Deterioro Cognitivo, Producto De La Demencia

Introducción

El deterioro cognoscitivo analizado desde el punto de vista médico ha representado un gran interés para los fisiólogos desde hace algunos siglos, prueba de ello se encuentra en la Encyclopédie, ou Dictionnaire Raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers, de Diderot y d’Alembert, publicada a la fecha de 1765, donde se intenta definir a la demencia como una “enfermedad que puede ser considerada como la parálisis del espíritu, que consiste en la abolición de la facultad de razonar. Se diferencia del delirio, que consiste en un funcionamiento aberrante de la memoria y entendimiento” (Como se cita en Custodio, Montesinos, & O Alarcon).

Desarrollo

El concepto, junto con el entendimiento del mismo fue avanzando a pasos agigantados a través de las décadas venideras, dando como resultado la introducción y categorización del síndrome como un “trastorno neurocognitivo”, el cual a su vez ha sido dividido en categorías que faciliten su detección y clasificación con base en un listado de criterios diagnósticos que van desde el análisis del nivel de independencia de la persona, las evidencias del deterioro cognitivo con respecto a su estado previo y la cantidad de dominios cognitivos afectados (American Psychiatric Association).

El estudio de la demencia y sus consecuencias en el aspecto social y de autopercepción han demostrado que el estigma del paciente con demencia se extiende hacia las personas de su entorno, afectando de manera directa su autoestima debido al grado de estigmatización que se genera alrededor de la idea de “demencia” como una patología que se relaciona con la agitación conductual, incontinencia, desinhibición, entre otras más que causan vergüenza en el paciente mismo y en aquellos encargados de su cuidado (Mascayano T., Tapia M., & Gajardo J).

Por lo tanto, estos mismos autores sugieren que las demencias deben convertirse en una prioridad, tanto de la salud pública como de salud psicológica en vista de la afectación en la calidad de vida y autopercepción del paciente y los familiares encargados de su cuidado, convirtiéndose así en una necesidad social y ética al momento de realizar investigaciones con el fin de promover acciones de apoyo social, clínico y sanitario para las personas. El tener criterios adecuados para su diagnóstico ha resultado de gran ayuda para los especialistas de la salud.

Permite que se pueda desarrollar un buen programa terapéutico que resulte eficaz, más tomando en cuenta los estudios que demuestran que las enfermedades relacionadas con la demencia son predominantes en pacientes de 65 años o más y aunque su esperanza de vida se pueda ver incrementada por el uso de alternativas farmacológicas, el promedio de vida después del diagnóstico solo alcanzara un periodo de 10 a 14 años (Garcia, Sauri Suarez, & Meza Davalos). Panorama epidemiológico y estadísticas del problema.

Llibre Rodríguez & Gutiérrez Herrer enfatizan la asociación de factores de carga genética y ambiental al desarrollo de una patología como la demencia o el Alzheimer y precisamente por esto sugieren que se debe intentar profundizar en los factores que podrían ser modificables para que el riesgo de padecimiento se vea considerablemente reducido. Entre los factores que sugieren considerar para trabajar sobre ellos se encuentra la especial atención sobre la obesidad, la hipertensión, diabetes y síndromes metabólicos que se han encontrado asociados a un alto riesgo en los casos de demencia.

Aunque aproximadamente del 95% de los pacientes que desarrollan algún tipo de demencia tienen una edad mayor a 65 años, no significa que personas de menor edad se encuentren exentas de sufrir algún tipo de demencia, ya que se ha encontrado mutaciones puntuales en la proteína precursora de la amiloidea (APP, cromosoma 21) incluso en edades más tempranas (40 y 60 años) que resultan indistinguibles al comienzo de una demencia a otra edad, poniendo así en evidencia la existencia de factores genéticos que predisponen al padecimiento (Llibre Rodríguez & Gutiérrez Herrer).

En cuanto a las estadísticas del padecimiento se ha encontrado que a nivel mundial la demencia ha afectado alrededor de 50 millones de personas, con un incremento de 10 millones cada año, estimando de esta manera un total de hasta 152 millones de personas con demencia para el año 2050, lo que representa una fuerte repercusión en materia social y económica, ya que se ha estimado que la inversión mundial dedicada al cuidado y tratamiento de la demencia es de aproximadamente 818 000 millones de dólares (Organizacion Mundial de la Salud).

Conclusión

A fin de evitar un gasto mayor y debido a que los países con mayor prevalencia son aquellos con los recursos económicos más escasos (Mascayano T., Tapia M., & Gajardo J) se ha sugerido tomar medidas preventivas sencillas y al alcance de todos, como lo sería la adopción de un estilo de vida más saludable, el tratamiento de enfermedades crónicas que predisponen al padecimiento y el diagnóstico temprano de factores asociados, incluso cuando no exista aún la suficiente evidencia de que se pueda prevenir totalmente la aparición de cualquier tipo de demencia en las personas.

La lucha por buscar reducir la aparición de factores de riesgo entre la población mundial se encuentra basada en la estimación realizada por Yaffe & Barnes  de que una reducción en siete de los factores de riesgo más comunes entre la población tendría como resultado una disminución de entre el 10 y 25% de prevalencia en la aparición de demencias como el Alzheimer.

17 February 2022
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