Análisis Existencial Y Filosófico De La Vida

Introducción.

Lo importante, pues, de esa nueva tierra que se va creando mientras hablamos, precisamente porque no se sabe, y que sólo existe en la medida que no se vuelque sobre una interioridad (reconstituyendo la armonía preestablecida, o ligando el deseo a la carencia), es que se mantenga siempre indefinida. Es decir, que justamente porque no necesita realizarse es que puede pasar algo inesperado, o que puede uno dejar hablar al sin fin de posibilidades que se muestran en el acto mismo. 

La famosa referencia de Heraclito al tiempo como un niño que juega es, en este sentido, sumamente reveladora acerca de la invocación de Nietzsche de la inocencia, la afirmación de la vida, el instinto de juego, el azar, la tirada de dados. El niño es el que entiende mejor que los hombres, ya formados, la razón que por debajo de las cosas habla. Dijimos, siguiendo a Deleuze, que la carencia principal del pensamiento normativo-representativo es que no hace rizoma con una realidad que está forjada síntesis disyuntas, por problemas, en movimiento: lo que el pensamiento le devuelve a la Realidad no es una solución sino siempre un interrogante nuevo para un problema. 

Entonces, no se trata sólo de darse cuenta de que su verdadera potencia le viene al pensamiento de lo que no sabe, de tomar caminos desconocidos, sino que además hace falta lo que Heraclito llama un determinado olfato97 hacia la realidad evaporada. Esta evaporación puede leerse como el cambio de estado al que necesariamente ha de conducir la dinámica propia de la Realidad, y ese olfato como una cierta mirada o percepción caracterizada por la vaguedad y la indefinición. 

Desarrollo.

Una cierta confianza con sospecha, ha de añadirse, en que nunca estamos del todo definidos, para tratar de aprender de esa parte de nosotros que, Lo importante, pues, de esa nueva tierra que se va creando mientras hablamos, precisamente porque no se sabe, y que sólo existe en la medida que no se vuelque sobre una interioridad (reconstituyendo la armonía preestablecida, o ligando el deseo a la carencia), es que se mantenga siempre indefinida96.

 Es decir, que justamente porque no necesita realizarse es que puede pasar algo inesperado, o que puede uno dejar hablar al sin fin de posibilidades que se muestran en el acto mismo. La famosa referencia de Heraclito al tiempo como un niño que juega es, en este sentido, sumamente reveladora acerca de la invocación de Nietzsche de la inocencia, la afirmación de la vida, el instinto de juego, el azar, la tirada de dados. El niño es el que entiende mejor que los hombres, ya formados, la razón que por debajo de las cosas habla. 

Dijimos, siguiendo a Deleuze, que la carencia principal del pensamiento normativo-representativo es que no hace rizoma con una realidad que está forjada síntesis disyuntas, por problemas, en movimiento: lo que el pensamiento le devuelve a la Realidad no es una solución sino siempre un interrogante nuevo para un problema. Entonces, no se trata sólo de darse cuenta de que su verdadera potencia le viene al pensamiento de lo que no sabe, de tomar caminos desconocidos, sino que además hace falta lo que Heraclito llama un determinado olfato, hacia la realidad evaporada. 

Esta evaporación puede leerse como el cambio de estado al que necesariamente ha de conducir la dinámica propia de la Realidad, y ese olfato como una cierta mirada o percepción caracterizada por la vaguedad y la indefinición. Una cierta confianza con sospecha, ha de añadirse, en que nunca estamos del todo definidos, para tratar de aprender de esa parte de nosotros que, nuestro recorrido por una noción de la filosofía que, en oposición a la Filosofía mayúscula, emerge de su torsión con la realidad.  Y lo hace desde diversos géneros o disciplinas, al contrario de la tendencia a la especialización y a la clausura.

Esta otra filosofía, sin entrar en comparaciones, puede decirse que se mueve en un espacio de acción similar al de la política del pueblo de la que habla el zamorano. Lo que hemos intentado en este trabajo, mejor o peor pero sobre todo con humildad, ha sido rescatar la obra de García Calvo de un aislamiento en el panorama filosófico que creemos habla por sí solo, o al menos dice muy poco a favor de nuestra disciplina. Así, en relación con la Filosofía mayúscula, no nos importa tanto su presencia en el Sistema de pensamiento, sino la violencia que se pueda ejercer sobre lo desolador de tal panorama. 

El empuje, digamos, que se le pueda dar a la tradición del pensamiento español, en éste su sentido más amplio, no sólo con la topografía del paisaje postestructuralista en nuestra lengua, sino haciéndolo con la ayuda de un pensador que puede contarse entre los más grandes genios de nuestra época2. Aunque no estamos en posición, entonces, de hablar de lo que se nos escapa, hemos ido adquiriendo sin embargo un instrumental muy valioso con el que nos podemos aventurar a desarrollar lo que hemos querido llamar su terapia crítica de la sociedad. 

Nuestro itinerario nos ha demandado centrarnos, inspirados en Nietzsche y en el propio director de esta tesis doctoral, en el concepto de ficcionalización. Vimos que alude principalmente a la cuestión de la Moral, de la Ley interna al Orden, de la Verdad establecida desde Arriba; y la distinguimos de la ficción en el sentido de que no trata meramente la problemática de la necesidad de la ilusión, sino la de su imposición de forma unívoca y su progreso siempre en defensa contra la amenaza de la verdadera infinitud. 

Ya en Nietzsche o en Unamuno esta Fe sumisa supone una desvalorización del mundo o una falsificación del mundo de la vida por la inversión y sustitución de las cosas reales por ideas, de un lado, y por la expansión de la imbecilidad y del pensamiento devaluado a la apropiación de las cosas, de otro lado. Pero la característica más importante de la ficcionalización, entendida en relación con el modo de vida del capitalismo, es que la tendencia a acabar viviendo de lo representativo va acompañada de un falso estímulo, que llamaremos dinerario. 

La obligación que se le impone a las cosas y a las personas de realizarse va a ser crucial para entender el vínculo de la ficcionalización con la locura o la patología. Si no podemos sentirlo ya como sustituto es porque nos encontramos en la culminación del Desarrollo, en el nihilismo realizado; pero también es cierto que si todavía somos capaces de sentir la herida y, desde ahí, lanzarnos a descubrir cuánto puede nuestra razón, es porque ese proceso de falsificación nunca puede estar del todo acabado. 

La noción de desficcionalización ontológica (que es lo que con Foucault, Deleuze y García Calvo llamamos de diversas maneras desenmascaramiento, desmixtificación, descubrimiento de la falsedad, etc.) ataca los propios fundamentos de la Realidad, y lo hace, como diría el zamorano, metiéndose en las vidas privadas de cada uno. Lo que mueve un pensamiento tal es una completa y perenne falta de Fe en lo personal, y, más importante por ahora, falta de Fe en la sociedad del bienestar de que disfrutamos. 

Ahora bien, contrariamente a lo que estemos tentados de pensar, esto significa una enorme confianza en nuestra capacidad para descubrir en las contradicciones de nuestra constitución como Individuos las dinámicas por las que, en general, se desarrolla y organiza el vacío en el mundo del Capital. Ese Individuo, confinado porque sólo puede expandirse dentro de unos límites bien marcados, responde a una cierta organización corporal elaborada sobre una razón previa, indefinida. Desde este punto de vista (como razón encarnada), el reto reside en llegar a ver hasta qué punto nuestra forma de ver el mundo está colonizada y doblegada por un principio categorial que aparentemente nada tiene que ver con la patología, pero que actúa en aquélla oscuramente, delineando un Todo en el que cabe, sometida, toda contradicción.

Fueron Nietzsche y Heidegger los que encontraron los cauces para hablar de patologías de cultura o de civilización, buscando la raíz de esa enfermedad en el comienzo de la Historia. Partiendo de ahí, hemos ido buscando los orígenes del nihilismo en vinculación con la irrupción de la mismidad y el proceso de dinerificación que la acompaña. El atomismo nos daba además un buen indicio de la transformación, aparentemente revolucionaria, que se da en un determinado momento hacia el universo

De la desficcionalización ontológica al anonimato. El postestructuralismo hispano a través de Agustín García Calvo 86 de la igualdad, hacia la conversión que se da de las cosas desde que se las marca y define hasta que se las clasifica y computa bajo el patrón de la medida. El individuo resultante, uno mismo, elemento del conjunto, autónomo y privado, hecho a imagen del Estado y tanto más conformado cuanto más funcional y adaptado, no puede más que progresar hacia el patrón mayoritario, más que reafirmar su Fe en el Todo. 

Y con ello queda condenado, desde que entra a formar parte de la Realidad, a nunca salirse de los límites de su Saber. Por tanto, si la filosofía hace una genealogía del Desarrollo de esta ficcionalización y actúa como diagnóstico de las fuentes ontológicas de esa enfermedad y de sus expresiones, y si pone además de manifiesto o saca a la luz esa base oculta, se convierte en un pensamiento que trabaja por la salud, llámese fuerza, vitalidad, autosuperación o crecimiento. 

La relativización de la salud y la enfermedad de un pueblo (siguiendo el giro axial del prólogo a La Gaya Ciencia de Nietzsche) nos resitúa con respecto a nuestras propias estructuras y valores, y es entonces el perspectivismo el que invoca un pensamiento nuevo, el que llama al filósofo-médico: “Nietzsche nos exhorta a vivir la salud y la enfermedad de tal modo que la salud sea un punto de vista vivo sobre la enfermedad, y la enfermedad un punto de vista vivo sobre la salud. 

Hacer de la enfermedad una exploración de la salud, y de la salud una investigación de la enfermedad: «Observar como enfermo conceptos más sanos, valores más sanos y, luego, a la inversa, desde lo alto de una vida rica, sobreabundante y segura de sí, sumergir la mirada en el trabajo secreto del instinto de decadencia; ésta es la práctica en la que me he entrenado más tiempo, esto es lo que constituye mi experiencia particular, y en lo que me he hecho un maestro, si es que lo soy en algo. Ahora conozco el arte de invertir las perspectivas…».”3

Conclusiones.

La filosofía así entendida, como crítica de patologías, y si seguimos la línea de García Calvo, diagnostica los problemas que obstruyen, que distorsionan la verdad (que no la Verdad), en virtud de una Realidad falsa y mentirosa, basada únicamente en la supervivencia del Estado. Ésta, la sociedad administrada, sólo busca mantenerse para asegurar la pervivencia de un Individuo y un conjunto abstractos e ideales, y lo que nos hace partícipes de esta sociedad es nuestro lugar en el Sistema (un Todo construido en base a la funcionalidad estructural). 

Es por ello por lo que en nuestra vida se ha de reprimir la indeterminabilidad, la indefinición, la creatividad, la singularidad, etc. en beneficio de la medida y la nivelación que tiene por principio la sociedad administrada. Este advenimiento del Individuo a la existencia en la Realidad tiene implícita en su autoafirmación la negación del otro, y se opone por principio a una singularidad que es pre-individual y que insiste como potencia.

28 May 2021
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