Adictos A Las Comprar Y Lealtad A La Marca

La baja autoestima es otro factor influyente en la adicción a las compras ya que las personas tienden a proyectar una imagen determinada ante sus amigos o compañeros de trabajo, buscando su aceptación. También una educación carente de limites puede ser influyente, pues esto se refiere a que hay personas que han crecido en un ambiente en el que todos sus deseos se resuelven de manera inmediata, creando un modelo de “si lo quiero; lo tengo” cayendo en adicción.

En el anexo No. 2 se definen seis consecuencias de la adicción a las compras, enumerando como primero; los problemas económicos que evidentemente se darán por el exceso de compras innecesarias, acumulando deudas y artículos que ni siquiera utilizan siendo victimas de sus propias mentiras, pues entre lo posible las personas que están a su alrededor empiezan a preguntar si de lo que visten es nuevo y por miedo a ser juzgados pues dicen que no, que era algo que tenían guardado desde hace mucho tiempo, provocando la tercera consecuencia que he definido como la ansiedad; pueden sufrirlo por el simple hecho de salir con sus amigos a un centro comercial, quizá ir por un helado y al caminar por el pasillo pasar frente a tiendas y no poder entrar a comprar, desatando una falta de control en sus impulsos ante esa provocación.

Otra consecuencia inevitable que se da no importando el tipo de adicción que tengan, es el vacío interior, pues tras la supuesta sensación de satisfacción que perciben, surge un tipo de dolor emocional por la falta de realismo en las sensaciones, desarrollando entonces un sufrimiento generalizado como por ejemplo una falta de concentración en cualquier ámbito de la vida, los pensamientos que éste tiene giran de manera constante alrededor de un mismo tema estimulando cambios frecuentes de ánimo, los cuales son el reflejo de la inestabilidad emocional que esta viviendo, puede estar contento y de un momento a otro pasar a estar triste por recordar que tiene un problema o sentir que algo le falta.

López (2013) define que el miedo al cambio provoca que las personas a veces no cambian de proveedor por comodidad, porque no les apetece o porque no tienen tiempo en mirar más opciones y cambiar, pero esta fidelidad no es duradera. El cliente estará atento a las opciones que tiene a su alrededor para realizar un posible cambio. El cliente sigue comprando como digo por comodidad, pero no por una razón de peso que le haga comprar lo que está comprando (reputación de la marca, producto/servicio de calidad, precio, servicios adicionales, entre otros.).

Siempre se ha dicho que todo en exceso es malo y ser adicto a una marca por miedo al cambio también, pues regularmente creen que el prestigio o el renombre de cierta marca es sinónimo de garantía, pero el peligro ataca cuando las posibilidades financieras no dan de sí para mantener la adicción y dejamos de lado la capacidad mental para reconocer que tenemos un problema con querer demostrar cierto status, por un leve momento de felicidad, y es ahí donde la marca se convierte en exitosa por saber penetrarse en la mente del consumidor, maximizando una comunidad llena de necesidades vanas.

Tal y como lo menciona Botello En la guerra, en el amor y en la publicidad todo se vale, por eso las marcas crean productos con el fin de conectar con la mente de sus consumidores. Así se logra una comunidad que coincide en la necesidad de adquirir esos productos. Por eso la publicidad es tan importante para las marcas, quienes invierten tanto en sus spots y sus estrategias, pues de ello depende la percepción que la gente tiene de sus productos, lo que les da o no reputación, así como la buena o mala relación con sus clientes.

Existen distintos niveles de lealtad hacia una marca, los cuales están puntualizados en el anexo No. 3 en el nivel más bajo se encuentra el comprador que es indiferente a cualquier marca, no pierde su tiempo en buscar algún status, sino que le sea útil y cumpla con su función de satisfacción, aunque el precio puede influir en su decisión final de compra.

El siguiente nivel encierra a los compradores que están satisfechos con la marca, es un segmento vulnerable ya que si la competencia crea un beneficio visible el consumidor puede hacer el cambio sin pensarlo. El tercer nivel Reyes Montoya define que “consiste a aquellos que se encuentran satisfechos y además poseen switching costs de tiempo y dinero). Para atraer a estos consumidores, es necesario que el beneficio del cambio exceda los switching costs que son todos aquellos gastos de tener que cambiar de proveedor o de producto o servicio, el que sea.”

En el cuarto nivel se definen a aquellos consumidores que realmente les gusta la marca, es donde inician los sentimientos hacia la marca, es decir que existe un nexo emocional y de sentimientos. El quinto nivel representa a los consumidores comprometidos. Para estos, la marca es muy significativa, a un nivel funcional o como una forma de expresión de quienes son. Tienen tanta confianza hacia la marca que inician la publicidad a la que le llamamos de boca en boca en cuanto a recomendaciones hacia otras personas. La importancia de este grupo de consumidores, no es tanto el volumen de ventas que representan, sino el impacto que producen en el mercado, mediante sus recomendaciones y acciones.

De acuerdo con Reyes Montoya la lealtad a la marca no puede ser construida si el consumidor no tuvo contacto con el producto. Es posible que un consumidor reconozca, tenga una percepción de la calidad, y conozca las asociaciones a una marca sin haber tenido contacto con ella. La lealtad a la marca es probablemente el corazón del valor de la marca. En efecto, si el consumidor reconoce a la marca y sus asociaciones, pero compra en función del precio (o atributos del producto), y no de la marca, la lealtad a la marca no existe. 

Luego tenemos la sensación de alivio, dejamos de sentir desesperación por irnos de compras, estamos satisfechos con el artículo, hasta que analizamos y caemos a la situación en que no era una necesidad, entonces seguido del alivio viene una sensación de decepción o desilusión con uno mismo. Villalba define que “Generalmente el comprador compulsivo compra solo, sin la compañía de otra persona, debido a que se suelen sentir avergonzados. En su mayoría, los afectados reconocen que tienen un problema.”

Un factor crítico en la adicción a las compras es el aumento en la autoestima que sienten los compradores al interactuar con empleados de las tiendas ‘Descubrimos que los adictos a las compras sienten verdadero placer al interactuar con el personal de las tiendas. Sus egos frágiles reciben un gran impulso gracias a los empleados, quienes los adulan, les sonríen y los tratan como si fueran personajes de la realeza’, dice Astrid Müller. Deutsche

Todo en la vida tiene una raíz, una razón de ser, la adicción a las compras no se queda atrás, en mi opinión, hay demasiadas causas por la cual las personas caen en ella, como primer punto considero que es la obsesión por aparentar, últimamente nos dejamos valorizar por likes en las redes sociales, queremos ser aceptados por la sociedad, corriendo el riesgo de perder nuestra esencia e identidad personal, porque empezamos a adquirir productos a diestra y siniestra para potenciar nuestra presencia.

En segundo punto coloco la carencia afectiva; nos han vendido la imagen de que si nos vamos de compras seremos felices, y en efecto así es, nos distraemos de nuestra realidad, levantamos el animo por un momento o por lo menos mientras estamos en el centro comercial, pero al regresar a casa vuelve a caer el peso sobre nuestros hombros, haciéndonos recordar que minutos antes estábamos bien y pues recurrimos a irnos de compras de nuevo.

La baja autoestima es otro factor influyente en la adicción a las compras ya que las personas tienden a proyectar una imagen determinada ante sus amigos o compañeros de trabajo, buscando su aceptación. También una educación carente de limites puede ser influyente, pues esto se refiere a que hay personas que han crecido en un ambiente en el que todos sus deseos se resuelven de manera inmediata, creando un modelo de “si lo quiero; lo tengo” cayendo en adicción.

En el anexo No. 2 se definen seis consecuencias de la adicción a las compras, enumerando como primero; los problemas económicos que evidentemente se darán por el exceso de compras innecesarias, acumulando deudas y artículos que ni siquiera utilizan siendo victimas de sus propias mentiras, pues entre lo posible las personas que están a su alrededor empiezan a preguntar si de lo que visten es nuevo y por miedo a ser juzgados pues dicen que no, que era algo que tenían guardado desde hace mucho tiempo, provocando la tercera consecuencia que he definido como la ansiedad; pueden sufrirlo por el simple hecho de salir con sus amigos a un centro comercial, quizá ir por un helado y al caminar por el pasillo pasar frente a tiendas y no poder entrar a comprar, desatando una falta de control en sus impulsos ante esa provocación.

Otra consecuencia inevitable que se da no importando el tipo de adicción que tengan, es el vacío interior, pues tras la supuesta sensación de satisfacción que perciben, surge un tipo de dolor emocional por la falta de realismo en las sensaciones, desarrollando entonces un sufrimiento generalizado como por ejemplo una falta de concentración en cualquier ámbito de la vida, los pensamientos que éste tiene giran de manera constante alrededor de un mismo tema estimulando cambios frecuentes de ánimo, los cuales son el reflejo de la inestabilidad emocional que esta viviendo, puede estar contento y de un momento a otro pasar a estar triste por recordar que tiene un problema o sentir que algo le falta.

López define que el miedo al cambio provoca que las personas a veces no cambian de proveedor por comodidad, porque no les apetece o porque no tienen tiempo en mirar más opciones y cambiar, pero esta fidelidad no es duradera. El cliente estará atento a las opciones que tiene a su alrededor para realizar un posible cambio. El cliente sigue comprando como digo por comodidad, pero no por una razón de peso que le haga comprar lo que está comprando (reputación de la marca, producto/servicio de calidad, precio, servicios adicionales, entre otros.).

Siempre se ha dicho que todo en exceso es malo y ser adicto a una marca por miedo al cambio también, pues regularmente creen que el prestigio o el renombre de cierta marca es sinónimo de garantía, pero el peligro ataca cuando las posibilidades financieras no dan de sí para mantener la adicción y dejamos de lado la capacidad mental para reconocer que tenemos un problema con querer demostrar cierto status, por un leve momento de felicidad, y es ahí donde la marca se convierte en exitosa por saber penetrarse en la mente del consumidor, maximizando una comunidad llena de necesidades vanas.

Tal y como lo menciona Botello En la guerra, en el amor y en la publicidad todo se vale, por eso las marcas crean productos con el fin de conectar con la mente de sus consumidores. Así se logra una comunidad que coincide en la necesidad de adquirir esos productos. Por eso la publicidad es tan importante para las marcas, quienes invierten tanto en sus spots y sus estrategias, pues de ello depende la percepción que la gente tiene de sus productos, lo que les da o no reputación, así como la buena o mala relación con sus clientes.

Existen distintos niveles de lealtad hacia una marca, los cuales están puntualizados en el anexo No. 3 en el nivel más bajo se encuentra el comprador que es indiferente a cualquier marca, no pierde su tiempo en buscar algún status, sino que le sea útil y cumpla con su función de satisfacción, aunque el precio puede influir en su decisión final de compra.

El siguiente nivel encierra a los compradores que están satisfechos con la marca, es un segmento vulnerable ya que si la competencia crea un beneficio visible el consumidor puede hacer el cambio sin pensarlo. El tercer nivel Reyes Montoya define que “consiste a aquellos que se encuentran satisfechos y además poseen switching costs de tiempo y dinero). Para atraer a estos consumidores, es necesario que el beneficio del cambio exceda los switching costs que son todos aquellos gastos de tener que cambiar de proveedor o de producto o servicio, el que sea.”

En el cuarto nivel se definen a aquellos consumidores que realmente les gusta la marca, es donde inician los sentimientos hacia la marca, es decir que existe un nexo emocional y de sentimientos. El quinto nivel representa a los consumidores comprometidos. Para estos, la marca es muy significativa, a un nivel funcional o como una forma de expresión de quienes son. Tienen tanta confianza hacia la marca que inician la publicidad a la que le llamamos de boca en boca en cuanto a recomendaciones hacia otras personas. La importancia de este grupo de consumidores, no es tanto el volumen de ventas que representan, sino el impacto que producen en el mercado, mediante sus recomendaciones y acciones.

De acuerdo con Reyes Montoya la lealtad a la marca no puede ser construida si el consumidor no tuvo contacto con el producto. Es posible que un consumidor reconozca, tenga una percepción de la calidad, y conozca las asociaciones a una marca sin haber tenido contacto con ella. La lealtad a la marca es probablemente el corazón del valor de la marca. En efecto, si el consumidor reconoce a la marca y sus asociaciones, pero compra en función del precio (o atributos del producto), y no de la marca, la lealtad a la marca no existe.

Cuando intentamos comprender a un consumidor lo principal es determinar el modelo de estímulo, en otras palabras, el nivel de estímulo que recibirá por parte de una marca. Existen varios componentes que se convierten en una parte de la decisión de compra las cosas no se dan porque si, en muchos casos no tan a menudo el comprador es el consumidor o beneficiario.

En cuanto a la estimulación mercadológica, sin tanta ciencia sabemos que la primera vía de entrada es la vista, y es allí donde ganan la partida a los compradores para conquistarlos penetrando a la conciencia del comprador, influyendo en su comportamiento y determinan cuáles pueden ser las características del comprador pueden conducir a la toma de decisiones de compra y generar un nivel de atracción por cada compra y así posteriormente se convierta en una adicción. El trabajo directo del mercadólogo es persuadir, comprendiendo que es lo que desea el comprador dando del estímulo externo y las decisiones de compra del mismo.

En una de las estrategias del marketing para compradores compulsivos, directamente es que, por ejemplo, en un super mercado las empresas colocan producto en las cajas, mientras que el cliente que hace cola en la tienda para pagar su compra consciente en que ha comprado todo lo que necesita y que tiene todo para ir directo a casa, por la impaciencia de la fila empieza a ver los productos alrededor y sin necesitarlo toma una revista, y unos chocolates.

Prácticamente fue persuadido por una empresa que coloco esos productos allí con el objetivo que alguien los compre en el último suspiro de su pago. No tiene nada que ver con algo que necesitaba, mucho menos algo que pueda servirle es simple y sencillamente comprar por impulso. Se tiene que saber que todos esos productos están allí con ese objetivo, no específicamente porque sean productos que las personas olviden comprar o porque ya no hay espacio en la tienda y se colocan allí.

Es literalmente una decisión de última hora que el comprador toma sin pensar y la empresa ha logrado potenciar en los puntos de venta. Gran parte de las compras en un super mercado o en un centro comercial, no han sido meditadas previamente, sino que en son tomadas en ese punto.

Este tipo de decisiones espontaneas probablemente sean el fruto de que el plan de marketing de la empresa esté funcionando muy bien, es decir están logrando estimular de una manera eficiente al comprador, para que compre los productos sin importar el precio en muchos casos.

Actualmente a los profesionales de marketing que están empapados del tema, no pueden y no dejan escapar ninguna oportunidad de negocio, están en constante actualización e implementan una estrategia tras otra en su plan de marketing. Los compradores compulsivos no son nada más que personas con dinero en un mercado, dispuestas a gastarlo con la empresa que ejecute de una mejor forma sus estrategias

Conclusiones

Puedo llegar a la conclusión de que cada persona es responsable de sus actos, las compras o cualquier otra situación que tengan como adicción puede que no sean favorables para sus vidas en sí, pero hablando en términos de marketing las marcas o empresas aprovechan estas situaciones de la vida para cumplir sus objetivos, se pueden observar tantos ejemplos en el que las personas no tienen la capacidad para salir de esa situación, pero muchas veces es cuestión de voluntad propia.

Para que exista una adicción, definitivamente es bajo influencia de alguien pues es quien el que prende esa chispa para provocar en la persona comprar y comprar, es como las apuestas, alguien la induce para poder empezar, en resumidas cuentas, el comprador no es nada más que la persona que posee el dinero para poder llevar a cabo la acción. Por esa razón la decisión final como tal, la tiene el comprador.

De acuerdo con De Vicente La publicidad o mensajes que recibimos continuamente, por sí solos, son inofensivos. Pero su objetivo no deja de ser vender y eso puede crear ciertos problemas en algunas personas. Hace tiempo que la publicidad dejó de vender productos o servicios, para pasar a vender principios. Donde antes se vendía un turrón ahora se venden los valores familiares y la unidad de la familia.

22 October 2021
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