Revisión Del Trastorno Por Estrés Postraumático

Introducción.

En este ensayo se presentará una revisión sobre el Trastorno de estrés postraumático, por la frecuencia con la que se puede llegar a encontrar en la sociedad, además del hecho que ahora más que nunca estamos en una era que pone mucha presión sobre todos nosotros. Le puede dar a cualquiera este trastorno y las situaciones que la producen pueden ser aterradoras o tan comunes (como el maltrato infantil, o un robo a mano armada), así como también está el elemento de que no todas las situaciones que lo generan están bajo control de la persona.

Existen algunos factores que pueden influir en el desarrollo del trastorno, como la intensidad con que se presenta el trauma o la edad a la que se presenta, así como la forma en que el individuo se toma el evento, también hay otras condiciones como el apoyo social, que reduce las posibilidades de contraer el trastorno, o el estrés, que, por el contrario, aumenta su probabilidad. Las consecuencias son importantes, pues son estas las que nos dirán si es una molestia simple, o es un posible desarrollo del TEPT.

Desarrollo.

El TEPT (Trastorno por estrés postraumático) nació como término en 1980 cuando el manual de la APA y el DSM iba por su tercera edición (Carvajal, 2002). Desde entonces, ha tomado mayor importancia, pues ya no se deja de lado las huellas psicológicas que puede dejar en el ser humano el haber pasado por un momento catastrófico (como, por ejemplo, el terremoto del 16 de abril de 2016).

Aunque no todos reaccionan igual, una situación común y corriente no genera un trastorno postraumático, simplemente genera molestia, pero esta desaparece al cabo de un poco de tiempo. A diferencia del TEPT este perdura y no deja al individuo que siga con sus actividades cotidianas con tranquilidad y hace que presente inconveniente en sus relaciones sociales.

En el TEPT se distinguen algunos elementos como la evasión, estado intenso de vigilia ante una situación traumática o similares a la que provocó dicho trauma, además de que este trastorno tiene la posibilidad de presentarse a cualquier edad. Es tan común como cualquier otra enfermedad, aunque se le ha dedicado muchos estudios para disminuir los aspectos negativos que están a favor del trastorno, como que, es un problema que afecta a toda la sociedad en cualquiera de sus estratos, los costos del tratamiento, la probabilidad de que vuelva a renacer, entre otros.

Para la APA, el trauma psíquico es: aquella situación psicológicamente estresante que sobrepasa el repertorio de las experiencias habituales de la vida (como puede ser un duelo simple, una enfermedad crónica, una pérdida económica o un conflicto sentimental), que afectará prácticamente a todas las personas y que provocará un intenso miedo, terror y desesperanza, con una seria amenaza para la vida o la integridad física personal o de un tercero.

Remontándonos en la historia, podemos evidenciar que desde las antiguas civilizaciones ya se hablaba de problemas mentales con una determinada situación. Carvajal  dice que “Hipócrates menciona pesadillas relacionadas con los combates en soldados sobrevivientes a ciertas batallas y Heródoto da cuenta en su Tratado sobre la Historia de los síntomas que presentaban los soldados que habían participado en la Batalla de Maratón”.

La teoría psicoanalítica aportó lo siguiente; Janet nombra las emociones vehementes, estas ocurrían durante los sucesos traumáticos, lo que obstaculizaba que la experiencia pasara como un hecho más en la vida de una persona y hacía que se convirtiera en una memoria traumática. Para Freud, estas experiencias agobiadoras no eran bien integradas por el sujeto, construyéndose en él una afectación que perduraría con el tiempo.

Con la Revolución Francesa, comienza una era psiquiátrica y se incorpora a la medicina, resalta una publicación de Crocp y Croco. En la Primera Guerra Mundial, algunos soldados tenían reacciones que denominaron “Shell shock”, esto debido a los recuerdos vividos en guerra, las pérdidas de seres queridos, según esto “provocaba estados de mutismo, sordera, temblor generalizado, incapacidad para caminar o mantenerse de pie, pérdidas de conciencia o pseudo convulsiones”. Luego usarían el término “Shell shock” para el cuadro clínico que incluía pérdida de memoria, visión, gusto, y olfato que se manifestaban en 3 soldados.

Carvajal (2002) aporta también que “el médico alemán H. Oppenheimer acuñó el término ‘neurosis traumática’ en 1884 para referirse a los síntomas presentados por pacientes que habían sobrevivido a accidentes ferroviarios o en su lugar de trabajo”: Más adelante, gracias a los estudios de Kardiner con los soldados de la Primera guerra mundial, detalló, basándose en la psicodinámica, que la guerra provocaba una fisio neurosis, esta producía tanto síntomas somáticos como biológicos.

Por supuesto es importante mencionar que, con la Segunda Guerra Mundial, el interés por las posibles patologías que podrían surgir en el soldado aumentaron, dando inicio a estudios más formales sobre lo que ahora es la TEPT. Luego, con la guerra de Vietnam, donde quedaron muchos soldados con secuelas psicológicas, es cuando la APA considera pertinente hacer un espacio para este trastorno en el DSM-III de esa época.

“En el TEPT lo central es el trauma psíquico; es decir, el impacto emocional de un determinado suceso capaz de provocar una serie de manifestaciones físicas y psicológicas”. Estos traumas pueden provocarse por situaciones naturales, como terremotos o inundaciones, accidentes, como incendios, o situaciones provocadas por otra persona (violación, robo, maltrato, entre otros). “El trastorno de estrés postraumático puede causar problemas como: flashbacks o el sentimiento de que el evento está sucediendo nuevamente, dificultad para dormir o pesadillas, sentimiento de soledad, explosiones de ira, sentimientos de preocupación, culpa o tristeza” (Instituto Nacional de la Salud Mental, s.f.).

“En frecuencia descendente las situaciones que provocan más TEPT son: el recuperar la conciencia durante alguna cirugía (56%), la violación en mujeres (48,4%) y el presenciar muertes o graves lesiones entre los hombres (10,7%)”. El Centro Nacional para Trastorno de estrés postraumático (U.S. Departament of Veterans Affairs, s.f.) ha dividido en 4 los síntomas posibles que se pueden encontrar en las personas con este trastorno, descrito a continuación:

  • Reviviendo el evento (también conocido como experimentación de síntomas). Recuerdos del evento traumático pueden regresar a cualquier momento.
  • Evitando situaciones que le recuerdan el evento. Usted intenta evitar situaciones o personas que provocan recuerdos del evento traumático.
  • Cambios negativos en creencias y sentimientos. El modo en que piensa sobre sí mismo y los demás cambia a causa del trauma.
  • Sintiéndose acelerado (también llamado hiperexcitación). Puede estar nervioso, o siempre alerta y atento al peligro. De repente se puede enojar o irritarse. Esto se conoce como hiperexcitación.

En la página web “Trastorno límite”, hacen mención a cuatro fases por las que pasa el sujeto con estrés postraumático, que son impacto (se crea una sobrecarga emocional), retirada (se niega la situación, produce ansiedad), recuperación (con pronta ayuda el sujeto sale de la crisis además de aumentar sus capacidades sociales y la autoestima) o desadaptación (se mantiene la crisis prolongadamente, el sujeto vive ansioso) (Trastorno límite, 2019).

El TEPT es más probable, grave y/o duradero cuando el agente estresante es aplicado directamente por el hombre (p. ej., tortura, violación, violencia familiar, terrorismo). La probabilidad de desarrollar TEPT aumenta cuando se incrementan la intensidad, duración y/o frecuencia del agente estresante y cuando este es experimentado directamente en vez de simplemente observado o transmitido (p. 8).

Este trastorno aparece a cualquier edad, aunque es más usual en personas jóvenes, por la probabilidad de estos a exponerse a situaciones nuevas sin medir riesgos. También se suelen dar con frecuencia en personas que se aíslan.

Conclusión.

Concluyendo, el estrés postraumático surge al momento de enfrentar una situación con un elemento estresante o traumante, que se queda impregnado en su pensamiento privando al sujeto de unos pensamientos racionales, más bien lo hace vivir con miedo, ansiedad, intranquilidad por evitar a toda costa que se vuelva a repetir una situación de magnitud similar.

Es bastante joven si a investigaciones nos referimos, pues fue gracias a las guerras que surge el interés por estudiar las consecuencias que dejan exponerse a estas situaciones. Evidentemente, su intensidad dependerá de cada persona, pero no por eso dejar de lado el que la situación del afectado se pueda agravar y hacer la terapia más difícil.

Bibliografía.

  • American Psychiatric Association. (1987). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (3rd ed.). Washington: American Psychiatric Press.
  • Bados, A. (22 de mayo de 2015). Trastorno por estrés postraumático. Barcelona.
  • Carvajal, C. (noviembre de 2002). Trastorno por estreés postraumático: aspectos clínicos. Revista chilena de neuro-psiquiatría. 
  • Crocq, & Crocq. (2000). From shell shock and war neuroses to posttraumatic stress disorder: a history of psychotraumatology.
  • Instituto Nacional de la Salud Mental. (s.f.). MedlinePlus. 
  • Kardiner, A. (1941). The Traumatic Neuroses of War. New York: Paul B. Hoeber Inc.
  • Myers. (1915). Contribution to the study of shell shock.
  • Trastorno límite. (2019). Trastorno límite. 
  • U.S. Departament of Veterans Affairs. (s.f.). PTSD: National Center for PTSD. 
  • Van der Kolk. (2000). Posttraumatic stress disorder and the nature of trauma.
23 April 2021
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