Reseña del Libro “El Marinero Que Perdió La Gracia Del Mar”
Introducción
Desde que comencé a leer la obra “El Marinero que perdió la gracia del mar” pude apreciar que tendría un mensaje subliminal el cual no sería fácil de hallar, se puede decir que la única forma de comprender el fondo de la obra es adentrándose a la vida del autor, pues Yukio Mishima, fue un destacado escritor Japonés que nació en la posguerra de la Primera Guerra Mundial y vivió la Segunda Guerra Mundial, factores que de manera implícita vemos en la obra, se observa un Japón que sufre de una crisis económica y social debido a su participación en las guerras, y como estas sesgan la cultura japonesa.
Desarrollo
La obra fue escrita en 1963, año en el cual Japón se había convertido ya en un país occidentalizado, debido a esto Yukio se jacto de conocer a otros escritores famosos y esto fue un factor clave para que la obra se inclinara por el realismo y el naturalismo. Podemos observar en el transcurso de la obra que Noboru tiene actitudes nihilistas, centrándose en un nihilismo activo donde se muestra su creciente poder del espíritu, además de constantemente cuestionar la forma de actuar de su coprotagonista Ryuji.
La obra muestra omniscientemente a un personaje que se ve influenciado equívocamente en su forma de actuar frente a una figura paterna; un personaje abatido en la desesperanza que espía a su madre, invadiendo su privacidad y más aún un personaje vil y despreciado, que mata a un gato, para reivindicarse como ente social rompiendo así su moralidad.
En conclusión, la obra “El Marinero que perdió la gracia del mar” lleva consigo un mensaje muy importante, podemos interpretar a Noboru y Ryuji como un solo Japón, con pasiones similares, pero con el tiempo este se divide dejando a Japón Oriental a lado de Japón Occidental respectivamente; y es así, como Noboru muestra el deseo de recuperar la cultura y Ryuji la aceptación al cambio, pudiendo interpretar al título de la obra como: El Japonés que perdió la gracia de su cultura.
El mar como objeto literario ha sido muy utilizado a la hora de metaforizar la realidad, tanto para referirse a la pureza del alma o por lo contrario a lo turbia que puede llegar a ser esta, hasta corromper al ser, este hecho se ve claramente reflejado en la obra El marino que perdió la gracia del mar de Yukio Mishima, quién fue un autor japonés que surgió a mediados del siglo XX he influenciado por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a la literatura.
A través de sus obras expresa el descontento que tenía hacia Japón por permitir que la occidentalización se mantuviera, abandonando así su cultura oriental. El ensayo tiene como objetivo demostrar hasta dónde la aspiración del autor puede incidir en la forma y fondo de sus obras, es por eso que me enfocaré en ¿Bajo qué circunstancias el sentido metafórico mar-marino de la obra El marino que perdió la gracia del mar refleja los deseos del autor?
Al inicio de la obra se presenta a Noboru, un joven de trece años que perdió a su figura paterna cuando era un niño, narra como él vivía junto a su madre y pese a la ausencia de un padre sentía alegría por este hecho debido a que veía a la figura paterna como una autoridad prepotente que obstaculiza el camino hacia la pureza, “padres y educadores, por el mero hecho de serlo, eran responsables de un ominoso pecado”.
Mishima utiliza la metáfora de manera muy audaz, haciendo referencia a la frase de Jean Jacques-Rousseau en su obra El Contrato Social “El hombre nace y la sociedad lo corrompe” obviamente el autor hace referencia a su contexto social donde la población japonesa está siendo embaucada por una repentina occidentalización donde se comprende que los padres y educadores son los países occidentales.
Noboru se define como una persona fría y orgullosa, llegándo al punto de aparentar total madurez, “Le gustaba imaginar su corazón como una enorme ancla de hierro que resistía la corrosión del mar, y que, desdeñosa de las ostras y percebes que hostigaban los cascos de los buques, se hundía bruñida e indiferente”.
En este fragmento habla de la corrosión del mar y de cómo su corazón lo resiste, el espíritu patriótico de Mishima encarna en el corazón de Noboru y el mar representa su cultura modificada, de tal modo que el autor se resiste con firmeza, comparando así, su corazón con un ancla bruñida, dando a entender que no puede ser corrompido de ninguna manera.
El amor que tiene el protagonista hacia un mar puro es claro y dado a este hecho respeta y admira a los marinos, ellos son libres y por consiguiente más fuertes que los hombres en tierra: Tsukazaki se desabrochó lentamente la camisa, luego se desprendió con soltura de la ropa. De edad aproximada a la de la mujer, su cuerpo parecía más joven y sólido que el de cualquier hombre de tierra: acaso había sido moldeado por el mar.
Se aprecia como Noboru se figura que el cuerpo robusto del marino se debe al hecho de que vive en el mar, haciendo énfasis en que la aceptación de la propia cultura es la que hace más fuerte al individuo, el autor una vez más quiere mostrar como la cultura incide en la fortaleza del alma de un ser. En toda la obra se da a conocer el deseo de Noboru de llegar a ser marino ya que ve estos como signo de pureza, pero no todos los personajes lo ven así “El chico sabe de lo que habla.
¿Quiere ser marino? -sus ojos la examinaron de nuevo. (…)-Haría bien en olvidarse de ello si es que quiere. Si hay algún oficio miserable, este es dijo Tsukazaki”. Podemos ver reflejado el pesimismo que tiene Tsukazaki con respecto a ser marino aunque él forma parte de este mundo, pues el marino acepta que la vida en tierra es más cómoda aunque la vida en el mar se vea agradable, haciendo comparación con el contexto del autor vemos como las personas se iban adaptando poco a poco a la repentina occidentalización pese a provenir de una firme cultura oriental.
Ryuji es un marino que por circunstancias del pasado encontró paz en la tranquilidad y soledad del mar “Los únicos recuerdos de su vida en tierra eran de eterna devastación: pobreza, enfermedad y muerte. Al convertirse en marino, se había apartado de la tierra para siempre”. Se aprecia que para este personaje la vida en la tierra no era la adecuada por lo que decidió convertirse en marino, se entiende que en un principio Ryuji como japonés aprecia sus orígenes por lo que decide apartarse del mundo occidental para llevar una vida tranquila ya que desde su punto de vista la occidentalización causaba miseria por lo que decidió seguir siendo un verdadero japonés.
En una de sus conversaciones con Fusako, Ryuji está pensando en cómo describir la belleza de la vida en el mar:
El mar, para un hombre encerrado todo el tiempo en un barco de acero, es algo muy parecido a una mujer. Le son familiares sus tormentas y sus calmas, o sus caprichos, o la belleza de su seno al reflejar el sol poniente. Y más aún: estás en un barco que monta el mar y lo cabalga, y al que sin embargo el mar constantemente se resiste.
Es el viejo proverbio acerca de las millas y millas de agua maravillosa donde, sin embargo, no puedes apagar tu sed. La naturaleza rodea al marino con todos estos elementos, tan parecidos a una mujer, de los que pese a todo está tan apartado como pueda estarlo un hombre del cuerpo cálido y vivo de una hembra. Y ahí es donde el problema empieza, ahí mismo, estoy seguro.
Según Ryuji, el mar para un hombre de buen gusto es como una mujer en cuanto a su hermosura haciendo referencia a la belleza que veía Mishima en su cultura y es por eso que la compara con la beldad de la mujer, que pese a sus cambios, se mantiene fiel a su criterio, así como el autor es fiel a su sentimiento patriótico.
Los amigos de Noboru encuentran algo de satisfacción el merodear por zonas cercanas al mar. Juntos de nuevo al fin, después de comer en el colegio decidieron que el final del muelle de Yamashita, normalmente desierto, sería un buen lugar para reunirse.
-Probablemente penséis que allí hace muchísimo frío. Todo el mundo lo piensa, pero están equivocados -declaró el jefe-. Da la casualidad de que es un magnífico abrigo contra el viento. Aquí se ve como el jefe, amigo de Noboru, dice que por muy frio que parezca, el puerto es un lugar seguro para salvaguardarse del viento, se puede pensar que el autor se refiere a la repentina aceptación del mundo occidental en Japón como el viento y que los que aún son fieles a la patria pueden encontrar un apoyo directo en el puerto que sería la puerta hacia su procedencia cultural.
Conclusión
En conclusión, se puede apreciar como durante el transcurso de la obra Mishima trata de explicar mediante la metáfora mar-marino lo que vivió Japón después de la Segunda Guerra Mundial, nos muestra como este estaba dividido en dos polos visibles, el occidental y el oriental; y en la obra se aprecia como Ryuji y Noboru representaban a estos siendo afectados por los grupos sociales que rodea a cada personaje.
Se considera como las sociedades inciden en la forma que tienen los individuos de apreciar la realidad, marcados por hechos desastrosos como la muerte de tantos civiles por culpa de las bombas atómicas y el inicio de la occidentalización cuando obligaron a su emperador a declararse con un ser humano más entre ellos, lo que causo un gran resentimiento hacia su propia cultura y es así como empezaron a adaptarse a las costumbres de occidente siendo Ryuji quien metaforiza la aceptación al cambio y Noboru el que se mantenía firme con su ideal hasta el final.
Bibliografía
- Mishima, Y. (s.f.).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 21).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 22).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 34).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 40).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 40).
- Mishima, Y. (1963). El marino que perdió la gracia del mar. En Y. Mishima, El marino que perdió la gracia del mar (pág. 92).