Aedes, Transmisor Polipatogénico Y Las Enfermedades
Extensas regiones del mundo, incluido el Continente Americano, se encuentran frente a una problemática sanitaria de envergadura por una lucha desigual entre los mosquitos vectores de patologías infecciosas de trascendencia comunitaria y las medidas que adopta el hombre para controlarlos y eventualmente erradicarlos.
Nos referimos a la acción desplegada por Aedes aegypti, que porta los virus etiopatogénicos de enfermedades como Dengue, Fiebre Zika, Fiebre Chikungunya, y fiebre amarilla, entre otras patologías.
El Aedes aegypti y eventualmente el Aedes albopictus, es un culícido miembro del subgénero Stegomyia dentro del género Aedes. Puede reconocerse por sus distintivas marcas blancas en torso y patas; a excepción de lo señalado, sus diferencias morfológicas con otros mosquitos son ligeras. Originario de África, en América, se presenta desde el sur de EE.UU. hasta Argentina. Comparte hábitat con Aedes albopictus, que lo está desplazando en determinadas zonas. La actividad del Aedes aegypti disminuye con una temperatura menor a los 17°C, y por debajo de los 12°C dicha actividad desaparece. Según la OMS, se estima que esta especie de mosquito causa 50 millones de infecciones y 25 000 muertes por año.
Aunque el Aedes aegypti puede alimentarse en cualquier momento, suele picar con más frecuencia al amanecer y al atardecer. Los sitios donde mejor puede reproducirse son aquellos donde existe agua estancada preferentemente limpia: recipientes descubiertos y abandonados, agua de sumideros vegetales o en patios, etc.
Diversos son los factores facilitadores para la multiplicación y la dispersión del Aedes en forma espacial. Hemos señalado muy someramente el ambiente propicio, Pero existen otros elementos a tener en cuenta, particularmente el cambio climático y el calentamiento global facilitador para que el clima se tropicalice, aún en lugares históricamente de clima templado o frio, facilitando la multiplicación de los vectores. Y ello ocurre sin otra necesidad para las hembras ovipositoras que pican al hombre para tomar sangre y de tal manera proveer proteínas a su descendencia. Los huevos depositados en lugares adecuados para su desarrollo hasta la etapa adulta necesitarán temperatura adecuada –que la poseen- y la “tranquilidad” suficiente para cumplir con su ciclo evolutivo. La hembra adulta estará en condiciones de renovar el plantel de Aedes para proseguir con su invasión espacial. La infestación alcanzada podrá transmitirla a su descendencia vectorial, lo que aumenta notablemente la problemática sanitaria.
El ciclo de vida Aedes aegypti dura en total entre 7 y 8 días. Su vida como adulto es de hasta dos meses. Si en su relativamente corto trayecto de vuelo -200 m- el Aedes encuentra a un hombre con virus circulante -viremia-, al picarlo e incorporar el virus a su organismo se transforma en un “agente”. De esta manera, no obstante lo corto del vuelo del mosquito, se va desplazando en todas direcciones y estableciendo nuevos focos en forma sucesiva, ayudado por el desplazamiento humano, que no tiene límites, determinando nuevos brotes epidémicos o una epidemia por su magnitud.
Esta especie constituye el eslabón principal de la cadena de transmisión. Otro lo constituye el hombre, por cuanto la hembra del Aedes necesita para su reproducción de la sangre que obtiene a través de la picadura al ser humano. Si el hombre se encuentra en fase virémica, el Aedes una vez que lo picó, se convertirá en el agente transmisor de cualquiera de las patologías consignadas. No hay transmisión interhumana, salvo casos sospechosos en la Fiebre por virus Zika que se están investigando: la transmisión de la madre al hijo y su relación con casos de microcefalia, la neurológica con Síndrome de Guillain Barré, la sexual por haberse aislado virus en semen de hombre, además de hallazgos en sangre, saliva y orina de seres humanos.
La polución de mosquitos Aedes, la circulación viral –incrementada por los traslados de viajeros- y las condiciones socio-ambientales deficientes, tornan problemática la prevención y el eventual control de estas patologías. Se encuentra actualmente en más de 100 países, transmitiendo diariamente el dengue entre millones de personas y al mismo tiempo mantiene en riesgo constante de contraerlo a más de 200 millones de seres humanos en todo el mundo.
La falencia estratégica en la prevención y lucha se basa en varios condicionantes. Si bien algunos de ellos, como el cambio climático global que es de carácter antropogénico, son de difícil pero no imposible control, otros debieran preverse con ayuda de un sistema de información geográfica. Amén de ello, la carencia de una educación sanitaria permanente de las comunidades desde la infancia, creando hábitos de higiene personal y ambiental del entorno habitacional, teniendo en cuenta que se trata de un mosquito domiciliario y peridomiciliario.
Otro factor de superlativa prioridad es el reforzamiento de las unidades asistenciales periféricas o en lugares de tránsito fronterizo y, ulteriormente hospitalarias, para la rápida detección de síntomas clínicos por más solapados que los mismos fueran.
En resumen, prevenir y luchar contra el Dengue, la Fiebre Chikungunya, la Fiebre Zika, fiebre amarilla y otras, demanda una acción conjunta y sostenida en el tiempo de toda la comunidad. Una vez que una patología de este tipo penetra en una región tardará muchos años en ser erradicada. No se trata de una lucha angustiante y transitoria. Se trata de una lucha adecuadamente programada y sostenida por años para tener resultados eficaces. Caso contrario, incluso contando hoy en día con nuevas vacunas, los resultados serán penosos.