Descriminación Social en Perú por la Identidad de Género
La identidad de género es muy importante en la formación de las personas, en especial conforme crecemos, ya que se relaciona con muchos aspectos de nuestra vida como lo es en la forma como sentimos y vivimos nuestro cuerpo. ¿Por qué la identidad de género muchas veces se confunde con la orientación sexual? Pues ambos términos están muy relacionados, pero eso no quiere decir que sean lo mismo, identidad se refiere al género con el que cada uno de nosotros se logra identificar y acepta vivir de acuerdo con lo que siente en su interior, en cambio orientación sexual es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva hacia otros.
Si bien es cierto el género nos ayuda a reconocer y establecer nuestra personalidad, desarrollar nuestro carácter y formar nuestra propia visión del mundo, la construcción de nuestra identidad de género involucra múltiples factores de nuestra vida que de una forma u otra nos ayuda y nos hacen tener una postura más fuerte y firme de lo que sentimos y queremos ser.
La sociedad actual en la que vivimos se caracteriza por clasificar todo lo que tenga que ver el género, por ello, muchos se dejan influenciar por estereotipos que prácticamente los fijan como normas sociales a las que nos tenemos que regir para no ser vistos como extraños o raros; debido a esto es que a muchas personas les cuesta saber lo que está bien y mal en lo que están sintiendo o en lo que les gusta, dado a que la sociedad ha impuesto algo que se toma como “normal” y “correcto” el clasificar las actitudes y formas de expresión como masculinas y otras como femeninas, considerando la identidad como un espectro con dos extremos: la identidad atribuida a las mujeres y la relacionada con los hombres.
Según los complejos sociales acerca de la expresión del género lo “correcto” es que, si nacemos con sexo femenino, nuestro género es femenino, por lo tanto, debemos enamorarnos sólo del sexo opuesto, tener que usar ropa color rosa, vestidos o faldas y llevar el cabello largo; este tipo de comentarios habituales no debe ser o interpretarse como una especie de norma o etiqueta entre los ciudadanos, ya que no por nacer con un sexo determinado como por ejemplo nacer con sexo femenino se tiene que identificar como mujer o sentirse atraída hacia el sexo opuesto, es decir, en el caso de que una persona nazca con sexo masculino, puede que se identifique con el género femenino, sea asexual, vista de manera andrógina y se sienta atraída románticamente a ambos géneros.
Debemos de dejar de tener pensamientos vanos y arcaicos, ya que estos perjudican la integridad física y mental de las personas; lo único que hacen este tipo de ideas irracionales es confundir a las personas que están en un proceso interno de aceptación consigo mismo que tratan de dejar atrás todas las ideologías sociales de lo que es “normal” y de lo que no lo es.
La libertad es lo más preciado de los derechos humanos con el que contamos todos los ciudadanos porque nos permite tomar decisiones trascendentales para nuestras vidas, una de ellas es la identidad de género. Nadie puede discriminar por la forma de sentir, vivir y expresar nuestro género, independientemente de que corresponda o no con nuestro género de nacimiento, es decir nuestro sexo asignado al nacer.
Todos debemos respetar las decisiones que cada uno quiere tomar para su vida, ya que cada uno es libre de elegir con qué género se identifica, al no ser este algo fijo e inamovible.
Hasta ahora se acepta que la identidad de género se construye (mediante crianza) o surge (naturalmente) en los niños de alrededor de tres años de edad, y posteriormente es muy difícil de cambiar.
De hecho, en los casos en que alguna condición congénita ocasiona en el infante una ambigüedad sexual (intersexualidad o hermafroditismo) y se les cría con una identidad de género distinta a la de su sexualidad cromosómica, resulta imposible en etapas posteriores imponer la identidad de género biológica.
Como hemos construido y como hemos transmitido la idea del género constituye lo que va a determinar a cómo nos entendemos al nivel individual y, por tanto, como nos construimos a nosotros mismos. La identidad de género constituye, pues, el resultado de un cuidadoso proceso que tiene lugar a lo largo de la socialización. De tal modo que, formando la identidad personal, la identidad de género refleja como la tipificación sexual de género afecta incluso a nuestro autoconcepto: nacer hombre o mujer cobra así un significado tanto individual como colectivo. Mas allá de la diferenciación física propia del sexo, cada individuo hace de su propio cuerpo y que le lleve a identificarse biológicamente con ser hombre o mujer.
De esta manera, la identidad de género se construye durante la infancia temprana a través del ejemplo parental, el refuerzo social e incluso del lenguaje mismo. Los padres crían a sus hijos en lo que consideran una conducta adecuada a su sexo, y la sociedad se ocupa posteriormente de reforzar estos patrones.
Muchas veces se escuchan comentarios erróneos sobre la identidad de género, algunos piensan al no elegir lo usual que su elección es a causa de una enfermedad mental o algún tipo de problema emocional ocasionado por algún trauma de la infancia, lo cual ha sido comprobado y negado por especialistas; esto es una elección totalmente propia de la persona a raíz de su crecimiento y maduración personal.
Hoy en día existe mucha diversidad de género. Por ejemplo: los cisgénero, transexuales, transexuales y otros. Pero como sabemos muchos no son aceptados por la comunidad y peor aún por sus familiares tampoco.
En el año 2006 la ONU presento los Principios de Yogyakarta con la finalidad de orientar la aplicación de las normas del Derecho internacional de los derechos humanos, así establecer estándares entre las personas para que garanticen la protección a aquellos que decidieron vivir la vida como una persona de género distinto a su sexo biológico y logren gozar de una legislación que respete su decisión.
En los diversos países se están realizando proyectos de ley con el objetivo de promover la igualdad de género lo cual influye de manera positiva para garantizar el respeto entre géneros y posibilite su desarrollo pleno e integral.
Las personas trans en el Perú aún se enfrentan a la ideología y discriminación social, debido a que no todos logran reconocer y aceptar la existencia de personas con identidades de género no convencionales, o sea, personas trans. Puesto que en algunos lugares siguen siendo muy conservadores e insisten en que únicamente existen dos géneros: hombres y mujeres.