Influencia de la Reputación en la Obra Brujas de Salem
¿Hasta qué punto la reputación influye y afecta el juicio de los personajes en Las brujas de Salem? Las brujas de Salem, es una obra dramática escrita por Arthur Miller, ambientada en el siglo XVII durante la caza de brujas que buscaba librar a las aldeas de los presuntos seguidores de las fuerzas satánicas; es una historia paralela a la situación en los Estados Unidos, en la década de 1950: el macartismo, difamo el carácter y la reputación de los ideólogos comunistas por acusaciones sin fundamento, ampliamente públicas; dicho esto, Miller establece esta obra particularmente en una aldea llamada Salem, donde el poder teocrático, en otras palabras un gobierno en el que Dios es reconocido como la autoridad suprema, es gobernado por estrictas reglas puritanas que requiere que el pueblo sea un fuerte creyente y les prohíbe pecar por el riesgo de terminar en el infierno. Sin embargo, esta fuerte creencia en Dios es superficial, ya que la fe no es realmente los que los motiva, sino más bien el dinero y la reputación. La reputación en esta obra es lo que impulsa a las personas a actuar de ciertas maneras. Miller usa explora este tema a través de ciertos personajes como el reverendo Parris y Abigail, retratándolos de manera negativa e insincera, ya que mienten y engañan a los demás para no contradecirse a sí mismos. En contraste Miller utiliza personajes como John Proctor, y Elizabeth Proctor lo cuales están motivados por la voluntad de proteger su integridad o la de los demás.
Por consiguiente, en un pueblo pequeño como Salem, tener una buena reputación es vital, ya que podría significar quedarse sin empleo o ser un blanco fácil de disputaciones. De todos los personajes presentados en esta obra, el reverendo Parris parece estar más al pendiente de la necesidad crucial de mantener un buen nombre. Miller retrata al reverendo Parris como un hombre egoísta, con poner la prioridad de importarle más su propia reputación, que realmente actuar como un hombre digno de ser respetado. Incluso mientras está parado sobre lo que podría ser el lecho de la muerte de su hija, todo lo que Parris parece ser capaz de pensar es en cómo los eventos condujeron a afectar su reputación. El egoísmo de Parris se demuestra perfectamente en el Acto uno en la página 11 mientras cuestiona a su sobrina, Abigail, sobre el comportamiento travieso y las actividades que había atrapado junto con su hija Betty; las cuales pensaba que eran parte de un acto o ritual de brujería. Despues de negar todas las sospechas de brujeria, trafico de espiritus, y bailando desnuda, Parris estudia la cara de Abigial, y no totalmente convencido por su declaracion dice “Abigail, he luchado aquí durante tres largos años para que esta gente testaruda se me someta y ahora, justamente ahora cuando la parroquia comienza a dar señales de algún respeto hacia mí, tú comprometes nada menos que mi reputación. (…) dame ahora una honrada respuesta. En el pueblo…, ¿tu nombre es completamente inmaculado?” (Miller, 16). Esto transmite la importancia de la reputación, ya que Parris está preocupado de perder su lugar y valor en Salem . Asimismo, él cree que ha trabajado duro para ganarse un poco de respecto con la gente de Salem y no quiere que nada en su vida, incluso los miembros de su familia, comprometan la buena reputación que ha comenzado a construir. Esto concientiza al lector a realizar cuan influyente es tener un buen nombre en la obra, ya que personajes como el reverendo Parris mienten porque temen de la deshonra que convella tener una mala reputación.
A lo largo de la obra, Miller utiliza la caracterización para ilustrar la reputación como una influencia controlante y negativa. El protagonista de la obra, John Proctor, un individuo atormentado, también está preocupado por la reputación y esto impulsa asucumbir al pecado en la obra. Sin embargo, después de su amorío con Abigail, la preocupación de Proctor por su reputación hace que se vuelva hipócrita mientras trata de ocultar su comportamiento impuro. Por lo tanto, Miller deja claro que la preocupación por la reputación puede corromper incluso a las personas moralmente más fuertes. La preocupación de Proctor por su reputación también causa que él proponga y evada su testimonio sobre brujas como Abigail. El sabe que Abigail y las otras chicas, que andan acusando a otras de brujería, están mintiendo; sin embargo, el no expone su testimonio en la corte hasta mucho después en la trama de la obra, ya cuando su esposa Elizabeth estaba apresada. Por ende, si las hubiera expuesto antes, gran parte de la tragedia se pudiera haber evitado. Nuevamente, la reputación es la culpable. Por ende, cuando Proctor confiesa su infidelidad, es solo después de que todos los otros medios de exponer a Abigail se hayan agotado. Proctor intenta utilizar la reputación de Elizabeth como una mujer honesta y digna de su palabra para corroborar sus afirmaciones. Le asegura a Danforth: “ mi mujer no puede mentir.” ( Miller, 132). Sin embargo esta caracterización es pisoteada más tarde cuando, en acto de desesperación, Elizabeth dice una mentira en intento de proteger la reputación de John. Por lo tanto, la preocupación por la reputación ha destruido cualquier esperanza que Proctor haya tenido de salvar a su esposa y desacreditar a Abigail. El efecto en Proctor de esto lo conlleva a lamentarse y decir “¡He hecho de mi honor una campana!” (Miller, 132). Por consiguiente, Miller usa lenguaje descriptivo figurativo para sugerir que proctor siente que ha matado a su propio buen nombre y este es su funeral.
Por otra parte, para la mayoría de la obra parecería que la reputación es una inquietud negativa. Sin embargo, al final de la obra, Miller sugiere que la reputación puede no ser del todo mala. Los jueces de la corte, en un intento de salvar sus nombres, intentan convencer a Proctor de que confiese de practicar brujería y así salvar su propia vida. Todos, incluso Hale, un ministro devoto, alienta a Proctor a sacrificar su propia reputación; Hale incluso sugiere que Dios preferiría hacer eso antes que morir en vano. En el clímax de la obra, Proctor se niega a que su confesión cuelgue en la iglesia y declara “ ¡Os he dado mi alma; dejadme mi nombre!” (Miller, 167). El sabe que si vive lo hará con desprestigio, y no podría estar contento dentro de sí mismo, o como padre de sus hijos. Aunque esta decision lleva a su muerte, tambien redime a Proctor en sus propios ojos: “sí creo vislumbrar una hilacha de bondad en John Proctor. No alcanza para tejer con ella una bandera, pero es lo bastante blanca como para no dársela a estos perros.” (Miller, 168). Al valorar su propia reputación lo suficiente como para morir por ella, Proctor desacredita a la corte y brinda cierto sentido de justicia a aquellos que han sido ejecutados antes que él, y junto a él, y la obra la cual termina de manera optimista, con “el sol naciente” en la cara de Elizabeth. Por lo tanto, en última instancia, Miller resuelve el tema de la reputación haciéndola que la proporcione con un final de esperanza en la obra.
En suma, Las Brujas de Salem de Arthur Miller es una obra dramática que explora el tema de la reputación como un problema central. Este ensayo ha demostrado como Miller presenta y desarrolla la reputación de ser el conductor de la acción negativa de la obra y el mal comportamiento de muchos de los personajes, pero finalmente muestra que la reputación también puede conllevar a ser una influencia positiva con su mérito propósito del respeto hacia la integridad. La obra presenta una serie de personajes motivados por la preocupación de perder su reputación, y la naturaleza orgullosa de muchos de los habitantes del pueblo conduce al desastre. Otros personajes, aunque las confesiones de crímenes que no cometieron podrían salvarles la vida, se dan cuenta de que dañaría su reputación y que nunca podrían modificarla desde la tumba. Tener una buena reputación es muy importante en las Brujas de Salem, dado a que significa ser aceptado por la sociedad. En caso de que no tengan un buen nombre serían completamente rechazados por la sociedad con ideales arraigados del fanatismo religioso con el peso de encajar y internalizar la religión como un estilo de vida. No obstante, la reputación se disfraza de fe y de buenas intenciones debido a que en realidad los personajes son impulsados por sus propios ideales egoístas para preservar un buen nombre; a excepción de algunos a quienes por la culpa de mantener su integridad caen en la perdición de la muerte.
Bibliografia
- Miller, A. (1955). Las Brujas de Salem (2ª ed.). Buenos Aires, Argentina: Jacobo Muchnik editor.