Rascacielos de Nueva York Tras La Crisis Financiera De Principios Del Siglo XXI
Introducción
En 1916, a través de la ley urbana Building Zone Resolution, se pusieron los cimientos de lo que hoy en día es Nueva York, una ciudad compacta, superpoblada y vertical. Nueva York, la ciudad de los rascacielos, es considerada la capital del mundo. Tiene un característico Skyline inconfundible, el cual, dado el carácter dinámico de esta ciudad, siempre está cambiando. Este dinamismo es el marco sobre el que vamos a armar este escrito con la finalidad de aproximarnos a cuál será el futuro de la infraestructura de esta ciudad.
Desarrollo
A la conquista del cielo Nueva York tras la crisis financiera de principios del siglo XXI fue superada en la conquista del cielo por otras ciudades como Singapur u Hong Kong. Hoy en día, parece haberse recuperado. Se han iniciado una serie de proyectos que buscan volver a posicionarla como la ciudad de los rascacielos. Estos mega edificios, los cuales muchos de ellos todavía están en construcción, superarán la escalofriante cifra de los 350 metros de altura siendo el más ambicioso el Central Park Tower de 472 metros. Entre las futuras edificaciones encontramos el 111 West 57th Street de 438 metros, el One Vanderbilt de 423 metros, el Two World Trade Center o 2 WTC de 403 metros y el 30 Hudson Yards de 387 metros, ya inaugurado.
Estos bloques de acero y hormigón modificarán el skyline de la ciudad tal como la conocemos hoy en día, aunque, ninguno de ellos hace peligrar el protagonismo del One World Trade Center, con sus 541 metros de altura. Existen otros proyectos, todavía sobre el papel, que tienen como objetivo perpetuar la verticalidad característica de la ciudad. Hudson Yards Un ejemplo de este interés por perpetuar la verticalidad es el proyecto inmobiliario de Hudson Yards en el oeste de la isla de Manhattan. Su objetivo era transformar un espacio abandonado, una zona de estacionamiento de trenes, en un complejo con seis rascacielos, un centro comercial, un colegio y un nuevo espacio cultural. El elemento más destacado del complejo es la escultura The Vessel, diseñada por el arquitecto británico Thomas Heatherwick. Esta escultura de 45 metros de alto está conformada por 2.500 peldaños distribuidos en más de 150 tramos de escaleras. Entre estos tramos se construyeron decenas de miradores desde los que se puede admirar esa zona oeste de la isla.
Otra de las características de este macroproyecto es el esfuerzo que se ha hecho para que sea lo más respetuoso con el medio ambiente posible. Por ello, está diseñado para minimizar las emisiones de gases invernaderos y, para recoger y filtrar decenas de millones de litros de agua de lluvia para su reutilización. The High LineTambién existen proyectos menos ambiciosos que tienen el objetivo de convertir la ciudad en un espacio más amigable para sus ciudadanos. Ejemplo de ello es The Higle Line, un proyecto que transformó una sección elevada de una vía ferroviaria inoperativa en un parque lineal de casi 2,5 km.
De este modo, se convirtió un vestigio del pasado industrial de la ciudad en un espacio verde, un lugar de encuentro. ¿Ciudad vertical y opulenta o ciudad sostenible? Muchas y diversas son las opiniones que se tienen sobre la ciudad de Nueva York. Unas destacan el abandono en el que se encuentran las infraestructuras públicas (calles, puentes y carreteras), lo obsoleto del sistema ferroviario o las dificultades que existen para que las personas con menos recursos tengan acceso a una vivienda en condiciones. Otras, su valor como ciudad cosmopolita, su posición en la vanguardia cultural, su capacidad de atraer nuevos residentes y su generosidad con ellos.
Sin entrar en este debate, sugiero una reflexión sobre la sostenibilidad de este modelo de mega ciudad. Un modelo en donde, las premisas del capitalismo de constante obtención de ganancias generan un consumo desmedido y una falta de gestión eficiente de la energía en las infraestructuras públicas. De este modo, según apunta Chris Kennedy, profesor de ingeniería civil en la Universidad de Toronto, la denominada capital del mundo es también la capital mundial en la generación anual de desechos: 33 millones de toneladas. Tokio, otra mega ciudad que tiene 12 millones de habitantes más que Nueva York, por el contrario, genera 12 millones de toneladas.
Conclusión
El consumo energético de Nueva York también es mucho más elevado que está ciudad nipona, ya que la capital del mundo consume más gasolina, calefacciones y combustibles industriales que Tokio. Esto hace pensar que, quizás, el futuro de las infraestructuras de Nueva York no deberán centrarse, únicamente, en la edificación del cielo de Manhattan con la finalidad de construir pisos de lujo, centros comerciales u oficinas de compañías multinacionales. El futuro requiere un mayor interés en el medio ambiente. El reto está en crear una ciudad más sostenible donde se pueda disfrutar de su maravillosa oferta cultural en un entorno más limpio y, donde el cosmopolitismo se traduzca en más diversidad y en menos diferencia.