El Diario De La Española Ana Frank
Introducción
El objetivo de nuestro trabajo es hacer una introducción a la obra de la escritora española Ana María Matute en adelante AMM con el fin de analizar su primera novela publicada, Los Abel, desde la perspectiva del movimiento literario llamado tremendismo. AMM no es sólo una de las escritoras más destacadas de su generación, sino además una de las más productivas en la literatura española.
Ha sido merecedora de múltiples premios, el último y más importante de ellos es el Premio Cervantes logrado en 2010. La elección de este tema se basa en el hecho de que en el Departamento de Filología Hispánica de la Universidad de Tartu no se han escrito hasta ahora trabajos sobre esta valorada escritora ni sobre el tremendismo y en el interés personal de la autora por la literatura femenina de posguerra.
Desarrollo
Ana María Matute escribió Los Abel, obra que obtuvo una brillante clasificación en la convocatoria del Premio Nadal 1947, a la temprana edad de veintiún años. Inspirado en la historia bíblica de Adán y Eva, reflejo del ambiente tras la contienda civil, es la oscura y encendida historia de una familia que llega a crear un ambiente tan tenso y tan apasionado que subyuga al lector. Son unas vidas tristes y atormentadas, muy pocas de las cuales escapan al clima de angustia y agotamiento. La publicación de este libro fue considerada como una revelación literaria, hecho que se confirmaría en las sucesivas obras presentadas por su autora.
En el caso de la autora AMM hay aspectos importantes que no se pueden ignorar al hablar de su obra. Primero, el simple hecho de ser una mujer que escribe y, segundo, que su creación literaria pertenece a la segunda mitad del siglo pasado y en gran parte, más exactamente, a la época que se llama posguerra española. Así, AMM es una escritora que forma parte de la generación que se conoce como “la generación del medio siglo”. En los próximos subcapítulos vamos a presentar estos dos aspectos con más detalle
En la década de los cincuenta apareció en el panorama literario español una nueva generación de autores que tuvieron características comunes de biografía y estética tan claras que forman un auténtico grupo que se conoce como “la generación del medio siglo”. Fueron escritores que empezaron a publicar ya durante la década de los cuarenta y cobraron fama a lo largo de la siguiente. Aunque a la generación del medio siglo pertenecieron tanto novelistas, escritores del teatro como también poetas, en este trabajo vamos a ver más concretamente las características de los primeros.
Los años más influyentes para la obra de la escritora han sido los de su infancia. Además, como AMM forma parte de la generación del medio siglo, su obra está marcada por la guerra civil española. Los tiempos bélicos son una mitad de las vivencias que han determinado el sentido temático de su creación, la otra la forman los veranos pasados en Mansilla de la Sierra, en casa de sus abuelos. La guerra civil española empezó cuando tenía once años y reveló a la niña la existencia de un mundo diferente: le mostró la mísera realidad del hombre, el dolor, y la muerte.
Como era característico a los escritores del tiempo, AMM comenzó su creación con una prosa al margen del realismo social, hablando de los efectos de la guerra civil, haciéndolo a menudo desde el punto de vista de los “niños asombrados”: el nombre acuñado por ella misma a los niños de la guerra. Sus obras no llevan implícitas ninguna ideología política, pero sin duda transmiten una crítica social. Uno de los temas más importantes en la obra de AMM está compuesto por las relaciones entre la gente, a menudo entre los familiares. Por ejemplo, un símbolo destacado en sus novelas es el cainísmo, el enfrentamiento entre hermanos, sus orígenes y soluciones.
La novela Los Abel, publicada en 1948 cuando AMM tenía solo 21 años, marca su entrada en el paisaje literario. Un año antes había quedado semifinalista con el mismo libro en el IV concurso del Premio Nadal. Se trata de una historia narrada en primera persona por dos personajes diferentes. El narrador en los capítulos I-IV es un hombre joven que vuelve a un pueblo que visitó con su madre cuando era niño.
En estos capítulos recuerda su primer encuentro con la familia de los Abel y después describe el pueblo y la gente que vive allí durante su visita. El hombre alquila la vieja casa de la familia mencionada y allí encuentra el diario de Valba Abel, una de las hermanas que vivieron allí. Así, el segundo narrador es Valba, o más precisamente, los capítulos V-XXIX representan su diario personal en que cuenta la triste historia de su familia.
Esta historia se desarrolla en un paisaje rural de posguerra donde la familia formada por el padre y sus siete hijos – Oswaldo, Augusto, Tito, Valbanera, Juan Nepomuceno, Octavio y Ovidia que se prefieren llamar usando los apodos Aldo, Gus, Tito, Valba Juan, Tavi y la más joven simplemente la Pequeña – todos con un carácter diferente, intentan convivir. Su madre ha muerto y el padre intenta mantener la unidad de la familia, usando para eso su tierra y casa. Sin embargo, la vida en una zona rural pobre y monótona no es suficiente para los jóvenes que muestran diferentes capacidades y tienen sus propios intereses.
Solo el hermano mayor, Aldo, está interesado en cultivar la tierra y continuar con la vida tradicional de sus padres: otros hermanos quieren escapar del pueblo y vivir en la ciudad. Después de algunos inviernos grises y depresivos, los hijos dejan, uno tras otro, el huerto de su padre y trasladan a la ciudad. Allí intentan empezar una vida nueva y diferente, pero su destino les lleva de nuevo al pueblo de sus padres, donde dos hermanos, Aldo y Tito, diferentes como el día y la noche, tienen problemas tan graves entre sí que el primero mata al segundo.
El ambiente donde vive la familia de los Abel adquiere en la novela un papel importante, añadiendo dureza, tristeza y oscuridad a la historia narrada. La autora sitúa a los personajes a una zona rural, siguiendo así los pasos de Cela y su novela La familia de Pascual Duarte. AMM muestra la mala situación social y moral de los pueblos de la posguerra, pero también enfatiza la dureza de la naturaleza, el aislamiento y la migración campo-ciudad que afectó a lugares como éste, usando como modelo probablemente la Mansilla de la Sierra de la posguerra.
El paisaje que rodea la casa de los Abel es hostil y duro. El primer narrador describe su entorno con las siguientes palabras: “La casa se alzaba en un lugar solitario y sombrío, al pie de las altas montañas, allí donde las rocas se desgarran en un barranco violento y torturado.“ (Matute 1988: 10). La familia vive bastante lejos de las otras viviendas del pueblo y su casa está aislada del mundo por el río, a lo que durante el invierno se suma la nieve intransitable.
La casa, que tampoco es un lugar alegre, está situada en medio de un jardín oscuro y salvaje y se convierte durante la historia de un elemento unificador a un símbolo de soledad y enemistad. Asimismo, el pueblo cercano es un lugar triste y pobre que tampoco ofrece nada reconfortante. El maestro del pueblo muere y no tienen recursos necesarios para encontrar a alguien nuevo.
Tienen un médico, Eloy, pero él mismo admite que es mediocre en su profesión. En el pueblo viven borrachos, la gente pobre y familias sin ninguna suerte. Valba describe en su diario la vida de la gente desafortunada: “Me acordé de una mujer del pueblo que metía a sus hijos en una gamella, donde antes daba de comer al puerco.
De una familia de labradores que había llegado un día no sabía de dónde y vivían en un viejo establo que ya nadie utilizaba y que siempre andaban pegándose y reconciliándose.” También menciona las malas condiciones de los que al menos tienen un trabajo: “En aquel pueblo nuestro trabajaban hombres y brutos abrazados a un mismo suelo, mezclando su sudor. Ni una máquina, ni un descanso, ni una dulzura.”
La única riqueza del pueblo, la iglesia, resulta destruida por un fuego. Fue una tragedia inmensa para la población local: “La gente del pueblo lloraba. Iba y venía con cubos de agua, derramándola y mojando el suelo ineficazmente, estúpidamente. Un muchacho, y otro, y otro, pasaban junto a mí, y me empujaban. Se acercaban a los muros, apiñados, temerosos y audaces, con la piel próxima al vaho candente, con los ojos resecos Blasfemaban contra el santo patrón, porque no podían sacarle de allí dentro.
Estaban todos blasfemando porque no sabían ni podían apagar su inmenso temor de Dios. Sólo les iba a quedar el horror de la muerte, en el suelo, bajo las rodillas.” El pueblo no tiene recursos para restaurar la iglesia y así se convierte como en un lugar abandonado por dios. La historia principal de la obra está formada por el diario de la protagonista Valba. Es una retrospección a la vida de su familia y a todas las tragedias que la han sacudido y destruido poco a poco.
Pero además de la historia de la familia de los Abel, este diario es una reflexión sobre la vida de Valba, sus sentimientos y sus problemas. Valba es una representante de la chica rara, la protagonista muy común en la novela femenina de posguerra, que tiene un carácter solitario, que parece poco femenina frente a otras mujeres y que está buscando su propia identidad.
Pero además de los rasgos típicos de la chica rara, AMM añade a Valba una especie de oscuridad y profundidad. El médico del pueblo le describe con las siguientes palabras: “Qué ojos tan profundos: todo un mundo encerrado dentro. La verdad, no he visto nunca una mirada como aquélla. Sólo a veces miran así los mendigos en las cunetas o los hambrientos. Y parecía a una niña, con sus manos indecisas. Tenía dientes de lobezno, hirientes como pequeños puñales.”. Agregando a lo mencionado constantes comentarios sobre su mal comportamiento, AMM crea una chica rara tremendista, más sombría que Andrea en Nada.
La vida le parece a Valba a menudo ridícula y sin sentido: “A pesar del sol, Jaqueline y yo nos sentíamos rodeadas de una como niebla melancólica. Y de pronto me parecía todo ella, yo, nuestra casa, nuestras palabras mismas grotesco, ridículo. O acaso inmensamente triste: como cuando no se sabe si reír o llorar.”. Y aunque durante su estancia en la ciudad parece tener más esperanza en la humanidad, la pierde pronto y antes de volver a casa piensa otra vez:
“El día iba alumbrando cuerpos y más cuerpos. Nacían y morían cuerpos; qué rutina, qué opresión, qué gran estupidez.”. Los sentimientos de Valba dirigidos a otra gente son a menudo de amor-odio. Con sus hermanos siente una fuerte conexión y no quiere que se alejen unos de otros: “Y volvía a imaginarnos a cada uno sobre un caballo distinto, enfocadas hacia siete puntos opuestos.
Y esto me torturaba y me hostigaba.” Pero también hay instantes en los que sus emociones son totalmente contrarias: “Creo que entonces les odié a todos. Uno a uno, con fruición, culpable y consciente de mi sentimiento.” Al principio de la novela, el sentimiento de amor domina, los hermanos se mantienen más unidos, pero cuánto más se acerca al final de la historia tanto menos Valba les puede ver como una familia.
Los mismos sentimientos de amorodio parece tener también hacia su casa, su amiga Jaqueline y el médico del pueblo, Eloy. Muchas veces, durante los momentos de odio, Valba llega a una idea, a un motivo frecuente en su vida: la huida. Ya en los primeros capítulos de la novela se pinta una imagen negativa de los niños Abel al lector.
El primer narrador recuerda cómo pensaba que estos niños eran unos malos espíritus, porque su criada les dijo a él y su madre que “el demonio sabrá dónde estarán” . Ese miedo continuaba cuando el chico veía un poco más tarde a los mismos niños jugando unos “juegos oscuros; piedras, barro” y además parecían poseer un lenguaje propio que nadie más que ellos podía entender
Conclusión
Como AMM ha escrito durante un largo periodo del tiempo, no es posible determinar un estilo literario concreto al cual pertenece su obra. Sin embargo, como empezó a escribir después de la guerra civil, en el momento en el que el estilo más común era el tremendismo, la joven autora quedó influenciada por este.
Durante este periodo nació su primera novela, Los Abel, a la cual se considera como una de los representantes del movimiento mencionado. Por consiguiente, en el tercer capítulo de nuestro trabajo ofrecemos una introducción del concepto del tremendismo, destacando sus características típicas que tienen las raíces en la época de la guerra civil y los años siguientes, marcados por la decadencia moral y social.