Alfred Hitchcock: Filme Rebecca (1940)

 

Este filme que vamos a analizar, producido en 1940 por el director británico Alfred Hitchcock, puede encuadrarse dentro del llamado “cine de mujeres”, es decir, películas basadas en el punto de vista subjetivo de la protagonista y dirigidas a un público femenino. A pesar de ser menospreciado por la crítica ya que fue visto como una obra menor dentro de su filmografía este está considerado la primera película del “cine gótico”, género que surgió en Hollywood en la década de los 40 y que está caracterizado por la presencia de elementos iconográficos y motivos visuales-narrativos como: tormentas y mares embravecidos, niebla, incendios, apariciones fantasmales, el retrato de una mujer del pasado, los sirvientes siniestros o la habitación prohibida. Esta película que llevó al director a la nominación de un Oscar corresponde a un ejemplo del modelo clásico hollywoodiense en el que de manera aparente las marcas de enunciación son borradas.

En cuanto a su argumento, está película trata como el aristócrata inglés Maxim de Winter, al poco tiempo de perder a su esposa, conoce en Montecarlo a una joven humilde, que trabaja como dama de compañía de una arrogante señora norteamericana. Estos dos se enamoran y se casan y se van a vivir a Manderley, una mansión en Cornwall que se trata de la residencia habitual de Maxim. Nada más llegar la joven se da cuenta que la presencia de la anterior esposa de de Winter, quien falleció en un terrible accidente, sigue presente en la gran mansión y todavía tiene un extraño control sobre todos.

Hitchcock se trata de un autor que, a pesar de encontrarse con el paradigma del cine clásico, presenta diferentes gestos que contribuyen a que las nuevas formas de escritura que se desarrollaron en 1915 y que posteriormente siguieron con la ayuda del sonoro, se inscriban dentro del modo de representación institucional. Por lo tanto, mediante el análisis de este filme vamos a afirmar que “Rebecca” es otra de las muchas producciones que ayudaron al famoso director a hacer de su cine todo un éxito.

Para empezar, podemos ver que ya en los títulos de crédito se hace patente la diferente sucesión de planos, la cual nos muestra un camino, que hace referencia al camino que la protagonista realizó en el pasado y que repetirá en el transcurso de ese sueño que sirve de preludio del flashback posterior. Este se trata del mismo camino que en el final de la película realiza de Winter para intentar salvar la casa de las llamas.

Nada más empezar la película podemos observar como este es todo lo contrario a lo que nos encontrábamos con John Ford ya que en todas sus películas podemos ver un gran movimiento de cámaras. Así pues, en el prólogo vemos como suena una voz en off: “Anoche soñé que volvía a Manderley…” que marca su inicio junto a un travelling hacia delante en el que la narradora consigue atravesar la verja de manera inverosímil. Con respecto a esta característica nos encontramos con una gran cantidad de ejemplos: este filme se inicia con un plano del mar, que poco a poco mediante un travelling hacia arriba nos muestra todo el acantilado y a Max de Winter. Este se combina con una serie de planos más próximos como en el que vemos los zapatos de Maxim y de fondo, todavía presente, el acantilado, donde se encuentran los restos de Rebeca.

En la escena del primer encuentro de la pareja también vemos como en primer lugar se nos muestra una vista general de Montecarlo y como poco a poco se pasa de un plano de la entrada del hotel hasta el plano del hall donde se encuentran las dos mujeres. Podemos observar un contraplano de Maxim en el que se podría identificar la mirada de cualquiera de las dos jóvenes hacia él. Estas características serán invertidas por Hitchcock en el siguiente encuentro de la pareja donde en vez de acercarnos primeramente al espacio donde transcurre la acción con un plano general, realiza un plano detalle de la carta que claramente nos sitúa dentro del restaurante.

Otro curioso detalle que caracteriza al director por lo que se refiere a los personajes y que podemos ver en toda la película es que los dos personajes femeninos carecen de identidad, ya que en primer lugar podemos apreciar como la joven, interpretada en este caso por Joan de Fontaine se muestra durante todo el filme sin nombre. Y por otra parte, observamos como la enigmática Rebeca no es presentada en ningún momento, rompiendo de esta manera con el canon del protagonista en esta época. Además, podemos ver la predilección de este con un tipo de personaje: el falso culpable, quien experimenta dilemas morales que son mostrados a través de lo visual, haciendo que tengan una interpretación muy contenida. Este en el filme se asocia claramente con la joven Mrs. De Winter, quien siente que no puede hacer frente a todas las responsabilidades tal y como lo hacía Rebeca. Como consecuencia, esto lleva a este personaje a intentar seguir las directrices de un modelo de mujer patriarcal, intentando actuar como buena esposa para conseguir adaptarse a su nueva vida.

En cuanto al suspense, Hitchcock pone en tensión al espectador de diversas formas consiguiendo atraer su atención y mantener su emoción, ya que lo sitúa en la misma situación, conociendo que va a suceder y llevándolo a una angustia extrema. Podemos observar esta característica en diferentes escenas: el momento en el que la relación de ambos se ve interrumpida por un viaje inesperado de la joven quien no puede llegar a despedirse de él. Aquí se utilizan recursos como: un plano detalle de su rostro, el cual muestra angustia; el plano detalle del reloj, que refuerza la ansiedad que estos momentos crean en el espectador; y la espera de la señora Van Hopper, ya que en ese instante, la acción sigue desarrollándose y los dos personajes siguen sin encontrarse. Del mismo modo, podemos ver que dicha tensión está presente en personajes como la señora Danvers, quien con su largo y oscuro vestido, sus expresiones, y sus apariciones de manera repentina, la hacen presentarse como un ente misterioso durante todo el filme.

Es en el momento en el que la pareja llega a la mansión en el que podemos apreciar todo el universo enunciativo que caracteriza al gran Hitchcock. La puesta en escena: el gran vestíbulo, las grandes puertas y chimeneas, resaltan la pequeñez, el nerviosismo y la ignorancia de la joven ante la vida en este nuevo lugar y a su vez consiguen cumplir la función de trasladarla de una escena a otra. Esta delimitación de espacio y tiempo se consigue mediante fundidos encadenados que suavizan el cambio de un lugar a otro, estableciendo una cadena de causa y efecto que se ve reflejada en diferentes momentos; un claro ejemplo de esta es la secuencia de los disfraces que se inicia con los primeros bocetos de la joven y finaliza con la expulsión de esta de la sala. Todo esto permite a la película poseer una continuidad.

No obstante, esta continuidad se ve drásticamente opuesta a la fragmentación con la que el discurso es presentado, ya que es en el prólogo, donde a través de la voz en off de la joven se nos rememora a un sueño con el que se consigue situarnos en el pasado. Esto nos permite una vez iniciado el filme darnos cuenta de que la película juega con diferentes momentos temporales: el presente desde el que habla la protagonista mediante la voz en off; el pasado al que pertenece Rebeca y el tiempo que dura el sueño marcado durante toda la película por el flashback. Así pues, como consecuencia de todo lo analizado en cuanto al montaje, se hace patente, tal y como lo consideraba Requena, la inmersión de Hitchcock dentro del manierismo, es decir, de un modo de representación figurativo en el que la realidad no es mostrada tal y como es.

El uso de diversos objetos como gesto enunciativo es algo que también encontramos reflejado en diferentes escenas dentro de la gran mansión. Podemos destacar el uso de la letra R en distintas ocasiones para remarcar la presencia de Rebeca en la casa y conseguir atemorizar a Mrs. De Winter, así como el uso dramático que se le da a las flores blancas en varias escenas: las dos veces que el marido regala flores a la joven, primero después del encuentro en Montecarlo y posteriormente después de la boda; en el vestido que decide llevar la joven y en las flores situadas en diferentes lugares de la casa que, con esmero son cuidadas por la señora Danvers. Todo esto nos lleva a entender que la excesiva presencia de las flores está asociada a Rebeca y por lo tanto al pasado, fijando un recuerdo y mostrando una continuidad con él mismo.

A nivel de contenido, a Alfred Hitchcock se le atribuye el concepto de MacGuffin. Este a nivel narrativo se trata de un pretexto para desarrollar la trama que al final no es importante para él, pero si para los personajes. En esta película podemos apreciar que el concepto se asocia con la muerte de Rebeca, ya que esta a pesar de ser nombrada muchas veces en el filme no supone ningún hecho relevante, de modo que podría ser sustituida por otro suceso y la película se vería inalterada.

Un rasgo propio de las películas de Hitchcock son sus cameos, estos se desarrollaban durante los primeros quince minutos de película, con el objetivo de que la audiencia permaneciera siempre pendiente de la trama y no se separara de la misma. Estos consiguieron hacerse tan populares en el mundo del cine que pasaron a ser un hecho característico de la emergencia visual del director, así pues en este filme podemos observar su aparición al final de la película pasando por detrás de Favell (G. Sanders) y del policía.

En conclusión, a partir de lo analizado podemos afirmar que Alfred Hitchcock se trata de un director que consigue romper con los cánones establecidos en la época, inscribiéndose de esta manera dentro del modo de representación institucional. Para finalizar podemos citar en este momento una frase que se incluye en el libro de François Truffaut y que describe al directo británico a la perfección:

“No me siento jamás a gusto dentro de lo corriente, de lo cotidiano”.

Bibliografía:

  1. Truffaut, F. (2010). El cine según Hitchcock. España: Alianza Editorial.
  2. Parrondo, Eva. (2007). ‘La mujer’ en el cine gótico: Rebeca (Rebecca, Alfred Hitchcock, 1940). Recuperado de: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/3934/27408_25.5.pdf?sequence=1
  3. Arocena Badillos, María Carmen y Larrauri Gárate, Iñigo. (2019). Rebeca. (Rebecca). Alfred Hitchcock (1940). Valencia: NAULlibres.

 

22 Jun 2021
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