Discurso del Cardenal Ratzinger en la Universidad de Ratisbona Sobre la Fe
Después de brindar un saludo a los asistentes, el Cardenal recuerda junto con el auditorio los años en los que fue profesor en la Universidad de Bonn. A la vez hace referencia a cuando no había ayudantes para las cátedras, pero resaltaba que esto permitía que haya contacto mas directo entre profesores y alumno-profesor. Dentro el campo universitario, también resalta que, pese a que existen diversas carreras, el uso de la razón es algo que tenían en común. Hay diferencias entre diversos grupos, especialmente los que no tienen el mismo concepto de fe y hacen referencia a aquellas facultades que estudian algo “inexistente” Dios. Es necesario, a través de la razón interrogarse acerca de Dios, esto en el contexto de la tradición cristiana.
Se hace referencia al Corán y se menciona que la difusión de la fe por medios violentos es todo lo contrario de lo que Dios quiere, y que la violencia va en contra de Dios y del alma “Dios no se complace con la sangre”. Razón por la cual, para inculcar y llevar la fe a otra persona, debe hacerlo de una manera razonable, cabe repetir, sin el uso de la violencia de ningún tipo que vulnere la vida de las personas.
La conversión mediante la violencia: actuar en contra de la razón no va acorde a la naturaleza de Dio, mientras que para la doctrina musulmana Dios es trascendente y su voluntad no está involucrada ni a la racionabilidad. Por otro lado, Ibn Hazm afirma que si Dios quisiera los seres humanos podrían ser idolatras. Existe una falta de comprensión a Dios y esto hace que la religión tenga un desafío. Después de lecturas a documentos se evidencia que el ser supremo actúa con logos (es decir con razón y palabra). Gracias a San Juan se entiende de mejor manera el concepto bíblico de Dios. El encuentro entre el pensamiento griego y el mensaje bíblico no era casualidad, razón por la cual la visión de san Pablo es interpretada como una necesidad de acercamiento entre el pensamiento griego y el mensaje bíblico.
Este acercamiento comenzó hace mucho tiempo. Dios es afirmado como el “yo soy. Este nuevo conocimiento se da una especie de ilustración que se expresa con la burla de divinidades que son obra de manos del hombre. La traducción que se hizo en Alejandría de del Antiguo Testamento la de los “setenta” es un testimonio textual y un importante paso hacia la historia de la Revelación, dentro del cual se realizo este encuentro de un modo que tuvo un significado decisivo para el nacimiento y difusión del cristianismo. Esto se trata de un encuentro entre fe y razón, la auténtica ilustración y religión.
En la Baja Edad Media, hubo tendencias dentro de la teología que rompen el si tesis entre espíritu griego y cristiano. Juan Duns Escoto, introdujo un planteamiento voluntarista que llegó a afirmar que solo conocemos de Dios la voluntas ordinata. Se puede llegar a una imagen de un Dios Arbitrio que no está vinculado con la verdad y el bien. La trascendencia y la diversidad de Dios se acentúan de una manera tan exagerada, que incluso nuestra razón, nuestro sentido de la verdad y del bien, dejan de ser un auténtico espejo de Dios no se hace más divino por el hecho de que lo alejemos de nosotros con un voluntarismo puro e impenetrable, sino que, más bien, el Dios verdaderamente divino es el Dios que se ha manifestado como logos y ha actuado y actúa como logos lleno de amor por nosotros.
El acercamiento reciproco entre fe bíblica y planteamiento filosófico del pensamiento griego es un dato de importancia decisiva, desde el punto de vista religioso y de la historia universal. Teniendo en cuenta este encuentro, el cristianismo ,que tuvo su origen en Oriente, encontró finalmente su impronta decisiva en Europa.
Este acercamiento interior recíproco que se ha dado entre la fe bíblica y el planteamiento filosófico del pensamiento griego es un dato de importancia decisiva, no sólo desde el punto de vista de la historia de las religiones, sino también del de la historia universal, que también hoy hemos de considerar. Teniendo en cuenta este encuentro, no sorprende que el cristianismo, no obstante haber tenido su origen y un importante desarrollo en Oriente, haya encontrado finalmente su impronta decisiva en Europa.
La deshelenización, de manera inicial, surge en conexión con los postulados de la Reforma del Siglo XVI. La fe ya no aparecía como palabra histórica viva, sino como un elemento dentro del sistema filosófico. La metafísica es presentada como un presupuesto que viene de otra fuente y de la cual se debe liberar la fe para que vuelva a ser ella misma por completo.
La teología liberal de los siglos XIX y XX supuso una segunda etapa en el programa de la deshelenización, cuyo representante más destacado es Adolf von Harnack. En mis años de estudiante y en los primeros de mi actividad académica, este programa ejercía un gran influjo también en la teología católica. En el fondo, el objetivo de Harnack era hacer que el cristianismo estuviera en armonía con la razón moderna, librándolo precisamente de elementos aparentemente filosóficos y teológicos, como por ejemplo la fe en la divinidad de Cristo y en la trinidad de Dios. En este sentido, la exégesis histórico-crítica del Nuevo Testamento, según su punto di vista, vuelve a dar a la teología un puesto en el cosmos de la universidad: para Harnack, la teología es algo esencialmente histórico y, por tanto, estrictamente científico. Un pensador tan drásticamente positivista como J. Monod se declaró platónico convencido.
Esto implica dos orientaciones fundamentales decisivas para nuestra cuestión. Sólo el tipo de certeza que deriva de la sinergia entre matemática y método empírico puede considerarse científica.
Por el momento basta tener presente que, desde esta perspectiva, cualquier intento de mantener la teología como disciplina «científica» dejaría del cristianismo únicamente un minúsculo fragmento. La situación que se crea es peligrosa para la humanidad, como se puede constatar en las patologías que amenazan a la religión y a la razón, patologías que irrumpen por necesidad cuando la razón se reduce hasta el punto de que ya no le interesan las cuestiones de la religión y de la ética. Esta tesis no es simplemente falsa, sino también rudimentaria e imprecisa.
Este intento de crítica de la razón moderna desde su interior, expuesto sólo a grandes rasgos, no comporta de manera alguna la opinión de que hay que regresar al período anterior a la Ilustración, rechazando de plano las convicciones de la época moderna. La intención no es retroceder o hacer una crítica negativa, sino ampliar nuestro concepto de razón y de su uso. Sólo lo lograremos si la razón y la fe se reencuentran de un modo nuevo, si superamos la limitación que la razón se impone a sí misma de reducirse a lo que se puede verificar con la experimentación, y le volvemos a abrir sus horizontes en toda su amplitud. En este sentido, la teología, no sólo como disciplina histórica y ciencia humana, sino como teología auténtica, es decir, como ciencia que se interroga sobre la razón de la fe, debe encontrar espacio en la universidad y en el amplio diálogo de las ciencias.
Sólo así seremos capaces de entablar un auténtico diálogo entre las culturas y las religiones, del cual tenemos urgente necesidad. En el mundo occidental está muy difundida la opinión según la cual sólo la razón positivista y las formas de la filosofía derivadas de ella son universales. La razón científica moderna ha de aceptar simplemente la estructura racional de la materia y la correspondencia entre nuestro espíritu y las estructuras racionales que actúan en la naturaleza como un dato de hecho, en el cual se basa su método. Ahora bien, la pregunta sobre el por qué existe este dato de hecho, la deben plantear las ciencias naturales a otros ámbitos más amplios y altos del pensamiento, como son la filosofía y la teología. La valentía para abrirse a la amplitud de la razón, y no la negación de su grandeza, es el programa con el que una teología comprometida en la reflexión sobre la fe bíblica entra en el debate de nuestro tiempo. La razón debe ser redescubierta de manera constante por todos los individuos
Documento base:
- Discurso del Cardenal Ratzinger en la Universidad de Ratisbona[footnoteRef:1] [1: https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg.html]