El Laocoonte Y Sus Hijos, La Escultura Romana Poco Común

La obra que nos disponemos a comentar es el Laocoonte y sus hijos, es una escultura de bulto redondo tallada en mármol. Debemos destacar que es una copia romana del s. I d. C. realizada a partir de un original en bronce del s. III a.C que no conservamos, una práctica habitual de los artistas romanos. Se trata de un grupo escultórico con unas dimensiones de 2,45 m, en el que aparecen tres figuras humanas; un hombre adulto musculoso y dos jóvenes de complexión atlética.

Esta obra fue descubierta en el siglo XVI en el terreno donde estuvo situada la villa de Nerón, lugar en el que decoraría alguna de las estancias del Emperador. Teniendo una gran importancia en el Barroco, sería una inspiración para artistas como Bernini, que quedaría impresionado por su dramatismo y dinamismo, siendo incluso una inspiración para artistas posteriores como el Greco, siendo descrita por autores como Plinius el Viejo (23-79 d.C ) como una obra que es preferible a todas las demás. Actualmente se encuentra en el Museo Vaticano, El tema de esta escultura figurativa tiene su origen en la mitología griega, en la que se representa un Laocoonte, un sacerdote del templo de Apolo en Troya. Según el episodio de la Eneida , sería él, quien advertiría al pueblo troyano de que no dejaran pasar el caballo de madera que los griegos habían dejado en las puertas de la ciudad como “regalo”, con estas palabras; “temo a los griegos cuando hacen regalos”. Poco después de esta advertencia el Laocoonte y sus hijos serían estrangulados por dos serpientes de mar que por orden de la diosa atenea, ya que los dioses habían tomado partido en la propia guerra estando en el bando de los griegos.

Existe por otro lado, otra versión literaria acerca de porque el Laocoonte había despertado la ira de los dioses que viene dada por la tragedia perdida de Sófloques, donde el personaje despierta la ira del dios Apolo al haber profanado el honor de ser sacerdote casándose y teniendo hijos. En la representación cabe destacar el papel simbólico que juegan las serpientes, Porce y Caribea, tanto en la historia como en la escultura. Sabemos que la serpiente ha sido un elemento muy utilizado en la historia del arte para representar el mal. Sin embargo, este caso, la figura de las serpientes mandadas por Atenea son símbolo del individuo peligroso al servicio de un Dios. El darles un nombre y distinguirlas del resto responde a una historia constante de las diversas culturas sobre el “principio de la gemelidad” . Una de las serpientes, cuya cabeza no se conserva miraría al sacerdote directamente a la cara, mientras que la otra clavaría sus colmillos en su muslo, lo que le produciría un grito de dolor que quedaría inmortalizado en la piedra.

Si observamos bien la composición vemos como unos de los hijos del sacerdote se ha rendido en su lucha, mientras que otro golpea con su pie y mira a su padre intentando transmitir el dedo de vida a su padre. Las serpientes en la composición cumplen además una función muy práctica, puesto que funcionan como un vínculo entre los personajes. Por último, analizando a Laocoonte, debemos considerarlo ya no como un sacerdote, sino como un hombre al que los dioses han abandonado y que busca desesperadamente ayuda mirando al cielo.

En cuanto cuestiones formales de la escultura, es de destacar que la composición se basa en la intersección de una serie de línea oblicuas que están presentes en el Laocoonte y sus hijos, así como también en las serpientes que les rodean. El grupo de esculturas se organiza en torno a una composición piramidal y esta pensada para observarse desde distintos puntos de vista, aunque la figura central ( el Laocoonde) es preferible admirarla desde un punto de vista frontal. Es un conjunto escultórico que refleja perfectamente las características técnicas de la escultura helénica, plasmando perfectamente el pathos que caracteriza a los autores de este momento. Destacando además, el juego de luces y sobras que queda patente en los músculos y rostros de los personajes. La pose de los individuos representados es totalmente inestable, lo que difiere con los planteamientos escultóricos del periodo clásico, en la que los cuerpos permanecen en poses de reposo. Es este dinamismo, el que nos transmite la intensidad del sufrimiento físico y espiritual del sacerdote. Ello, lo podemos ver también en otras obras del mismo periodo como el “Altar de Zeus”con la Atenea del foco de Pérgamo. Es en el realismo del desnudo donde podemos observar como los músculos en tensión se retuercen , y muestran una maestría consumada en el estudio anatómico. Todas estas características se reproducirían mas tarde en el barroco, en lo que conocemos como “helenismo barroco” .

En cuanto a la identificación de la obra. Este grupo escultórico se atribuye a la escuela de Rodas, que podemos encuadrar en la última etapa de la escultura griega, la helenística (siglo IV a la de C). En la que la cultura griega alcanzaría su máxima extensión bajo el control de Alejandro Magno, recibiendo así influencias orientales. Esta etapa se prolongará hasta la época romana consumándose la universalización de la cultura griega. En cuanto al autor sabemos que esta obra fue realizada Agesandro (o Hagesandro), Arenorodo y Polidoro de Rodas y probablemente se esculpiera entre 170 y 150 a.C. Esta escultura estaría vincula a la escuela de Pérgamo.

Algo que es interesante a la hora de analizar la obra, es plantear su posible significado. El momento escogido para ser plasmado en la piedra, transcurre en medio de la acción, sería comparable a un fotograma de una película, del que desconocemos el final, es por tanto un sufrimiento eterno , que podría ser interpretado como una crítica hacia la verdad, así como también nos recuerda que la muerte es algo que nos espera a todos de una forma inevitable.

Por otro lado, también es digna de mencionar, lo que nos plantea Ernst Gombrich en su obra Historia del arte (1950 ,Phaidon). En la que se pregunta, en sí la motivación para la realización de la escultura sería la denuncia sobre como un hombre perece por conseguir un bien común o simplemente es un despliegue de virtuosismo técnico por parte de los autores. Termina respondiéndose así mismo con estas palabras:

“El arte perdiera en gran parte su antigua conexión con la religión y la magia […] Lo injusto o justo del hado de Laocoonte no le preocupó lo más mínimo al escultor.” (Gombrich, 1950, p.111)

En conclusión, cada uno puede realizar una valoración acerca del Laocoonte y sus hijos, pero no podemos pasar por alto su valor como una de las obras más importante de la escultura clásica, así como debemos destacar su impresionante técnica que demuestra la consolidación de la cultura griega.

Bibliografía

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  • Marx, T. (2011). Laocoonte Y Sus Hijos: La Estética Del Dolor Y El Momento Fértil. Tenerife: GRIN Verlag.
17 August 2021
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