La Ciencia De La Tierra Y Sus Problemas
Introducción
La Tierra, el planeta el cual habitamos tiene serios problemas primordiales que nos dejan mucho a considerar para futuras generaciones. Actualmente, la sociedad humana se ve afectada por diversos factores, lo que hace que la población mundial esté bajo constantes cambios y requerimientos para solventar nuestra existencia. La sensibilidad medioambiental y la inactividad ecológica, son probablemente las dos características que mejor definen las generaciones actuales.
Desarrollo
Los ecosistemas se ven amenazados por la presión imparable del desarrollo y las elevadas tasas de crecimientos demográficos. Provocando una auténtica alternativa: Gestión versus Conservación. Solo una actividad verdaderamente preocupada por la conservación, en sus principios inspiradores y en las herramientas que utilice, puede asegurar un crecimiento sostenido, es decir, unas cuotas de bienestar para todos los pueblos y no sólo para el denominado primer mundo, compatible con la preservación de la biosfera que evite el desastre y que pueda asegurar a las próximas generaciones un planeta habitable, con desarrollo sustentable tanto para la conservación del medio en que vivimos, como también para la integridad social que es fundamental para dominar buenos hábitos ecológicos.
El ser humano hace lo posible para cuidar el medio ambiente, buscando formas de no contaminar nuestro entorno como lo llevamos haciendo desde revoluciones industriales y económicas. Sin embargo, todo el daño que existe en este minuto es imparable e irreversible, destacando a un grupo minoritario de activistas, organizaciones no gubernamentales y gobiernos que resguardan el medio ambiente tratando de transformar la conciencia social.
Fructificando el reciclaje de residuos tanto sólidos, líquidos y gaseosos nocivos para el planeta, como también, la reutilización de elementos, conservándolos y / o reparándolos para una nueva utilización. Otro factor favorable es la reducción de residuos que promueve un menor impacto en los ambientes y ecosistemas, pudiendo realizar su clasificación y el reciclaje correspondiente, la minimización de residuos implica un menor gasto de recursos vírgenes.
La obsesión de trazar fronteras por individualizar la gestión de unos riesgos cuya naturaleza es global, no parece que vaya a lograr más resultados que profundizar el autoengaño, es decir, las respuestas individualistas y locales no son la solución a problemáticas globales. No disponemos de ningún instrumento de acción colectiva eficaz por encima de ese nivel. El problema, sin embargo, es que el poder para hacer cosas y para hacer que se hagan se ha evaporado de esas instituciones locales. En nuestro mundo, cada vez más globalizado, hay política local sin poder global y poder global sin política.
Nos encontramos ante una situación inédita que nos confronta una serie de cuestiones que nunca antes se nos había planteado a envergadura mundial. El conocimiento, las normas y las reglas del juego económico de la civilización actual se muestran incapaces de arreglar el deterioro ecológico y social originado por su propio funcionamiento.
En el fondo late un problema eminentemente cultural: la visión heredada desde la primera modernidad acerca del mundo natural y el papel del ser humano en esa representación de creación a medida que ve incrementadas sus capacidades de transformación de la naturaleza, transcurre el desarrollo de la tecnología. Por lo tanto, necesitamos buscar un nuevo marco de referencia para volver a pensar nuestra ubicación e identidad en relación con la naturaleza y el bienestar de los habitantes del globo.
Sujetar e instaurar una concordancia que nos permita frenar ciertas prácticas desequilibradas y orientar nuestra conducta a un momento en el que nos descubrimos habitantes de la misma casa y partícipes de un mismo grupo común, en otras palabras, adquirir la conciencia de vivir en conjunto respetando los límites naturales y adaptarnos al comportamiento natural de la tierra, tratando de que la erosión sea de forma natural, y que no emane directamente por la alteración del hombre. Pero, lamentablemente, la progresiva contaminación e irresponsabilidades frecuentes no son cómodamente aceptadas para cierta cantidad de terrícolas que desconocen o ignoran valiosa información que nos puede ayudar a enfrentar la problemática.
Conclusión
Hasta donde llegarán nuestras acciones herradas y tan dañinas para nosotros mismos, la liviandad con la naturaleza, con nuestra propia vida, donde en épocas anteriores existió flora y fauna impresionante, la sociedad con tantos derechos y deberes que practicar, generando solo grandes logros bursátiles y de negocios, mientras que tenemos inclusive el alma dañada, nuestra salud mental deteriorada, labores hechas sin pasión ni convicción.
Vivimos para ser felices asegurando a los nuestros cuando llega una remuneración; mientras que podría ser, un pequeño aporte de sacrificio de vuelta a lo que fuimos alguna vez sin contaminación, poder conseguir desenredarnos de los cables y pantallas a las que estamos voluntariamente sujetados, reencontrándonos con lo simple de la vida que le puede entregar la tierra al hombre.
El llamado es a reaccionar, a no dejarnos llevar por el pacifismo de la sociedad, ni tampoco bajar la guardia ante esta disyuntiva. Debemos respirar con la pausa que nos ayude a mirar el mañana, con abundancia de pensamientos y delicadezas ecológicas, respetándonos entre nosotros mismos y con nuestros pares, razonando adecuadamente, viviendo de forma responsable donde habitamos, ocupando estrategias sociales que promuevan el cuidado del medio ambiente, con la convicción de saber que en cada intervención que suceda hoy a nivel planetario, tendrá resultados tangibles en un futuro no muy lejano.
