Historia de la Civilización Antigua de Caral
Los restos arqueológicos de Caral se encuentran en el valle de Supe (Perú), aunque se hicieron investigaciones cerca de la zona en 1905 y 1937, no hay evidencias que demuestren su descubrimiento hasta 1949 por Paul Kosok y Richard Schaedel. La civilización de Caral, como informa la página oficial del proyecto, es considerada una de las civilizaciones más antiguas de la Tierra (en paralelo con el desarrollo de las civilizaciones de China, India, Mesopotamia y Egipto). La civilización de Caral se desarrolló entre los periodos Arcaico Tardío y Formativo Inferior (3.000 – 1.800 a.n.e).
Actualmente, los restos arqueológicos de Caral se muestran como la ciudad más importante de la civilización Caral. De hecho, el yacimiento es también conocido por el nombre de “Ciudad Sagrada de Caral-Supe”. Ésta categorización se respalda en la complejidad arquitectónica del yacimiento y su posición respecto a otra serie de yacimientos distribuidos a lo largo de 40 km; considerándolo, además, el centro urbano con mayor ordenamiento espacial.
La valorada ciudad de Caral, con 66 ha., se divide en un alto y bajo Caral. En la primera zona se observan construcciones piramidales de diverso tamaño y color, una plaza central y residencias en torno a los edificios denominados públicos; mientras que la franja baja se configura respecto a una larga “calle”, es aquí donde se encuentra el Templo del Antiteatro1. La existencia de una ordenación espacial, así como edificaciones públicas y, de la que hablaremos a continuación, organización social parece indicar que sí nos encontramos ante una ciudad. Por lo que la incógnita pasaría a ser si es o no una ciudad con Estado.
La organización socioeconómica indica que la ciudad tenía una principal base económica agrícola-pesquera con intercambios de tipo cadena con otras regiones. Actividades que se complementaban con la recolección y caza. Los restos arqueológicos parecen revelar una división y especialización del trabajo que se tradujo, hechos que igualmente se observan en los ajuares, una desigual distribución de la económica. Esto parece apuntar a que la población de Caral era diferenciada y jerarquizada. Se han encontrado enterramientos con ajuares más ricos (manufacturas, objetos preciosos…) respecto a otros; así como inhumaciones de niños y personas sacrificadas. Además, otro argumento sobre el que se respalda la teoría de una sociedad escalonada es la visible diferencia arquitectónica entre las distintas viviendas encontradas.
En la guía oficial del proyecto Cara-Supe, se habla de una organización centralizada de la población, conducida por autoridades políticas. Además, en esta misma página se explica la organización espacial y social del territorio con seis agrupaciones: Ayllus (Familias-linajes que trabajan una misma porción de tierra y tienen cierta autoridad), Curacas y principales (Autoridades conductoras de las actividades agrarias, económicas, religiosas y arquitectónicas), Pachacas (Distintos asentamientos unidos a nivel cultural, religioso y económico), Sayas (agrupación integrada por un determinado número de pachacas), Icho huari y Allauca huari (personas al mando de cada Saya), y Huno (Autoridad por encima del resto).
La división socioeconómica y sociopolítica de la población perteneciente a Caral, perceptible en los restos arqueológicos de la ciudad, muestran una compleja sociedad organizada escalonadamente y controlada por una serie de autoridades. Por otro lado, la inexistencia de fortificaciones y armas muestran una población pacífica o, al menos, sin potenciales enemigos con quien pudiese entrar en conflicto.
Dicho esto, queda aún en el aire intentar responder la pregunta de si se trata de una ciudad con Estado o sin él. Usualmente se considera Estado al uso coercitivo de la violencia, la existencia de un ejército, la jerarquización social, el control de excedentes, etc. Si bien en Caral se sabe de la existencia de una organización social escalonada y la existencia de excedentes, las dos primeras características no parecen posibles. Las evidencias muestran, por tanto, conclusiones contradictorias. Sin embargo, muchos investigadores se han inclinado a afirmar que Caral sí era una ciudad con Estado; pero, ¿realmente lo era?.
Ante las dudosas evidencias, la creadora y directora del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe, Ruth Shady, afirmó en 1999 que no se puede aplicar una misma definición y características de Estado para todas las civilizaciones. Explicando así la existencia de diversas fórmulas de Estado y no una única como se había planteado hasta hace poco. En este caso, la arqueóloga idéntica a una entidad política como estatal cuando el grueso de la población está controlado por autoridades, quienes basan sus decisiones en un poder coercitivo y hay una organización social jerarquizada.
Puesto que no se tiene constancia alguna de la existencia de un aparato militar, quizás esta represión provenga a través de la religión, encargada de la cohesión y control social mediante distintas ceremonias y ritos. Esto explicaría la enorme actividad religiosa encontrada en el yacimiento y plantearía la posibilidad de un Estado teocrático, organizado por los propios líderes religiosos. Aunque también existe la posibilidad, como planteó Ruth Shady en 1999, de que se trate de un Estado que sin hegemonía directa sobre la sociedad, sino con el papel de coordinación junto con las distintas autoridades de la ciudad.
Por tanto, podemos afirmar que el yacimiento de Caral muestra una compleja urbanización de organización social jerarquizada, considerada una ciudad. Sin embargo, aunque podría considerarse una ciudad con una entidad política estatal, las pruebas son dudosas y bien podría tratarse de una ciudad con una determinada organización interna que no se corresponda con la fórmula de Estado.