Cáncer De Tiroides Y Radiografía Dental

Introducción

La radiación es la energía emitida que se transfiere por el espacio con influencia o no en la estructura atómica de la materia, esta se puede clasificar en radiaciones no ionizantes e ionizantes según los efectos producidos por el contacto corpuscular. Los rayos X constituyen radiaciones electromagnéticas que se generan tras la excitación de los electrones de la órbita interna de un átomo, con capacidad de atravesar a cuerpos opacos. Con el uso creciente de los rayos X en el diagnóstico, la gran mayoría de personas se encuentran expuestas a la radiación en varias ocasiones a lo largo de su vida.

La glándula tiroides es impar y se ubica en la parte anteromedial del tercio inferior del cuello, a nivel de las vértebras C4 a T1. Debido a su ubicación, la glándula tiroides es considerada altamente vulnerable a los rayos X. Conjuntamente, la deficiencia de yodo y la exposición a la radiación ionizante de alta dosis son causas ambientales establecida para el cáncer de tiroides. Por cada 10 radiografías dentales, existe un aumento del 13% en el riesgo de cáncer de tiroides. 

Marco Teórico

Los profesionales del área de la salud, requieren de ciertas ayudas complementarias en diversas especialidades, capaces de contribuir al diagnóstico, ejecución de procedimientos y control en la evolución del estado de algunas afecciones y tratamientos. la radiografía constituye una herramienta útil, ya que ofrece una visión de estructuras no superficiales y de lesiones que clínicamente no se pueden diferenciar de otras, debido a las estructuras comprometidas y su extensión. Los rayos X son potencialmente perjudiciales tanto para el paciente como para los especialistas . Los efectos ionizantes de los rayos-X se originan de forma proporcional a la cantidad de radiación absorbida y la radiosensibilidad que las células puedan absorber. La radiación transfiere energía a las moléculas de las células. A causa de esta interacción, las funciones de las células se pueden ver alteradas de forma temporal o permanente y ocasionar en algunos casos incluso su muerte. La gravedad de la lesión depende del tipo de radiación, la velocidad de absorción, la dosis absorbida, y la sensibilidad que tenga el tejido. 

El daño que representa la radiografía es el motivo por el cual las leyes y regulaciones de protección demandan una justificación para cada exposición del paciente. Cuando se justifica una exposición, se la realiza basándose en el principio “ALARA” tan bajo como sea razonablemente posible.  Por eso es de suma importancia disminuir la dosis de radiación. Esto puede ser posible al usar parámetros de exposición individualizados, colimación del haz y salvaguardando aquellos órganos que son sensibles a la radiación del haz primario y de radiación perdida. 

La dosis de una exposición radiográfica de diagnóstico dental puede expresarse en sieverts, que es la unidad utilizada para la ‘dosis efectiva’ (E). Esta es una medida que fue creada para representar el riesgo de efectos nocivos dependiendo del tipo de radiación y la radiosensibilidad que presente cada órgano o tejido. Una dosis de 3 a 4 Sv provoca la muerte en el 50 % de los casos. A los efectos que se desarrollan a partir de altas dosis se les denomina deterministas o no estocásticos. Mientras que, a los daños producidos por dosis bajas, se los conoce como estadísticos o estocásticos.

Con el uso de un factor de riesgo (RF), la dosis efectiva puede expresarse en términos de deterioro total, lo que significa la formación de cánceres que pueden ser fatales o no y de efectos hereditarios. El detrimento de la radiación depende de la edad y el género, siendo notoriamente mayor para los niños y ligeramente para las mujeres. 

La dosis recibida por un individuo que esté cerca de una fuente de radiación está determinada por tres factores: 

  1.  La distancia entre la fuente y el individuo: Los rayos X de una fuente radiactiva se propagan por el aire, continuando la ley de proporcionalidad inversa al cuadrado de la distancia, de tal manera que, al alejarse de la fuente, doblando la distancia del paciente, la exposición sería una cuarta parte. De igual forma, al tener un acercamiento a la fuente la intensidad de radiación aumenta en la misma proporción. La mayor fuente de radiación es el paciente, que sirve como medio de dispersión de radiación. Generalmente, la dispersión de la radiación de un paciente a 1 m es aproximadamente el 0,1% de la radiación que entra. Es transcendental conocer que cuando empleamos la visión lateral con el arco la dispersión de radiación en el lado de entrada de rayos X es 2-3 veces mayor que en el lado opuesto del intensificador de imagen. Por lo cual al estar en el lado del intensificador de imagen se ofrece menor exposición. 
  2.  El tiempo de radiación: Hay que minimizar el tiempo de exposición, usando el menor tiempo posible de fluoroscopia e imagen continua y utilizando la imagen congelada o en pulsos. La gran parte de los equipos tienen un límite automático de 5 minutos, en forma de pitido o parada de la exposición. En algunos aparatos antiguos este aviso no existe, por lo tanto es necesario mantener la cuenta del tiempo de radiación utilizado. 
  3. La materia interpuesta entre una y otro: Toda radiación, al traspasar la materia, soporta una disminución o atenuación de su intensidad. Según sea el tipo y la energía de la radiación y la atenuación que se quiera conseguir habrá que utilizar distintos tipos y espesores de blindajes. Para detener la radiación alfa, es suficiente una hoja de papel. Mientras que, la radiación beta sería absorbida completamente por unos pocos centímetros de algún material ligero como puede ser la madera, plástico o vidrio. Para construir un blindaje adecuado para los rayos X o la radiación gamma es preciso emplear materiales más pesados (hormigón, plomo, etc.) 

La glándula tiroides es uno de los órganos más radio sensibles en el área de la cabeza y cuello. Al efectuar una radiografía intraoral en la zona anterosuperior, esta se encuentra dentro del haz primario de las radiografías. 

En los últimas tres décadas la incidencia de cáncer de tiroides ha aumentado en varios países. Gran parte de este aumento se debe probablemente a la verificación de los casos subclínicos, pero se deben considerar otros factores contribuyentes. En la mayor parte de la población, este cáncer representa aproximadamente del 1 al 6% de todos los cánceres presentes en el género femenino y el 2% en el masculino; las tasas de incidencia estandarizadas por 100000 habitantes varían de aproximadamente 1 a 23 en mujeres y 0,5 –6 en hombres. Además, los dentistas y sus asistentes, pero también aquellos trabajadores por rayos X, tienen más probabilidad de contraerlo. 

La evidencia de la interrelación entre la exposición a las radiaciones ionizantes en dosis altas y el cáncer de tiroides ha sido el resultado de una serie de estudios en niños que habían recibido tratamiento de rayos X, para una serie de afecciones benignas tales como amígdalas agrandadas, hemangioma, trastornos de la piel, y artrosis dolorosa y espondilosis de la columna cervical. Pruebas similares de los supervivientes japoneses de las bombas atómicas estadounidenses de 1945 y del accidente de la central nuclear Chernóbil en 1986. 

Para evitar la irradiación de la glándula tiroides, se ha propuesto la utilización de un escudo o collar de tiroides o un delantal de plomo. El escudo de tiroides de mano es una forma práctica y de fácil acceso para resguardar la glándula en una radiografía intraoral mientras se ejecutan imágenes periapicales en el arco superior y durante las exposiciones de mordida.  Los delantales de plomo absorben el 90-95% de la radiación dispersa. Si la corriente de los rayos X es 100 kVp un mandil de plomo debe tener al menos 0,25 mm de espesor. Un mayor espesor, de 0,5 a 1 mm, es claramente mejor, aunque a expensas de mayor peso del equipo, lo que puede constituir un impedimento importante si se lleva a cabo durante mucho tiempo. El protector de tiroides debe tener al menos 0,5 mm de espesor. La utilización de guantes plomados está recomendada, con una capa de al menos 0,25 mm, cuando las manos del especialista se encuentran en la dirección del rayo, aunque aún así las manos deberían estar fuera del campo. Hay que usar gafas con cristales transparentes pero que contienen una protección plomada equivalente a 0,35 mm, ya que pueden atenuar significativamente la radiación diseminada que afecta a las lentes oculares y reducir la acumulación de radiación.

La colimación del haz primario debe corresponder con el tamaño del receptor, y por lo tanto la colimación rectangular debe ser utilizado. Esto se ha demostrado para reducir la exposición del paciente en al menos 50% en comparación con un 7 cm colimador circular estándar. Sin embargo, el uso de colimadores rectangulares en la práctica odontológica es muy raro. 

El haz de la exposición intraoral es colimado y probablemente la glándula tiroides sea parcialmente irradiada durante exposiciones intraorales. Al colocarse medidores de dosis en el espectro en el área de la tiroides, es posible que este dosímetro se encuentre justo dentro del haz primario, pero gran parte de la tiroides no. Esto da como resultado una sobreestimación de la dosis tiroidea. A la inversa, si el medidor esta justo fuera del haz primario, mientras que la tiroides recibe una dosis considerable. 

El uso de un detector de estado sólido que provee el promedio de la dosis durante las exposiciones ya sea con una colimación redonda o una rectangular, con o sin un protector de tiroides de mano, reflejará los efectos sobre los niveles de radiación en el sitio de la tiroides. 

Cuando el cáncer ya se ha desarrollado se realiza un tratamiento sistematizado, que empieza con la intervención quirúrgica  y luego se mantiene al paciente en terapia con yodo 131, el cual tiene como finalidad eliminar cualquier depósito microscópico de carcinoma tiroideo y tejido tiroideo normal. 

Conclusiones

  1. La glándula tiroides debido a su ubicación se considera extremadamente susceptible a las radiaciones ionizantes, constituyéndose, así como una de las principales causas del cáncer de tiroides.
  2. El riesgo de presentar cáncer de tiroides procedente de la exposición a la radiación depende en gran medida de la edad. Este riesgo es mayor en los niños y embarazadas. Los dentistas, sus asistentes y las personas que trabajan con radiaciones también forman parte de este grupo vulnerable.
  3. Las medidas ideales para reducir tanto como sea posible la irradiación que pueda sufrir la glándula tiroides son el uso de un escudo o collar de tiroides o un delantal de plomo.

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17 August 2021
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