Diversidad Lingüística o El Imperialismo Lingüístico: Inglés como Lengua Internacional
Resumen
La expansión del inglés como lengua internacional ha suscitado preocupaciones tales como la pérdida de lenguas e identidad retratándolo como una amenaza para la diversidad lingüística. En el siguiente estudio se pretende dar cuenta de la realidad actual de la lengua inglesa como lengua global. Para ello se presentan diferentes razones que apoyan al inglés como lengua internacional desde las oportunidades de mejora de la competitividad económica y social a la defensa de las lenguas minoritarias gracias a la participación en un contexto global. El papel del inglés como lingua franca ha suscitado una amenaza para la propia lengua que se refleja en las múltiples variedades que surgen y evolucionan constantemente fruto de la creación de identidades y que contribuyen a la dificultad de definir una lengua estándar. Las observaciones reflejan que la expansión del inglés como lengua internacional no es una amenaza para otras lenguas, sino que su difusión resulta esencial para competir en un mundo globalizado.
ABSTRACT
The spread of English as an international language has arouse concerns such as language and identity loss portraying the language as a threat to linguistic diversity. The objective of this paper is to reflect the reality of English as a global language in the present time. In order to do so several reasons are exposed to support English as an international language, from the socio-economic opportunities to the protection of minority languages due to the possibility of participation in a global context. The role of English as a lingua franca has posed a threat to the language itself which is reflected on the wide range of varieties that are constantly emerging and evolving as a result of identity creation and that contribute to the difficulties of defining a standard language. The observations reflect that the spread of English is not a threat to other languages, but rather its promotion becomes essential to compete in a globalized world.
Palabras clave: lingua franca, inglés como lengua internacional, lengua global, globalización, identidad, extinción lingüística, multilingüismo.
1. LA EXPANSIÓN DEL INGLÉS
1.1 Contexto: La expansión del inglés
Las direcciones que ha tomado el inglés a lo largo de la historia son cruciales para entender la posición preeminente que ocupa hoy en día. Cuando nos referimos a la expansión del inglés hay que tener en cuenta el contexto histórico, social y político que impulsó su crecimiento. Los orígenes del inglés en Inglaterra se remontan al siglo V; tras la caída del imperio romano de occidente, las tribus germánicas provenientes del norte de Europa cruzan la frontera del Rin. Así, Anglos, Sajones, Frisios y Jutos se instalan en Gran Bretaña propagando sus lenguas entre las lenguas Celtas que dominaban las regiones de Gales, Cornualles, Cumbria y sur de Escocia. (Crystal, 2003). Aunque las variedades Celtas habladas en aquel tiempo por los británicos son desconocidas, se ha constatado que los anglo-sajones impusieron su lengua oral y vernácula, de este modo el inglés comienza a extenderse a partir de las lenguas germánicas de los invasores y no de las variedades locales del latín. En el año 1066 la conquista normanda de Inglaterra dejará como consecuencia una fuerte influencia del francés que perdurará varios siglos, pero no llegará a desplazar al inglés. Se convierte, sin embargo, en la lengua del gobierno, las leyes y la administración hasta el siglo XIII; tras la derrota de los normandos el inglés prospera de nuevo (Leith, 1997). De acuerdo con Crystal (2003), estos sucesos representan solo una pequeña parte, teniendo en cuenta los eventos que llegarán unos 300 años más tarde elevando el inglés a la posición de lengua global. El incremento de hablantes de inglés nativos entre el reinado de Isabel I (1533-1603) e Isabel II (1926 -) ha aumentado unos 350 millones cuya gran mayoría se encuentran además fuera de las Islas Británicas. Según Bauer (2002), este crecimiento, sin embargo, no es atribuible a la lengua inglesa como tal sino a un conjunto de hechos históricos de los cuales varios fortuitos que se manifestarán en el auge del Imperio Británico y sus colonias.
Jenkins (2003) divide la propagación de la lengua inglesa en dos diásporas. La primera evoca las migraciones que se produjeron desde el sur y este de Inglaterra desplazándose fundamentalmente hacia América y Australia dando lugar a nuevas variedades de la lengua materna. Mientras que la segunda diáspora comprende la colonización de Asia y África cuyas consecuencias se reflejarán en variedades de segunda-lengua. Los primeros asentamientos en el ‘nuevo mundo’ tuvieron lugar en América, en 1607 en Jamestown, Virginia seguido en 1620 de Plymouth, Massachusetts. La diversidad de estos grupos provenientes de diferentes áreas de Inglaterra se manifestará en las futuras diferencias en los acentos. Seguidamente, la trata de esclavos provenientes de Sudáfrica intercambiados en América y el Caribe propagará la lengua inglesa en estos territorios, en un primer momento como pigdins que después evolucionarán a lenguas criollas. Al mismo tiempo, en 1788 James Cook desembarca en Australia donde presos e inmigrantes de Inglaterra e Irlanda comenzarán a asentarse. Como consecuencia la lengua resultó en una mezcla de dialectos que más tarde será influenciada por las lenguas aborígenes. En el caso de Nueva Zelanda fueron los comerciantes europeos quienes se asientan por primera vez y a lo largo de diferentes periodos comprendidos entre 1790 y 1855. De manera similar a Australia, se produjo una mezcla de dialectos con particular influencia del maorí en el vocabulario. El último de esta primera diáspora es Sudáfrica que en 1975 es colonizado por los británicos anexionando Ciudad del Cabo donde empiezan a asentarse en 1820 grupos de irlandeses y escoceses. La lengua inglesa es declarada oficial y pasa a ser segunda lengua para los hablantes de afrikáans, así como inmigrantes provenientes de la India. La segunda propagación que menciona Jenkins tiene lugar en los siglos XVIII y XIX cuyos efectos serán además completamente distintos a los observados en la primera diáspora. En cuanto a la historia del inglés colonial en África hay que hacer dos diferenciaciones. La propagación del inglés en el oeste de África surgió de la trata de esclavos, en los territorios de Gambia, Sierra Leona, Ghana, Nigeria y Camerún los británicos no se asentaron, pero utilizaron el inglés como lengua franca que motivó el desarrollo de pidgins y lenguas criollas además de convertirse posteriormente en lengua oficial en estos países. En lo que respecta al este de África, los territorios de Kenia, Uganda, Tanzania, Malawi, Zambia y Zimbabue fueron protectorados o colonias inglesas donde hubo asentamientos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El inglés es hoy lengua oficial en muchos de ellos aún después de su independencia. En el sur de Asia el inglés fue introducido en la segunda mitad del siglo XVIII en Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Nepal y Bután, sin embargo, donde tendrá una mayor presencia es en la India. Durante el periodo de dominio británico o Raj, la influencia del inglés será mayor convirtiéndose en la lengua de la enseñanza que perdurará hasta hoy en rango de “lengua oficial asociada”. Es posible incluso hablar de un proceso de “Indianización” en el sentido en que el inglés ha adoptado una identidad nacional. Considerando la expansión del inglés en el sureste de Asia y el Pacífico sur los sucesos más significativos incluyen las colonias británicas de Singapur, Malasia, Hong Kong, Filipinas y Papúa Nueva Guinea. A medida que las colonias ganaron la independencia su relación con la lengua evolucionó; algunas como Filipinas mantuvieron la lengua o Singapur donde variedades del inglés han surgido recientemente. Otras como Malasia optaron por la lengua local, el uso del inglés ha aumentado, sin embargo, últimamente en la enseñanza y como lengua internacional. Finalmente, cabe prestar atención a territorios próximos a los citados anteriormente donde la influencia del inglés está creando un gran impacto como Japón y Corea donde actualmente se plantea la posibilidad de establecer el inglés como segunda lengua oficial.
1.2 Demografía actual de la lengua inglesa
Hoy en día el inglés es la lengua más hablada del mundo, no obstante, no es la lengua con mayor numero de hablantes nativos. Son, sin embargo, el número de hablantes no nativos quienes lo han elevado a una posición global. Para comprender la situación que predomina actualmente hay que tener en cuenta que no todos los hablantes o como más acertadamente sugiere Seargeant (1998, p.47); “usuarios”, están al mismo nivel.
Jenkins (2003) distingue tres categorías distintas; el inglés como lengua nativa, como segunda lengua y como lengua extranjera siendo sus usuarios respectivamente aquellos nacidos y criados en un país de habla inglesa frente a aquellos que habitan territorios que fueron colonias británicas como India, Bangladesh, Nigeria o Singapur y finalmente, aquellos que lo aprenden con vistas a afianzar la comunicación intercultural y en cuyos países no es la lengua oficial ni de uso cotidiano. Las cifras que reflejan el número de hablantes son aproximaciones debido a la dificultad que supone establecer unos límites claros ya sea desde el nivel de competencia a la inclusión o exclusión de leguas mixtas como criollas y pidgins. Mientras que McArthur (1998) considera que éstas últimas no pertenecen a ninguna de las tres categorías distinguidas anteriormente, otros autores como Crystal (2003) las incluyen en sus estadísticas. Por consiguiente, Crystal (1997, 2003, 2008, 2012, in Seargeant 2012) estima un total de entre 400 y 500 millones de usuarios a principios del siglo XX, cifras que ha ido recalculando es sus posteriores publicaciones incrementando a 2 billones a día de hoy. Cabe destacar, que las causas este creciente porcentaje no se deben tanto a los países nativos de lengua inglesa que representan entre 350 y 380 millones sino a un crecimiento poblacional en países como China e India, así como un porcentaje muy elevado de usuarios como lengua extranjera, consecuencia de una educación institucionalizada (Sergeant, 2012).
Según apunta Crystal (2003) se está produciendo un cambio en el ámbito de la lengua inglesa:
From a time (in the 1960) when the majority of speakers were thought to be first-language speakers we now have a situation where there are more people speaking it as a second language and many more speaking it a foreign language.
Cuando observamos este creciente número de hablantes como lengua extranjera es frecuente preguntarse cómo es posible que se haya dado está situación anteriormente insospechada en que los hablantes de lengua materna hayan sido sobrepasados por los hablantes como lengua extranjera. En el siguiente apartado la atención se centra en aquellos procesos que han contribuido a este cambio.
1.3 Razones que impulsaron el inglés como lengua internacional
Una serie de hechos premeditados y otros fortuitos han dado al inglés el sobrenombre de lengua internacional aseverando que se encontró en el momento justo en el lugar indicado.
Es importante tener en cuenta que, aunque el número de países poblados por angloparlantes era considerablemente grande, la mayor influencia la ejerció, sin embargo, el poder económico y militar que éstos poseían (Bauer, 2002).
Crystal (2003) sostiene que son tres los principales hechos históricos que han contribuido a este desarrollo. En primer lugar, era la lengua vehicular del Imperio Británico, en segundo lugar, durante la revolución industrial fue la lengua de la ciencia y la tecnología y, en tercer lugar, en el siglo XX es la lengua hablada en los Estados Unidos, la nueva potencia económica. Todo ello incitó a que el inglés fuese la lengua escogida cuando las distintas tecnologías e industrias empiezan a desarrollarse e influenció por consiguiente aspectos sociales tales como la prensa, la publicidad, la industria de la comunicación, películas, grabación de sonido, medios de transporte y comunicaciones. Además, es en este momento cuando empiezan a crearse alianzas internacionales que fomentarán una necesidad aún mayor de una lengua global. En este contexto, la elección del inglés resulta evidente y poco a poco se afianza como lengua diplomática, académica y de encuentros comunitarios. Crystal (2003) afirma:
It has all happened so quickly. In 1950, any notion of English as a true world language was but a dim, shadowy, theoretical possibility, surrounded by the political uncertainties of the Cold War, and lacking any clear definition or sense of direction. Fifty years on, and World English exists as a political and cultural reality.
Crystal destaca la rápida expansión del inglés como lengua internacional, sin embargo, según el autor a pesar de que su estatus de lengua global se había fijado en 1960, dos eventos consolidaron posteriormente su posición preeminente. La independencia política es el primero de ellos, un movimiento en que la lengua inglesa adquiere un estatus singular en nuevos países. Tras la independencia de las colonias británicas y americanas el inglés estaba tan arraigado que se mantiene dado que otras lenguas no tienen suficiente pujanza para competir contra él. La revolución electrónica es el segundo gran acontecimiento; Internet emerge en los Estados Unidos lo que implica que el contenido en lo que a sistemas operativos se refiere, se crea en inglés y ello tendrá un impacto global. Aunque actualmente no podemos predecir cómo evolucionará Internet en los próximos años todo apunta a que el inglés seguirá manteniendo este papel de lingua franca (Crystal, 2003).
2. EL INGLÉS COMO LENGUA GLOBAL
2.1 La necesidad de una lengua global; el inglés
En un mundo en que cada vez estamos más interconectados a través de un proceso de integración económico social, cultural y tecnológico, la idea de una lengua global nace como una necesidad. En primer lugar, hay que entender que no cualquier lengua adquiere un carácter global por sí sola, según Crystal (2003) en primer lugar, ha de ser reconocida y asignada un papel especial en otras comunidades a pesar de la ausencia de hablantes nativos. De acuerdo con Ferguson (2012), hay una relación directa entre los acontecimientos históricos que se suceden en la segunda mitad del siglo XX y la elección de la lengua inglesa como principal recurso. Tanto en la esfera económica dominada por Estados Unidos como en la política, la ciencia, el ámbito académico y el turismo, el inglés se asocia a grandes potencias y estados. Todo ello lo convierte necesariamente en la herramienta clave para formar relaciones internacionales y llegar a una audiencia global.
El siglo XX ha creado las condiciones necesarias para que el uso de una lengua global se haya convertido en una realidad. La posibilidad de una comunicación a tiempo real desde cualquier punto del mundo ha propiciado la necesidad de una lengua franca como nunca antes. En general, la sociedad se ha vuelto más móvil tanto en el ámbito físico como electrónico. Nunca antes había existido esta necesidad real de comunicarse con otras naciones como sucede hoy en día (Crystal, 2003). En la misma línea, McKay (2002) sugiere: “English is the key as an international language in a global sense in enabling countries to discuss and negotiate political, social, educational and economic concerns”. La autora afirma la importancia de la existencia de una lengua internacional, así como su aprendizaje como clave para el acceso a un discurso global. Asimismo, otros autores como Pennycook (1994) destacan la utilidad del inglés como lengua internacional: “By and large, the spread of English is considered to be natural, neutral and beneficial”. A pesar de que algunas criticas apuntan a la imposición del inglés durante el periodo colonial, su posterior expansión ha sido el resultado forzoso de una presión global. Es además neutro porque responde a una necesidad transparente de comunicación que se ha separado de su contexto original; Estados Unidos e Inglaterra especialmente (Pennycook (1994).
Hay que mencionar además que a pesar las asociaciones que se han hecho acerca del inglés como lengua de élite Wright (2012) destaca el hecho de ya no se puede asociar como tal dada su presencia en numerosas poblaciones. Las nuevas tecnologías han proporcionado acceso a la información en todas partes del mundo facilitando la producción consumo e intercambio de conocimiento y cultura. Mientras que los movimientos de capital, productos, servicios y personas son frecuentes, el uso de la tecnología y las comunicaciones también se ha dilatado. Como consecuencia, las fuentes de información e influencia de lo que Wright considera la “generación de Internet”, sobrepasa ahora los limites de las fronteras nacionales. En este sentido, un conocimiento de la lengua nacional resulta insuficiente en un mundo en que cruzar límites lingüísticos es posible gracias a una lengua común; el inglés.
Crystal (2003) resume la necesidad de una lengua global como el inglés constatando lo siguiente: “Never has the need for more widespread bilingualism been greater, to ease the burden placed on the professional few. And never has there been a more urgent need for a global language”.
3. EL INGLÉS, ¿UNA AMENAZA O AMENAZADO?
3.1 Los efectos del inglés como lengua global: Imperialismo lingüístico y pérdida de lenguas.
A pesar de las ventajas que plantea la presencia de una lengua global, muchos apuntan a la aparición de consecuencias irreversibles y deplorables como resultado. Las principales críticas señalan en primer lugar, la pérdida de diversidad lingüística indicando que el inglés es una amenaza para las lenguas minoritarias. En segundo lugar, el incremento de desigualdades socio económicas que marca una diferencia entre aquellos que manejan la lengua inglesa y los que no. Por último, es concebido también como una amenaza para la diversidad cultural, actuando como potenciador de la homogeneización cultural (Ferguson, 2012). En este apartado el foco de atención es, sin embargo, la correlación entre el inglés como lengua global y sus implicaciones en la extinción de otras lenguas.
Hoy en día se ha proclamado al inglés como “asesino de lenguas” sin embargo, antes de considerar la autenticidad de esta afirmación, es fundamental entender qué es la muerte de lenguas, así como los factores que contribuyen a ello.
En términos generales se considera que una lengua muere cuando lo hace su último hablante, a pesar de que es posible dejar una lengua documentada antes de que esto suceda, la lengua entendida como sistema de comunicación se considera extinta (Crystal, 2002).
Según las estadísticas de la UNESCO realizadas en 2011, en las que se categorizaron 2473 lenguas, 601 se incluyeron en la categoría de “vulnerable” y 230 en la de “extinta” todo ello sin tener en cuenta las restantes lenguas que forman el total de 6909 lenguas que estima Ethnologue que existen y que por falta de documentación no se incluyen en los estudios de la UNESCO. Con ello, se estima que un 35% de las lenguas del mundo están en una situación de peligro. Y no solo eso, sino que además numerosos lingüistas consideran que de aquí al próximo siglo del 50% al 90% de las lenguas habrán desaparecido (Anderson, 2012). Dada la situación crítica bajo la que se encuentran una gran cantidad de lenguas es frecuente preguntarse cuáles son las principales causas que motivan dichas pérdidas. Crystal (2002) señala las dificultades que entraña enumerar las razones que propician la extinción de las lenguas dada la cantidad de factores que influyen en el proceso y el hecho de que no afectan del mismo modo a todas las lenguas. Sin embargo, el autor indica tres causas mayores por orden de relevancia que contribuyen a su desaparición. En primer lugar, menciona los desastres naturales como terremotos, huracanes, tsunamis, inundaciones o erupciones volcánicas entre otros cuyas consecuencias pueden reducir drásticamente el numero de hablantes nativos. En segundo lugar, los genocidios suponen de manera similar, un peligro físico para las poblaciones. Por último, Crystal señala la asimilación cultural, cuyas causas no tienen que ver con la seguridad física de las personas. En este caso los motivos se relacionan con la adopción de una lengua más dominante que reemplaza a la anterior, es un proceso que se afianza a lo largo de generaciones. No obstante, es preciso destacar que estos procesos de dominación lingüística citados anteriormente no son una novedad, sino que existen desde antes de la presencia de una lengua global. No se tiene constancia de las lenguas que han existido y se han extinguido en la antigüedad como consecuencia de la dominación cultural impuesta por unos grupos a otros, la controversia que esto plantea hoy en día es, sin embargo, en relación a la rapidez con la que están desapareciendo las lenguas. El autor plantea que el vínculo que se hace entre la expansión del inglés y la pérdida de diversidad lingüística es simplemente casual pues se han dado casos de pérdida de lenguas en lugares como Latino América, Rusia o China donde el inglés no ha tenido una presencia histórica. De acuerdo con el autor no se puede relacionar de manera directa la extinción de lenguas minoritarias con la expansión del inglés sino más bien al contrario, la existencia de una lengua global facilita el activismo en defensa de las lenguas locales. Según Crystal (2003), sin el entendimiento mutuo no sería posible transmitir las preocupaciones a las que se enfrentan las lenguas minoritarias. En la misma línea Jacobson (2003) afirma que para aquellos hablantes de una lengua en una situación minoritaria aprender inglés minimiza el impacto del imperialismo lingüístico.
3.2 ¿Extinción o cambio? Una cuestión de perspectiva
Varios autores señalan que la evolución y cambio de las lenguas es un proceso inevitable. El cambio lingüístico es un procedimiento que tiene lugar cuando una lengua desplaza gradualmente a otra. Las principales causas que propician el cambio son factores sociales económicos y políticos fundamentalmente, seguidos de principios demográficos y, por último, actitudes y valores (Holmes, 2008).
Calvet (2002) señala que, aunque la pérdida de diversidad lingüística representa una amenaza mayor para aquellas lenguas que cuentan con un menor numero de hablantes, los factores de más peso son los sociolingüísticos. El autor apunta que la desaparición de lenguas ha tenido lugar siempre; las lenguas se han sucedido a lo largo de la historia a causa de guerras, conquistas o imperios que han impuesto su cultura, todo ello, mucho antes de la llegada de la urbanización y la globalización. Además, Calvet (2002) afirma:
Le phénomène qu´on appelle mondialisation n´y est pas étrangère, même si, lorsque des locuteurs abandonnent leur langue, ce ne pas nécessairement au profit de l´anglais. En fait, la disparition d´une langue passe toujours par une fasse de bilinguisme…Il faut distinguer entre deux types de bilinguisme, le bilinguisme horizontal et le bilinguisme vertical. Il y a un bilinguisme vertical lorsqu´ un groupe de locuteurs parle une deuxième langue de même niveau que la sienne…Et il y a un bilinguisme vertical lorsqu´un groupe de locuteurs parle une deuxième langue de niveau supérieur…C´est dans le cas de bilinguisme vertical et lorsque d´autres conditions sont remplies qu´une langue est menacée. En ce sens, si la disparition des langues est un fait éternel, sans rapport avec la mondialisation il demeure que la mondialisation, qui multiplie et accélère les échanges, fixe la «valeur» des langues, pousse à l´acquisition de nouvelles langues, crée une ambiance propice à ces disparitions.
(El fenómeno que llamamos globalización no es ajeno, incluso si los hablantes abandonan su lengua, no es necesariamente en beneficio del inglés. De hecho, la desaparición de una lengua pasa siempre por una fase de bilingüismo…Hay que distinguir entre dos tipos de bilingüismo, el bilingüismo horizontal y el bilingüismo vertical. Hay un bilingüismo horizontal cuando un grupo de hablantes habla una segunda lengua del mismo nivel que la suya…Y hay un bilingüismo vertical cuando un grupo de hablantes habla una segunda lengua de nivel superior…Es en el caso del bilingüismo vertical y mientras que otras condiciones se cumplen que una lengua está en peligro. En este sentido, la desaparición de las lenguas es un hecho eterno, sin relación con la globalización, es cierto que la globalización que multiplica y acelera los intercambios, fija el “valor” de las lenguas, empuja a la adquisición de nuevas lenguas, crea un ambiente que propicia estas desapariciones).
En algunos casos sucede que ciertas poblaciones abandonan su lengua por las ventajas que les ofrece hablar inglés como una mayor participación a escala global, así como la aseguración del desarrollo económico y social. Sin duda hay razones de peso para mejorar la competitividad en la lengua que más poder e influencia tiene a día de hoy (Ferguson, 2012). Asimismo, cabe señalar que el inglés es incluso aceptado en aquellas sociedades que lo ven como una amenaza por los beneficios que supone en términos de competitividad económica y oportunidad (Phillipson 1992, 2007b, Pennycook 1995, 2001 in Ferguson 2012).
Mientras que las opiniones más generalizadas señalan al inglés como responsable de pérdida lingüística considerando que su poder predominante desplaza a otras lenguas, autores como Crystal o Juan Calos Moreno Cabrera presentan las actitudes de los hablantes como un factor importante a tener en cuenta en el proceso de cambio y pérdida de lenguas. Juan Carlos Moreno Cabrera (2000, in Calvet 2002) hace una distinción clave entre dos tipos de muerte de lenguas considerando una natural y otra no natural. Expone que el latín evolucionó en las diferentes lenguas romances, por lo que su muerte se considera natural. Sin embargo, cuando los hablantes no transmiten su lengua a las generaciones futuras se produce una muerte lingüística que considera no natural ya que son los hablantes quienes dejan morir la lengua. Son los dos resultados de un mismo proceso y según Moreno Cabrera la muerte no natural es inaceptable. En la misma línea Crystal (2002) utiliza el término “suicidio lingüístico” para reivindicar que la actitud y valores de los hablantes pueden matar una lengua ya que la decisión de no transmitirla es el resultado de una acción consciente. Todas estas observaciones se relacionan también con Anderson (2012) quien destaca que el imperialismo lingüístico no tiene porqué ser la causa del cambio de lengua, muchas poblaciones pequeñas lo hacen especialmente por las cuestiones sociales y económicas que se asocian a una lengua de prestigio:
There is little doubt that becoming competent in the language of a larger surrounding community is an essential step in obtaining access to a variety of benefits associated with that community. But it is false to present the learning of such a language as necessarily entailing the abandonment of the group´s original language. (Anderson 2012, p. 131-132)
Aunque los autores mencionados anteriormente reconocen los beneficios y oportunidades que ofrece la competencia en lengua inglesa, en ningún caso defienden el abandono de su lengua nativa. Asimismo, Anderson añade: “Multilingualism is a perfectly natural condition of human kind” (2012, p. 129). El autor sugiere que se pueden integrar perfectamente dos lenguas con papeles diferentes en una sociedad. No solo es la solución más ventajosa, sino que además no supone una pérdida para la biodiversidad y permite a sus hablantes retener una lengua que refleja su identidad como se expone en el siguiente apartado.
Por otra parte, Pennycook (2010) sugiere un cambio de perspectiva en el que en lugar de preguntarse acerca de la influencia que la lengua ejerce sobre los hablantes cuestiona cómo las actividades que llevan a cabo las personas han moderado la lengua. Pennycook entiende la lengua como una práctica local que refleja las actividades cotidianas. Además, señala que la forma en que entendemos la lengua es el producto de hechos históricos, sin embargo, apunta que tras la globalización es necesario reflexionar y tener en consideración que la lengua es ahora fruto de una transición y de un uso local. Con esta idea lo que el autor transmite es un cambio de perspectiva que concibe el inglés como una práctica que siempre ha sido local y no como una expansión imperialista.
Otros puntos de vista plantean el cambio lingüístico como un proceso de creación y renovación. Bloomaert (2010, in Wright 2012) propone un nuevo enfoque en que celebra la innovación lingüística causada por los intercambios y movimientos que genera la globalización tales como la mezcla de lenguas, hibridación lingüística o criollización.
3.3 Inglés como lengua internacional: identidad y cultura
La lengua propia de una cultura es considerada a menudo un reflejo de la identidad étnica del grupo. En el apartado anterior hemos observado cómo la adquisición de una lengua internacional como es el inglés lejos de empujar a la pérdida de otras lenguas minoritarias les da poder y voz. La cuestión que surge ahora es determinar si la adquisición del inglés es una amenaza para la identidad que tan intrínsecamente se relaciona con la lengua.
Lambert (1975, in Yihong 2005) propone dos bilingüismos diferentes como alternativa para preservar la identidad y valores culturales de una lengua. Mientras que en el bilingüismo sustractivo la lengua nativa y la identidad cultural es suplantada por la nueva lengua adquirida y su cultura, el bilingüismo aditivo permite a los hablantes mantener su lengua e identidad a la vez que adquieren la nueva lengua y los valores de esta. Además, esto permite a los hablantes enriquecerse adquiriendo una mayor aptitud lingüística, cultural y comunicativa. Norton (2000) indica que el aprendizaje de la lengua inglesa supone una ventaja para sus hablantes quienes, a su vez, redefinen su identidad.
Autores como Gumperz (1982) y Anderson (2012) sugieren el uso de dos lenguas para contextos diferentes. En concreto, Gumperz propone un “they-code” que alude a la lengua asociada al desarrollo socioeconómico, el inglés en este caso, de uso más formal y un “we-code” que corresponde al empleado en un ambiente familiar e informal. Desde este punto de vista, se preservan las identidades asociadas a la lengua a través de un método de identificación psicológico.
Por otro lado, Crystal (2002) señala que hay numerosos elementos que conforman lo que se denomina cultura que engloban desde comida, vestuario, peinado a danza y artes. Estas son a menudo asociadas a los grupos étnicos, aunque no controlen el lenguaje étnico al que se vinculan. Además Crystal (2000) afirma:
Culture does not come to a complete stop when any one of its elements changes or ceases to exist, even when that is language. The loss of a language is certainty the nearest thing to a serious heart-attack that a culture can suffer. But people can survive heart-attacks; and so, can cultures.
Crystal mantiene que a pesar de que se produzca un cambio lingüístico el aspecto cultural continúa desarrollándose. De acuerdo con Mulfwene (2002, in Edwards 2009), plantearse la “pérdida de culturas ancestrales” supone entender la cultura como una práctica estática, es decir, como si la aparición de nuevas culturas fuese el resultado de un proceso de ecología lingüística inadaptado. Dorian (1999, in Sallabank 2012), mantiene que la identidad y sentimiento de pertenencia a una cultura pueden perdurar, aunque la lengua se pierda. Además, Sallabank (2012) menciona que de acuerdo con numerosos autores la identidad no es algo fijo, sino que cambia y se construye en función de los distintos escenarios que conforman el día a día de los individuos. De la misma manera, Edwards (2009) plantea que, así como el latín que en un tiempo fue considerado una amenaza para otras lenguas y finalmente dio lugar a una gran heterogeneidad, la globalización está impulsando nuevas identidades como las nuevas variedades del inglés o “Englishes” que también hay que tener en consideración como manifestaciones de identidad, cuestión que se aborda en el apartado.
3.4 Desafíos del inglés
3.4.1 El inglés amenazado
La expansión del inglés a nivel global constituye una amenaza para la lengua expuesta a cambios y prácticas diversas. Varios autores consideran que el inglés lejos de suponer una amenaza para otras lenguas es, sin embargo, el primero bajo peligro. Pennycook (1994) señala que el inglés como lengua internacional beneficia a los hablantes, quienes lo han adoptado de manera autónoma y que en lugar de ser una amenaza para su cultura y lengua es, sin embargo, el principal afectado. Asimismo, Crystal (1988, in Pennycook 1994) sostiene que, aunque para los hablantes nativos de inglés el uso de su lengua a escala internacional es una ventaja además de una satisfacción, a su vez esto crea inquietudes ya que la lengua es sometida a un cambio constante a medida que se propaga. En otras palabras, Mazrui (1975, in Pennycook 1994) apunta: “In spite of the phenomenal spread of the language, the British at home seem to look on it at best as an amusing phenomenon, and at worst as something that is tending to pollute and corrupt the language”. Desde este punto de vista los cambios y variedades son comprendidos como imperfecciones de la lengua estándar.
Por otro lado, Bauer (2002) hace referencia a este argumento bajo el nombre de “break-up of English”. La autora sostiene que teniendo en consideración las notables diferencias que se pueden distinguir hoy entre el inglés británico y otras variedades presentes en todo el mundo, es inevitable pensar que en un futuro no se considerarán la misma lengua. Bauer ilustra este punto a través del ejemplo del latín en Europa que con el paso de milenios cambió tanto que ha dado lugar a lenguas completamente distintas que hoy no son denominadas “latín moderno”. Es posible que “americano” “australiano” o “sud-africano” sean en un futuro lenguas por sí mismas. Según apunta Bauer (2002): “Everything we know about language history up to the middle of the last century suggests that varieties of any language diverge when left to themselves, they do not converge”. A medida que pasa el tiempo las variedades del inglés se transforman, especialmente en lo que respecta a la pronunciación donde el cambio se produce a mayor velocidad. A su vez, McArthur (1998, citado en Bauer 2002) plantea que referirse al inglés como una lengua no abarca la totalidad de la lengua ni clarifica lo que es ser un hablante de inglés. Desde su perspectiva, en términos generales existen variaciones considerables en la lengua actualmente como para englobarlas todas bajo el mismo nombre. Basándose en los argumentos de McArthur mencionados anteriormente, Bauer concluye que en el futuro estos “Englishes” originarán lenguas mutuamente inteligibles. Si bien es cierto que hay grandes disparidades entre la trayectoria que ha tomado la lengua oral con respecto a la lengua escrita. Mientras que grandes cambios son observables en la forma oral, la forma escrita parece mantener de momento una homogeneidad mayor. Por lo tanto, la idea de que el inglés escrito perdure como lengua internacional es una posibilidad abierta. También puede darse el caso de que la necesidad de una lengua global sea la presión que mantenga unida la lengua (Bauer, 2002). En cualquier caso, esto plantea dos cuestiones fundamentales que son tema de debate hoy, por un lado, la dificultad de definir un inglés estándar y por otro las variedades del inglés o “Englishes” que se ilustran en los siguientes apartados.
3.4.2 Nuevas variantes del inglés o New Englishes
Nuevas variedades del inglés han comenzado a desarrollarse como consecuencia de su papel de lingua franca. Siendo, además, muy probable que estas diferencias continúen aumentando a medida que las comunidades expresan su identidad a través de la lengua (Crystal, 2002). Todas estas variedades comparten numerosos rasgos, además de una historia común y grandes afinidades con el inglés británico o americano. Sin embargo, no hay que olvidar que especialmente los acentos, usos idiomáticos, discursos, vocabulario o gramática son características propias de cada variedad que las vuelven únicas (Jenkins, 2003). Una de las cuestiones que más se relacionan con la aparición de “New Englishes” es la creación de identidad. Crystal (2003) apunta: “Dialects emerge because they give identity to the groups which own them”. El autor señala además que la identidad se convirtió en un rasgo esencial especialmente tras el crecimiento de movimientos independentistas en la segunda mitad del siglo XX. Mientras que la oposición califica las lenguas criollas y pidgins de simplificaciones y corrupciones de la lengua, autores como McArthur (1998, in Jenkins 2003) los describen como “illuminations of linguistic evolution” (p.9). Crystal al mismo tiempo, apunta: “The number of new pidgins and creoles… provide evidence of fresh linguistic life” (2002, p. 10). Los “New Englishes” son aun considerados variedades del inglés, no obstante, Crystal (2002) refiere: “it is posible for local sociopolitical movements to emerge which would “upgrade” them to a language status in due course”. En el futuro a medida que pidgins, lenguas criollas, así como mezclas de lenguas continúen desarrollándose y ganando prestigio, podrían disiparse tanto unas de otras que no se considerarían “inglés”. Esto podría afectar a cualquier lengua internacional como consecuencia de la influencia de la diversidad (Crystal, 2002). Uno de los dilemas que surgen a causa de la diversificación de la lengua inglesa según Crystal (2002 in Jenkins 2003), es el problema de la inteligibilidad; los hablantes de “New Englishes” aumentan cada vez más, así como los hablantes no nativos. Todo esto crea incertidumbres especialmente a la hora de definir una variedad estándar teniendo en cuenta las crecientes disparidades.
3.4.3 El inglés estándar
La aparición de “New Englishes” a abierto una polémica de grandes dimensiones que hoy es el tema de debate por antonomasia en la esfera de la lengua inglesa. Pennycook (1994) afirma: “The main issue of debate is whether efforts should be made to maintain a central standard English or whether the different varieties of English should be acknowledged as legitimate forms in their own right”. La diferencia entre el inglés estándar y otros dialectos es que éste no se caracteriza por ningún acento particular, no pertenece a ninguna zona geográfica en concreto y se relaciona con un mayor prestigio. Es por lo tanto considerado únicamente un dialecto social (Trudgill, 1999 in Jenkins 2003). Asimismo, Hudson (1996 in Jenkins 2003) se refiere a la lengua estándar como “the result of a direct and deliberate invention by society”. Señala que además es el producto de un proceso de selección, codificación, elaboración y aceptación.
Todas estas observaciones se relacionan también con la ideología del inglés estándar (Standard English ideology) que defiende la convicción de la imposición de una variedad estándar considerada la única oficial como provechoso para la sociedad. Sin embargo, teniendo en cuenta la expansión de inglés hoy habría que considerar que la ideología del inglés estándar es un caso particular de la ideología de la lengua estándar ya que el problema que se plantea actualmente reside en que únicamente una lengua ha de ser reconocida no para un solo país sino a escala global (Seidlhofer, 2011).
Autores como Quirk y Kachru confirman la necesidad de establecer una lengua estándar concluyendo que es la forma de reconocer las variedades del inglés como válidas (Seidlhofer, 2011). Quirk (1990, in Jenkins 2003) señala que las variedades no nativas de inglés son “inadequately learnt versions of “correct” native English and therefore not valid as teaching models”. Por el contrario, Bamgbose (1998 in Jenkins 2003) afirma:
The main question with innovations is the need to decide when an observed feature of language use is indeed an innovation and when it is simply an error. An innovation is seen as an acceptable variant, while an error is simply a mistake or uneducated usage. If innovations are seen as errors, a non-native variety can never receive any recognition.
En vista de la posición de Quirk quien considera las variedades no nativas como deficientes, Jenkins (2003) defiende que por lo general la lengua estándar tiende a no favorecer los “New Englishes” y estima que debería ser más incluyente.
Otros autores como Chambers and Trudgill (1998 in Seidlhofer 2011) manifiestan la dificultad de delimitar la lengua estándar y aclaran: “Language is a continuum in time and space, so what linguists can do is in indicate variable features, but they cannot, as linguists identify the boundaries which demarcate one variety from another”.
Por otro lado, las predicciones de Crystal (2002, in Jenkins 2003) sugieren que las diferencias entre el inglés estándar y no estándar serán cada vez mayores a la vez que estima que una nueva variedad será utilizada en contextos internacionales la cual denomina: “World Standard Spoken English”. Crystal considera que el inglés americano será el que ejerza una influencia mayor convirtiéndose en el utilizado como lengua global mientras que el resto de variedades divergirán y serán destinadas a usos locales.
5. FUTURAS PERSPECTIVAS DEL INGLÉS
5.1 El inglés como lengua global en el futuro
En el apartado 1.2 se mencionaba que una de las causas más notables que explican la rápida expansión del inglés se debe al crecimiento demográfico en países como India y China. Graddol (2010, in Seargeant 2012) estima que en gran medida el futuro de la lengua inglesa lo determinará el desarrollo de estos dos países en las próximas décadas.
De acuerdo con Calvet (2002), los factores que determinan la evolución lingüística son fundamentalmente las tasas de transmisión de las lenguas, la adaptación por parte de las poblaciones en las que no es la lengua materna, en particular en situaciones postcoloniales, la urbanización en países altamente plurilingües, las políticas gubernamentales, la vehicularidad y la aparición de las lenguas en Internet. Sin embargo, según el autor, la demografía juega un papel importante únicamente cuando se acompaña de la transmisión y la vehicularización. Un claro ejemplo es el caso del chino, que explica porqué la lengua más hablada en el mundo no se ha extendido como lengua internacional. Calvet (2002) afirma:
La langue la plus répandue au monde est, dans l´état actuel des choses, peu diffusée sur le plan international, peu acquise comme langue seconde, peu enseignée : le statut international du chinois repose essentiellement sur l´importance démographique et politique de la Chine et non pas sur une réelle «internationalité» de cette langue.
(La lengua más extendida en el mundo está actualmente poco difundida en el plano internacional, poco adquirida como segunda lengua, poco enseñada: el estatus internacional des chino depende esencialmente la importancia demográfica y política de china y no de una “internacionalidad” real de esta lengua).
Es por ello que los factores a tener en cuenta a la hora de considerar el futuro del inglés como lengua internacional no se basan únicamente en el número de hablantes. Además, Crystal (2003) estima varios posibles cambios que pueden suponer un giro para el inglés como lengua internacional. Cuestiones como variaciones de poder sea económico, político, tecnológico o cultural podrían afectar a otras lenguas favorables a asumir el papel del inglés hoy. También plantea la posibilidad de que la necesidad de expresar la identidad a través de la lengua acabe dividiéndola en múltiples variedades. Sin embargo, mientras que son varios los autores que apuntan que como sucedió en el caso del latín, el inglés se fragmentará en diferentes lenguas, Crystal sostiene que teniendo en cuenta los efectos de la globalización, basarse en la historia de la lengua no es viable en este caso. Estima, además, que los diferentes New Englishes podrían moverse al mismo tiempo en direcciones diferentes:
The pull imposed by the need for identity, which has been making New Englishes increasingly dissimilar from British English, could be balanced by a pull imposed by the need for intelligibility, on a world scale, which will make them increasingly similar, through the continued use of Standard English. At the former level, there may well be increasing mutual unintelligibility; but at the latter level, there would not. (Crystal, 2003 p.178)
No obstante, aunque una familia de “English languages” puede originarse en el sentido sociolingüístico, estas no serán mutuamente ininteligibles, sino que su relación será similar a la que se observa actualmente entre dialectos y acentos intranacionales (Crystal, 2003).
En lo que respecta a las próximas décadas Graddol (1997) afirma que no hay razones para considerar que otra lengua pueda sustituir al inglés como lingua franca. La posición que ocupa hoy en día es el resultado de un proceso histórico que otra lengua no podría reproducir en el curso de este siglo. Asimismo, Graddol (1997) refiere:
The indications are that English will enjoy a special position in the multilingual society of the 21 century: it will be the only language to appear in the language mix in every part of the world. This, however, does not call for an unproblematic celebration by native speakers of English. Yesterday it was the world´s poor who were multilingual; tomorrow it will also be the global elite. So we must not be hypnotised by the fact that this elite will speak English: the more significant fact may be that, unlike the majority of present-day native English speakers, they will also speak at least one other language – probably more fluently and with greater cultural loyalty.
Por lo que se refiere al porvenir del inglés Crystal (2003) sostiene que preguntarse acerca del futuro del inglés significa preguntarse acerca del futuro de la sociedad. Nunca antes se había tenido constancia de una lengua como el inglés tan ampliamente extendida y con un número tan elevado de hablantes por lo que hacer predicciones acerca del futuro de la lengua es una tarea ardua. Asimismo, cambios sociales como políticas de inmigración, o nuevos acuerdos políticos podrían afectar el delicado equilibrio entre la reivindicación de identidad y la necesidad de una comprensión mutua. Por lo que hay que destacar que la implicación del papel del inglés como lengua internacional va mucho más allá de la lengua. Del mismo modo, no se puede predecir cuales son las consecuencias lingüísticas cuando una lengua cuenta con un mayor número de hablantes no nativos que nativos. Aunque se tiene constancia de las principales circunstancias que pueden impulsar grandes cambios, la manera en que estos interactúan no se puede predecir ni tampoco cómo afectarán a una lengua cuya presencia es global (Crystal, 2003).
Es posible concluir que en lo que respecta a un futuro cercano, el inglés seguirá manteniendo el papel de lengua internacional, sin embargo, en cuanto a la posición del inglés en un futuro más alejado las aproximaciones que se han propuesto son únicamente especulaciones.
6. CONCLUSIONES
Hoy en día el inglés no es la lengua más hablada del mundo, sin embargo, es la lengua internacional por excelencia. Una serie de hechos históricos, así como otros fortuitos explican su posición preeminente. El auge del imperio británico y sus colonias, la revolución industrial, la fuerte posición económica de los Estados Unidos y los avances tecnológicos han sido claves en la expansión del inglés. Sin embargo, la presencia del inglés a nivel mundial hoy es el resultado de la necesidad de una lengua global. La importancia de la comunicación internacional ha llevado a los hablantes a adquirir la lengua más comúnmente asociada al prestigio. Las opiniones más críticas señalan el inglés como una amenaza para otras lenguas minoritarias, sin embargo, nada más lejos de la realidad, el inglés como lengua internacional ha probado ser un beneficio en lugar de una maldición. La extinción de lenguas es un proceso que ha existido desde mucho antes de la llegada de la globalización, aunque es cierto que esta acelera el proceso, no se puede relacionar de manera directa la expansión del ingles.