José Vasconcelos Y Su Huella En La Educación Mexicana
La constitución Mexicana fue promulgada en 1917, pero en algunas regiones la guerra continuó hasta 1920. Cuando terminó, muchas cosas habían cambiado. El país quedó en manos de una nueva generación de hombres y mujeres fogueados en la Revolución. La destrucción era palpable en la agricultura, las minas, las fábricas y el comercio; los caminos, los puentes, las vías de ferrocarril, los cables del telégrafo, y otras instalaciones. Lo único que funcionaba eran los campos petroleros y algunas minas, propiedad de extranjeros, que fueron respetados para no crear dificultades con los gobiernos de sus países.
Se restablece la paz Los ejércitos de Zapata y de Villa fueron derrotados, pero en Morelos y en Chihuahua las guerrillas siguieron peleando contra los carrancistas, aun después de que Zapata fue asesinado, en 1919. Villa firmó la paz con el Gobierno en 1920. Recibió el rancho de Canutillo, en Durango, y se retiró allí. En 1923 fue asesinado en una emboscada, en Hidalgo del Parral, Chihuahua.
Venustiano Carranza fue el primer presidente electo después de promulgada la Constitución de 1917. Al final de su mandato (de cuatro años) no logró convencer a los jefes revolucionarios de que apoyaran a su candidato para las siguientes elecciones. En consecuencia, los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles organizaron la Rebelión de Agua Prieta, llamada así por la población en donde se inició, en el estado de Sonora. Carranza escapó con algunos de sus hombres rumbo a Veracruz. Fue asesinado, en la sierra de Puebla, en un poblado llamado Tlaxcalantongo, en mayo de 1920. Al triunfo de la rebelión, Adolfo de la Huerta fue nombrado presidente interino y consiguió que los generales zapatistas y el Mismo Villa dejaran las armas. Así se consiguió la paz en el país y se pudo convocar a nuevas elecciones presidenciales, en las que triunfó Álvaro Obregón.
La tarea más importante de Álvaro Obregón en su gobierno, de 1920 a 1924, fue poner en marcha la reconstrucción del país y buscar la unidad nacional.
Era necesario reparar lo que estaba destruido. Y cumplir con lo que la Revolución había ofrecido. Comenzaron a expropiarse latifundios y a repartirse tierras a los campesinos. Se fijaron salarios mínimos, horarios de trabajo y condiciones de seguridad en las mismas fábricas. Se apoyó a los obreros para que pudieran organizar los primeros sindicatos
José Vasconcelos, secretario de Educación, se esforzó porque la escuela primaria llegara a todo el país y todo los mexicanos supieran leer y escribir. Los que sabían debían enseñar a los que no sabían; se fundaron bibliotecas en ciudades y pueblos; se publicaron revistas y libros, para niños y también para adultos. En el campo, Vasconcelos organizó las misiones culturales: grupos de estudiantes y profesionistas que se instalaban como maestros temporalmente en diferentes sitios, para alfabetizar a la gente y enseñarle medidas de higiene, oficios y cómo aprovechar mejor los recursos del lugar. Vasconcelos apoyó a los músicos, los escritores y los pintores. La inspiración popular dio originalidad y fuerza el arte mexicano, que alcanzó un reconocimiento universal.
La rebelión cristera Plutarco Elías Calles fue presidente de México de 1924 a 1928. Durante su gobierno se multiplicaron las organizaciones en 1925 se creó el Banco de México. Se inició la construcción de la red de carreteras y de las primeras grandes presas. Sin embargo, no fueron años de prosperidad ni de paz.
El gobierno de Calles intentó que las compañías petroleras estadounidenses e inglesas cumplieran el Artículo 27 constitucional, el cual establece que las riquezas del subsuelo pertenecen a la nación.
El Partido Nacional Revolucionario del expresidente Obregón quiso regresar al poder y logró que se reformaran las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones de 1928.
De 1928 a 1934 hubo tres presidentes. Ninguno de ellos cubrió un periodo completo. Sin embargo, el verdadero poder se concentró en Plutarco Elías Calles, a quien se conocía como el Jefe Máximo de la Revolución.
En años relativamente cercanos, y después de la creación gubernamental de organismos con objetivos definidos para formar y fortalecer el sistema nacional de ciencia y tecnología, pero que tuvieron vida corta, como fue el caso de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC) en 1942 y del Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) en 1950, el gobierno mexicano y numerosos miembros de los sectores académico, empresarial y laboral, han trabajado en esta área alrededor de los programas propuestos a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), creado en 1970.
La labor realizada en los últimos treinta años, aunque no siempre con la suficiencia de recursos y con la continuidad requerida, ha posibilitado el establecimiento y la ampliación de la capacidad de investigación científica y tecnológica en México.