Corrección Política Social En Bogotá
Introducción
Desde el componente social de Bogotá, se podría decir que el mayor problema inherente a la gentrificación como fenómeno que obliga a la movilidad de los dueños originales de predios que no pueden sostenerse dentro un nivel económico más alto generado por proyectos de vivienda exitosos dentro de su entorno es que suben movilidad residencial. Autores como Shaw & Mckay, argumentan que la movilidad residencial es un indicador de la desorganización social, propia de estas zonas, porque se altera la generación de fuertes lazos sociales que son un proceso lento, por lo tanto,
Desarrollo
cuando las personas tienen que abandonar su entorno familiar y social, tardan mucho tiempo para construir relaciones significativas y confiables. La inversa de la movilidad residencial es la estabilidad residencial, que facilita la transmisión intergeneracional de los valores principales y la consiguiente creación de relaciones sociales que brindan a las nuevas generaciones oportunidades para mantener o mejorar su estatus social, donde además se aumenta la participación de los residentes en la comunidad.
Promoviendo así su participación en el establecimiento de objetivos comunes y la solución de problemas colectivos. De esta forma, según lo expuesto por Kane, la movilidad residencial, afecta negativamente la cohesión social y la satisfacción de la comunidad y genera altas las tasas de delincuencia, de la violencia y de crimen. Otro problema que se podría dar como resultado de una política urbanística enfocada hacia la gentrificación en Bogotá es el peligro inminente de que se produzca una burbuja inmobiliaria.
Según Alfonso y Amezquita, los cambios en las orientaciones espaciales de la nueva producción de vivienda por segmentos de mercado propios de la gentrificación generan fluctuaciones económicas y asignaciones residenciales de nuevas demandas de vivienda que pueden producir una amenaza del mercado inmobiliario de burbuja, que se produce por una sobreestimaciónCorre del valor real de predios, pues estos suben progresivamente por motivos que no corresponden a una valorización efectiva, cuando la oferta y la demanda hacen evidente que los precios alcanzados pueden ser ficticios.
Se puede producir un miedo colectivo que desvaloriza súbitamente el mercado inmobiliario. Políticas agresivas de gentrificación pueden ir de la mano con el avance vertiginoso de la economía mundial hacia una competencia cada vez más difícil y compleja que ha ocasionado, dentro de los mercados financieros, que el tamaño de las transacciones financieras se incremente y se concentre en mega conglomerados financieros que se lucran y enriquecen rápidamente, mientras la gran mayoría de las personas tienen que resignarse con ver la baja productividad de sus ahorros e inversiones.
A veces hasta puntos críticos que pueden ocasionar su quiebra. Estas crisis financieras son típicamente eventos difíciles de caracterizar, puesto que generalmente involucran varios aspectos como pueden ser problemas en los balances de las instituciones, cambios en el volumen de créditos o precios de activos o malas relaciones con intermediarios financieros. Autores como (Hernández, Moraleda, & Sánchez), muestran que muchas veces, dichas crisis se provocan por una combinación del alto grado de integración financiera, propias de fenómenos como la gentrificación.
Con la baja regulación de las autoridades pertinentes, lo cual se traduce en flujo de dinero para adquisición de activos con expectativas de buen retorno acompañado de una regulación deficiente y exceso de créditos fáciles que se prestan para la especulación, ocasionando que los precios pierdan su control y se incrementen mientras la expectativa sea al alza, pero cuando se dejan de comprar los activos involucrados la burbuja revienta y los precios bajan. Es decir que el riesgo que corren los ahorradores o inversionistas que se han volcado hacia la compra de activos financieros.
Radica en que su productividad sube con la euforia, pero baja rápidamente con el pánico del sector involucrado. Esta evidencia empírica se refiere a la problemática de las burbujas especulativas que se presentan en los precios de los activos inmobiliarios, de forma que estos se tranzan a precios superiores o inferiores al valor fundamental, siendo así como en las últimas décadas la presencia de las llamadas burbujas a nivel mundial han generado grandes costos económicos y sociales y aunque se han desarrollado una buena diversidad de estudios.
Estos buscan proponer métodos efectivos y adecuados para detectar y evaluar oportunamente este fenómeno, dichos estudios no han logrado el nivel de eficiencia que garantice la corrección de las debilidades del sistema financiero para corregir este fenómeno. Sí bien el comportamiento histórico de los créditos para viviendas y los comportamientos contables de las empresas constructoras de Bogotá no parece acarrear ningún riesgo por el fenómeno de burbujas financieras. El valor de los inmuebles ha subido sustancialmente durante los últimos años y los créditos son cada vez más fáciles y blandos.
Por tanto, no se puede despreciar la posibilidad, así sea remota, de una posible burbuja en el sector inmobiliario colombiano impulsado por políticas de gentrificación, y las consecuencias funestas que esto acarrearía sobre los estados contables de una empresa constructora; puesto que sus costos de reajuste como el detrimento de su valor real, así como el desempleo que se puede producir, esto permite cuestionar los fundamentos básicos de políticas agresivas basadas en la gentrificación como polo de desarrollo, en la que se minimizan los riesgos y los mercados eficientes hacen parecer imposible una crisis sistémica.
Desconociendo la posibilidad de burbujas en el precio de los activos. Otra problemática inherente a políticas urbanas basadas en la gentrificación como polo de desarrollo es la concerniente con la conservación del medio ambiente, si bien los proyectos de alto costo construidos con base en la calidad de la vista y en ambientes agradables que se logran dentro de zonas y poblaciones aledañas son muy atractivos para los inversionistas, se requiere que los proyectos construidos en zonas ya pobladas y con una infraestructura consolidada mantengan un mínimo de respeto por los espacios verdes dentro de sus proyectos.
Consientes de esto, a finales del siglo XX, los planificadores urbanos y los conservacionistas ambientales de todo el mundo comenzaron a colaborar para mejorar las estructuras urbanas como hábitats que contemplen espacios naturales reconociendo que las estructuras urbanas verdes podrían desempeñar un papel determinante en sostenibilidad ecológica dentro de las grandes ciudades como Bogotá. De esta forma se inician los enfoques constructivos bajo el concepto de ‘infraestructura verde’ que se incorporaron a la planificación de muchas ciudades desarrolladas.
Fue a través de la integración de la biodiversidad urbana en su diseño, Sin embargo, según Andrade, fue solo hasta el año 2000 que los constructores conservacionistas en Colombia comenzaron a reconocer el valor de conservación de los espacios verdes urbanos mediante la incorporación del primer Plan de uso de la Tierra de Bogotá que contempla en concepto de la Estructura Ecológica Principal (EEP) en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), enfatizando en la biología y la conectividad entre las funciones ambientales y sociales.
Es así como en Bogotá la EEP, la infraestructura y la gestión de riesgos comprenden tres órdenes de planificación jerárquica de alto nivel, que nacieron en Colombia con una perspectiva de sostenibilidad ambiental, pero comprendieron componentes instrumentales heterogéneos desde estructuras naturales hasta estructuras de construcción, incluidos sistemas de drenaje, parques urbanos y esquemas de plantación de árboles a lo largo de carreteras. En 2007 la sostenibilidad ambiental se incorporó a la legislación ambiental nacional como uno de los determinantes ambientales de la planificación del uso del suelo mediante el Decreto 3600 de 2007.
La propuesta de una Estructura Ecológica Principal a nivel regional del año 2011 para Bogotá incluyó, además de la definida previamente en el instrumento de planificación urbana (POT), la integración de los ecosistemas naturales y seminaturales (bosques, matorrales, páramos y humedales altos andinos). A medida que aumentó su interés, también aumentaron las barreras para su implementación en el mundo real, puesto que según lo expuesto por Andrade, Remolina, & Wiesner, existes brechas conceptuales importantes para su implementación que subyacen actualmente como una dificultad para su implementación,
Conclusión
Los planificadores urbanos, los funcionarios del gobierno y el público a menudo usan conceptos como biodiversidad, parques y corredores, dándoles diferentes interpretaciones, lo que lleva en algunos casos a conflictos de intereses entre partes interesadas, por lo que se requiere romper las barreras conceptuales, institucionales y políticas, así como aprovecha las oportunidades para la integración real, especialmente en vista de los nuevos desafíos globales que surgen con el deterioro del medio ambiente.