Cambios en los Adolescentes con Casos de Abuso Sexual

Introducción

Los casos de abuso sexual se vuelven más latentes y afecta a nuestra sociedad, en mayor proporción a las mujeres, y en especial, en estos tiempos por la coyuntura que estamos viviendo, afectando a todo tipo de estrato social. Actualmente se evidencian estos casos en mayor proporción, a lo que la sociedad se muestra con una actitud de indiferencia ante este tipo de abuso que puede afectar a adolescentes y mujeres, vulnerando a nuestros derechos a una vida segura, normalizándose casa vez más en nuestra sociedad. Este tipo de abuso no distingue la edad, la clase social, la raza, religión o cultura; causando efectos devastadores para quien lo ha sufrido, desencadenando actitudes negativas en las personas que lo han sufrido y a las personas en su entorno.

Estos actos de abuso sexual están presentes en todo momento, antes de la cuarentena, se presentaban en cualquier lugar con simples hechos de ir por la calle, estando en un medio de transporte, con palabras morbosas y mal intencionadas con las que muchas personas lo simplifican llamándolos “piropos”. Así mismo, la OMS (2013), nos dice que “es en actos que van desde el acoso verbal a la relación coital forzada y una multiplicidad de actos de coacción, desde la presión social y la amenaza con fuerza física”. Se sabe que muchas víctimas han reaccionado de forma negativa ante este tipo de abuso, mostrando cólera, frustración, resentimiento, problemas antisociales, estrés, problemas del pensamiento, ansiedad, depresión y puede llegar estas crisis a problemas más serios como el suicidio.

Por ello optamos por abordar este tema: “Cambios de actitud en adolescente víctimas de abuso sexual, en tiempos de cuarentena, Chimbote, 2020”. Una vez planteado el tema, formulamos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los cambios de actitud en adolescentes víctimas de abuso sexual, en tiempos de cuarentena, Chimbote, 2020?

Por consiguiente, el presente ensayo tiene como objetivo determinar cuáles son los cambios de actitud en adolescente que han sido violentadas sexualmente, en estos tiempos de cuarentena; estos estudios abordaran los siguientes tópicos: abuso sexual, las causas del abuso sexual, las consecuencias que acarrea el abuso sexual, cambios de actitud tras el abuso sexual, modificación de conducta psicológica y conductas sociales.

En síntesis, la temática señalada sobre el tema en este ensayo, es para conocer las causas que se puede evidenciar ante un hecho y las consecuencias que se originan en el individuo, asimismo el apoyo necesario para afrontar este hecho. En este sentido, el abuso sexual, no solo afecta a la persona abusada o violentada, sino también a su entorno familiar, contexto social ante actividades interpersonales.

Desarrollo

Según Fernández (2020), nos da algunos alcances sobre las diferencias entes algunos conceptos importantes, como, por ejemplo: abuso sexual, es sin generar violencia o intimidación y sin que influya consentimiento; Agresión sexual, o conocida como violencia sexual, el cual es el contacto sexual no consentido, con violencia e intimidación; y el acoso sexual, el cual son insinuaciones a través del lenguaje verbal o no verbal para tener relaciones sexuales. Según Viviano (2012), expresa que el abuso sexual se da al momento de interacciones y contactos entre una persona adulta con un adolescente, con la finalidad de complacerse y obtener acto sexual, así mismo el abuso sexual puede producirse por un menor de edad que intervenga en una situación de despotismo por razón de edad, sexo, clase social, amenazas, entre otros.

Del mismo modo, Berlinerblau (2016), considera que el abuso sexual implica toda interacción sexual con o sin consentimiento, independientemente de si el adolescente entiende el hecho de dicha actividad sexual o no presente rechazo, incluyendo: frotaciones, manoseos, besos sexuales, exhibicionismo, comentario lascivos o subidos de tono para el menor, pornografía (disfrazada de educación sexual), voyerismo, instar a relaciones sexuales a menores de edad, contactar a adolescentes vía internet, coito interfemoral, intento o penetración sexual (vaginal, anal o bucal). Se hace necesario resaltar que todas las situaciones que muestren violencia en las relaciones interpersonales, tanto el acoso como el abuso sexual constituyen un evento complejo, cuyas situaciones obedecen a aspectos de interaccionan con otros y aportan a los diferentes niveles de interacción social, haciendo que haya múltiples maneras y modalidades para cometer este tipo de atropellos a las personas, incluso aprovechándose de su vulnerabilidad.

Alguna de las modalidades más frecuentes en las que se dan el acoso o el abuso sexual, según Chejter (2018), detalla: Abuso sexual infantil dentro del seno familiar (donde el abusador es un familiar de la víctima); abuso sexual extrafamiliar (el abusador es un desconocidos o personas dentro de su entorno social); explotación sexual comercial; abuso sexual sistemático (explotación que tiene un veneficio económico); pornografía y grooming (acoso sexual virtual). Es así que Ramos (2017), menciona que el abuso sexual en todos sus niveles, constituye un problema psicosocial y a los derechos de la persona, volviéndose un problema muy latente, generando consecuencias en las emociones y en la parte psicológica de manera catastróficas para los que pasaron por ello, con consecuencia a pequeño y largo plazo, afectando la salud mental.

Por consiguiente, el abuso puede acarrear trastornos de estrés postraumáticos a lo largo de toda la vida de los niños y adolescentes, produciéndoles sentimientos de culpa, depresión, ansiedad alteración del sueño, de la alimentación, suicidios, problemas escolares, drogadicción y alteran el desarrollo psicosexual. De otra manera, Baita y Moreno (2015), menciona que estaba permitido usualmente en la antigua Grecia que tanto los cuidadores como los padres abusaran sexualmente de los niños, los abandonasen, maltratasen, esto originaba “crueles actos como el infanticidio, negligencias y múltiples torturas como las inaniciones, palizas o los encierros ” a lo que en nuestra sociedad se ha dado fin a este tipo de abusos antiguamente lícitos; ya que Soriano (2015), menciona que existen cuatro tipos de maltratos, que es debido a los actos de comisión u omisión de los tutores estos son: maltrato físico, maltrato emocional o psicológico, negligencia y abuso sexual; pero últimamente, las sanciones se han endurado y los beneficios penitenciarios se han eliminado, pero aun así, no ha sido convincente, ya que va aumentando los casos de abuso sexual (América Noticias, 2018).

Zamudio y Valencia (2020) en su proyecto, quisieron dar a conocer la necesidad de dar información sobre la sexualidad a los adolescentes y jóvenes en estos tiempo de aislación social por COVID-19, teniendo como intención presentar, información sobre la prevención y el apoyo para adolescentes en caso de acoso o abuso sexual generado durante el aislamiento social obligado por la pandemia mundial del coronavirus (p. 3); ya que durante los 92 días desde que se había empezado la cuarentena, se registró 342 casos sobre abuso sexual, cabe destacar que estos niños que fueron víctimas de abuso sexual, recién les contaron a sus padres después de muchos años (en la adolescencia), ya que se sintieron con más confianza desde que sus progenitores están más en casa; por esa razón, Vázquez (2020), coordinadora de los Centros Emergencia Mujer en una entrevista en RPP, mencionó que: “…recién les han contado a sus padres hechos de violencia pasados porque se han sentido protegidos por ellos”. Al respecto hay que tener en cuenta los resultados que muestra El MIMP (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables), el cual desde el 16 de marzo hasta el 15 de julio, por lo menos ha atendido a 900 casos de violación sexual en el país, el 71% ha sido menores de edad: 600 niñas y mujeres adolescentes, y 40 niños y hombres adolescentes, llegando a 5 abusos cada día en los 4 últimos meses (Pereyra, 2020).

Por tanto, una víctima de abuso sexual, puede reprimir sentimientos de cólera, enfado y disgusto a su agresor, convirtiéndose en un resentimiento guardado por tal acto de abuso y violencia que sufrió la víctima. Al respecto de esto, durante las primeras 8 semanas del inicio del confinamiento se registraron 226 violaciones, de ellas 132 son a menores de edad; y a su vez, Tolentino (2020), directora ejecutiva de Aura, en una entrevista, lamentó que esta problemática no se haya detenido desde que empezó la cuarentena. En estos casos denunciados, los niños que deberían estar seguros en sus hogares fueron violentados por personas afines a su familia o que son parte de su familia, como por ejemplo tíos, hermanos, vecinos hasta incluso el mismo padre. Uno de estos casos fue la violación a una menor de edad, 11 años, que fue ultrajada sexualmente por su padrastro y el hermano de este, mientras su madre se fue de compras, la misma víctima denuncio el hecho a las autoridades, cabe destacar que la madre no sabía del hecho. En otras ocasiones la madre o un familiar tiene conocimientos sobre estos hechos, pero no quieren denunciar al victimario, como es el caso de una menor en Puno que también fue violada por su padrastro, pero que el hermano menor de la niña denunció el hecho, en esta ocasión la madre sabía lo que pasaba, pero se negaba a denunciar.

Es por ello que debido al confinamiento social de la cuarentena por COVID-19 obliga a las familias a mantener un mismo espacio por periodos más prolongados de tiempo; con esto, la ONU advirtió el 08 de abril del 2020 sobre el incremento de violencia y abuso sexual contra niños y adolescentes durante la cuarentena por COVID-19, siendo los lugares más comunes los Psiquiátricos y centros de ayuda social, lugar de refugiados, orfanatorios, centros de detención de inmigrantes y otras instalaciones aistadas, así como el ciber-acoso en menores con acceso a internet, sin descartar el abuso que ocurre al interior del hogar del menor (Carranza, 2020). Según el Ministerio de Salud y Desarrollo Social Argentino (2018), nos dice que las consecuencias del abuso sexual en menores son más variadas. En algunos casos son hechos que traumatizan, que provocan daños inmensos; en otros son como cicatrices que consecuentemente traerían problemas en el relacionamiento y personalidad de la víctima; otras veces solo son experiencias negativas sin mayores consecuencias. Para Álvarez (2016), las consecuencias derivan del tipo de abuso y las circunstancias; en mayor medida, las personas violentadas evidencian secuelas, dentro de las cuales son: falta de confianza, miedo, contrariedad hacia el sexo de quien agredió o hacia la familia si se siente que no se protegió, también se encuentra la vergüenza, ansiedad, depresión, angustia, culpa, estrés escolar, consumo de drogas, alta incidencia de insatisfacción, disfunciones sexuales, embarazos no deseados y embarazos adolescentes, inicio de la sexualidad a temprana edad e ITS (infecciones de transmisión sexual). En consecuencia, el comportamiento del adolescente se ve afectado por estos abusos, en algunos casos son asintomáticos y en otras presentan síntomas como: pesadillas constantes o problemas para dormir, falta de concentración, angustia desmesurada, ansiedad, depresión, rechazo a estar solo con una persona en particular, conocimiento temprano de la sexualidad que se refleja en la conducta y el lenguaje (Berlinerblau, 2016).

El Abuso Sexual puede perturbar al autoconcepto de la víctima y en las relaciones con su entorno; así mismos, problemas para comenzar, conservar y en el progreso de la interacción con otras personas, así como desconfianza. Según el psiquiatra Villafane (2018), del centro comunitario de Salud Mental San Gabriel Alto que pertenece al Ministerio de Salud, menciona en los niños de nivel primaria de 6 a 12 años puede verse afectado su rendimiento académico, al igual que también pueden aislarse de sus amigos o hablan poco; en el caso de los adolescentes, ellos tienen la plena consciencia que han sido víctima de abuso sexual, pero callan por vergüenza, rechazo o temor al castigo, ya que según el psiquiatra muchos de esos casos se dan en situaciones de consumo de drogas o sustancias adictivas y es por eso que los adolescentes callan para no responder sobre estos temas, también suelen mostrar repentinos cambios de conducta con actitudes más rebeldes o buscando soledad, incluso no se podría evidenciarse fácilmente los indicadores, a menos que exista un gran vínculo de confianza con los padres, ya que ocultan lo que están pasando por miedo y temor; de esta manera, los padres y profesores deben observar las diferentes conductas del adolescente, para prestarle ayuda necesaria.

Para Casafranca (2017), menciona que la violencia sexual en menores, provoca traumas en su mayoría psicológicas, ya que, en la mayoría de los caos la persona violentada no se resiste al abuso por el miedo a la agresión física, falta de información, intimidación, sentimiento de aislamiento, miedo de incomprensión de la familia, despotismo o sujeción económica; a su vez, sufren traumas físicos como lesiones, infecciones genitales, dolor intenso, heridas, prurito e irritación genital, hemorragias; y cambios en la conducta o psicológicos, que pueden ser ansiedad, cefaleas, irritación, insomnio, problemas alimenticio, terrores nocturnos, cansancio crónico y problemas somáticos.

Darriulat (2017), nos dice que un episodio de abuso sexual, desencadena consecuencias físicas graves debido que afecta a la neuro plasticidad, desencadenando problemas de hipertensión, problemas cardíacos, represión del sistema reproductivo y del crecimiento; en la parte psicológica, afecta con problemas de sueño (pesadillas), malos hábitos alimenticios y deterioro de control de esfínteres; estas consecuencias son a corto plazo como a largo plazo. Emocionalmente, hay sentimiento de miedo generalizado, presencia de hostilidad, irritabilidad, retracción social, ansiedad, depresión, dismorfofobia, desconfianza, desapego y trastorno de estrés postraumático; en la parte sexual, tenemos que hay conocimiento sexual precoz, onanismo compulsivo, problemas de disforia de género; y en lo social se encuentra el déficit en habilidades sociales, aislamiento social y comportamiento antisocial.

Conclusión

  • El abuso sexual es un problema que nos incumbe a todos y por ende debemos estar en la capacidad de contribuir con la disminución, ya que las víctimas de abuso sexual en gran parte cambian su comportamiento y dan signos de alarma, pero al no tener apoyo profesional y familiar, su comportamiento se va agravando y deteriorando aun más; por lo que los padres tienen que estar más cerca de sus hijos, hablar con ellos, entrar en confianza, ya que muchos de los adolescentes están pasando por problemas, y uno de esos problemas es el abuso sexual.
  • El abuso sexual se puede dar a nivel físico o psicológico, sin el consentimiento del adolescente ya sea por un extraño o familiar; todo esto porque no se le educa sobre sexualidad a los adolescentes, de cuando decir no, que otras personas respeten su integridad física y emocional o que, si ha sufrido algún acto, la manera oportuna de buscar apoyo y contar lo ocurrido a una persona de su confianza. Si bien es cierto el abuso sexual ha aumentado durante la cuarentena, es por ello que es necesario tocar el tema, para estar en la capacidad de contribuir con la disminución de los casos de abuso sexual, ya que las victimas suele silenciarse por los problemas a nivel físico y adoptar comportamientos o actitudes negativas, que llevan poco a poco a problemas psicológicos más graves, como el suicidio. Estas actitudes se han visto más acentuados en la cuarentena, ya que muchas víctimas aún siguen conviviendo con sus agresores, aumentando los problemas psicológicos y conductuales.
27 April 2022
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