Filosofía y Razonamiento de Immanuel Kant

En la Crítica de la razón pura, Kant establece un análisis cauro de la lista entre lo que recibimos por ámbito de los sentidos y lo que aportamos nosotros como organización de ese material. Es decir, los individuos tenemos ya una organización mental de nuestras capaci­dades de comprensión, que son alimentadas por lo que recibimos de los datos de los sentidos, no obstante, éstos tienen que configurarse de tratado con las condiciones de nuestra forma de conocer. Es sinceridad que no conocemos nada sin que los sentidos nos proporcionen da­tos experimentales. Pero incluso es real que ese comunicado ex­perimental se recibe y se configura de entente con la propia organi­zación de nuestra forma de conocer, la cual no tiene por qué ser ajustadamente la única posible. Lo que propone Kant es un esquema y una superación de las dos corrientes dominantes a lo largo de la fi­losofía moderna: el pragmatismo de Locke y Hume, y el racionalismo o innatismo de Descartes y Leibniz. Kant piensa que azar nosotros no conozcamos en la vida la existencia en sí, la cosa en sí, lo que él claridad noúmeno.

Es decir, cómo son las cosas. Sabemos lo que nos dan las cosas a través de los sentidos para afectar en nosotros y cómo organi­zamos ese material. Eso es lo que llamamos conocimiento, que es la confederación entre lo que dan los sentidos y lo que da nuestra organización cognoscitiva. Eso es lo que nosotros podemos cultura. Más remotamente estarán las cosas que casualidad puedan ser vistas por una divinidad. No podemos saber cómo son las cosas en sí, tal como Altísimo en su absoluta sabidu­ría las vería, nada más sabemos cómo son las cosas para nosotros, es decir, cómo se nos presentan. Y saliente forma de ser de las cosas, que podemos conocer, depende de nuestra legislación y está estrecha por ella. Nosotros podemos ver exclusivamente lo que nuestros sentidos nos dejan ver. Pero también hay sonidos o trascendencia que los humanos no podemos es­cuchar o ver. Un perro puede adquirir ultrasonidos que nos son inaudibles. De la misma guisa, lo que recibimos está prohibido por lo que somos capaces de entender y de organizar. Esa teoría cognoscitiva que resuelve una polémica de siglos es destino la máximo cuota en la esfera de la epistemología de Kant.

El litigio y el discernimiento son dos formas del concepto en la filosofía de Kant y de Hegel. De entente con el argumento de Kant, “toda nuestra noción comienza misericordia a los sentidos, pasa a posteriori a la inteligencia y culmina a posteriori en la causa”. La inteligencia introduce el orden, unifica los datos de los sentidos con arreglo a la abogacía que le son inherentes. Esta orden del equipaje de los sentidos de tratado con el derecho del discernimiento constituye evidentemente el concepto humano. El conocimiento es subjetivo y no refleja para nada, ni puede reflejar, el mundo de las “cosas en sí”. Pero nuestro conocimiento tiende a ingresar los estrechos marcos que la Naturaleza le impone, comercio de discurrir las cosas tal como son en sí mismas. Este es el área del entendimiento. Al sembrar esto, la inteligencia cae en contradicciones inevitables: llega a conclusiones que se contradicen, que en pulido metropolitano pueden ser fundamentadas y excluirse mutuamente (por ejemplo, la aeronave tiene y no tiene un comienzo en la sesión y en el espacio; el consejo puede y no puede ser infinitamente divisible, &c.). Kant señaló, de esta manera, la perspectiva de contradicciones en el motivo, no obstante, las consideraba puramente subjetivas, carentes de todo listado de las “cosas en sí”.

Afirmaba que el paso hacia el conocimiento racional significa alejarse al máximo de la experiencia, de los objetos del mundo exterior. El propio hecho de que la razón cayera en contradicciones era, para Kant, una prueba de la debilidad de la razón, de lo ilegítimo de su intento de concebir el mundo de las “cosas en sí”. “Elevándose desde el entendimiento hacia la razón, Kant rebaja el valor del raciocinio, negándole la capacidad ‘de alcanzar la plena verdad’” (Lenin). Hegel sometió a una severa crítica el punto de vista de Kant. La diferencia entre el entendimiento y la razón aparece en Hegel como la diferencia entre los modos inferior y superior del raciocinio y del conocimiento.

El argumento inferior, es un “raciocinio finito”, emblemático de la dialéctica formal, de la metafísica. La sensatez engendra sólo determinaciones finitas, metafísicas, llegando a asertos inmóviles que se oponen mutuamente. Así, para la prudencia, la vivacidad y la doladera son dos fenómenos contrapuestos y no relacionados mutuamente. “Según esta guisa de concebir, existen dos propiedades autónomas del hombre: el dominio de ser estructurado y, todavía de eso, la heredad de ser muerto. Pero la verdadera comprensión radica en que la importancia, como tal, lleva en sí los gérmenes de la parca y que, en general, lo finito se contradice, en el interior de sí mismo y a consecuencia de ello se anula”.

Por otro lado, la argumentación superior (de la razón), según Hegel, es un argumento dialéctico, que señala la antinomia interna de la sinceridad y de todas las determinaciones engendradas por el raciocinio, e investigando profundamente la naturaleza del propio raciocinio y de los conceptos por él creados, ribete la interna nudo-mutua de los asertos contrapuestos y su farsa recíproca del uno al otro. Lenin invitado el prototipo del gustillo que hace Hegel entre los conceptos de causa y razón: “Si examinamos la noticia de liberación como una contradicción abstracta de la necesidad, este rudimento sólo será un conocimiento de la cordura (finito) de la independencia; en cambio el cierto y racional conocimiento de la exención contiene internamente de sí la emergencia como anulada”. Pero tanto el proceso como la razón, para el quijote Hegel sólo son definiciones del “espíritu” que es “cabecilla a ambos”.

Engels señala que “la distinción hegeliana, según la cual, nada más la oración natural es racional, tiene serio sentido”. Todas las formas del movimiento del entendimiento, conocidas como las del razonamiento corriente: inducción, deducción, análisis, &c., son comunes al maslo, unánimemente que a los animales. Son “totalmente iguales en el viril y en los animales superiores” y nada más se distinguen “por el grado (de la fructificación del igual método)” (Engels). Por el contrario, la oración lógica, es propio sólo del fuerte, y eso en el escalón relativamente jefe de sazón: habiendo aparecido entre los griegos, sólo alcanza su pleno madurez durante el siglo XIX. El argumento racional, comprendido como una argumentación natural, eleva al varonil por además del aeróstato animal.

Grados o procedimientos del pensar distinguidos en algunos sistemas de la filosofía pre marxista. Por entendimiento se suele entender la facultad de razonar con acierto, de argumentar, de exponer sistemáticamente los propios pensamientos. Por razón suele entenderse la facultad de encontrar las causas y la esencia de los fenómenos, la facultad de examinarlos en todos sentidos, de descubrir la unidad de los contrarios. Los gérmenes de semejante división se encuentran ya en Platón, Aristóteles y Nicolás de Cusa. Ocupan un lugar especial en la filosofía de Kant y de Hegel. Según Kant, las sensaciones, que surgen gracias a la acción de la “cosa en sí”, incognoscible, sobre los órganos de los sentidos, se ordenan con ayuda de las formas apriorísticas de la sensibilidad (el espacio y el tiempo) y del entendimiento (las categorías de unidad, multiplicidad, causalidad, posibilidad, necesidad y otras). El entendimiento da forma al contenido sensorial y por esto entra en conocimiento de las cosas no como son, sino como aparecen.

El ulterior movimiento del conocer es posible gracias a la razón, formas de cuya síntesis son las ideas de alma, de mundo y de Dios. La mente del hombre, al intentar conocer los objetos de dichas ideas, se encuentra con contradicciones insolubles (antinomias). El camino hacia el mundo de las “cosas en sí” también está cerrado para la razón teórica. No queda más remedio que recurrir a la “razón práctica” y ampliar la concepción del mundo a expensas de la fe. Según Hegel, el entendimiento no va más allá de la determinación inmóvil, de la identidad y de la universalidad abstractas, de los contrarios estancados, separados entre sí (esencia y fenómeno, necesidad y casualidad, vida y muerte, &c.). El pensamiento intelectivo, sin embargo, no basta; constituye sólo un grado necesario que permite elevarse más alto, hacia las formas racionales del conocimiento.

El aspecto dialéctico negativo racional del pensamiento consiste en que las determinaciones unilaterales y limitadas se superan a sí mismas, y en el tránsito a su contrario. El aspecto especulativo positivo-racional del pensamiento contiene en sí, superados, aquellos contrarios más allá de los cuales no va el entendimiento, y precisamente con esto se revela como lo concreto y la totalidad. El marxismo, a la vez que rechaza el idealismo de Hegel, valora en mucho su crítica de la metafísica, y la dialéctica contenida en la doctrina hegeliana del entendimiento y la razón.

En conclusión, la figura de Immanuel Kant ha ejercido una gran influencia en la historia profesional de la filosofía. Quizá sus teorías y sus doctrinas no han llegado más que mediatamente a la sociedad. Pero todos los estudiosos de la filosofía lo tienen como una pieza esencial, sobre todo en el período que va de la Ilustración hasta el idealismo alemán, y llega a la Edad Contemporánea. Sin su filosofía sería inexplicable el pensamiento de Hegel. Incluso sería inexplicable prácticamente toda la teoría de la epistemología moderna. Asimismo, sigue estando presente en todos los debates éticos y morales. El principio de la moralidad, esa idea de la buena voluntad, de la máxima universal para todos, la búsqueda de los mecanismos formales en la moral, no de los contenidos sino de cómo tiene que ser una fórmula, puede ser aceptado como tal. Pero Kant no sólo escribió obras tan abstractas, también escribió opúsculos centrados en temas tan concretos como la paz perpetua, en su idea de que los países podían alcanzar un equilibrio, prefigurando la idea de una alianza de naciones, en la cual cada uno de los países renuncia a una parte de su soberanía para poder vivir en conjunto y en armonía como un solo país. Dicho de otro modo, hay una serie de temas, como las Naciones Unidas y grandes instituciones internacionales que responden a principios kantianos, lo sepan o no.

Gracias a esta investigación pude comprender que nos identificamos con la mentalidad de Kant cada vez que queremos que algo se haga “universal”, que un beneficio, un logro de la sociedad, sea para todos. El pensamiento kantiano está detrás cuando pretendemos que la sanidad y la educación sean universales, o anhelamos que todos colaboremos en el respeto del medio ambiente. En otras palabras, aquellas cuestiones que van más allá de los gobiernos y de las ideologías responden a la visión de Kant, quien explicó su visión sobre el mundo desde esa vida extraordinariamente tranquila, rutinaria, nada espectacular, desde donde fue estableciendo las bases de las grandes revoluciones intelectuales de la modernidad.   

01 August 2022
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