Una Perspectiva Diferente: La Mujer Oriental Y Occidental
La mujer es una parte fundamental de la sociedad, sin embargo el rol que desempeñan en la región oriental y occidental es diferente dentro del ámbito educativo, social y laboral.
Para comenzar, la educación para la mujer ha sido motivo de lucha a lo largo de la historia de la humanidad; es considerada un hito de gran trascendencia gracias a los movimientos feministas de cada época. En la región oriental se encuentra un gran porcentaje de alfabetización y discriminación en áreas escolares hacia las mujeres, pues las concepciones culturales varían teniendo como prioridad a los hombres e incluso no reconocen el derecho de educación en sus cuerpos legales. En gran parte de Medio Oriente el porcentaje de alfabetización femenina varía del 50% al 63% mientras que, los hombres cuentan con el 30% al 33%.
En contraste, la mayoría de países que conforman la región occidental reconocen en sus constituciones la igualdad en el ámbito educativo hacia hombres y mujeres. Se puede decir que esta igualdad se da debido a que en esta región la mujer cuenta con autonomía y firmeza para manifestarse de la manera que desee en los distintos ámbitos. En esta zona geográfica se encuentran países que según la Organización de las Naciones Unidas han alcanzado un indicador alto de igualdad de género en educación, salud y bienestar; entre ellos está: Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega y los Países Bajos.
Por otra parte, dentro del ámbito social es en donde más se puede visualizar las diferencias existentes puesto que todas se relacionan con juicios culturales y religiosos. La violencia es uno de los indicadores sociales que más difiere en ambas regiones. En el Oriente, al ser la mujer considerada objeto de sumisión y propiedad del hombre da paso a una violencia no sancionada y culturalmente aceptada. En Oriente Medio predominan los llamados “crímenes de honor” en donde se castiga a las mujeres por no realizar sus acciones de una manera moralmente “correcta” que incluso llegan a causar la muerte y no son sancionados legalmente. Dentro de las razones que se destacan para estos crímenes son: por haber tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, por haber sido infiel o también por haber quedado embarazada sin que su marido o pareja lo consienta. Mientras tanto, la violencia en el occidente juega con lo legal, pues los delitos son reconocidos legalmente contra las mujeres, el más notorio actualmente, el femicidio. Dependiendo de la zona que se encuentre cuenta con sanción legal distinta, por ejemplo, en Ecuador en caso de probarse este crimen, se sancionará con pena privativa de libertad de veintidós a veintiséis años.
Con respecto al ámbito laboral, el Oriente entiende al hombre como el sostén de la familia dejando con escasas o nulas oportunidades laborales para las mujeres. Este indicador se ve directamente relacionado con la educación y violencia pues, la lenta difusión de conocimientos para niñas y mujeres genera una baja demanda laboral y a su vez las pocas que trabajan se encuentran expuestas a violencia física y moral siendo un problema grave pues, las legislaciones no protegen el trabajo femenino. Se puede visualizar esta baja participación en los parlamentos de medio oriente, en 2017 se encontraba por debajo del 10% siendo la menor del mundo y aún se mantiene. En contraste, para el Occidente la figura femenina tiene un amplio campo laboral. Si bien, también existen regiones que continúan con un sistema machista no se puede negar el hecho que visualiza de una gran manera la participación de ellas. El Occidente mantiene una mente más abierta a la competencia y aspiraciones femeninas. La permanencia del aspecto femenino, de lo que una sociedad en específico considera femenino, ya no es un obstáculo para la libertad de obrar de una mujer, sino es un atributo que refleja la igualdad de capacidad frente a un hombre.
Para concluir, es incuestionable que la mujer aún enfrenta distintas barreras para su progreso en ámbitos educativos, sociales y laborales. Es impresionante como la realidad cambia de una región a otra a pesar de haber tenido grandes luchas para una igualdad entre hombres y mujeres. Ha sido una disputa constante pero, la realidad no es la misma; existen aún códigos culturales que entorpecen las ambiciones y la esencia de la mujer. Es necesario que las mujeres ya no se vean limitadas a crear una concepción de sí mismas a merced de lo que un hombre espera que sean. La abolición de todo aquello que genera sumisión y hace que se visualicen las necesidades y oportunidades que ellas merecen como algo insignificante, es una cuestión central para generar un progreso social.