El Ultrasonido En Fisioterapia: Como Reacciona Nuestro Cuerpo
El ultrasonido es una de las máquinas más utilizadas en la clínica del fisioterapeuta. Se utiliza para tratar varias patologías, ya que ha estado disponible durante varias décadas. Por lo tanto, la efectividad de sus aplicaciones ha sido demostrada en numerosos estudios a lo largo de los años. Por una parte, el ultrasonido se utiliza como técnica diagnóstica. Pero en este artículo vamos a dejar ese campo de lado para centrarnos en las aplicaciones del ultrasonido en fisioterapia.
Cómo funciona el ultrasonido
Las máquinas de ultrasonido mandan pequeñas vibraciones u ondas mecánicas hacia el interior del cuerpo. El ser humano solo es capaz de percibir frecuencias de hasta 20,000Hz. Por otro lado, las frecuencias que utilizan de manera terapéutica los fisios a través de las máquinas de ultrasonido son entre 1 y 3MHz. Es decir, entre 1 y 3 millones de ciclos por segundo.
Esto significa que nosotros, como pacientes, no vamos a notar ningún efecto. Pero los tejidos subyacentes al área en el que se aplican, van a vibrar muy rápidamente. Además del movimiento, esto también va a producir calor (con el consiguiente aumento de flujo sanguíneo a la zona). Y estos dos procesos físicos son los que producen los efectos beneficiosos.
Por último, se ha demostrado que el ultrasonido estimula especialmente los tejidos con colágeno. Por lo tanto, tejidos como tendones, ligamentos, fascia o el tejido cicatricial, serán los más receptivos a esta terapia.
¿Cómo se aplica?
Las aplicaciones de ultrasonido en fisioterapia se hacen con gel y moviendo constantemente el cabezal. Esto es así porque los ultrasonidos necesitan de un conductor para penetrar la piel y llegar a los tejidos profundos. El gel realiza esta función. Y debemos mover el cabezal por la simple razón de no estar ‘martilleando’ los mismos tejidos durante mucho tiempo. Trazar pequeños círculos hará que las vibraciones se repartan y no causen daños.
En general, los ultrasonidos se pueden aplicar de manera continua o pulsátil. De manera continua producirán mayor efecto térmico, y en su modalidad pulsátil se refuerza más el efecto mecánico.
Ultrasonido en fisioterapia
En qué situaciones podemos utilizar las vibraciones y la calor a nuestro favor en la práctica clínica? Veamos los casos más comunes a la hora de aplicar los ultrasonidos:
- Inflamaciones. Los ultrasonidos son eficaces para tratar patologías que cursan con la inflamación. Su efecto hace que lleguen más agentes reparadores de la sangre. Y si la inflamación ya no es aguda, incrementar el aporte sanguíneo hará que el cuerpo reemplace las células viejas o dañadas por otras nuevas. Los ultrasonidos se utilizaran pues para tratar todo tipo de tendinitis, bursitis, capsulitis…
- Esguinces. Como hemos visto, los tendones absorben los ultrasonidos de manera eficaz. Por lo tanto, una lesión en la que el tendón se ha alargado de más y está dañado, será un buen objetivo para este tratamiento.
- Cicatrización. El proceso de cicatrización también se ve agilizado con un tratamiento con ultrasonidos. Los ultrasonidos aceleran el metabolismo de las células, lo cual favorece su recuperación.
Sobre su eficacia en el sistema musculoesquelético no existe suficiente evidencia científica. Se pueden encontrar recomendaciones para aplicarlas para tratar contracturas musculares, por ejemplo. Pero su eficacia no está demostrada y el fisioterapeuta tiene a su alcance otras alternativas más eficaces.
La iontoforesis
La iontoforesis consiste en introducir medicamentos en el tejido subcutáneo del paciente mediante los ultrasonidos. En esta modalidad, en vez de aplicar un gel que actúe como conductor, directamente aplicamos el medicamento en formato gel. Esto hace que se absorba mejor, y los efectos que conseguiremos dependerá del medicamento utilizado.
Contraindicaciones y precauciones
Dada su alta frecuencia de vibración, debemos tener ciertas precauciones a la hora de utilizar los ultrasonidos en fisioterapia. No debemos aplicarlos sobre tumores ni tejidos que puedan sangrar. Tampoco se aconseja su uso si el paciente tiene un proceso infeccioso. O si el paciente sufre de trombosis venosa profunda, arteriosclerosis o patologías circulatorias similares. Por último, debemos tener cuidado con aplicarlo sobre implantes metálicos o marcapasos. Y hay que recordar moverlo con frecuencia, teniendo especial cuidado con los salientes óseos.
Visto todo lo anterior, podemos decir que los ultrasonidos cumplen una importante función. Su efecto sobre tejidos inflamados y patologías crónicas es notable. Pero también debemos conocer y evitar sus riesgos, ya que puede ser una terapia agresiva en algunos casos.