Consideraciones Generales Del Transtorno Del Sueño Llamado Insomnio

El sueño es un proceso fisiológico que ocupa la tercera parte de la vida por lo tanto no es difícil suponer la importancia que tiene en la salud física, psicológica y psicosocial; en general en la calidad de vida. Al mismo tiempo la salud física y las condiciones psicológicas y sociales van a influir sobre el tiempo y calidad de sueño.

En el adulto, el insomnio se caracteriza por síntomas nocturnos como el insomnio de inicio, el insomnio de continuidad y el despertar prematuro; y en el paciente pediátrico se presenta la resistencia para ir a dormir en un horario adecuado y la dificultad para empezar a dormir sin la presencia de los padres o el cuidador del niño. Durante el día el paciente insomne tiene fatiga, malestar, problemas de atención, en el desempeño en sus actividades de la vida diaria (tendencia a los errores), del estado de ánimo, somnolencia, problemas de conducta, motivación y preocupaciones principalmente relacionadas con el hecho de padecer insomnio.

Se ha reportado que el insomnio es un problema que se presenta al menos ocasionalmente en 30% de la población general, y que es una condición crónica para al menos 10% de los adultos; y que en entornos clínicos la prevalencia de insomnio es aproximadamente de 50%. Particularmente, en la Ciudad de México se identificó una prevalencia de insomnio en 35.0% y de consumo de uso de sedantes en 5.8% de la muestra estudiada. No por esto se puede dejar de mencionar que los síntomas de insomnio se pueden presentar en la infancia en relación con factores de crianza, falta en la imposición de límites y hábitos inadecuados para dormir; y a través del ciclo vital como consecuencia de la interacción de hábitos disfuncionales y el estilo de vida, factores emocionales y la presencia de otras enfermedades que se agregan durante la vida.

Hay muchas razones para la falta de sueño en nuestra sociedad, que funciona 24 horas / 7 días de la semana, entre los factores desencadenantes pueden citarse los tempranos horarios de la escuela o el trabajo, las programaciones de TV que desplazan más y más el prime time a horas avanzadas de la noche, el estrés cotidiano, el amplio consumo de comidas y bebidas ricas en cafeína y otros; pero el principal factor precipitante, a menudo poco apreciado ha sido el avance tecnológico a partir del desarrollo de la iluminación artificial de nuestra noche (5). Es así que el uso de dispositivos electrónicos de entretenimiento y la iluminación ambiental artificial durante la noche está relacionado con el síntoma de insomnio de inicio y el acortamiento del tiempo total de sueño.

El insomnio ha sido explicado por el modelo de las 3 P: Factores Predisponentes, Precipitantes y Perpetuantes. Particularmente los factores que perpetúan el insomnio son conductas disfuncionales; por ejemplo, hábitos inadecuados como usar la recámara para ver televisión o usar dispositivos electrónicos, la vida sedentaria, consumir alimentos o bebidas con cafeína durante la tarde o noche, la automedicación, el exceso de tiempo en cama durante el día y la noche; activación cognitiva relacionada con pensamientos intrusivos como preocupaciones familiares o profesionales respecto a lo que sucedió durante el día pasado o lo que sucederá al día siguiente resultado del insomnio; activación emocional; por ejemplo, desesperación, enojo, rasgos de personalidad como perfeccionismo, trastornos del estado de ánimo y ansiedad que juegan un papel importante en el mantenimiento del insomnio.

No se debe dejar de mencionar que una de las principales complicaciones es el mal uso de fármacos hipnóticos (agonistas de los receptores de benzodiacepinas) para el insomnio en adultos mayores, ya que está ha asociado con caídas, demencia, accidentes vehiculares y adicción física; por lo que ha sido necesario redactar guías de práctica clínica para la de-prescripción de agonistas de los receptores de benzodiacepinas. Por lo anterior, con el objetivo de prevenir efectos farmacológicos secundarios e incrementar la seguridad de los pacientes es necesario implementar acciones para promover el tratamiento multicomponente (farmacológico – psicológico) del insomnio.

Por último, uno de los factores que afecta el sueño de manera importante es la pérdida de los estímulos ambientales y actividades psicosociales que fungen como sincronizadores de los ritmos biológicos (la necesidad de levantarse temprano y cumplir con horarios fijos en días específicos, la interacción social, la activación física, la exposición a la iluminación natural).

Durante la pandemia de COVID-19 se han identificado, altas prevalencias de depresión mayor, trastorno de ansiedad generalizada y entres agudo (24.4%, 18.4% y 15.8% respectivamente) poniendo a la población en alto riesgo de sufrir enfermedad mental.

La pérdida de la estructura de la vida diaria ha provocado síntomas de insomnio de inicio, dificultad para levantarse, cansancio y somnolencia diurnos al menos 3 veces por semana; cabe señalar que estos síntomas son más graves en la gente joven, el sexo femenino, quienes estuvieron solos durante la cuarentena y quienes pasaron la cuarentena en espacios menores a 50 metros cuadrados.

Por lo anterior, la pandemia de COVID-19 plantea la necesidad de implementar medidas de prevención de enfermedad mental que podría ser consecuencia de los síntomas de trastornos de sueño provocados por la cuarentena.

Referencias

  1. American Academy of Sleep Medicine. International Classification of Sleep Disorders, 3rd Ed. Darien Il: American Academy of Sleep Medicine; 2014
  2. National Institutes of Health. State of the science conference statement on manifestations and management of chronic insomnia in adults, June 13-15, 2005. Sleep, 28; 1049-1059.
  3. Bouscoulet LT, Vázquez-García JC, Muiño A, Márquez M, López MV, Montes de Oca M, Talamo C, Valdivia G, Pertuze J, Menezes AMB, Pérez-Padilla R. Prevalence of Sleep Related Symptoms in Four Latin American Cities. J Clin Sleep Med 2008; 4(6):579-585.
  4. Lopes MC, Cardoso Alves RS. Trastornos do sono mais communes na infancia e na adolescencia. En: Lopes MC, Lahorgue Nunes M. (coords). Sono e comportamento na infancia e na adolescencia. 1ª ed. Sao Paolo: Segmento Farma, 2009, pp. 49-70
  5. Cardinali D. Qué es el sueño. 2ª ed. Buenos Aires: Paidos, 2016
  6. Spielman AJ, Caruso LS, Glovinsky PB. A behavioral perspective on insomnia treatment. Psychiatr Clin North Am. 1987;10(4):541-553.
  7. Delgado Rodrigues RN, Bacelar Rego NF, Pinto Junior L, Rizzo G. Conceito de Insomnia. En: Ribeiro Pinto L, Bacelar Rego A (Eds). Sono do diagnostico ao tratamento. 1ª ed. Sao Paulo: Atheneu. 2020, pp.57-63.
  8. Pottie K, Thompson W, Davis S, Grenier J, Sadowski GH, Welch V, Holbrook Anne, Boyd C, Swenson R, Farrel B. Deprescribing benzoodiacepine receptor agonists. Evidence-based clinical practice guideline. Canadian family physician, 2018; 64: 339-351.
  9. Lin L-Y et al., The immediate impact of the 2019 novel coronavirus (COVID-19) outbreak on subjective sleep status. Sleep Med, 2020. https://doi.oorg/10.1016/j.sleep.2020.05.018
23 Jun 2021
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