La Desertificación: el Reto de la Humanidad y la Biodiversidad

Introducción

Durante años, el planeta ha sufrido cambios drásticos por fenómenos climáticos y el egoísmo del ser humano. Sin embargo, uno de los conceptos más ignorados y peligrosos es la desertificación. La misma se encuentra generalmente en las zonas áridas, semiáridas, y subhúmedas secas. Se debe tomar en cuenta que es capaz de seguir cubriendo áreas y destruyendo bosques. Como Ruiz y Febles (2004) destacaron: “La degradación de las tierras prosigue y aumenta a un ritmo alarmante, erosionando gravemente la preciosa reserva mundial de tierras productivas”. Puede afectar la fertilidad de los suelos, disminuir los recursos naturales, contribuir al cambio climático, y eliminar ecosistemas. Además, es una de las causas principales de la pérdida de biodiversidad, ya que los animales necesitan recursos y alimentos para vivir.

Es evidente que la desertificación no es un problema de los desiertos, sino que es la consecuencia de la sobreexplotación que los humanos hacen de las tierras secas en el planeta (Anon, 2008). La definición mencionada indica que el ser humano ha sido la causa mayoritaria de este problema, ya que se eliminan recursos naturales por el beneficio propio, lo cual afecta tanto a la naturaleza como a los seres vivos. Por ello, se han realizado diversas investigaciones, en las cuales se discute sobre lo que es, sus causas y consecuencias, y cómo se podría mejorar. El propósito del presente artículo es proveer información sobre la desertificación y su impacto en la biodiversidad, ya que es de gran importancia conocer cada detalle a fondo y observar la manera en la cual influye negativamente en el planeta Tierra. De hecho, se cree que existe una manera de combatir dicha situación al utilizar técnicas que mejoren el estado de la naturaleza, aunque podría ser un proceso complejo y extenso.

Áreas Afectadas

Previamente se mencionó en qué áreas se encuentra la desertificación, pero muchos investigadores han brindado diferentes puntos de vista sobre la cantidad de áreas afectadas. Se puede decir que el 75 porciento o 378 millones de hectáreas sufren de la degradación de sus tierras (Morales, 2005), mientras que una tercera parte del planeta está recientemente afectada por la desertificación (Martínez, 2010). También, se considera que 3,600 millones de hectáreas contienen degradación del suelo y de la vegetación, de las cuales 600 a 1,200 millones de hectáreas han sido afectadas por la desertificación (López, 2006). En otras palabras, es un concepto tan complejo que es difícil decir con certeza cuántos lugares en nuestro planeta sufren del mismo. Cada año aumentan las áreas vulnerables a la degradación, deforestación, o desertificación. Sobre esto, Granados-Sánchez et al. (2012) explicaron:

La desertificación es un fenómeno de rápida progresión y, a pesar de que las estimaciones sobre su magnitud varían de acuerdo con las fuentes y que no se dispone de datos confiables que permitan determinar con precisión el grado de avance, se sabe que año tras año millones de hectáreas se convierten en terrenos no aptos para el cultivo y el pastoreo.

La mayoría de las investigaciones y los documentos que argumentan sobre dicho asunto, contienen distintos números o porcentajes (Ver apéndice 1). No obstante, se pueden destacar varias zonas, las cuales han sido extremadamente afectadas y deberían recibir prioridad. Las mismas son: África (UNCCD, 1994), Asia (López, 2006), España (UGT-CEC, 2007), entre otras. De hecho, se han creado mapas para ilustrar cuán vulnerable se considera cada país con relación a la sequía y su localización (Ver apéndice 2). Es importante recalcar que los lugares mencionados no sólo se deterioran, sino que se elimina su flora y fauna. Esto ha causado que la biodiversidad mundial sea afectada por el fenómeno de la extinción de especies (López y Bucetto, 2019).

Efectos en la Biodiversidad

La biodiversidad ha sido afectada a gran escala por la desertificación. La vegetación se pierde completamente y los animales dejan de recibir los nutrientes necesarios para su supervivencia. Esto conlleva un impacto negativo en los aspectos biofísicos y socioeconómicos del planeta Tierra (Huber-Sannwald et al., 2005) . Además, la ocurrencia de estos casos puede causar cambios en el clima, migraciones, una lista más amplia de especies en peligro de extinción, y problemas de salud en los seres humanos. Se incluye a los seres humanos porque gran parte de la vida depende de la flora. Así como la organización DiCYT (2020) indicó: “La estructura vegetal no es sólo el piso de la cadena alimentaria, sino que también reduce la erosión.”. Se puede considerar un proceso circular, ya que la pérdida de tierras agrícolas causa que la gente explote más tierra para satisfacer sus necesidades, eliminando más hábitats de plantas y animales (Domic et al., 2011).

Está claro que las especies con mayor grado de adaptación son aquellas que contienen amplios rangos de tolerancia climática, los cuales les permiten acostumbrarse a las nuevas condiciones (Arribas et al., 2012). Sin embargo, no todos los organismos tienen la habilidad de adaptarse rápidamente a un hábitat más seco, y menos si dependen de una fuente constante de agua o alimentos. Los cambios en los ecosistemas creados por la sociedad ocurren a tal velocidad, que las especies no tienen la oportunidad de adaptarse genéticamente o migrar (Primack et al., 2001). Por tal razón, durante las últimas décadas se ha perdido una gran parte de la biodiversidad y el ambiente se ha deteriorado, cambiando el ciclo de los ecosistemas (Luna, 2016).

Su Relación con el Cambio Climático

El cambio climático es definido como la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala global (Riverí y Ginarte, 2016). Es un concepto muy reconocido, el cual afecta de forma directa e indirecta a los seres vivos y a la naturaleza. Ha aportado negativamente al calentamiento global, ya que ha aumentado la temperatura, disminuido el agua, y más. El mismo puede ser relacionado con la desertificación mediante el concepto de la sequía y el clima. Esta conexión fue explicada por Martínez et al. (2004):

El cambio climático puede exacerbar la desertificación mediante la alteración de los patrones espaciales y temporales de temperatura, lluvias, irradiación solar y vientos. A su vez, la desertificación agrava el cambio climático debido a las emisiones de CO2 de la vegetación que desaparece y mediante la reducción del potencial de secuestro de carbono de las tierras desertificadas.

Estudio

En febrero de 2015, Tepetla y Pulido (2015) iniciaron una investigación en la Comunidad Agrícola Cerro Blanco, México. Su propósito fue determinar la calidad de vida de los campesinos tomando enfoque en los cambios climáticos. El mismo fue realizado de forma semi-cuantitativa, utilizando una encuesta y una entrevista. Los participantes debían cumplir con un requisito, tener más de 30 años como habitantes del área, así que se llevó a cabo con un total de 21 campesinos. Para recolectar la data, utilizaron cinco opciones: totalmente en desacuerdo, en desacuerdo, ni en desacuerdo ni de acuerdo, de acuerdo, y totalmente de acuerdo. Luego, se organizó en los programas Word y Excel, utilizando porcentajes y escribiendo los comentarios realizados en cada entrevista.

Los resultados obtenidos del estudio fueron los esperados. Un 86% marcó “de acuerdo” o “totalmente de acuerdo” con el hecho de ver la comunidad mucho más desértica en los años transcurridos. Al preguntar sobre el aumento en la temperatura, el 90% estuvo de acuerdo o totalmente de acuerdo. Luego, un 95% afirmó que ha habido más sequedad o falta de lluvia, lo cual ha afectado la diversidad de la flora (comentado por el 81%) y la fauna (comentado por el 95%). Sin embargo, muchos mencionaron que la falta de animales no era sólo por la sequía, sino que también podía ser producto del exceso de la caza. El 100% estuvo de acuerdo o totalmente de acuerdo en que ha habido menos agua disponible para riego y uso personal. El 94% determinó que la radiación solar ha aumentado significativamente. En cuestión a sus estilos de vida, el 88% consideró que las posibilidades de desarrollo han cambiado, el 71% señaló que hubo un cambio positivo en su calidad de vida, y el 55% anotó que la pobreza disminuyó. Estos datos significan que los cambios en el clima han causado más sequedad y desertificación, lo cual afecta tanto a los pobladores como a la biodiversidad.

Solución de la Desertificación

El proceso de eliminar o disminuir la desertificación no es imposible, pero puede tomar años de esfuerzo para lograrlo. Una opción para detener el problema mencionado es utilizar estrategias administrativas, así como la reforestación (Loening y Markussen, 2003). La misma se puede definir como el proceso en el cual se restablece un ecosistema que ha sido degradado o destruido (Bances y Vasquez, 2018). Por ello, este método es considerado como una de las opciones más productivas a largo plazo. Los animales tendrían sus hábitats de vuelta, ocasionando un aumento en la biodiversidad. Por otro lado, puede que no tenga un resultado positivo en todas las áreas afectadas, ya que los árboles necesitan ciertos nutrientes y un ambiente controlado. Si el suelo carece de esto, es posible que las plantas no se desarrollen o que el proceso ocurra lentamente. Para lograr la restauración total se necesitaría la ayuda de miles de ciudadanos en cada país dispuestos a hacer un cambio y a trabajar día a día. Si el ser humano sigue ejecutando las mismas acciones, la desertificación podría expandirse y no se vería ningún progreso.

Otro método que podría ser utilizado para la restauración de estos lugares sería la conservación de la fauna silvestre y el uso de la agricultura conservacionista (Rodriguez, 1987). La conservación de la fauna es una iniciativa basada en descartar la caza y en cuidar a los animales que habitan en su área. Este sistema contribuiría a la reconstrucción de los bosques y sería beneficioso para la salud del ser humano. Es decir, serviría como una barrera ecológica y evitaría el paso de enfermedades a poblaciones humanas y animales domésticos (Ulloa, 2012). La agricultura conservacionista es parte de la reforestación, pero el enfoque sería la siembra de árboles que contengan frutos. Esto brindaría más productos saludables y aumentaría la cantidad de flora en los bosques, por ende, sería mutuamente beneficioso. Claro está, ambos controlarían la desertificación de forma efectiva.

Conclusión

La desertificación es un fenómeno mundial, el cual ha sido resultado de los cambios climáticos y las acciones del hombre. Luego de investigar sobre las diferentes opiniones de los científicos, se puede afirmar la hipótesis formulada. Esta situación tiene varias soluciones que podrían ser realizadas si los seres humanos dan de su parte. Las mismas son: la reforestación, la agricultura conservacionista, y la conservación de la fauna silvestre. Sin embargo, sería un proceso complejo, ya que la naturaleza influye demasiado en el mismo. Es posible que no se observen cambios significativos a corto plazo si el clima causa sequedad constantemente en las áreas que ya han sido afectadas.

Referencias

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01 August 2022
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