Como La Propaganda Ayudó A Adolf Hitler A Subir Al Poder

El siguiente proyecto de historia tiene como fin analizar la ideología que Adolf Hitler insertó en la sociedad alemana para imponer su pensamiento. Se dará a conocer cada uno de los conceptos anti-semitista que formaron sus ideales de conquista. Para ello se tendrá como objetivo responder a la siguiente interrogante: ¿De qué manera influyó la ideología de Adolf Hitler en la sociedad alemana desde su ascenso al poder desde 1920?

Para llevar a cabo mi investigación se tomará en cuenta fuentes primarias y secundarias como una obra escrita por el principal protagonista de la Segunda guerra mundial, “Mi lucha” qué permitirá conocer las razones por las cuales su pensamiento se vio influenciado, y el libro “los orígenes del totalitarismo”, que servirá como referencia para analizar el impacto que determino la ideología de Hitler en la sociedad alemana desde su ascenso al poder en 1920.

Fuente 1: Libro “Mi lucha” (Hitler A, 1925)

La fuente primaria, “Mi lucha”, primer libro y autobiografía del mismo Adolf Hitler, con origen alemán y publicada el 8 de junio de 1925, siendo él, el principal colaborador en la creación del partido Nazi. La obra tiene como propósito explicar el pensamiento Hitleriano y la influencia de su ideología en la sociedad alemana, de modo que se entienda por qué la necesidad de mantener una raza limpia y perfecta, además, tiene un gran valor histórico, porque nos da a conocer los hechos que influyeron en él para la creación de diferentes ideas las cuales más tarde darían paso a un ideología de exterminio que para varios autores ha sido valorada como un pensamiento sin sentido contra el judaísmo y el comunismo, que sirvió como instrumento para inculcar el odio al pueblo alemán.

La obra contiene limitaciones por ser una narración objetiva donde se destaca su pensamiento antisemita, militarista y totalitarista, rechazando las ideas de la sociedad alemana.

Fuente 2: Libro “Los orígenes del totalitarismo” (Arendt, 1951)

La fuente secundaria es la novela histórica “Los orígenes del totalitarismo”, publicada en 1951 y escrita por Hannah Arendt, filosofa y teórica política alemana de origen judío, quien después de un tiempo se nacionalizó como estadounidense. Fue una de las personalidades más influyentes en el siglo XX, el propósito del autor es dar una visión acerca del sufrimiento de los afectados por el holocausto gracias a la ambición, tortura, locura, ignorancia y muerte de millones de personas tanto alemanes como judíos, no obstante, hace un leve énfasis en el contexto socio cultural y político. La obra tiene un valor social porque expone de manera descriptiva lo que realmente pasó en los escenarios de Alemania y asi dirigiéndose de manera directa al pueblo judío, por lo tanto, da a conocer las consecuencias tras la implementación de diversas ideologías de terror, cada una de ellas identificada con nombres de antisemitismo, imperialismo y totalitarismo, que en su debido tiempo fueron presentadas al mundo como una nueva forma de vida.

Se encuentran limitaciones como la escasez de fechas y escenarios, a su vez la presencia de otras de ideologías de otros dictadores en los que se evidencia el totalitarismo y el militarismo.

¿De qué manera influyó la ideología de Adolf Hitler en la sociedad alemana desde su ascenso al poder desde 1920?

La sociedad alemana hoy en día se ha caracterizado por la habilidad que tienen sus ciudadanos para planificar y organizar, tanto su tiempo como sus actividades de día a día, generalmente su estilo de vida se rige a reglas y disciplina, de modo que haya una convivencia tranquila entre todos los habitantes. Su pulcritud, y orden hacen de ella una Alemania pacifica, siendo también muy inclusivos y abiertos desde los diferentes puntos de vista en cuanto se refiere a sexualidad, étnico y educación, sin embargo, no siempre fue así, la época de 1920 a 1945 dejó una fuerte marca en la historia de país.

Una vez finalizada la primera guerra mundial en 1918 y habiendo abdicado el Káiser Guillermo II, Alemania queda a merced de los vencedores. Si bien su infraestructura no sufrió daños debido a que el país no fue invadido, el Tratado de Versalles la condenó a una situación económica desgarradora. (Araiza, 2015)

Alemania se encontraba en crisis tras la Primera guerra mundial debido a los fuertes costos del combate, además la población se encontraba inconforme con el Tratado de Versalles, todo esto causo una inestabilidad en la sociedad provocando que el pueblo alemán se viera fácilmente influenciado por ideologías sociopolíticas erróneas, aprovechando dicho panorama surge un nuevo personaje llamado Adolf Hitler, nacido en una pequeña ciudad de Braunau am Inn; situada en la frontera de dos estados alemanes, un pintor sin éxito y un mensajero de la guerra, que más tarde se convertiría en un líder político, gracias a su forma de pensar y conquistar la atención de las “masas”, un término que utilizaría más tarde en su libro “Mi lucha”.

En 1919 Adolf Hitler se unió al partido político llamado “Deutsche Arbeiterpartei”, en español, Partido Obrero Alemán, pero en el año de 1920 el nombre cambio a “Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei” traducido a Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, en el transcurso, el pueblo lo denomino Partido Nazi.

El Presidente del Partido, señor Harrer, creía no poder apoyar mi iniciativa en cuanto al momento elegido y se decidió, en consecuencia, como hombre correcto y honrado, a dejar la presidencia. Anton Drexler fue el sucesor; yo, personalmente, me había reservado la organización de la propaganda, poniéndome resueltamente a la obra. (Hitler, Mi lucha, 1925)

En julio de 1919 Hitler fue nombrado agente de inteligencia con el fin de influenciar a otros soldados y se infiltrara en el Partido Obrero Alemán. Durante aquel periodo Adolf quedo impresionado con las ideas antisemitas, nacionalistas, anticapitalistas y antimarxistas de Anton Drexler, quien se convertiría en su mentor político.

En la década de 1920 el partido Nazi había crecido hasta 100 miembros más, una vez Hitler influenciado por las ideas de Anton Drexler y sus considerables dotes oratorias junto a su capacidad para llamar la atención hizo que ganara un fuerte papel en la política, luego de un tiempo se convertiría en jefe de propaganda del partido. En febrero del mismo año Hitler diseñó un símbolo, el cual caracterizaría por siempre al partido, “una esvástica dentro de un círculo blanco sobre fondo rojo”. Su ideología comenzó a transformar el partido, pero en 1923 fue condenado a cárcel durante 5 años, en ese transcurso escribió el libro llamado “Mi lucha” (Mein Kampf) en donde expuso que “la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y la dignidad de una humanidad superior” (Hitler, Mi lucha, 1925)Adolf H. queria dar a entender que los judíos eran una raza inferior a ellos, por lo tanto, empezó a buscar “masas” que aprueben la idea.

Durante 1922 e inicios de 1923, Hitler funda dos organizaciones que llegarían tener alta relevancia durante la guerra, las cueles era; “Jungsturm y Jugendbund”” (Juventudes Hitlerianas) y la segunda; “Stabswache”, (Schutzstaffel “SS”).

Es entonces fue cuando Hitler, en un intento de golpe de estado en 1923 es procesado a juicio por haber cometido alta traición, pero no fue hasta 1924 que fue juzgado realmente. El 1 de abril del mismo año fue declarado culpable. Durante su tiempo en la prisión en Landsberg empieza a elaborar una estrategia política y a redactar su libro, imponiendo ideales erróneos que más tarde tanto la población judía como alemana no aprobaría.

En 20 de diciembre de 1924 Hitler recibió un indulto, es aquí cuando pone en marcha sus varios partidos y en las elecciones parlamentarias de Alemania de 1924 sale victorioso, esto fue posible a que la propaganda nazi que cautivo a sus espectadores y oyentes, la cual utilizaría como estrategia durante el escándalo de Barnat. Una vez que el poder estuvo en sus manos Hitler empezó a implementar el antisemitismo:

¡Cuántas ideas preconcebidas tuvieron también que modificarse en mí al cambiar mi modo de pensar respecto al Movimiento Cristianosocial! Y con ello cambió igualmente mi criterio acerca del antisemitismo; ésta fue sin duda la más trascendental de las transformaciones que experimenté entonces. Ello me costó una intensa lucha interior entre la razón y el sentimiento, y sólo después de largos meses la victoria empezó a ponerse del lado de la razón. Dos años más tarde, el sentimiento había acabado por someterse a ella, para ser, en adelante, su más leal guardián y consejero. (Hitler, Mi lucha, 1925)

Aunque al principio no estaba de acuerdo con la idea y el mismo lo daba a conocer, “De vez en cuando leía también el Volksblatt, por cierto, periódico mucho más pequeño, pero que en estas cosas me parecía más sincero. No estaba de acuerdo con su recalcitrante antisemitismo, aunque algunas veces encontraba razonamientos que me movían a reflexionar” (Hitler, Mi lucha, 1925)

Después de profundizar su pensamiento, llego a la conclusión de que el judaísmo no era una religión, sino que era un intento de imponer un nueva dictadura mundial, él pensaba que el judío “azuza al obrero contra el burgués” ya que sus bases eran el marxismo y socialismo, más adelante el los expondría como basura humana “Si los judíos fueran los habitantes exclusivos del mundo, no solo morirían ahogados en suciedad y porquería sino que intentarían exterminarse mutuamente, teniendo en cuenta su indiscutible falta de espíritu de sacrificio, reflejado en su cobardía” (Hitler, Mi lucha, 1925), dando a entender que no tenían la capacidad ni inteligencia para construir o gestionar un territorio. Sin embargo, años después, una judía Hannah Arendt, la cual vivió “El Holocausto” durante su niñez, argumentaría en su libro “Los orígenes del totalitarismo” que el antisemitismo no era más que:

El antisemitismo, una ideología secular decimonónica —cuyo nombre, aunque no su argumentación, era desconocido hasta la década de los años setenta de ese siglo— y el odio religioso hacia los judíos, inspirado por el antagonismo recíprocamente hostil de dos credos en pugna, es evidente que no son la misma cosa; e incluso cabe poner en tela de juicio el grado en que el primero deriva sus argumentos y su atractivo emocional del segundo. La noción de una ininterrumpida continuidad de persecuciones, expulsiones y matanzas desde el final del Imperio Romano hasta la Edad Media y la Edad Moderna para llegar hasta nuestros días, embellecida frecuentemente por la idea de que el antisemitismo moderno no es más que una versión secularizada de supersticiones populares medievales no es menos falaz (aunque, desde luego, menos dañina) que la correspondiente noción antisemita de una sociedad secreta judía que ha dominado, o aspira a dominar, al mundo desde la antigüedad. (Arendt, 1951)

Evidentemente quería exponer que no era más que algo ridículo, una idea errónea que Hitler acepto solo por adquirir el poder “el mismo antisemitismo era empleado para fines ulteriores que, aunque en su instrumentación señalaran a los judíos como las víctimas principales, dejaban muy atrás todos los temas particulares de interés tanto judíos como antijudíos.” (Arendt, 1951) . Aunque su fin era entender la mente “nazi” terminó por realizar un profundo análisis por cada uno de los términos que llevarían a construir una Segunda Guerra Mundial. Durante los próximos nueve años Hitler cautivaría las mentes de los alemanes con sus opiniones acerca de puntos de “suma importancia” como:

La sangre: En donde expone que “Es un deber para con lo más sagrado velar por la pureza racial”, proclamando y confundiendo que la “raza” y especie no deben ser mezcladas “todo animal se apareja con un congénere: la abeja con la abeja, el pinzón con el pinzón…”. Era tanto su obsesión por la “superioridad aria” que llega a anunciar: “Seguramente la primera etapa de la cultura humana se basó menos en el empleo del animal que en los servicios prestados por hombres de raza inferior” “amenaza para la raza blanca”, y en lo que refería a hijos de los mestizos los reconocía como “monstruos, mitad hombre, mitad mono”. Según él un individuo de sangre más pura y mejor capacidad. “Será el más preciado tesoro de la nación”.

La 1ra Guerra Mundial: En su libro dedica varias páginas a explicar que el “Ejército Alemán” fue derrotado por una “puñalada en la espalda” por parte de la revolución “judía-bolchevique” de noviembre de 1918 en Alemania, tanto era su descontento que lo tildó como “el más miserable y vil acto de la Historia alemana, la más baja traición a la Patria”. Sin embargo, para historiadores como “Antony Beevor”, consideraba que la derrota del ejército alemán ya era previsible tras la batalla de Amiens y la Ofensiva de los Cien Días. Cabe recalcar que Hitler narra su participación en la guerra como combatiente en primera línea, no obstante, solo sirvió como mensajero de la guerra, esto es constantemente expuesto por historiadores como Thomas Weber.

Para Hitler la extensión territorial era indispensable ya que: “Solo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la libertad y su vida”. Su idea era conquistar militarmente, porque la económica le parecía ridícula, según Hitler:

La política exterior del Estado racista tiene que asegurarle a la raza que constituye ese Estado los medios de subsistencia sobre este planeta, estableciendo una relación natural, vital y sana entre la densidad y el aumento de la población, por un lado, y la extensión y la calidad del suelo en que se habita por otro. (Hitler, Mi doctrina, 1925). Su anacronismo era tan ridículo que su argumentación era “preindustrial”, solo tenía la idea insensata de ganarse el territorio a costa de Rusia desde el punto de vista geográfico y demográfico.

Con respecto a los “convenios” con otros países, Adolf pensaba que “El enemigo mortal inexorable del pueblo alemán es y será siempre Francia”; “Rusia no puede ser aliado. No puede haber dos potencias continentales en Europa” y “Solo nos queda un entendimiento posible y ese es con Inglaterra”. Según él, un pacto era estratégico, porque necesitaba que Alemania se expandiera por el continente, de modo que, a los británicos se les dejara el dominio marítimo y colonial, ya que “supuestamente” no le interesaban. Ulteriormente Rudolf Hess daría a conocer que fue un fracaso y lo detuvieron.

Lo que confiere a la nacionalidad para el canciller no era más que una clasificación de habitantes, y convertirlos según correspondiera, ya sea en ciudadanos, súbditos y extranjeros. Tenía la idea que por nacer en Alemania solo se era súbdito y que la carta de ciudadanía era lo más valioso en la tierra, para ello, era necesario tener “pureza racial” y realizar el servicio militar. En lo que concernía a mujeres, solo podían adquirirla si contraían matrimonio.

La discapacidad para Adolf era vista como un peligro para la raza. Consideraba una tarea del gobierno evitar “un oprobio único: engendrar estando enfermo o siendo defectuoso”. Por lo tanto, la idea de una “esterilización forzosa” era una de las formas de mejorar la ciudadanía, también creía que: (Hitler, Mi lucha, 1925) “Sólo una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales no sólo liberaría a la Humanidad de esa inmensa desgracia, sino que produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible”, la destrucción total de “falencias” en su “sangre alemana” le permitiría tener una sociedad perfecta y limpia.

También, la educación, solo era para mejorar la raza aria, lo que le lleva a aumentar dos horas de Educación Física en los colegios, haciendo hincapié en el Boxeo: “No existe deporte alguno que fomente como éste el espíritu de ataque y la facultad de rápida decisión” su fin era crear un espíritu equilibrado en los jóvenes alemanes, aunque, la materia de “adoctrinamiento ideológico” él la consideraba base para ser alemán.

Aunque detestaba la cultura en un inicio, porque consideraba que el cubismo, dadaísmo y futurismo era locuras: “Es un deber de las autoridades prohibir que el pueblo caiga bajo la influencia de tales locuras. Un tan deplorable estado de cosas debería un día recibir un golpe fatal, decisivo”. Por lo tanto, fijo como objetivo solo apoyar aquellas que formaran la mente “todas las tendencias artísticas y literarias pertenecientes a un género capaz de contribuir a la disgregación de nuestra vida como nación”.

Con la sífilis en apogeo y la prostitución en auge, la sexualidad fue un problema para él, ya que no evitaba el “oprobio” de la prostitución, por lo que considero que el matrimonio a una edad temprana evitaría que los jóvenes vayan a mancebías, “Nos referimos sobre todo a los hombres, pues en esos asuntos la mujer es siempre pasiva”. La homosexualidad era considera como un insulto para los hombres alemanes.

En varios de los discursos, la religión era infaltable, haciendo varias evocaciones a Dios, con frecuencia como “el creador” “la divinidad” o “el todopoderoso”. Más adelante, con su ascenso, aposto por un “cristianismo positivo” del cual nunca daba detalles. Prometió la libertad de la práctica de religiones, siempre y cuando que no sean damnificados los “intereses nacionales”. Alan Bullock, era un historiador que sostenía que Hitler despreciaba los valores del cristianismo, y que solo era “apta para esclavos”, sin embargo, al momento de escribir “Mi lucha” fue muy cuidadoso en no ofender a los católicos y a los protestantes.

Aunque Hitler no anuncia a Charles Darwin en su libro, en repetidas ocasiones hace uso de sus ideas como: la evolución y la selección natural, donde solo argumentaba con teorías racistas, afirmando que: “el exterminio del más débil representa la vida del más fuerte” o ‘las leyes eternas de la vida en este mundo son y serán siempre una lucha a muerte por la misma vida’.

Más adelante Hitler admitiría que Marx era un dolor de cabeza, tras leer la obra del judío llegó a una conclusión errónea, donde expone: (Hitler, Mi lucha, 1925) “Karl Marx fue, entre millones, realmente el único que con visión de profeta descubriera en el fango de una Humanidad paulatinamente envilecida, los gérmenes del veneno social, agrupándolos, cual un genio de la magia negra, en una solución concentrada, para poder destruir así, con mayor celeridad, la vida independiente de las naciones soberanas del orbe. Y todo esto sólo al servicio de su propia raza”. También lo utilizaría como método de propaganda: “Lo que al marxismo le dio el asombroso poder sobre las muchedumbres no fue de ningún modo la obra escrita, de carácter judío, sino más bien la enorme avalancha de propaganda oratoria que en el transcurso de los años se apoderó de las masas”. Más tarde expondría que el mundo del burgués solo era marxista.

Su odio por el marxismo era más que evidente, por lo tanto, la democracia le provoco un rechazo inmediato, donde según él, el gobierno era “mendigo de la mayoría ocasional”. Consideraba que “la responsabilidad prácticamente deja de existir”.

Por último, el genocidio, era base para la eliminación de aquellos individuos que manchaban la sociedad: “Exigimos la persecución despiadada de aquellos cuyas actividades sean perjudiciales para el interés común”. Cabe recalcar que uno de los objetivos por el cual fue escrito el libro era: “que el Estado aniquile tanto al judío como su obra”. El apuntaba hacerlo del siguiente modo: “Si en el comienzo y durante la guerra se hubiera sometido a la prueba de los gases asfixiantes a unos 12.000 o 15.000 de esos judíos (…), no se habría cumplido el sacrificio de millones de nuestros compatriotas en las líneas del frente”.

Adolf Hitler coronó a un lugar prominente en los primeros años de existencia del partido. Como uno de los mejores oradores del partido, considero que ser el líder ayudaría a todos, por lo tanto, amenazó con abandonarlo. Una vez que su dictadura fue aprobada, dio paso a usar la violencia con el fin de alcanzar sus objetivos políticos, así que se dio el trabajo de reclutar miembros que compartieran ideas y el mismo deseo. Tras la publicación de su libro Mein Kampf («Mi lucha») tuvo la oportunidad de llegar a una audiencia más amplia. A finales de 1920 e inicio de 1930, los “nazis” adquirieron varios apoyos electorales y así convertirse en el mayor partido político del Reichstag, con el tiempo debilitaría a la República de Weimar.

“Mas, un pueblo de raza pura, consciente de su sangre, nunca podrá ser subyugado por el judío. Éste sólo podrá ser dominador de bastardos. Es así como, sistemáticamente, intenta hacer bajar el nivel racial mediante un ininterrumpido envenenamiento de los individuos. Políticamente, el judío acaba por sustituir la idea de la democracia por la de la dictadura del proletariado. En la masa organizada del marxismo, encontró el arma que la democracia no le proporcionaba y que le permite la subyugación y el gobierno de los pueblos por la fuerza bruta, dictatorialmente” (Hitler, Mi lucha, 1925)

En este sentido, la victoria ideológica del racismo y del comunismo sobre todos los demás ismos fue decidida antes de que los movimientos totalitarios se apoderaran precisamente de estas ideologías. Por otra parte, todas las ideologías contienen elementos totalitarios, pero éstos sólo se encuentran desarrollados completamente por los movimientos totalitarios y ello crea la impresión engañosa de que sólo el racismo y el comunismo son totalitarios en su carácter. La verdad es, más bien, que la verdadera naturaleza de todas las ideologías estaba revelada sólo en el papel que la ideología desempeña en el aparato de dominación totalitaria. Vistos desde este aspecto, aparecen tres elementos específicamente totalitarios que son peculiares a todo el pensamiento ideológico

Bibliografía

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  • Hitler, A. (1925). Mi lucha. En A. Hitler, Mi lucha (pág. 300). Holanda.
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22 Jun 2021
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