Una Entrevista Con La Lluvia Y El Viento
El capítulo comienza con el viento susurrándole cosas tiernas al oído a los amigos. Para el viento cualquier cosa puede llegar a ser un juguete, por esta razón tenía entre sus juguetes hilo y piedras pequeñas muy coloridas. Además de esto recolectaba la música de los pueblos cuando habían fiestas, tomaba el algodón de azúcar y muchas más cosas en los pueblos, los amigos al darse cuenta de los juguetes de niño pobre que tenía el viento, le dijeron al mismo tiempo que sus juguetes eran muy lindos y se dieron cuenta que el viento siempre sería un niño pequeño y que siempre, cuando en agosto un niño fuera a el parque a volar cometa, el viento estaría listo para jugar con la cometa y con el niño.
Después de esto, todos los amigos empezaron a recordar cuando ellos jugaban con el viento, por ejemplo Ananías el gato, cuando esperaba en algún lugar alto que el viento se acordara de él y le llevara el olor de una deliciosa comida que alguna persona dejó en su ventana, o Mateo, que recordó cuando caminaba y el viento lo hacía despeinar. Recordaron que ya hace mucho tiempo comenzaron una amistad, pero que aun así ninguno conocía demasiado del otro. Después de esto recordaron lo tierno que era el viento y que no sabían que era su amigo hasta hoy que andaban buscando la nube. Luego de esto, el viento les dijo que debían venir con más tiempo para jugar con él un día que no tuvieran prisa y que el día de hoy siguieran el camino para encontrar la nube gigante blanca.
Al llegar a su destino, el viento sopló demasiado fuerte por el hermoso aroma de la bellísima nube blanca. Al ver la nube, se dieron cuenta de que era inexplicablemente hermosa, parecía un hermoso copo de algodón gigante, al que todos estaban resistiéndose para no jugar con él, pero Elías que iba encima del caballo se dio cuenta de que había algo o alguien más adelante y al percatarse de esto inmediatamente les dijo a sus amigos que se detuvieran, pues había alguien más adelante. Los copos se fueron disminuyendo poco a poco y los amigos se dieron cuenta de que lo que habían visto era la lluvia sentada y esperando su turno para poder salir.
Era alguien con mucha ternura y acariciaba un tipo de ave miedosa que al verlos salió volando y se confundió en el cielo con la nube blanca, les dijo que no tuvieran miedo, ella no les haría daño, pues los amigos del viento también eran sus amigos. Elías no resistió las ganas y se acercó a ella para que lo consintiera y así cayera agua fresca sobre su hermoso plumaje. Tampoco se aguantó las ganas y dijo que el agua era lo más hermoso que le había podido pasar a la tierra, pues él estaba seguro de que la tierra sin el agua no sería más que un feo desierto y claramente muy seco.
Después de esto, llegó el ave blanca y le susurró al agua que ya venían las garzas y al llegar, estas le dijeron a la lluvia que por favor cayera rápidamente en la tierra para que pudieran germinar las semillas. La lluvia les dijo a sus nuevos amigos que se tenía que ir, pues como dijo Elías, la tierra sin el agua no sería nada mas que un desierto si ella no hace su trabajo cada vez que puede. El gallo preguntó casi con ganas de llorar – ¿Te volveremos a ver alguna vez? -, a lo que la lluvia respondió que donde fuera que hubiera agua ella estaría presente, a lo que el gallo respondió con una sonrisa enternecida por la bella cara que tenía la lluvia antes de irse. Poco a poco se fueron escuchando truenos, lo que significa que lloverá por todos los pueblos y en toda la cuidad.