Diferentes Trastornos Mentales En La Sociedad

Hoy en día se habla mucho sobre los trastornos de salud mental o, como se denominan coloquialmente, enfermedades mentales, pero ¿sabemos realmente a qué nos referimos con esto? En la actualidad, muchas personas llaman así a aquellos trastornos mentales que han alcanzado niveles altos o graves, cuando llegan a afectar psicológicamente a la persona al extremo de impactar en su vida cotidiana, entre otras cosas, pero en realidad estas enfermedades pueden presentarse de otras formas y ser más comunes de lo que se piensa. Por ello, primero que todo, es importante entender y analizar qué significa realmente un trastorno mental.

La RAE se refiere a trastorno como “alteración leve de la salud” y a trastornos mentales como “perturbación de las funciones psíquicas y del comportamiento”, por tanto, podemos decir que son alteraciones mentales que pueden afectar nuestras emociones, conductas, pensamientos e incluso tener consecuencias a nivel físico. La Organización Mundial de la Salud llama a trastornos mentales a enfermedades tales como: depresión, bipolaridad, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, demencia, discapacidades intelectuales y trastornos del desarrollo. Por ende, con esta descripción podemos llegar a la conclusión de que son más comunes de lo que creíamos. Actualmente, se sabe que las enfermedades más comunes son los trastornos de ansiedad y depresivos, según la Organización Mundial de la Salud:

“Más de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad, y más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad. De hecho, muchas personas padecen ambas afecciones.”

Nuestro país es afectado en gran cantidad por estos trastornos, incluso el año 2017 en el informe “Depression and Other Comon Mental Disorders – Global Health Estimates” publicado por la Organización Mundial de la Salud (2017) dice lo siguiente:

“Chile es catalogado en el cuarto lugar de toda américa en la proporción de población total y personas afectadas por depresión y/o ansiedad, donde 844.253 personas padecían la enfermedad hasta ese año, siendo equivalente a un 5% de la población, asimismo, 1.100.582 personas sufrían trastornos de ansiedad.”

Se sabe también que algunas personas llegan a padecer ambas enfermedades. Estas cifras son alarmantes, sumando a esto que somos el cuarto país de América que tiene la mayor tasa de suicidios según el informe “Mortalidad por Suicidio en las Américas” desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (2014). Al analizar la información entregada en los informes, se llega a la conclusión de que la mayor parte de las personas, tanto las que sufren depresión como aquellas que han fallecido a causa del suicidio, están en un rango de edad de 15 a 24 años, lo cual es preocupante al ser personas jóvenes, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿se está informando realmente sobre qué es la depresión y qué es un trastorno de ansiedad? ¿sobre cómo diagnosticarlo y tratarlo? ¿es adecuado el enfoque que existe actualmente en los programas de prevención del suicidio? ¿es suficiente el apoyo que hay para prevenir o acompañar en el padecimiento de estas enfermedades? ¿qué estamos haciendo mal?

Entonces, ya sabemos que tanto la depresión como los trastornos de ansiedad son los mayores problemas que se enfrenta a nivel mundial, específicamente en la adolescencia, pero ¿a que nos referimos cuando hablamos de trastornos de ansiedad o depresión? En primer lugar, la ansiedad es, en simples palabras, una preocupación exagerada y es una característica corriente en los trastornos bipolares, depresivos y psicóticos. La depresión, por otro lado, es la más común y tiene diversas formas de presentarse en una persona, como por ejemplo, con pérdida de interés, sentimiento de culpa, tristeza, falta de autoestima, trastornos de sueño y/o apetito, sensación de cansancio y falta de concentración, entre otros.

Estos dos trastornos, normalmente llegan a afectar el rendimiento de la persona en el trabajo, en la escuela, su capacidad de afrontar la vida diaria y de enfrentar sus problemas, lo que en este caso, se asocia en gran parte a los adolescentes, quienes recién empiezan a encontrarse con diversos problemas en su día a día, experimentan nuevas cosas, nuevos miedos e inseguridades, situaciones de estrés, todo lo que, finalmente, pueden llegar a desencadenar estos trastornos en jóvenes.

En Chile, hoy en día, el apoyo a los adolescentes y jóvenes, a través de políticas y programas para la prevención del suicidio, conocimiento y afrontamiento de los trastornos mentales mencionados, está todavía en su auge. Por ejemplo, se está ayudando con los problemas que surgen en el contexto de las escuelas o universidades, ya sea desde sobrecargas académicas hasta problemas entre los integrantes del lugar de estudio, sin embargo esto sigue aumentando y afectando a miles de adolescentes, además de esto, muchos experimentan problemas familiares y/o personales, situaciones críticas en la infancia o en la misma adolescencia, conduciendo a un mayor estrés y más probabilidades de terminar padeciendo algún trastorno mental. Otras cosa importante que se ve comúnmente en los jóvenes es el sentimiento de soledad, el sentimiento de falta de apoyo, los cuales en muchas ocasiones son generados por la falta de apoyo familiar.

Como país nos es difícil enfrentar esto, los adultos en promedio tienen largas jornadas de trabajo, lo cual también es causa del estrés en muchas personas, haciendo aún más difícil la posibilidad de que los jóvenes tengan comunicación con alguien de confianza en el entorno en el que se desarrolla, provocando un lazo emocional más débil y que los jóvenes tengan que ahogar o ver la forma de superar sus dificultades a través de diversas cosas, Muchos empiezan a tener la necesidad de escapar de esto a como dé lugar, llegando a insertarse en el consumo de drogas y/o alcohol, siendo una conducta que cada vez se hace más común e incluso normalizada en nuestro país. El fondo de esto, es que estamos hablando de que los jóvenes buscan salida de sus problemas en cosas que, finalmente, generan otros problemas más, ya que, estas sustancias, además de ser nocivas para el organismo, suelen agravar mucho más los trastornos mentales, por consiguiente, a nivel cultural aún no estamos preparados como país para enfrentar esto, ¿qué podemos hacer entonces?

De partida, se podría empezar a tomar conciencia de estos problemas, de las estadísticas que muestran las altas tasas de suicidio y de la cantidad de personas que sufren estos trastornos mentales. En el país es muy poco el interés general que existe de informarse sobre los trastornos mentales y cómo tratarlos. En segundo lugar, pero no menos importante, es necesario dejar de normalizar los sentimientos de tristeza o estrés excesivos, porque lo que estamos ignorando puede ser una enfermedad como tal o el potencial auge de esta. Es por eso que se deben realizar cambios en todo el ciclo de vida y generar políticas a nivel país que se enfoquen en proteger más la salud mental desde las causalidades de estas, preocupándose de la prevención del inicio de estos trastornos tanto en niños/as como en personas de mayor edad. En este sentido, también es importante darle más relevancia al estrés y su relación con el padecimiento de estas enfermedades, lo que sería un gran paso para que los gobiernos no solo se enfoquen en la producción y la economía, considerando el ritmo de vida que tiene la sociedad actualmente, sino también del estado de salud físico y mental de la población.    

02 Jun 2021
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