El Feminicidio Como La Manifestación de La Discriminación de Género en Tiempos de Pandemia
Introducción
Actualmente el mundo está atravesando por una situación problemática por motivo de la pandemia del covid-19, que está afectando a toda la humanidad. Esta información será útil para que la población conozca sobre una de las tantas incertidumbres que se han evadido por este virus. Lo que ha incentivado a realizar este ensayo es la gran cantidad de casos de feminicidios que han quedado a la deriva sin ninguna solución, generando gran preocupación en las familias, en las autoridades y en el mundo; ya que la violencia es parte de la vida cotidiana en toda la sociedad, en todos los tiempos y en todos los países.
Aunque los derechos de las mujeres han tenido una constante evolución, esto no ha evitado la violencia contra ellas en sus diferentes tipos y modalidades, siendo el feminicidio la manifestación
A pesar de que los derechos que tienen más extrema de la violencia contra las mujeres en franca violación a sus derechos. ¿Existe una solución para combatir los casos de feminicidios que han ido incrementando durante el confinamiento? Para combatir la violencia contra la mujer es importante tomar conciencia de las acciones que provoca el agresor, ya que por ningún motivo nadie tiene el derecho de violentar contra la integridad de las mujeres.
Los medios de comunicación informan los inconvenientes más espectaculares o escándalos a la población, sin embargo la verdad de nuestra región es distinta. Por esa razón es fundamental que las redes sociales y medios de comunicación informen con el más grande objetivo viable, con una forma respetuosa con las víctimas sin dañar su misma imagen. El primordial objetivo que tratamos hacer es tomar conciencia a las autoridades para prevenir este fenómeno que se está dando en el Perú.
A pesar de esta pandemia las muertes de las mujeres no se han detenido, sino más bien han ido incrementando en las estadísticas de este problema social. Es por ello que en este ensayo se encuentran diversos argumentos en contra del feminicidio, entre ellos tenemos: la salud mental que ha sido corrompida por la sociedad e incorporándose el estrés que causa el aislamiento social; la violencia hacia las mujeres comparando las estadísticas en el año 2019 y 2020; la ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar y por último, la actuación de las autoridades para prevalecer los derechos de las mujeres que han sido agredidas.
Por consiguiente, el delito de feminicidio es un elaborado que se ha salido de control pues el número de féminas maltratadas y, en varios casos asesinadas por los hombres todos los días es más alarmante, resultando escalofriante los datos oficiales de feminicidio en el Perú, constituyendo una enfermedad pandémica que restringe a las féminas, vulnera su salud y atenta contra sus vidas. El objetivo de este trabajo es difundir las opiniones particulares, poder examinar y debatir acerca del porqué de los feminicidios, el papel de las autoridades con la población y sobre las estadísticas fundamentadas en artículos brindados por el ministerio de la dama que perjudica a la sociedad generalmente.
Feminicidio es el homicidio de mujeres en condiciones de discriminación y violencia basados en el género. Según Ferre Neiro (2020) el feminicidio surge como consecuencia de las relaciones inequitativas entre mujeres u hombres, que a su vez son construidas mediante procesos sociales y culturales de una sociedad.
Desde un punto de vista crítico, el feminicidio es uno de los problemas más grandes en el país, es el terminar la vida de una mujer únicamente por su condición de género. Generalmente, empieza con violencia verbal, psicológica, sexual y física, donde el maltratador busca ejercer poder y control sobre la mujer creyendo que es superior a ella, teniendo como desenlace la muerte de esta. Se tienen muchos casos, donde la justicia, las autoridades e incluso la población no ha hecho nada ante estos crímenes. Aunque es una de las mayores preocupaciones de la sociedad, se ha hecho muy poco ante esta trágica realidad, agregando un ministerio e introduciendo leyes que ayudan mínimamente ante esta problemática.
Son múltiples los tipos de feminicidios, pero uno de los más comunes es el íntimo, donde lo ejecuta el cónyuge o el conviviente, este se puede percibir a simple vista, cuando se trata de una relación donde el agresor busca tener algún tipo de poder sobre la víctima. Según Leonor Walker existe un patrón o ciclo que frecuentemente se presenta durante la etapa de violencia antes de llegar a un feminicidio. La primera fase es llamada la acumulación de la tensión donde el victimario demuestra actitudes ante la mujer que pueden ser etiquetadas como hostiles, en algunos episodios se puede mostrar maltrato verbal o físico. En este momento la víctima busca “no dar motivos” para generar un cambio de humor o un conflicto pensando que el motivo del enojo es ella.
La segunda fase es llamada el episodio agudo, donde la violencia es más frecuente, se presenta ansiedad y temor en la víctima la cual busca ayuda en algún familiar, amigo o autoridad para tratar de mejorar su situación. En esta etapa no solo se agrava la violencia, sino que puede llegar a realizarse el feminicidio.
La tercera fase es nombrada la luna de miel, donde el agresor busca a toda costa poder regresar con la víctima para poder manejarla, pide perdón, se muestra cariñoso, amable y hace méritos tratando de volver a ganarse a la mujer, prometiendo cosas e incluso llegar a algo más formal que una relación, algo que ya se vuelve totalmente irreal. A partir de esta etapa vuelve a iniciarse el ciclo.
Ante todo esto pensamos que no hay razón para quedarse con una persona que de por sí, ya no tiene arreglo. Se necesitan límites y mucho amor propio, no solo hacen daño a una mujer sino que también el daño es para los hijos y para la familia. Es necesario buscar ayuda, alguien que sepa qué hacer ante estos casos, alguien cuerdo y racional en el que la persona se pueda apoyar.
Según cifras del ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables el 86% de feminicidios en el 2020 han sido contra mujeres adultas entre el rango de edad de 29 a 56 años, mismas cifras presentadas en el 2019.
Las muertes por feminicidio en el contexto de violencia familiar de 2019 a 2020 han disminuido un 11% sólo en la capital, Lima. A diferencia de a nivel nacional, a pesar del esfuerzo de las autoridades por detener a los agresores que causan dicha problemática, los casos de feminicidios no han cambiado mucho. El exceso de dominio y la credulidad por parte del atacante es una de las muchas razones por las cuáles las mujeres perjudicadas no responden ante estas agresiones en una relación, ya sea por miedo a que las maltraten o hasta el punto de llegar a perder la vida. En este periodo, los casos de la víctima de feminicidio según el grupo de edad de la víctima fueron de 29 a 56 años las más afectadas.
Según los reportes estadísticos de los Centros de Emergencia de la Mujer (CEM) los casos de las mujeres perjudicadas por feminicidio reconocidos de enero a noviembre con mayor número de casos de víctimas son las regiones: La Libertad, Lima Metropolitana, Huánuco, Junín, Cusco, Lima provincia, Puno, Callao, Arequipa, Ica, San Martín, Cajamarca, Loreto y Piura.
Los datos presentados por el ministerio de la mujer y poblaciones vulnerables en el año 2019 el 50% de los agresores eran pareja de la víctima, mientras que en el 2020 se elevó al 68%. El impedimento de los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, es principalmente la violencia contra la mujer. El agresor impide que la mujer disfrute de las libertades fundamentales y de sus derechos humanos. Por ese motivo no se puede hablar de una justicia sin violencia ni discriminación de igual manera como enfrentándose a una sociedad machista.
Según el reporte estadístico de casos con características de feminicidio atendidos por los servicios del programa nacional AURORA, disminuyeron un 17% en la capital de Lima en el periodo de Enero a Octubre de 2020. En el Perú, los mayores casos de víctimas reportados de feminicidios han sido referentes a mujeres de 19 a 28 años con un 43% en dicho periodo.
El ranking de las regiones con mayor casos con características de feminicidio ocurridos y atendidos por los servicios del Programa Nacional AURORA en el periodo de enero a octubre de 2020 son: Lima Metropolitana, Huánuco, Arequipa, Ayacucho, Lima Provincia, Junín, Piura, Puno, Callao y Apurímac; siendo la región de Lima Metropolitana la más afectada a nivel nacional por esta problemática.
Según Vergara Manrique (2020) las agresiones diversas hacia el más débil en el hogar, en este extremo la mujer, sigue una pirámide de niveles ponderados entre los sexos, por los usos de la costumbre se ha implantado como cultura en el seno de nuestra sociedad, la gente por historia ha discriminado a la mujer, estima que para esta realidad puede avanzar haciéndolo, de ahí su comportamiento inquisitivo de actividades violentas en perjuicio de la pareja.
Uno de los principales logros alcanzados en nuestra sociedad con respecto a la violencia ejercida sobre las féminas ha sido desplazar el maltrato psicológico, social, económico, físico y sexual sufrido por las mujeres del ámbito privado y familiar al ámbito público, y que este sea visto e interpretado como un problema social.
La participación contra la violencia machista debería pensarse, por lo menos, en dos tiempos; en el corto plazo y en el medio-largo plazo. En el corto plazo debemos priorizar la defensa y atención a las féminas que hoy permanecen sufriendo violencia, pero en el medio-largo plazo debemos laborar para impulsar comunidades igualitarias en las que se deconstruyan los papeles clásicos de género, comunidades donde sea viable desnaturalizar la posición de la dama en el campo privado y edificar novedosas maneras de ser féminas y hombres con equivalentes atribuciones de costo.
Según Vergara Manrique la dependencia económica juega un papel importante, la víctima no denuncia por miedo a perder el diario económico que le abona su pareja. La carencia de empleo, profesional o técnico que hace funcionalidad distinta son indicadores que perjudica a el núcleo familiar.
La violencia económica resulta especialmente sensible, ya que la falta de independencia económica impide que las mujeres puedan dejar a sus parejas maltratadoras, condenándolas a un sufrimiento que puede tener fatales consecuencias. Sin lugar a dudas el dinero proporciona poder, relativo o confuso. Una vez que hay tendencia hacia la violencia, el dinero se convierte en un medio bastante más de opresión hacia el individuo que se quiere dominar. Se transforman básicamente en mendigas en sus propios domicilios, al tener que estar pidiendo dinero para cubrir las necesidades del núcleo familiar.
Todas las autoridades, incluyendo aquellas que pertenecen a la jurisdicción especial, independientemente de su ámbito funcional, identidad étnica y cultural, o modalidad de acceso al cargo, tienen la responsabilidad de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y quienes integran el grupo familiar en el marco de sus competencias, en estricto cumplimiento del artículo 1 de la Constitución Política del Perú que señala que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el Estado. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
En el perú existe una gran corrupción y falta de capacidad en frente de un feminicidio o maltrato físico, en algunas oportunidades las autoridades no cumplen la ley que está dada en la Constitución Política del Perú, ellos no defienden los derechos de las féminas dejando libres a los agresores con pruebas necesarias para llevarlos a la cárcel, no se entiende cuál es el argumento que se basan los jueces para dejar en libertad a estos personas sin valores. En nuestro país existe un porcentaje elevado de maltratos y feminicidios, esto no disminuirá si las autoridades siguen con su actitud indiferente, frente a este problema que se está dando.
El Sistema Nacional para la Prevención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del grupo familiar, es un sistema funcional encargado de asegurar el cumplimiento de las políticas públicas que orientan la intervención del Estado en materia de prevención, atención, protección y reparación de la violencia contra las mujeres e integrantes del grupo familiar, con el fin de garantizar el derecho a una vida libre de violencia y de discriminación.Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Podemos apreciar como el Sistema Nacional para la prevención, sanción y erradicación contra las mujeres no está cumpliendo con la organización y ejecución sobre la protección necesaria que necesita una fémina, así como también, no está cumpliendo con la detención de la violencia contra las mujeres, ya que todavía se puede presenciar un gran número de feminicidos, además, no está brindando la atención de sus necesidades y circunstancias que las mujeres violentadas necesitan, dando origen a que ellas no puedan realizar una denuncia por miedo al agresor.
“Inspeccionando que la adaptación operativa acerca de la revocación del total de formas de discriminación y marginación contra la mujer contribuiría a suprimir la impetuosidad y que la declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, declarada en la presente resolución, reforzaría y completaría aquel desarrollo”.
La violencia contra la mujer parte de las normas sociales y estereotipos que propagan la discriminación de género en una sociedad machista. La mejor manera de erradicarla es principalmente evitando que ocurra. Esto lo podemos lograr educando a la comunidad, pidiendo ayuda a las autoridades a proporcionar un apoyo que ayudarán a las víctimas, debido a que esto influye mucho en el impacto de una sociedad machista. También se puede documentar un plan de intervención para reaccionar de inmediato al momento de recibir un mensaje de auxilio de una víctima ante un caso de feminicidio o documentar cualquier tipo de incidente del que usted sea testigo.
“La Organización de las Naciones Unidas (ONU) concretan la violencia contra la mujer como toda acción de contundencia de género que resulte, o pueda obtener como consecuencia un daño psicológico, físico o sexual para la mujer, incluso las amenazas de tales hechos, la imposición o la carencia injusta de libertad, tanto si se elaboran en la vida pública o como en la privada”.
La agresión que existe contra la mujer también constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres. La mayoría de casos de violencia son causados por la pareja de la víctima. La violencia puede afectar negativamente la salud física y mental de la persona agredida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen datos que prueban que las intervenciones que promueven la autodeterminación o independencia de la mujer favorecen a la prevención y reducción de agresión por parte de la pareja contra la mujer.
Los feminicidios no cesan en el país y lo más trágico es que se están suscitando con mucha más continuidad. Uno tras otro, día tras día. Empezamos el año con cifras terribles, entre 60 casos. Muchas veces hemos escuchado o visto en las noticias casos de feminicidio que no se resolvieron, casos al que no les dieron importancia y justamente por eso piden a los medios de comunicación que intercedan para conseguir un poco de atención de las autoridades, casos donde se ha expuesto a instituciones y de alguna manera se aplica la frase: “por la plata baila el mono”.
Frecuentemente nos preguntamos qué hacen las autoridades por prevenir, por proteger a las mujeres, pero esto no solo es responsabilidad de las autoridades y tal vez la mediocridad que hay en estas, sino que también la población forma parte de esta gran responsabilidad. Si lo vemos desde el origen de todo esto empezaremos por la familia, la primera fuente de valores y principios desde el día 1 de nuestra vida. Entonces es necesario como país que todos los poderes del estado estén enterados de lo que pasa en la sociedad y tomar cartas en el asunto.
Necesitamos que nuestras autoridades como representantes, escuchen a la población y mejoren las leyes que protegen a la mujer, que cambie el código penal, que se obligue y se instruya a la policía y a los centros de comunicaciones que brindan ayuda para que actúen rápido ante llamados de auxilio, que haya un acompañamiento más cercano a las familias de las víctimas, quienes, al fin y al cabo, son los que sufre más psicológicamente al no encontrar justicia.
Conclusiones
En conclusión, afirmamos tenemos la posibilidad de combatir las agresiones que se muestran en contra del género femenino tomando conciencia, debido a que por ningún fundamento nadie tiene el derecho de violentar contra la totalidad de las damas. La cuarentena que ha sido causada por la enfermedad pandémica ha traído varios inconvenientes sociales y parientes las cuales son una de las primordiales razones de que haya incrementado los casos de feminicidios a lo largo de tiempos de coronavirus.
El feminicidio surge como consecuencia de las relaciones desiguales entre mujeres y hombres, que a su vez son construidas mediante procesos sociales y culturales de una sociedad. El hombre por historia ha discriminado a la mujer, piensa que para esta realidad puede seguir haciéndolo, de ahí su comportamiento inquisitivo de acciones violentas en perjuicio de la pareja.
La dependencia económica juega un rol fundamental, la víctima no denuncia por temor a perder el diario económico que le abona su pareja. Además todas las autoridades, incluyendo aquellas que pertenecen a la jurisdicción especial, tienen la responsabilidad de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
La enfermedad pandémica del coronavirus y sus violencias, nos posibilita pensar sobre lo cual es prioritario en la vida, a partir de la ética del cuidado, los gobiernos y los individuos poseen la obligación moral de proteger de los demás y de sí mismos, hoy más que jamás el cuidado debería ser el costo central en nuestras propias vidas, no puede existir la justicia social sin que la población generalmente cuente con los recursos mínimos para aplicar este costo. Es prioritario recuperar la capacidad humana de inquietud y cuidado como factor central para edificar el bienestar y conseguir sobrevivir a esta enfermedad pandémica mundial.