Carácter Distintivo de La Filosofía de Absurdo en La Obra “El Extranjero” de Camus
La relación entre el estilo empleado por Albert Camus y la construcción de su personaje principal, Meursault, girando en torno a la filosofía de lo absurdo en la obra El Extranjero.
Introducción
En la obra “El Extranjero” escrita por el autor y filósofo francés Albert Camus, y publicada en 1942 se explora el pesimismo europeo a través de corrientes como la filosofía de lo absurdo mediante la composición del carácter del protagonista.
Este ensayo tendrá como objetivo principal analizar cómo la redacción de la obra es un reflejo de la posición de Camus frente a la filosofía de lo absurdo. Se hará un énfasis en la construcción de su personaje principal utilizando como herramienta el estilo literario del autor y de la misma obra.
En la primera parte se tratará la estructura de las oraciones, siendo estas generalmente oraciones simples, y cómo su uso simboliza la indiferencia de Meursault. Se profundizará en la espontaneidad de las acciones, como resultado de la escasez de oraciones complejas, puesto que el autor utiliza los conectores de manera estratégica. Se evaluará el impacto que esta técnica tiene en la continuidad de los acontecimientos de la obra. La simplicidad de las oraciones pasa a ser una muestra de la falta de interés reflejada a través de Meursault, que sirve como una ambientación hacia el aspecto indiferente de la obra, la cual gira en torno a la filosofía de lo absurdo.
En la segunda parte se explicará como el uso de descripciones objetivas tiene un impacto en el sentido de las cosas, al no poseer una trascendencia mayor a la que sucede físicamente. Se enfocará en la poca importancia que representan para Meursault las diferentes circunstancias en las que se encuentra, mediante la carencia de expresiones que connotan emociones. Se analizará el efecto que trae consigo el hecho de que el autor decida omitir descripciones que insinúen emociones o pensamientos del personaje principal, y como esto influye en su comportamiento particular, demostrándose en sus relaciones con otros personajes.
Simplicidad en las oraciones
Albert Camus emplea diversas técnicas, tanto lingüísticas como literarias, para reflejar su posición en torno a la filosofía de lo absurdo. Su personaje principal es la consolidación elemental y vital de estos ideales, desde donde surgen diversas ramificaciones del absurdísimo mediante su comportamiento y carácter, enfrentando una posición indiferente ante los estímulos presentes en su vida. De esta manera, se desarrolla el personaje como una personificación de la filosofía de lo absurdo, siendo ésta reflejada en el estilo de escritura de la obra.
Camus decide empezar el libro de manera súbita, describiendo el entorno directo de Meursault, siendo éste la repentina muerte de su madre. Es un hecho que, a simple vista, debería traer consigo connotaciones de profunda pérdida y expresiones cargadas con emoción. Se desconoce que, por el contrario, Meursault carece de interés por el asunto y le otorga poca importancia, como si se tratase de lo cotidiano. El autor describe la situación mediante oraciones extremadamente simples, reflejando la indiferencia, ya que el carácter homodiegético del narrador expresa cómo el protagonista no formula pensamientos detallados, ni mucho menos sentimentales, hacia la situación. “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé” (Camus, 2008, p.1).
De igual manera, las oraciones simples demuestran como las acciones solo suceden, y como no se realiza un mayor análisis ni se trata de profundizar en sus causas ni en sus consecuencias. Existen pocos detalles en vista de que reflejan la escasez de importancia que se le otorgan a los hechos. Meursault encarna esta postura frente a su vida, actuando de manera compulsiva al no analizar con detenimiento las circunstancias en las que se encuentra. Se puede evidenciar en escenarios puntuales tal como cuando Meursault mata al árabe porque sí, y como el relato de este acontecimiento carece de una profundización en el razonamiento del protagonista.
Seguidamente, se manifiesta la estratégica implementación de conectores para darle una sutil secuencia a las acciones que ocurren en la obra. El autor incorpora oraciones simples en momentos específicos para otorgarle a la obra cierta tensión, generada por la incertidumbre y la impulsividad del protagonista. Las oraciones simples reflejan ese carácter súbito y precipitado propio del personaje. De ahí que el autor vacila a la hora de implementar oraciones complejas. Generalmente, él opta por adicionar los conectores a oraciones simples, dándole así una leve continuidad a los hechos, sin opacar la espontaneidad e impulsividad de los acontecimientos. “El árabe no se movió. A pesar de todo, estaba todavía bastante lejos” (Camus, 2008, p.38). Al no proporcionarle un análisis profundo a sus acciones, Meursault se sumerge en la costumbre de actuar sin pensar, reflejando la esencia del absurdísimo.
Descripciones y expresiones objetivas
El estilo de narración característico de la obra consta de una descripción superficial de la ocurrencia de los hechos, netamente delineando las circunstancias en las que Meursault se encuentra envuelto. El autor tiende a no explorar el lado emotivo de los personajes, limitándose a crear un narrador objetivo.
La narración de la obra está estructurada de tal manera que asemeja a un narrador heterodiegético de conocimiento relativo u objetivo, a pesar de ser narrado por el protagonista. La objetividad con la que el personaje describe su vida representa como Meursault se considera espectador de su propia vida. “El ardor del sol me llegaba hasta las mejillas y sentí las gotas de sudor amontonárseme en las cejas” (Camus, 2008, p.38). El autor registra lo que pasa físicamente, describiendo los acontecimientos con datos concretos que se basan en lo que se puede percibir por cualquiera de forma inmediata. De esta manera, se ve demostrada la razón del carácter precipitado e impulsivo de Meursault, quien no toma conciencia de sus acciones al no percibirlas como suyas, dado que se siente como forastero en su propia vida.
Asimismo, las connotaciones emotivas en la obra no son muy comunes. Muy escasamente se identifican expresiones relativas a los sentimientos de los personajes, especialmente de Meursault. El estilo de narración del autor se enfoca en las acciones, reflejando el desapego emocional del protagonista en sus relaciones interpersonales con los demás personajes y sentado las bases para manifestar el carácter distintivo de Meursault. Primeramente, se identifica la relación Meursault-María, que a primera instancia se desarrolla como una relación amorosa, despertando en Meursault lo que se cree que es su máxima capaz de intimidad y apego emotivo. Por el contrario, la expresión que emplea para describir sus sentimientos hacia María es sencillamente el deseo, refiriéndose así a su atracción instintiva y netamente física al cuerpo y apariencia de la misma. “Sentí sus piernas en torno de las mías y la deseé” (Camus, 2008, p.33).
En segunda instancia, la relación Meursault-Raimundo demuestra como la privación de sensibilidad, dotada por la carencia de manifestaciones emotivas, resultaban en una penuria de empatía originada por su indiferencia. Meursault se somete a ser cómplice de Raimundo, y se deja llevar por la cólera de su compañero, puesto que no tiene sentimientos propios que lo impulsen o le impidan contradecirle. “La escribí un poco al azar, pero traté de contentar a Raimundo porque no tenía razón para no dejarlo contento” (Camus, 2008, p.22). Asimismo, Meursault posee una precaria fuerza de voluntad, que se evidencia mediante la decisión del autor en obviar alguna reacción emotiva o razonamiento por parte del personaje, delimitándose a explorar únicamente la susceptibilidad con la que Meursault asume la situación, puesto que no es capaz de formular una opinión por sí mismo. Precisamente, el estilo de la narración refleja la efímera capacidad de Meursault por desarrollar emociones hacia los demás, basándose únicamente en la percepción del personaje y no en la trascendencia de sus pensamientos.
Conclusión
A través del estilo con el cual la obra es redactada, Albert Camus logra, de manera implícita, exponer las causas del comportamiento inusual de Meursault, como un reflejo de la filosofía de lo absurdo. Se resalta la indiferencia del personaje en todos los aspectos de la obra, siendo esta presente tanto en su trama como en su estructura, razón por la cual la importancia de esta última se fundamenta en la simplicidad y objetividad de su redacción.
La apreciación hacia la escritura de la obra como lector se transforma en la medida que se avanza en la historia y se conoce la posición de Meursault ante su entorno y los estímulos presentes. De manera inconsciente, la simpleza de la obra denota un sentimiento de negligencia e indisposición que ambienta e introduce sutilmente al lector a un mundo que gira en torno a la indiferencia, entendiéndose como el foco principal de la obra, que se encarna en Meursault. Por lo tanto, se logra tener una perspectiva más amplia y profunda del personaje, de modo que se adquiere una mayor comprensión de los causantes de su comportamiento, dado que el objetivismo con el que se narra la obra refleja el distanciamiento hacia todo lo emocional, arrebatándole así el sentido puro a la vida.