Violencia De Género, Un Problema Social Dentro De La Cultura

Introducción

Abordar uno de los problemas sociales con mayor relevancia en la actualidad. La violencia contra la mujer como problema estructural, histórico y social profundamente arraigado a la cultura, en el cual están inmersos todos los grupos sociales y étnicos, y no está estrechamente relacionado con la clase social o el nivel educativo de las personas. Para delimitar la información se analizara el fenómeno en el caso colombiano.

El escrito nos permite entender el lugar que tuvo el género en las dinámicas del conflicto armado, en especial en la violencia contra la mujer colombiana. Se espera contribuir en la diversidad y el respeto entre mujeres y hombres como uno de los pilares más fundamentales en la construcción de una cultura tolerante, digna y de igualdad.

Para los efectos del trabajo se consolidará la temática mediante tres partes, en las que se describe en primer lugar, el concepto violencia contra la mujer; segundo, la historia del fenómeno en la sociedad y cultura; y por último se plantea sobre cómo y de qué manera este problema ha pasado de ser un asunto privado a una cuestión social.

Contenido

Para entender el tema que desarrollare durante el escrito considero fundamental comprender el concepto de problema social. Según (Ander-egg, 1986) “un problema social es una situación social de desequilibrio, desajuste o falta de armonía o situación amoral, que obliga a una reformulación radical”. Es decir, existe un problema social cuando un grupo relevante de la sociedad percibe y define ciertas condiciones o situaciones “normales” como un problema y pone en marcha diversas estrategias para solucionarlas.

La violencia ejercida contra la mujer, Según la (ONU, Standard Rules on the on Equalisation of Opportunities for Persons with Disabilities’., 1993)“es cualquier acto de violencia basado en el género que produzca, o acabe produciendo daños físicos, psíquicos o sexuales, incluyendo amenazas o privación de la libertad, ya sea que ocurra tanto en el ámbito público como en el privado”. Esta violencia ejercida contra la mujer no es un fenómeno desconocido, lo que si se considera nuevo es su visibilización como problema social que obstaculiza la plena igualdad dentro de una sociedad. Ya que hace tan solo dos décadas la violencia contra la mujer era considerada una cuestión privada, un derecho natural del hombre que se daba a través de la relación de dominación y subordinación, permitiendo así la plena convivencia entre los miembros de una comunidad.

Según la (ONU & Unidas, Poner fin a la violencia contra la mujer: De las palabras los hechos, 2006), El impacto negativo del fenómeno en la población femenina les hizo tomar conciencia que estas condiciones de opresión y dominación “normales” no debían continuar porque obstaculizaban la igualdad y fomentaban aún más la violencia de los varones sobre las mujeres. Además, el reconocer la situación como un problema ante la sociedad les permitió a las mujeres organizarse e identificarse como un movimiento, el movimiento feminista el cual crear acciones y estrategias para visibilizar a la población de que la violencia contra la mujer es multidimensional. Es decir, produce causas, consecuencias y repercusiones tanto en el ámbito público como el privado.

Si bien es cierto que hoy en día vivimos en una sociedad que posee una mentalidad más favorable de la igualdad de género que la que se tenía hace tan solo unos años, y que los roles han cambiado en algunas partes del mundo. En América latina todavía se percibe altos niveles de tolerancia sobre la violencia contra la mujer. Esto, en gran medida, se le atribuye a la organización social patriarcal que durante siglos se ha encargado de fomentar imaginarios sociales que determinan los roles y estereotipos asociados a lo masculino y lo femenino, lo cuales son aprendidos a través de procesos de socialización que varían de una cultura a otra creando así relaciones de poder y desigualdad que permanecen en el tiempo y tiene impactos individuales, comunitarios y colectivos (Melo, 2006). Para delimitar la información se analizara el fenómeno en el caso colombiano.

En Colombia la violencia contra la mujer presenta una estructura histórica y cultural diferente a las demás. En el país fueron dos factores fundamentales los que se encargaron de difundir la desigualdad, primero fue la cultura, esta estructura social se encargó de mantener el cuerpo de la mujer como un territorio que puede ser colonizado por los hombres en todos los escenarios; segundo, el conflicto armado logro que la violencia hacia las mujeres traspasara a todos los sectores del país sin importar las condiciones sociales, étnicas, políticas o económicas de la mujer (Fiscó, 2005).

Desde hace cinco décadas, Colombia a travesó por un conflicto armado interno, el cual comenzó con el surgimiento de grupos armados legales e ilegales que han ejercido control territorial, político y económico en variadas zonas del país. En la década de los 90, el Estado intento controlar el poder de los paramilitares, pero le fue imposible, ya que se habían extendido por todo el territorio. Los grupos insurgentes querían dominar los diferentes sectores (social, político, económico y militar) de Colombia, incluyendo las fronteras vecinas, y para lograr su objetivo tuvieron que establecer alianzas, que dieron como resultado actos violentos en las distintas regiones del país. En un extremo se encontraban las FARC, las cuales secuestraron a líderes políticos, despojaron a las comunidades campesinas de sus recursos y reclutaron a las mujeres de la zona, y por el otro los grupos paramilitares se encargaron de perseguir a los guerrilleros, desaparecer, torturar, golpear o asesinar a las mujeres que tenían lazos con la política o eran campesinas de bajos recursos.

Las dinámicas del conflicto armado reafirmaron que la violencia contra las mujeres eran tácticas de guerra que tenían como finalidad asegurar la dominación masculina para demostrar superioridad frente al enemigo. La cultura machista clasifico a la mujer como un ser inferior, sumiso y subordinado al cual se le debía callar, castigar, desplazar y quitarle su libertad y autonomía mediante el reclutamiento, imponiéndole un compañero sentimental, obligándola a utilizar métodos anticonceptivos, a practicarse abortos clandestinos y ejerce la prostitución como algo “normal” y justificado para ganar la guerra, una guerra que no era de ellas.

En la actualidad la violencia se sigue exteriorizando como una construcción natural en algunas zonas del país. Si bien es cierto que el aumento de este problema se debe a múltiples factores, tales como el desempleo, pobreza, corrupción, microtrafico, bajo acceso a la educación, desplazamiento, dependencia económica y emocional, entre otros. Aún se evidencia la presencia e influencia de los grupos ilegales que siguen usando la violencia sobre la mujer como una mecanismo de guerra para ejercer el control político, social y económico.

Al revisar la situación actual del problema, pude evidenciar que el conflicto armado sigue determinando el proyecto de vida de muchas mujeres que han nacido y vivido en Colombia. Por medio de datos estadísticos se pudo mencionar que la violencia contra la mujer es una realidad que todos conocemos y vivimos en mayor o menor grado. Según (SIVIGILA, 2018) “en 2017 se reportaron 98.999 casos de violencia de género siendo el 77% casos de mujeres, además el tipo de violencia que más se registro fue la física con un 78,2%, sexual 87,7% y psicológica con un 84,0%”. En 2018 (Mosquera, 2019) Defensor del Pueblo dio a conocer a través de su Informe Defensorial: que en el caso de las mujeres “el 64 % declararon ser víctimas de violencia psicológica, 50 % de violencia física, 34 % de violencia económica y 14 % de violencia sexual”. El aumento de casos permite demostrar que la interiorización de estos ideales machistas y patriarcales continúa condicionando el comportamiento social e individual en el escenario colombiano, lo que ocasión relaciones de poder verticales y contextos desfavorables en los cuales la mujer sigue siendo en gran medida vulnerada en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Recomendaciones

Como opinión personal planteo la siguiente propuesta que podría hipotéticamente erradicar el problema de raíz. Para lograr un cambio significativo es fundamental llevar a cabo una acción social, la cual cree estrategias que permitían visibilizar y concientizar, mediante una educación cultural basada en el respeto, empatía, tolerancia, dignidad e igualdad, entre géneros. Las campañas serán dirigidas profesionales del área de la salud y de las ciencias sociales, se contara con el apoyo y acompañamiento de las organizaciones, instituciones, comunidades académicas y estudiantes. Además, se implantarían especialmente a los niño y niñas, adolescentes y adultos jóvenes, a los adultos jóvenes y al adulto mayor, se espera que estas acciones logren modificar los estereotipos establecidos que se le han atribuido a los hombres y a mujeres a lo largo de la historia.

Conclusión

Podemos decir que la violencia contra la mujer es un problema social y de salud pública que tiene su origen en las relaciones sociales basadas en la desigualdad y en una cultura patriarcal, machista y violenta que se han encargado de asignar a lo largo del tiempo diferente roles a hombres y a mujeres. Este tipo de violencia ejercida hacia la mujer, deja consecuencias muy amplias que influyen en todos los aspectos de la vida de las víctima, las más conocidas son: las fracturas, cefaleas crónicas, hemorragias, embarazos no deseados, abortos, disfunción sexual, depresión, ansiedad, miedo y otros trastornos psicológicos, abuso o dependencia de sustancias, acoso y violaciones, el rechazo social, conducta extremadamente dependiente, intentos de suicidio y la muerte. Además, se extiende a las familias, grupos y a la sociedad (Molina, 2019). La violencia contra la mujer en el conflicto armado, y su afectó en las regiones colombianas aún permanecen en las construcciones sociales de la población.

Esta problemática me hizo evidenciar que son las mismas mujeres las que a través de los diferentes colectivos se han organizado para trabajar conjuntamente por la inclusión y protección de los derechos de la mujer en espacios políticos y públicos. Si bien es cierto que las acciones del gobierno y de la sociedad han “mitigado” de alguna otra forma la violencia contra la mujer. Todavía se percibe un alto grado desigualdad laboral, social y cultural para las mujeres.

Desde mi punto de vista es necesario que las investigaciones sobre la violencia de género en Colombia tomen en cuenta la incidencia que tuvieron las diferentes dinámicas del conflicto armado en la violencia contra la mujer colombiana. No es simplemente recolectar datos de algunas zonas del país, sino que debemos ir más a fondo y visibilizar lo que sigue ocurriendo en nuestro contexto, solo así podremos erradicar la concepción de géneros en nuestra sociedad y cultura.

Referencias

  • Ander-egg, E. (1986). Diccionario de Trabajo Social. En E. ander-egg, “Diccionario de Trabajo Social” (pág. 64). Bogotá: Colombia Ltda.
  • BOSCH FIOL, E., & FERRER PÉREZ, V. A. (2000). La violencia de género: De cuestión privada a problem social. Psychosocial Intervention, vol. 9, núm. 1, 3-19.
  • Correa, B. V. (2 de junio de 2019). La violencia de género nunca desapareció de las zonas de conflicto armado. El espectador.
  • Fiscó, S. (2005). Atroces realidades: la violencia sexual contra la mujer en el conflicto armado colombiano. Papel político, 119-159.
  • Melo, M. (2006). violencia de género. En M. A. Melo Moreno, ‘La categoría analítica de Género: una introducción’ En: Escuela de Estudios de Género. De mujeres, hombres y otras ficciones, v1 (págs. 33, 38). Colombia: CES-Tercer Mundo Editores Colombia. Obtenido de Melo Moreno, Marco Alejandro: ‘La categoría analítica de Género: una introducción’ En: Escuela de Estudios de Género. De mujeres, hombres y otras ficcione https://www.minsalud.gov.co/salud/pu
  • Molina, E. (2019). Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia. tempus psicológico, 14-35 . Obtenido de Molina, E (2019). Factores de riesgo y consecuencias de la violencia de género en Colombia, tempus psicológico, 2(1), 14-35 DOI: https://doi.org/10.30554/tempuspsi.1.2.2149.2019
  • Mosquera, C. A. (2019). Informe Defensorial: Violencias Basadas en Género y Discriminación. Bogotá: Defensoría del Pueblo colombia.
  • ONU. (1993). Standard Rules on the on Equalisation of Opportunities for Persons with Disabilities’. General Assembly of the UN.
  • ONU, & Unidas, S. G. (2006). Poner fin a la violencia contra la mujer: De las palabras los hechos. Naciones Unidas.
  • Ramos, D. ( 2014). Violencia de género en Colombia. Mito revista cultural, 1-5.
  • SIVIGILA. (2018). Sala situacional Mujeres. BOGOTA: INS. SIVIGILA 2017.
  • Yugueros García, A. J. (2014). LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: CONCEPTOS Y CAUSAS. BARATARIA. Revista Castellano-Manchega de Ciencias sociales, núm. 18, 147-159.

 

17 August 2021
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