Las Fuerzas Destructivas del Instinto Humano
Introducción
¿Rompemos la norma por instinto o circunstancia? Algunos autores afirman que es por el instinto de crueldad y perversión que tenemos, ya que somos herederos de una gran generación de asesinos. Allan Poe reflexiona sobre la persistente manía de los humanos de hacer justamente lo contrario de lo que se espera de ellos Instinto de Perversidad. En su cuento El Demonio de la Perversidad define la fuerza que tiene el instinto humano a la hora de romper con la norma. Aunque, es en ciertas mentes y bajo ciertas circunstancias, cuando llega a ser absolutamente irresistible.
Desarrollo
SIGMUND FREUD elaboró la siguiente tesis: en nuestro inconsciente, todos seguimos siendo, aun hoy en día, una banda de asesinos el hombre es malo por naturaleza. Los seres humanos poseen un instinto destructor, un impulso primitivo y salvaje que nunca desaparece, sino que permanece dormido para despertar bruscamente cuando menos lo esperamos. En situaciones en las que la supervivencia está amenazada, será más probable que la gente se comporte de forma agresiva.
LUTERO afirmaba que el hombre y más la mujer, ya que fue demonizada durante siglos por la Iglesia se siente irremediablemente atraído por el mal, porque los humanos son pecadores. Rompemos con la norma porque tenemos una predisposición innata a hacerlo, aunque dependerá de las circunstancias el que lo hagamos o no. Por tanto, no hay ninguna diferencia esencial entre delincuentes y ciudadanos respetables, ya que, en el fondo, cualquiera podría convertirse en un criminal si se dieran las circunstancias adecuadas. Son necesarias dos condiciones para que se rompa con la norma:
- Se necesita un objeto de deseo
- Se necesita que no haya vigilantes
Sumémosle una condición extra no considerada condición por muchos criminólogos porque dicen que la conciencia no es tan importante, además de que muchos no tienen. Se trata de la condición moral, llamada la voz de la conciencia, la cual nos conduce por el buen o mal camino. Resulta imposible adivinar quién tiene voz de la conciencia y quién no, pero Bauman elaboró una pista para averiguarlo: no podemos pronosticar si alguien es sensible al sufrimiento de los demás, aunque seguramente el grado varíe en función del tipo de relación que te una a ellos. Cuanto más fuertes sean los lazos afectivos con una persona, más solidario serás con ella.
La condición por la que a una persona no le causa sufrimiento el dolor de la otra es el desconocimiento de dicha persona. Actualmente hay más globalización por lo que hay más objetos de deseo y tenemos una mayor facilidad para encontrar y conseguir lo que se quiere, o algo que se asemeje a ello. La sociedad global favorece las condiciones materiales y morales para la ruptura de normas.
Por otro lado, han aumentado los vigilantes que vigilan los objetos de deseo, lo que significa que el espacio a vigilar ha crecido. Por lo que la proporción de espacio no vigilado o con pocos vigilantes ha aumentado también, y se pueden seguir cometiendo delitos. Además, contamos con un espacio virtual en el que se puede hacer casi todo lo que se hace en el espacio físico, pero con menos vigilancia. Las relaciones personales han evolucionado y hay menos a voz de la conciencia. Existen cuatro tipos de relaciones:
- Conocidos visibles: una amiga con la que hablo en persona.
- Conocidos invisibles: hablar con mi madre que se encuentra en otra ciudad distinta a la mía existe distancia.
- Desconocidos visibles: el dependiente de El Corte Inglés.
- Desconocidos invisibles: chatear por Internet con una persona a la que no conoces.
Conclusión
FELSON con La Falacia del no-yo nos hace cuestionarnos el por qué nos cuesta reconocer que rompemos con la norma y por qué tendemos a vernos mejor de lo que somos. Tal vez sea porque nuestra mente tiende a borrar toda la información que atente dolorosamente contra la imagen ideal que nos hemos formado de nosotros mismos.