Educación Especial Para Personas Sordas

Como hemos señalado anteriormente existen dos maneras de orientar la educación en personas sordas, y esto crea una polémica entre oralistas y manualistas. Suele ser un tema recurrente en la educación de los sordos.

Existe un cierto grado de consenso en que el niño sordo debe tener acceso a un currículo no restringido y equilibrado durante sus años de escolarización, además de disponer de las mismas oportunidades que el resto de sus compañeros para desarrollarse como miembro pleno de la sociedad en la que vive.

Para la mayoría de personas prefieren el habla como medio de comunicación. El lenguaje hablado, que suele adquirirse con rapidez, es un sistema de enorme complejidad. Este lenguaje oral puede suponer una meta muy difícil de lograr en los niños sordos, y es obvio que sin él les va a resultar muy duro el acceso a la cultura, la socialización y la obtención de resultados educativos. El lenguaje es la clave para la construcción de la alfabetización del sordo y es a través de la lectoescritura como el sordo podrá acceder al conocimiento humano.

Las diferentes opciones comunicativas en la educación de los sordos han supuesto enormes controversias. Los extremos de esta discusión están representados por los oralistas, quienes defienden que al sordo hay que enseñarle el lenguaje oral, y por los manualistas, para quienes la comunidad debe basarse solamente a través de la lengua de signos.

Una de las polémicas más vivas en la actualidad es cuál debe ser la modalidad educativa en la que las personas sordas deben convivir, en un centro de integración frente a un centro de educación especial.

Hasta hace poco los sordos han sido educados en centro de educación especial. Esto comenzó a cambiar con la promulgación de la Ley 94/142 en Estados Unidos por la que se reconocía el derecho a una educación apropiada de los niños ‘anormales’, y el segundo, en Reino Unido, con el informe Warnock, en el que destaca la necesidad de lleva a cabo distintas formas de integración de las personas con capacidad física, social y funcional.

Se han llevado a cabo algunos estudios sobre los beneficios que nos aporta la educación integradora y las conclusiones de estos estudios coinciden en señalar que el rendimiento de los alumnos sordos es mejor en las escuelas integradoras que en los centros de educación especial. Sin embargo los niños sordos en estas escuelas no alcanzan la autoestima necesaria cuando conviven con alumnos oyentes y generalmente se muestran como poco adaptados.

La realidad nos demuestra que en las escuelas no se ofrecen las respuestas adecuadas. Es muy frecuente observar la existencia de barreras de comunicación: los profesores hablan en sus clases, entablan conversaciones, escriben en la pizarra… en las que a los sordos les cuesta mucho participar.

Como consecuencia, un centro de integración para alumnos sordos debe tener unos recursos educativos, materiales y humanos como pueden ser:

  • Un proyecto educativo de centro que incorpore la educación del niño sordo.
  • Colaboración entre los maestros tutores y los especialistas en audición y lenguaje.
  • Participación de un equipo específico de profesores que hagan adaptaciones curriculares y labores de evaluación.
  • Necesidad de que todo el profesorado conozca las características y problemas de los niños sordos.
  • Aulas de logopedia.
  • Aulas con sistemas de amplificación.
  • Presencia de un intérprete.

 

Cada día es mayor la aceptación de considerar a las personas sordas como gente con una lengua y cultura propias, esto ha favorecido la idea de la necesidad de que el niño alcance una identidad como Sordo a través de su relación con otros como los de la Comunidad Sorda o Identidad o cultura Sorda.

Para conseguir una educación inclusiva, es necesario determinar cómo deben ocupar ese espacio las personas sordas. El problema más grande que presentan es un problema de comunicación, y sin poder comunicarse y acceder a la información de las escuelas es imposible acceder a una ‘educación con equidad’. Por lo que debemos pensar en cuál es el ambiente a través del cual los niños podrán aprender mejor.

En dicho entorno debe existir un idioma común para la comunicación. Entonces el problema no es que las personas sordas no tienen audición sino que no existe un idioma común, natural del niño sordo, con el cual se pueda comunicar con sus maestros y compañeros para poder formar parte de un ambiente que promueva la actividad mental para que ésta se desarrolle de forma normal.

El concepto de las personas sordas debe ser entendido en todo el mundo, ya que forman parte de todas las sociedades del mundo, pero debe ser entendido especialmente por educadores y aquellas personas que tienen el poder de decidir cuál es la mejor manera de educar a este sección de población.

Por lo tanto, ambiente en el que se desenvuelve el niño, y los seres humanos de su alrededor son parte fundamental del mundo del niño, y es con estos seres humanos que el niño hace contacto. El proceso de conocer el mundo se lleva a cabo mediante recursos simbólicos, como el uso de un idioma común con otros seres humanos y con los cuales nos relacionamos. Para la mayoría de personas esto es un proceso natural, ya que nacen en una comunidad lingüística que pueden acceder desde su nacimiento. En cambio los niños sordos de padres sordos, con quienes comparten sus características lingüísticas, acceden al mundo a través de la lengua de señas de su comunidad.

17 February 2022
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