Abuso Sexual En Menores: Importancia De La Familia y La Educación Sexual Temprana
El abuso sexual infantil es una clase de crimen o delito que afecta física, psicológica o sexualmente a un menor, en donde el agresor menoscaba voluntariamente su vida en todos los aspectos. Este acto delictivo no involucra completamente contacto físico, ya que la relación que el agresor establezca con el niño se puede dar de múltiples maneras, del mismo modo, se pueden realizar diversos actos negligentes que también se consideran abuso. Según actuales estadísticas, la tasa de abusos sexuales a menores ha incrementado en los últimos años, cuyo número es sobremanera alarmante, han sido registrados más de 16 mil casos en el año 2019 y lo que es aún más grave y aterrador, durante este estado de emergencia se ha registrado que en un mes 56 niñas han sido víctimas de abuso o violación sexual. Es por ello que el papel de la familia es sustancial respecto a los roles afectivos de los padres hacia los hijos, y el apoyo constante durante su desarrollo, ya que estos son figuras representativas en la presentación de ciertos eventos de cada etapa evolutiva, en tal sentido, otro aspecto significativo es la educación sexual temprana cuya importancia radica en la prevención de abuso sexual y promueve la calidad de relaciones tanto en el ámbito escolar como familiar.
En efecto, se sabe que el abuso sexual es de connotación mundial, y se ha presentado a lo largo del tiempo como una problemática de gran escala, con distintas consecuencias no solo a nivel personal, sino también a nivel psíquico, conductual, familiar y social. Durante mucho tiempo se han ido registrado un número enorme de abusos sexuales hacia menores, y las respuestas por parte de muchos medios han sido desfavorables e inauditas, entre estos están los servicios de salud, cuya atención hacia menores víctimas de abuso no ha sido la más acertada.
Así pues, percibiéndose tales actuaciones, el ministerio de salud aprobó el año pasado el kit de emergencia en casos de violencia sexual hacia menores que contiene recursos que contribuye a la atención más pronta de la vida de una víctima de este delito, kit que no debería negársele a nadie y debe estar a disposición en todos los servicios de primer nivel de atención y hospitales.
En paralelo, se considera sustancial el entorno familiar como núcleo que debe favorecer el sano desarrollo de sus miembros, en especial los hijos, empero, en muchas ocasiones hemos visto casos en donde ni este medio puede ser confiable.
El abuso sexual se instala de una manera repetitiva y crónica; y sucede en el marco de una relación en donde prevalece el abuso de poder de un miembro sobre otro. La familia, es el campo favorecedor y donde se registran mayores porcentajes de abusos sexuales. El abusador, ya sea un miembro directo de la familia o allegado, utiliza mecanismos de sometimiento y dominio que conducen a la víctima a una situación de indefensión y acomodación donde la salida se internaliza como imposible.
Esta una cruda realidad que se debería erradicar, la familia debe ser un ámbito en donde los niños se sientan seguros, que sea su campo de protección, no debe significar lo contrario. Es por ello que se deben establecer vínculos sanos en el seno familiar, promoviendo la afectividad, la estructura de los roles en la dinámica familiar y el manejo de la autoridad ya que son factores que influyen considerablemente.
Otro punto a tener en cuenta es que el abuso se puede dar de muchas formas, no supone únicamente el contacto físico, puede incluir también el mostrarse desnudo ante un menor, manoseos, penetración, masturbación frente a un menor, expresiones obscenas, o relaciones sexuales de cualquier tipo.
“Es importante conocer que un acto de abuso sexual se puede identificar bien sea una caricia que no es deseada por la persona, un acto sexual brusco, la negación, la presión por efectuar el acto sexual, la amenaza e incluso tener contacto sexual con una persona que no se encuentra en sus cinco sentidos”.
Evidentemente el abuso sexual hacia menores es un delito que no es consentido de ninguna forma. Por esta razón son muchos los agentes que tienen la responsabilidad de prevención y deben formar parte de esta prevención de este delito con más compromiso y continuidad. La atención de esta problemática, el cuidado o precaución se debe realizar en ámbitos como la familia, en primer lugar, la escuela, y la comunidad.
“La responsabilidad de la educación se comparte entre la familia y la escuela como sistema de influencias que existe en la sociedad, la que se asume de forma coordinada sobre la base del conocimiento de cómo deben orientar a niños(as)”.
Es así que la prevención debe ser un enfoque integral que permita poner en práctica acciones en conjunto. Muchas veces la educación en la familia se ve restringida por los pensamientos negativos de los padres o la presencia de tabúes aún considerables para ellos, teniendo distintas concepciones como que hablar de sexo a tempranas edades conlleva riesgos, del mismo modo que la sexualidad acabará con la infancia de los niños y muchas otras creencias erróneas que han sido normalizadas a lo largo de la historia.
Los padres y madres, son los primeros responsables de la conciencia moral de sus hijos y, por lo tanto, uno de los protagonistas en asumir su adecuada educación sexual. No obstante, algunos estudios afirman que este tipo de educación no se está llevando a cabo de manera apropiada por parte de una proporción de los padres y madres, los cuales evaden la responsabilidad a las escuelas y medios de comunicación como la televisión e internet o incluso se obvia o se niega la sexualidad de los hijos/as, a modo de factor de “protección” por parte de los padres.
Como se ve, en esta opinión es claro que la familia muchas veces evade esta cuestión, cuya obligación se la dejan solamente a la escuela, cuando la responsabilidad primordial radica en la familia. Es en el ámbito familiar donde debe empezar una educación adaptada a la edad del niño, una educación realista que favorezca en gran medida a los menores, ya que cuando esto no sucede lo que hacen los niños son buscar respuestas afuera lo que será más fácil que elabore creencias inexactas.
“La escuela es un pilar fundamental en el proceso de enseñanza – aprendizaje para contribuir en el alumno/a en su desarrollo integral. Esta coeducación implica una construcción social universal donde los alumnos gracias a los procesos educativos de afectividad y sexualidad desarrollen su personalidad”.
Dicho esto, está claro que es adecuada o idónea la educación sexual desde tempranas edades, porque entraña el fomento de fortalezas, de capacidades y habilidades en los niños, provee al niño de mecanismos de defensa y autoprotección, y ayuda a formar fuertes vínculos afectivos entre padres e hijos, en lugar de soslayar o evadir el tema de sexualidad, se deben resolver todas las inquietudes que tengan los hijos ya que hablar de sexo debe significar una forma más de comunicación y expresión. Y para lograr esto en las instituciones educativas se debe incluir la educación sexual como una materia más desde la infancia, con el propósito de promover el autocuidado, que los niños respeten su propio cuerpo, abrirles la mente y fomentar los vínculos familiares, por ende, debemos hacerlo a tiempo, para así, evitar que se llegue a una adolescencia en donde tengan arraigados pensamientos o ideas equívocas sobre el sexo y sexualidad.
CONCLUSIONES
- En relación con las implicaciones, el abuso sexual a menores es una problemática que se da a nivel global, y el foco de atención debe estar en la prevención y en trabajar también en las consecuencias derivadas del abuso sexual en menores, si bien la manifestación es multifactorial, se debe dar prioridad destinada a la víctima. Para esto se debe atender a menores víctimas de abuso haciendo uso del kit de emergencia en caso de violación sexual en los servicios de salud, como forma de prevención, protección y seguridad.
- Así pues, los padres deben ser los pilares para el buen desarrollo de sus hijos en todos los ámbitos, tanto a nivel individual, mental como sociocultural, favoreciendo sus habilidades y capacidades para el adecuado autocuidado, y en conjunto se fortalezcan facultades o destrezas protectoras, ya que muchas veces la familia no resulta ser un campo de certidumbre y fiabilidad. Por lo cual se les atribuye como piedra angular, responsabilidad a los padres por las tasas tan elevadas de abuso sexual en menores.
- De tal manera, la educación sexual debe ser introducida desde tempranas edades, permitiéndoles al niño una mejor exploración de conocimientos sobre sexo y sexualidad, que favorecerá la estructura de su formación.
- En definitiva, la prevención de abusos o violaciones sexuales debe abordarse de forma integral siendo así un trabajo colaborativo, dónde no sea solo la escuela la encargada de abordar esta cuestión, sino también como base debe ser la familia, y por qué no la comunidad.
RECOMENDACIONES
- Se recomienda elaborar programas de sensibilización en donde se aborden las dimensiones descriptivas, psicológica, sociales y legales que involucra el fenómeno del abuso sexual infantil, promoviendo desde una perspectiva global el uso del kit de emergencia en caso de abuso sexual en todos los centros de salud.
- Se aconseja que los padres sean participes de la protección y cuidado de los hijos en todo momento, se debe fomentar la comunicación asertiva como método de prevención eficaz, ya que esto facilitará el desarrollo de una confianza significativa. En caso de padres que sus hijos hayan sido víctimas de abusos es recomendable no emitir juicios de valor, mantener constante comunicación, e iniciar un proceso de psicoterapia, esto es apto para cualquier tipo de abuso. En caso de no existir el apoyo familiar, se puede pedir respaldo a algún otro pariente, profesor o tutor.
- Se propone que, en las escuelas en primer lugar, se añada a la maya curricular la educación sexual desde la infancia, y desde allí, se promuevan las políticas escolares para el abuso sexual. Muchas veces la escuela es una casa más para los alumnos, por tanto, se les debe ayudar a controlar o tratar sus emociones, junto con asesoramientos a los padres y animarlos a interesarse más por estos temas.
- Se insta un trabajo integral y multidisciplinario entre familia, escuela, y comunidad, elaborando programas de prevención y asesoramiento grupal e individual.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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