, los carpinteros moldean la madera, y los sabios se moldean a sí mismos. Pero antes de querer procurar moldearme, debía saber qué o quién era yo, en el caso de ser algo definible. Cosa que me llevo a pensar, ¿Si soy algo, qué soy? Y recordé la dualidad de mí yo. Esa dualidad aprendida por el filósofo Kant, esa dualidad del yo representado y el yo que representa. Y en todo caso, uno es el que pregunta y el otro el que responde a sabiendas de que son lo mismo. Parece algo medio enredado, pero habría que ir un poco más despacio.

Dejemos para otro momento la cuestión del yo frente a lo otro. Y volvamos a la dualidad del yo, sabiendo que mi yo puedo desdoblarse, eso significa que puedo conocer solo una parte de la totalidad que soy. Y me pregunto ¿soy una totalidad? En el caso de creer que la respuesta es afirmativa, ¿sería una totalidad frente a qué?

Sería en todo caso una totalidad desdoblada, porque a pesar de que los años pasan por mi cuerpo y mi memoria, quien recuerda parece que fuera una persona metatemporal o atemporal. No sabría cuál definición seria más apropiada. Pero una totalidad desdoblada no parece tener sentido argumentativo o lógico. Lo cierto es que ahora estoy quizás un poco peor de cómo comencé. En principio solo me preguntaba por el ser que soy, procurando conocerme en el caso de ser posible, y ahora vislumbro la dualidad que soy.

Mascarás

Lo cierto, es que pretendo jugar al sabio en la búsqueda del autoconocimiento, y no sentirme como un extraño para mi mismo frente al espejo, o mientras hablo conmigo mismo. Pero el solo hecho de preguntarme acerca de mí, me inserta en otro dilema, soy en un objeto para mí mismo. Porque, hablando desde la epistemología el sujeto que conoce solo conoce a los objetos. Entre sujetos no hay conocimiento, lo único posible en el caso de encontrarse un sujeto a otro es un encuentro. Entonces cuando me encuentro conmigo mismo no hay conocimiento, lo que hay es un compartir. ¿Cómo hago para no encontrarme conmigo mismo y conocerme?

Conclusión

Soy el sujeto que se pregunta por sí mismo, mi preguntarme por mí espero no me aleje de las respuestas que busco. Lo cierto que el dilema termina como lo hacen varios diálogos de Platón. El autoconocimiento es difícil. Por tal razón, cuando me pregunten: ¿Quién eres? Mi respuesta más fiel será: No lo sé. Lo que podría afirmar, es que soy en el mejor de los casos (como afirmo san Agustín) una pregunta para mí mismo. Eso soy una pregunta que se pregunta por si y en sí misma.

22 October 2021
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