Crisis Sociopolítica Actual y Desigualdad Social en Chile: Consecuencias, Soluciones

Actualmente, Chile se encuentra en un contexto de crisis sociopolítica, el cual comenzó el día 18 de octubre del año 2019 – día del “estallido social”- cuando se masificó la evasión al metro de Santiago como forma de protesta ante el alza de la tarifa en $30, ocurrida el 6 de octubre. Tras esta evasión comenzaron las movilizaciones a lo largo de todo el país. Éstas van más allá del descontento hacia la tarifa del metro, los carteles, los cánticos, los rayados e intervenciones de las y los manifestantes dan cuenta que esto responde a años de injusticias y desigualdad social. Unas de las exigencias principales son sueldos más justos, pensiones dignas, salud y educación pública de calidad. Las chilenas y los chilenos hoy se han remecido y han decidido alzar la voz tras llevar consigo una pesada carga que lleva más de 30 años presente, tras la instalación de un modelo neoliberal el cual básicamente prioriza cuestiones económicas, dejando de lado el campo de lo social. Esta carga a la que nos referimos es la desigualdad social. Ésta es el punto en común de dónde surgen todas las demandas que actualmente se han visto reflejadas en el descontento del pueblo chileno.

Debido a lo anterior, es posible preguntarse respecto al cómo intervenir y cómo forjar la relación profesional en la esfera del trabajo social. Es sensato pensar en el rol de la profesión ya que ésta ha estado permeada a través de la historia y sus respectivas demandas sociales. De esta manera, reconociendo la historicidad del Trabajo Social y teniendo presente el contexto sociopolítico actual del país, urge que las y los profesionales tengan la capacidad leer de una manera reflexiva el estado actual de la sociedad chilena, tomando en cuenta los fenómenos que han surgido tras el estallido social, pudiendo interpretar e intervenir en busca de una transformación en aquellos grupos que hoy se han visto más afectados tras la crisis social. En el siguiente escrito se buscará desarrollar, analizar y reflexionar desde una mirada crítica la desigualdad social que se vive en Chile en conjunto a la intervención social y la relación profesional del trabajo social.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2017) Desiguales: orígenes cambios y desafíos de la brecha social en Chile; plantea que las desigualdades son diferencias que se instalan como ventajas para un grupo y desventajas para otro, en donde se percibe una injusticia en las consecuencias de estas diferencias. Vale la pena resaltar que Chile presenta buenas cifras macroeconómicas, una tasa de inflación estable y una tasa de desempleo estable, en cuanto a desigualdad el país está estancado, el coeficiente de Gini, que explica la desigualdad, prácticamente se ha mantenido demostrando que no se han dado soluciones para contrarrestarla. Si bien, éste se mide a partir de los ingresos, existen múltiples factores que influyen también la esfera de la desigualdad.

Las consecuencias de la desigualdad social es algo que las trabajadoras y los trabajadores sociales conocen de cerca, el cómo llevan las personas desfavorecidas ésta recae el quehacer del Trabajo Social, al trabajar con sujetos que se ven restringidos por no poder optar por salud, educación o una vivienda de calidad, entre otras. Al visibilizar la desigualdad como un desafío para la intervención del trabajador social surge, desde la ética, la necesidad priorizar la justicia social. Desde el trabajo social, se entiende la justicia como una idea dinámica, no es estática, es una tarea profesional que no termina, recursiva. El anhelo por una sociedad más justa ha permeado desde sus inicios el quehacer profesional, ya que es necesaria, se podría decir que es la base para que los procesos de transformación ocurran.

¿Cómo pensar la intervención social teniendo en cuenta la problemática de la desigualdad social? Mallardi (2014) expone que “la intervención profesional (…) está dada por la presencia de una situación problemática que interpela la vida cotidiana de un sujeto, sea individual o colectivo”, al momento que se va forjando la intervención, lo primero que debemos observar es la presencia de algo que nos inquiete o inquiete al sujeto. Articulando desde la desigualdad, hay un sinfín de malestares que implican en los sujetos, se debe entender la intervención social como un proceso, como el funcionamiento de un engranaje entre las interacciones de los sujetos, contextos institucionales donde me sitúo y la demanda o interés que analizo con un propósito de cambio/transformación sobre algo que interpela al sujeto. Tal como la pobreza y la desigualdad, que coartan las posibilidades de surgimiento de las personas más vulnerables. Elementos empíricos, normativos, teóricos, éticos, entre otros forman parte de este proceso recursivo y dinámico que es la intervención.

Una forma de acción social consciente y deliberada que se realiza de manera expresa, integra supuestos ideológicos, políticos, filosóficos con propuestas metodológicas. Supone un proceso que parte del conocimiento de problemáticas: identificar actores, situaciones y circunstancias para promover el desarrollo humano; reconocer diferentes realidades subjetivas, desde perspectivas particularizantes y que se apoya en teorías sociales que juegan un papel explicativo y guían el conocimiento, procesos y resultados. (Cifuentes, 2004 en Prieto, Catalina y Romero, Maribel, 2009)

Una intervención consciente, intencionada vale decir, que se trabaja desde un objetivo. Trabajo desde la mirada de comprender y reflexionar la desigualdad social, teniendo en cuenta también que no somos capaces de erradicarla, podemos ir interviniendo en lo micro-social, pero pensando en lo macro-social que es un condicionante para la profesión. El proceso de la intervención lleva consigo la dinamicidad es decir que no es estática, que puede variar y recursividad entendiendo que debemos volver sobre la intervención, estando constantemente repensando y advirtiendo mejoras o cambios.

Entendemos como base que la realidad en la que vivimos es construida por diversas realidades, existe un multiverso con tantas realidades como individuos en la sociedad. Las autoras Prieto y Romero (2009) señalan la importancia del construccionismo ya que éste “posibilita revisar los campos de intervención desde los procesos de construcción, deconstrucción y reconstrucción de sus significados, elementos, concepciones que los diferencian de otros campos y a su vez los relacionan.”. Es decir, la desigualdad y el descontento no fue algo espontáneo, es algo que fue construido, la instauración del modelo neoliberal fue una causa que de apoco en las chilenas y los chilenos fue formando un malestar hoy en día traducido en manifestaciones.

Por su parte, la relación profesional se entiende en este contexto, como una forma de relación social, que se construye a lo largo de la intervención social. “La relación es el principal instrumento del trabajo social individual y familiar. La relación parte de la configuración de un sistema de acción con el sujeto, con el objetivo de crear un espacio de trabajo (De Robertis, 2006) La relación profesional entendida con los sujetos es primordial ya que aquí se va construyendo la intervención, para el desarrollo de ese contexto relacional, la trabajadora y el trabajador social deben articular todo un abanico de conocimientos, aptitudes y actitudes en la instancia de forjar una relación de confianza profesional que contribuya a los objetivos de transformación. Y, por tanto, entender que el sujeto está inmerso en relaciones, no es posible verlos descontextualizado de sus relaciones, “se debe comprender el individuo como sujeto histórico, político y social, constructor y transformador, receptor y reproductor; las relaciones están basadas en la conciencia, sociabilidad y libertad”. (Catalina y Romero, Maribel 2009). Volviendo a lo anterior, es indispensable forjar una relación de confianza Murillo (2012) propone el concepto de confianza, entendida como el reconocimiento mutuo, la responsabilidad y el cuidado.

La confianza lúcida descansa sobre una ética de la construcción de un espacio que une y separa al mismo tiempo, creando la justa distancia que permite ver sin fusionarse, y así respetarse mutuamente, reconocerse sin perderse de vista, ya sea en la lejanía o en la cercanía. (Murillo, 2012)

Ésta no es un resultado o una característica, sino que debe ser un espacio que hace factible una relación de confianza. Las trabajadoras y los trabajadores sociales son profesionales garantes de derechos, con el rol de gestar en el otro la concepción de sujeto de derecho, y no como individuo. Es decir, un sujeto inmerso en una sociedad. Generar confianza con aquel que se intervendrá es crucial para el proceso de intervención, el tratar al otro como un legítimo otro, como un experto de su propia realidad aporta a este reconocimiento mutuo y respeto. Si estoy tratando con un sujeto afectado por la pobreza tengo que entender que él es quien la vive, él es quién sabe más sobre cómo se lleva. El rol de la o el profesional es articular aquello con los distintos saberes teóricos que conlleva el trabajo social.

Desde la desigualdad y la relación profesional es un desafío para el trabajo social pensar en formas de expresar e instalar un pensamiento crítico, analítico y reflexivo en todo/a aquel/la profesional que trate temáticas tan potentes como entender la desigualdad. En ese sentido, es una estrategia sugerente es lograr un equilibrio mediante la ejecución y promoción de programas proyectos y políticas sociales, cambiando ciertas características que se tienen naturalizadas en las diferentes instituciones lograremos progresar en este (multi) ámbito de la desigualdad y por consiguiente en el país.

Comprometerse políticamente con la lucha de los movimientos sociales, es pos de poder aportar a contrarrestar la desigualdad que se vive en Chile. Como profesionales de las ciencias sociales, se debe entender el rol socio-histórico de la profesión y reconocernos como la clase trabajadora con herramientas fundamentales para poder gestionar un cambio, se debe ocupar este lugar de privilegio como profesionales de las ciencias sociales, y abrir la discusión sobre las transformaciones del Estado, las políticas sociales y su estrecha con la cuestión social y sus, hoy en día, nuevas manifestaciones.

Involucrarse y comprender las respuestas desde las organizaciones y movimientos sociales en la lucha por la vida digna y equidad social. La autora Martínez (2014) propone el concepto de involucramiento y lo expone de tal modo:

involucrarse nos sugiere más bien un ‘tener que ver con’, entrar en un campo de influencia con respecto a algo o alguien. Involucrarse con alguien implica mantener unos vínculos significativos, pero guardando un campo de indeterminación y variabilidad de dichos vínculos. (Martínez, 2014)

Asumir críticamente las respuestas quebrajadas desde el gobierno y las políticas sociales bajo la lógica neoliberal. Posicionarse en los espacios de defensa de los derechos como profesional a favor de los intereses de la mayoría. Y un punto primordial, es poder y deber ser parte de la formulación de proyectos de ley o bien articularse a las organizaciones de la sociedad para incidir en la política o en los cambios a la ley y gestar aquello en los sujetos.

Tras lo ocurrido en Chile, ha habido quiebres sociales, se ha fragmentado el tejido social y se ha polarizado en a favor y en contra. La reconstrucción del tejido social y de la comunidad política, debe contribuir a la formación de una base social, en donde los sujetos y sus organizaciones se potencien en la lucha y seguimiento de sus derechos humanos. Desde el trabajo social, inculcar la promoción de una cultura solidaria y empática, que impulse procesos de pertenencia e identidad, que permita a las personas crecer de manera recíproca y colaborar juntos en la idea de una sociedad más equitativa.

Recuperar la articulación entre ética, política y teoría en los procesos de intervención profesional exige superar discusiones centradas en la individualidad y/o singularidad del profesional en cada espacio socio-ocupacional, identificando las mediaciones que vinculan a cada profesional con posturas, tendencias y proyectos colectivos, sean del campo profesional o de la propia sociedad. (Mallardi, 2014)

La tarea del Trabajo Social contemporáneo es construir nuevas respuestas. Es posible hacerlo y estamos a tiempo para crearlo. A manera de reflexión Elevar el nivel y la calidad de la educación de los más pobres, educación obligatoria, en la teoría de la justicia, debe ser de tipo compensatoria en las máximas posibilidades de desarrollo personal, en escuelas con excelente equipamiento y con los mejores maestros disponibles. Mejorar el acceso al trabajo de los vulnerables, elevando su capital humano, mediante el agregado de la mejor capacitación disponible. Los gobiernos pueden y deben facilitar a los más pobres con esmerada capacitación, en donde ellos demuestren su potencial y deseo de trabajar. Proponer la investigación social y mejorar las condiciones de vida. No solo atender el problema, sino diseñar estrategias.

A pesar de que en Chile se está consciente de las desigualdades persistentes en el país, las soluciones existentes aún están lejos de combatir el problema de raíz. Al pensar en el modelo de desarrollo que posee actualmente Chile, se deja de lado cualquier ámbito que no sea el económico, perdiendo toda conciencia acerca de problemas y/o fenómenos como la discriminación, los estereotipos, la cultura patriarcal, entre otros, que no dejan que todos y todas tengamos verdaderamente igualdad de oportunidades para poder avanzar no solo en el ámbito personal sino también aportando significativas y positivas cosas a la sociedad, cabe preguntarse entonces: ¿Qué tipo de país queremos? El mejoramiento del ámbito sociocultural es fundamental con profesionales que sepan reflexionar y cuestionar su accionar.

Nos sugiere una idea de la acción más cercana a la artesanía de la transformación social, y menos vinculada con la ingeniería del cambio próxima a los sentidos que pueblan la noción más dominante de la intervención. (Martínez 2014)

Hoy en día y tras el estallido social, una gran masa de personas ya se cuestionan esto, temas que antes no se cuestionaban hoy son los focos de discusión, temas que se han puesto sobre la mesa entre las diferentes instituciones así como también en el Estado y Gobierno, generando algunos cambios, Prieto y Romero (2009) señalan que “reflexionar, construir y analizar individual y colectivamente; reconstruir, desde una postura ético-política, que responda a las dinámicas complejas y contradictorias en que nos desenvolvemos las y los profesionales de las Ciencias Sociales” sin embargo estos, como se puede observar en los datos estadísticos, definitivamente no son suficientes, es por eso que en este trabajo se han propuesto diferentes estrategias como instrumentos para comenzar a actuar sobre algunos de los ejes que hacen que este fenómeno se reproduzca y perpetúe a lo largo de la historia.

  

07 July 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.