Conductas A Corto Y Largo Plazo De Das Victimas De Abuso Sexual Infantil
Introducción
A continuación expondremos las conductas a corto y largo plazo de las víctimas de abuso sexual infantil, las posibles afectaciones psicológicas y definiremos los términos asociados a este.
No existe una definición única de lo que constituye abuso sexual infantil. Una definición abarcadora, es la que usa el estado federal en los Estados Unidos, establecida por el acta de para la prevención y el tratamiento del maltrato infantil. En ella se considera abuso sexual infantil:
· La utilización, la persuasión, la inducción, la seducción o la coerción de un niño o niña para realizar o participar de cualquier tipo de conducta sexual explícita, o la simulación de dicha conducta con el fin de producir una representación visual de esta, o
· La violación, el tocamiento, la prostitución o cualquier forma de expresión sexual de un niño o niña, o el incesto.
Desarrollo
Suzanne Sgroi (1982), por su lado, plantea que abuso sexual son todos los actos de naturaleza sexual impuestos por un adulto sobre un niño, que por su condición de tal carece del desarrollo madurativo, emocional y cognitivo para dar consentimiento a la conducta o acción en la cual es involucrado. La habilidad para enredar a un niño en estas actividades se basa en la posición dominante y de poder del adulto en contraposición con la vulnerabilidad y la dependencia del niño.
La siguiente definición, de Berliner y Elliott (2002), presenta algunos elementos interesantes que vale la pena considerar: El abuso sexual incluye cualquier actividad con un niño o niña en el cual no hay consentimiento o este no puede ser otorgado. Esto incluye el contacto sexual que se consigue por la fuerza o por amenaza de uso de fuerza —independientemente de la edad de los participantes— y todos los contactos sexuales entre un adulto y un niño o niña —independientemente de si el niño o niña ha sido engañado o de si entiende la naturaleza sexual de la actividad sexual entre un niño más grande y uno más pequeño también puede ser abusivo si existe una disparidad significativa de edad, desarrollo o tamaño corporal, haciendo que el niño menor sea incapaz de dar un consentimiento informado .
Se estima que el total de casos de maltrato infantil reportados anualmente, alrededor del 26% son exclusivamente de abuso sexual. Se estima que 1 de cada 12 niños han experimentado algún tipo de abuso sexual o bien que cada año 1% de los niños serán víctimas de abuso sexual. En general se ha observado que aproximadamente el 7-36% de las mujeres y el 3-29% de los hombres han sido víctimas de alguna forma de abuso sexual durante su infancia.
Tipos de agresión y abusos
Agresión: cualquier forma de exposición del menor a estímulos sexuales o la utilización del mismo como estímulo sexual, mediando violencia o intimidación.
Abuso: cualquier forma de exposición del menor a estímulos sexuales o la utilización del mismo como estímulo sexual, sin mediar violencia o intimidación. Esta definición abarca desde la exposición del menor a material pornográfico o proposiciones verbales explicitas hasta el acceso carnal, que puede incluir la penetración anal, oral, digital o caricias.
Según el código penal vigente de España, el criterio diferenciador entre abuso y agresión sexual es el uso de la violencia en las agresiones y el uso de la seducción, la insistencia y el engaño en el abuso. Siguiendo este criterio, las investigaciones indican que la incidencia general de los casos de ASI es similar en el ámbito familiar y en el extra familiar, si bien parece que en el primero se producen más abusos y en el segundo más agresiones. En cualquier caso, las investigaciones señalan una mayor incidencia de los casos de ASI por familiares y personas conocidas, sobre los casos de agresiones sexuales por parte de desconocidos.
Los indicadores psicológicos del abuso sexual infantil o consecuencias iniciales, son aquellos efectos que suelen situarse en los dos años siguientes al abuso, por tanto, suelen encontrarse presentes en la infancia y la adolescencia. Si bien muchos de los efectos iniciales del abuso sexual infantil pueden perdurar a lo largo del ciclo evolutivo, algunos de ellos se minimizan o desaparecen, especialmente al llegar a la edad adulta, e incluso pueden desarrollarse exclusivamente en determinados periodos evolutivos. Como se obtiene de los estudios presentados seguidamente, el abuso sexual infantil se relaciona con sintomatología que afecta a distintas área de la vida de la víctima. Para Mannarino y Cohen (1986) un 69% de los menores víctimas de abuso sexual presenta sintomatología psicopatológica; mientras que para McLeer, Dixon, Henry, Ruggiero, Escovitz, Niedda, et al. (1998) este porcentaje se sitúa en un 62,8%.
Problemas emocionales
Dentro de este apartado se encuentran algunos de los problemas de tipo internalizante, siguiendo la categorización de Achenbach (1991), más frecuentes observados en víctimas de abuso sexual infantil, destaca por su elevada frecuencia en estos menores la sintomatología, con una prevalencia ubicada cerca de la mitad de las. También se observan síntomas de ansiedad y depresión (entre un 4 y un 44% en varones y entre un 9 y un 41% en mujeres víctimas de abuso sexual infantil, 1998); así como baja autoestima, sentimiento de culpa y de estigmatización (entre un 4% y un 41%). La ideación y / o la conducta suicida se da en un elevado nombre de casos (entre un 26,5 y un 54% de las víctimas mujeres, y entre un 43,3 y un 52,7% de los varones) (un 37 , 4% de las mujeres y un 50% de los varones), (un 29% de las víctimas mujeres y un 50% de los varones).
· Miedos, Fobias, Síntomas depresivos, Ansiedad, Baja autoestima, Sentimiento de culpa, Estigmatización, Trastorno por estrés postraumático, Ideación y conducta suicida, Autolesiones.
· Problemas cognitivos y de rendimiento académico:
Entre los que destaca la afectación de la capacidad de atención y concentración, con una frecuencia de sintomatología hiperactiva de entre el 4% y el 40% de las víctimas.
· Conductas hiperactivas, Problemas de atención y concentración, Bajo rendimiento académico, peor funcionamiento cognitivo general, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Problemas de relación
una de las áreas que suele quedar más afectada en víctimas de abuso sexual infantil es la relación social con iguales y adultos, ya sean pertenecientes a la familia o desconocidos, dada la ruptura que la experiencia de abuso sexual implica en la confianza de la víctima.
· Problemas de relación social, Menor cantidad de amigos, Menor tiempo de juego con iguales, Elevado aislamiento social.
Problemas funcionales
dentro de este grupo se encuentran aquellas consecuencias del abuso sexual infantil que representan dificultades en las funciones físicas de la víctima. Destacan los problemas de sueño (en un 56% de los casos, la pérdida del control de esfínteres (18%), y los problemas de alimentación (en un 49%).
· Problemas de sueño (pesadillas), Pérdida del control de esfínteres (enuresis y encopresis), Trastornos de la conducta alimentaria, Quejas somáticas.
· Problemas de conducta:
Dentro de este apartado se han incluido los problemas más relacionados con la conducta de la víctima, destacando las;
· Conductas sexualizadas, la conformidad compulsiva y la conducta disruptiva y agresiva
· Conducta sexualizada
Conformidad compulsiva
Crittenden y DiLalla (1988) propusieron la existencia de un patrón de conducta específico, denominado de conformidad obligatoria, utilizado por algunas víctimas de malos tratos, abuso sexual y negligencia para acomodarse a su situación y poder sobrevivir, física y psicológicamente a ésta. Los autores definen esta estrategia como la presencia de un comportamiento conformista y vigilante en los niños y niñas víctimas de malos tratos, que reducen el riesgo de comportamientos hostiles y violentos por parte de sus agresores y aumenta la probabilidad de interacciones agradables con ellos. En el estudio, las víctimas de abuso sexual fueron aquellas que presentaron un mayor nivel de conformidad compulsiva. No obstante, si bien los autores iniciales abogan por el efecto adaptativo de esta estrategia,
Conducta disruptiva y disocial
En el extremo opuesto, algunos autores han obtenido una frecuencia elevada de conductas de carácter disruptivo y disocial en víctimas de abuso sexual infantil, incluidas dentro de la denominada sintomatología externalizante según la categorización de Achenbach (1991), especialmente en víctimas de sexo masculino. Los autores difieren en las frecuencias obtenidas para este tipo de conductas en víctimas de abuso sexual, oscilando entre el 2% indicado en el estudio de Mannarino y Cohen (1986) para ambos sexos; y el 25,3% para mujeres y el 58,4% para varones en el trabajo de Garnefski y Diekstra (1997). Algunas víctimas crecen en la convicción de que el empleo de la agresividad es el mejor camino para conseguir lo que desean. Como se constata en diversos trabajos,
Se han agrupado en los apartados siguientes las distintas problemáticas a largo plazo que la bibliografía ha encontrado presentes con mayor frecuencia en víctimas de abuso sexual infantil, con la finalidad de facilitar la comprensión de los resultados de los estudios.
Problemas emocionales
Dentro de este apartado destacan, por su presencia en gran parte de las víctimas de abuso sexual infantil, los trastornos depresivos y bipolares; los síntomas y trastornos de ansiedad, destacando por su elevada frecuencia el trastorno por estrés postraumático; el trastorno límite de la personalidad; así como las conductas autodestructivas (negligencia en las obligaciones, conductas de riesgo, ausencia de autoprotección, entre otras); las conductas auto lesivas; las ideas suicidas e intentos de suicidio; y la baja autoestima.
· Trastorno depresivo y bipolar, síntomas y trastornos de, ansiedad,trastorno por estrés, postraumático, baja autoestima, alexitimia, trastorno límite de la, personalidad, conductas, autodestructivas, ideación y conducta suicida, autolesiones.
Problemas de relación
El área de las relaciones interpersonales es una de las que suele quedar más afectado, tanto como a largo plazo, en víctimas de abuso sexual infantil. Destaca la presencia de un mayor aislamiento y ansiedad social, menor cantidad de amigos y de interacciones sociales, así como bajos niveles de participación en actividades comunitarias. Se observa también un desajuste en las relaciones de pareja, con relaciones de pareja inestables y una evaluación negativa de las mismas, entre otras. También aparecen dificultades en la crianza de los hijos, con estilos parentales más permisivos en víctimas de abuso sexual al ser comparados con grupos de control, así como un uso más frecuente del castigo físico ante conflictos con los hijos y una depreciación general del rol materno.
· Aislamiento y ansiedad social, dificultades en la relación de pareja, dificultades en la crianza de los hijos/as. .
Problemas de conducta y adaptación social
Se observan mayores niveles de hostilidad en víctimas de abuso sexual infantil que en grupos control, así como una mayor presencia de conductas antisociales y trastornos de conducta Kaufman y Widom (1999), por su parte, constataron, mediante un estudio longitudinal (1989-1995), el mayor riesgo de huida del hogar que presentaban las víctimas de maltrato infantil, entre ellas, de abuso sexual infantil, en comparación con un grupo control. A su vez, la conducta de huida del hogar, así como el haber sufrido abuso sexual infantil.
· Hostilidad, trastornos de conducta.
Problemas funcionales
Uno de los problemas que afecta a las funciones físicas de estas víctimas de forma más frecuente son los dolores físicos sin razón médica que los justifique. También se observan algunas cefaleas, fibromialgias y trastornos gastrointestinales, lo que implica un importante gasto para los sistemas de salud, especialmente si no se diagnostican ni tratan de forma adecuada.
Son diversos los estudios que demuestran la frecuente presencia de trastornos de la conducta alimentaria en víctimas de abuso sexual infantil, especialmente de bulimia
También se detectan trastornos de conversión, que incluyen la afectación de alguna de las funciones motoras o sensoriales de la víctima; las denominadas crisis convulsivas no epilépticas, que cambian brevemente el comportamiento de una persona y parecen crisis epilépticas, si bien no son causadas por cambios eléctricos anormales en el cerebro si no por la vivencia de acontecimientos fuertemente estresantes; y el trastorno de somatización, definido como la presencia de síntomas somáticos que requieren tratamiento médico y que no pueden explicarse totalmente por la presencia de una enfermedad conocida, ni por los efectos directos de una substancia . Se ha observado, a su vez, la frecuente presencia de síntomas y trastornos disociativos en víctimas de abuso sexual infantil, referidos a aquellas situaciones en las que existe una alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno.
Destacan, por otro lado, los estudios sobre desórdenes ginecológicos, particularmente dolores pélvicos crónicos, así como también un inicio significativamente temprano de la menopausia en mujeres víctimas de abuso sexual. Los trastornos relacionados con el abuso de substancias también aparecen frecuentemente en estudios sobre consecuencias del abuso sexual infantil. Otros trabajos han mostrado la relación existente entre la experiencia de abuso sexual infantil y un peor estado de salud física general, tanto mediante síntomas físicos reales como según la percepción de salud subjetiva de las víctimas.
· Trastornos de la conducta alimentaria, dolores físicos, trastorno de conversión, crisis convulsivas no epilépticas, trastorno disociativo, trastorno de somatización, desórdenes ginecológicos, abuso de substancia.
Problemas sexuales
Browning y Lauman (2001) defienden que la sexualidad des-adaptativa es la consecuencia más extendida del abuso sexual infantil, no obstante, destacan la no existencia de una relación causal entre la experiencia de abuso sexual infantil y el desarrollo de este problema, si bien el abuso sexual infantil actuaría como un importante factor de riesgo a tener en cuenta. Otros estudios también han confirmado la frecuencia de problemas de tipo sexual en víctimas de abuso sexual infantil, como una sexualidad insatisfactoria y disfuncional, conductas de riesgo sexual (como el mantenimiento de relaciones sexuales sin protección, un mayor número de parejas y una mayor presencia de enfermedades de transmisión sexual y de riesgo de VIH). Derivados de estos problemas de tipo sexual y,
· Sexualidad insatisfactoria y disfuncional, conductas de riesgo sexual, maternidad temprana, Prostitución, re victimización.
Concluisión
La presencia de conductas sexualizadas, denominadas comportamientos erotizados, es uno de los problemas más frecuentes en víctimas de abuso sexual infantil, siendo tomada habitualmente como un indicador de marcada fiabilidad también para su detección. Como ejemplo, en la revisión de Bromberg y Jonson (2001) los autores indican que la conducta sexualizada es 15 veces más probable en menores víctimas de abuso sexual que en no víctimas. Sin embargo, estas conductas no son exclusivas de las diferentes víctimas de abuso sexual y pueden producirse por otros motivos a la experiencia de abuso como son la vivencia de otras experiencias de carácter violento actitudes familiares respecto al sexo, entre otras. Diversos autores han estudiado aquellas conductas sexuales que pueden considerar normativas según la edad y el género y las han comparado con las que presentan la mayoría de víctimas de abuso sexual infantil, ilustrando la frecuencia elevada de conocimientos y conductas sexualizadas y no normativas en estas víctimas, incluso en edades muy tempranas. Por otro lado, algunos autores han confirmado que las conductas sexualizadas en la infancia parecen relacionarse con conductas promiscuas y embarazos no deseados en la adolescencia, aumentando el riesgo de revictimización de la víctima de abuso sexual en etapas posteriores. La prostitución en víctimas de abuso sexual infantil menores de edad es también uno de los problemas relacionados con el área de la sexualidad encontrado por algunos autores, especialmente en determinados países asiáticos y latinoamericanos. En general destaca, como afirma Barudy (1993), el rápido y prematuro crecimiento con que las víctimas de abuso sexual infantil se desarrollan a nivel de su sexualidad, contrastando con las dificultades que presentan para crecer en el plano psicoafectivo y relacional.
Bibliografía
- Browne y Finkelhor, 1., & López. (1993).
- Kendall-Tackett. (1993).
- Martin alonso, c. J. (2006). Valoracion del testimonio en abuso sexual infantil. Cuadernos de medicina forense.
- Navas, M. J. (2014). Abuso sexual en menores de edad, generalidad, consecuencias y prevención. Medicina legal de costa rica.
- Oates, O. L. (1994).
- Swanston, T. O., & Tebutt, S. O. (1997).
- UNICEF, S. B. (2015). ABUSO SEXUAL INFANTIL. unicef uruguay: Taller de Comunicación.