Impacto de la Segunda República en ls Sociedad Española

Actualmente, la sociedad utiliza la información facilitada por los medios de comunicación con el interés de fomentar su conocimiento acerca de un ámbito en concreto. Sin embargo, un tema controversial que está íntimamente relacionado con la necesidad de ser informado es la censura.

La censura es, según la Real Academia Española, “intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”. Es decir, censurar información es restringir su acceso por cuestiones personales (valorar la información como dañina u ofensiva sin consensuar con el público hacia el que va dirigida la información), aunque tales valores personales del emisor no sean compartidos por los receptores.

La libertad de expresión es un artículo incluido en la Constitución Española de 1978 en el que se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir los pensamientos, ideas y opiniones, entre otros, de los ciudadanos.

Cada día son más los casos en los que se quebranta el derecho a la libertad de expresión. Actualmente, el mundo de la cultura es uno de los más afectados por este problema. Los casos más recientes se han producido en países de lengua española.

En este trabajo de investigación nos centraremos en la censura existente en el ámbito cultural de la actualidad, puesto que en los últimos años estamos asistiendo a una restricción de los derechos fundamentales que ostentan personas o, medios de comunicación, por razones poco objetivas.

La censura en España a lo largo de los años: la censura en el ámbito cultural es un legado de la historia española que provocó la omisión de la opinión de muchos autores sobre los temas sociales más importantes durante determinadas épocas como, por ejemplo, en la Segunda República y en la dictadura franquista.

La Segunda República (1931-1936) se caracterizó por la dura censura que se impuso, a pesar de haberse implantado un régimen democrático después de la dictadura de Primo de Rivera. Con la aprobación de la Ley de Defensa de la República y la Ley de Orden Público, se prohibió la libertad de expresión. Durante este período se clausuraron periódicos, se detuvo y se amenazó a muchos periodistas, se multó y se censuró a varias editoriales y se utilizaron los servicios públicos (Correos o Telefónica) para evitar el traspaso de información de las agencias de noticias. No solo se reprimieron las publicaciones nacionales, sino también las internacionales. La censura se aplicaba si los medios de comunicación mostraban una opinión crítica referida al gobierno. Debido a tal situación, muchos periodistas se manifestaron en contra de la censura que estaban sufriendo y crearon la Liga Defensora de la Libertad de Prensa.

Lo mismo ocurrió con el cine y el teatro. Los censores prohibieron muchas películas y obras de teatro o cortaron numerosas escenas de las mismas y lo justificaron aludiendo a la “defensa de lo moral”, a que se mostraban actos delictivos o ideologías contrarias a las que defendía el gobierno (como el comunismo), a que dañaban la imagen de algunos países con los que España tenía acuerdos políticos, etc. Por lo tanto, a pesar de la existencia del artículo 34 de la Constitución de 1931 en la que se reconocía la libertad de expresión, esta no se aplicó en ningún momento.

En la época del régimen franquista (1939-1975), cualquier libro que se quisiese publicar debía ser consultado a los censores y estos determinarían si se podía publicar, ya sea entero o por partes. Las instituciones que se encargaban de la elección sobre qué tipo de documentos se censuraban eran el Estado y la Iglesia. El objetivo era censurar cualquier información que contuviera expresión política, social y cultural, y eliminar cualquier vestigio de la II República, para establecer una nueva ideología perteneciente al nuevo Estado implantado.

En el ámbito periodístico, se creó la Ley de Prensa, aquella que establecía que todo lo que se iba a publicar tenía que cumplir con estos tres requisitos: ortodoxia, moral y rigor político. El objetivo que persiguía esta ley era facilitar el permiso al Gobierno para controlar las publicaciones, elegir el responsable de todos los medios de comunicación, controlar el número de periodistas que formaban parte de las empresas de este sector y decidir quién podía ejercer de periodista. De esta manera, las publicaciones que eran aceptadas por el gobierno podían ser utilizadas como propaganda de la política ejercida por el Estado de entonces. Aunque también existían otras instituciones, el Registro Oficial de Periodistas (1939) y la Escuela Oficial de Periodismo (1941), son las organizaciones que ejercían mayor presión al control de las publicaciones en los periódicos. El género escrito que menos sufrió la censura del Gobierno fue la revista, que se utilizaba para hacer sátiras políticas. No obstante, cabe destacar la persecución de algunos directores de revistas a causa de los contenidos de sus publicaciones.

En cuanto al cine, la Junta Superior de Censura Cinematográfica se encargaba de controlar el contenido ideológico de las películas que se proyectaban en las salas de cine españolas. No se aplicaba censura como tal en este ámbito, sino que únicamente se prohibían o se modificaban aquellas películas que no cumplían con las reglas impuestas previamente. Tampoco se proyectaban aquellas en las que aparecían actores que habían manifestado su oposición al régimen o predilección por la república.

En la literatura ocurría lo mismo, pues muchas novelas y obras de teatro fueron censuradas. En algunas ocasiones, en lugar de prohibir la publicación de la obra, se recortaron algunas partes y después se publicaban. Los censores alegaban que estaban completas, cuando en realidad no lo estaban. Después de la dictadura una gran cantidad de obras salieron a la luz al igual que se concedió a los autores la posibilidad de completar aquellas obras cuya estructura fue modificada y eliminada.

La censura cultural también afectó a la sociedad en cuanto a ciertas costumbres. Las reuniones y asociaciones sociales se prohibieron ante el temor de posibles conspiraciones a la estabilidad del régimen franquista. La educación también quedó marcada por el control político impidiendo la enseñanza en las escuelas que usasen otras lenguas diferentes al castellano, es decir gallego, vasco y catalán. 

05 January 2023
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