Influencia de Maquiavelo en Shakespeare y su Obra Hamlet
Hamlet Ensayo Comparativo: La ragedia de Hamlet fue representada por primera vez en el año 1609, aunque el año preciso en que se escribió sigue aún en disputa. Es la pieza más larga de Shakespeare y una de las más influyentes en la literatura inglesa. Lo más probable es que Shakespeare basase Hamlet en dos fuentes, la leyenda de Amleth y una obra perdida conocida hoy como Ur-Hamlet o Hamlet original.
Podemos apreciar la influencia de El Príncipe en diversos aspectos de la obra, empezando por la idea de fortuna. Como dice Maquiavelo en el capítulo XXV: …considero que tal vez sea cierto que la suerte gobierna la mitad de nuestras acciones, pero que aun así nos deja gobernar aproximadamente la otra mitad.
Por lo tanto, lo que dice Maquiavelo es que, por mucho que haya una parte de nuestras acciones que podamos controlar y predecir, hay otra que se nos escapa y que no depende de nosotros ni de nadie. Hay que decir que este planteamiento trágico de la acción es lo que hace que Hamlet sea una tragedia, claro está. ¿La acción dependía de los personajes, o ya estaba decidido que iban a acabar todos muertos? ¿Alguno de ellos habría podido evitar el catastrófico final? Me inclino a pensar que no, que en el momento en el que el fantasma del rey le pide venganza a Hamlet ya quedaba claro lo que iba a acabar sucediendo; es la aparición de ese elemento fantástico y del más allá lo que me lleva a pensar que nadie habría podido hacer nada para evitarlo. Al igual que en las tragedias griegas el destino queda marcado por los dioses, aquí lo que lleva a Hamlet a la venganza es la aparición de un fantasma, algo que escapa de nuestro control.
También hay que mencionar que el fantasma podría tan solo representar el deseo de venganza que crece dentro de Hamlet a raíz del asesinato de su padre, y es precisamente este conflicto el que provoca que Hamlet no pueda ser el gobernante. Por lo demás, tiene las aptitudes para ser el perfecto príncipe: es honrado, leal y servicial. Pero, como ya dice Maquiavelo, un príncipe debe estar siempre listo para la acción (en el capítulo XIV deja muy claro que un príncipe no debe descuidar las armas), y Hamlet se retrasa asaltado por dudas. Hubiese podido matar a Claudio, por ejemplo, cuando este se encuentra rezando en el tercer acto, pero decide no hacerlo y lo justifica diciendo que, si le matase ahora, iría al cielo, y eso es “paga y recompensa, no venganza”. También destaca el soliloquio To be or not to be (III, i, 56-90), donde el problema concreto de matar a Claudio pasaría a formar parte de una cuestión mucho más amplia: no solo si la ejecución de la venganza va a cambiar el mundo, sino si, teniendo en cuenta la condición humana y los males de la vida, merece la pena seguir viviendo. Hamlet, por lo tanto, duda y retrasa el llevar a cabo sus intenciones.
Fortimbrás, a diferencia de Hamlet, posee virtudes que hacen de él un líder decidido y que triunfa en todas las empresas que se propone. Maquiavelo afirma que la guerra es lo único que debe preocupar a quien gobierna, pues mantiene el poder a los que han nacido príncipes y muchas veces da el poder a quien no (capítulo XIV de El Príncipe). Es un auténtico estadista, siempre preparado para tomar las decisiones adecuadas en el momento apropiado.
Claudio es maquiavélico, pues sabe combinar sus habilidades con la ocasión puesta a su alcance, y no se detiene ante nada con tal de llevar a cabo sus propósitos y, una vez conseguidos, mantenerlos a toda costa. Ante los demás, actúa de manera impecable, siguiendo los postulados de Maquiavelo sobre la imagen (al respecto, el capítulo XIX). No hay constancia de que sus súbditos tengan queja de él; en el parlamento que inicia la segunda escena del primer acto, queda clara su hábil retórica y nos da la imagen de patriota, devoto marido y rey ejemplar. El problema viene porque Hamlet descubre que Claudio, su tío, mató a su hermano para hacerse con el poder, y cito a Maquiavelo: “siempre tendrás como enemigos a todos los que ofendiste cuando ocupaste el principado” (capítulo III de El Príncipe). También dice, en el mismo capítulo, lo siguiente: “cuando se ofende a un hombre, hay que hacerlo de forma que no haya que temer posibles venganzas”. Tras presenciar la play within the play del tercer acto, el rey Claudio comenzará a ir cuesta abajo, porque comete el error de admitir su culpabilidad dejándose llevar por sus sentimientos. Pierde el control, algo que nunca le habría sucedido al príncipe de Maquiavelo, que tampoco habría dudado ni un instante en matar a su sobrino después de que este matara a Polonio. Para cuando Laertes y Claudio acuerdan el asesinato de Hamlet, ya es muy tarde. Falla el postulado maquiavélico de actuar tan pronto como se detecte el mal.
Creo conveniente citar el siguiente pasaje, del capítulo VIII de El Príncipe: Por lo tanto, hay que señalar que cuando se conquista un estado, el que lo ocupa tiene que pensar cuáles son los ultrajes que va a tener que cometer y hacerlos todos de una vez, para no tener que cometer uno nuevo cada día, asegurándose de esa forma la fidelidad de los hombres y ganándoselos con los beneficios que les ofrece. Quien actúe de otra forma, ya por timidez o porque ha sido mal aconsejado, siempre tendrá que tener la espada en la mano….