Desarrollo de los Cuidados de Enfermería en Japón
Introducción
A partir de la combinación que supone la cultura de Japón, considerada como una de las más ricas y exóticas a nivel mundial, las tradiciones que perduran, la organización y orden que se mantiene constantemente casi a la perfección (tanto a nivel cultural como social), así como otra serie de factores, se describirá precisamente la profesión enfermera japonesa, con el fin de adquirir un mínimo de conocimientos culturales. Para ello, será esencial posicionarse en un marco contextual no solo en el pasado, sino también en la actualidad, y posteriormente se continuará con el desarrollo y las influencias que la enfermería de Japón ha experimentado.
Asimismo, se hablará de los cuidados durante épocas de guerra y posguerra, y se hará mención de Take Hagiwara, una figura representativa de la enfermería japonesa cuya labor mostró ser de gran importancia. Tras comprender todo lo anterior, se concluirá el trabajo con un breve comentario con el fin de recapacitar y reflexionar sobre lo que es y lo que hace única a la enfermería japonesa.
Desarrollo
Origen y marco contextual de la enfermería en Japón.
Tal y como se precisa en la historia documentada, se dice que la enfermería japonesa tuvo su origen hace aproximadamente mil doscientos años, y según se recorre en la cronología histórica completa del país, el marco temporal en el cual se halla corresponde a la Era Antigua de Japón (Kodai), que, a su vez, se divide en dos; siendo en el respectivo orden: período Nara (Nara-jidai) y período Heian (Heian-jidai).
La época que engloba Nara (desde los años 710 hasta el 794) continúa hacia el inicio del periodo Asuka tras establecer la capital del país en la actual ciudad de Nara. Esta se transformó en una ciudad que se basaba en la capital de China existente en aquellos momentos, siendo la de Chang’an durante la dinastía de Tang. El período Nara se encuentra marcada por el esplendor que llegaron a experimentar numerosas obras espirituales y artísticas que a día de hoy llegan a ser de las más representativas de Japón, consideradas importantes no solo por su antigüedad, sino también por el hecho de que contienen leyendas, poesía, e historia.
No se deberá de ignorar un clásico japonés, Kojiki, si se desea estudiar a profundidad la historia del país. Traducido al español se titula “Registro de Eventos Antiguos”, y contiene, como su título sugiere, un popurrí de eventos previos junto con una compilación de leyendas, canciones, poemas, anécdotas y sucedáneos. Nihon Shoki, o literalmente traducido como “Las crónicas de Japón”, tampoco puede pasar desapercibido, pues se trata de otra obra representativa de toda la historia de Japón. Este libro contiene principalmente un conjunto de mitos y leyendas que abarcan desde la aparición de los Kami o dioses, hasta el año 697.
Junto con estos dos libros, siendo ambos de los más antiguos de Japón, se debe mencionar el hecho de que la clase alta de la sociedad japonesa durante la era Nara asimiló la escritura de la Antigua China mediante la incorporación de caracteres del lenguaje chino, que a día de hoy conforma el tercer abecedario existente en el lenguaje japonés (Hiragana, Katakana, y Kanji). Consecuentemente y de forma inevitable, la cultura japonesa de entonces adoptó la cultura china y a su vez la religión budista, que se convertiría poco después en una de las religiones más importantes junto con el sintoísmo, ambas coexistentes hasta el día de hoy.
Posteriormente, la era de Heian (Paz y Tranquilidad) se inicia con el establecimiento de la nueva capital de Japón a Heian-kyo, siendo la actual ciudad de Kioto. Abarca entre los años 794 a 1185 y al igual que el período anterior, esta también es notable e importante por su literatura y poesía artística. Cabe destacar la aparición del arte Kara-e, que, traducido al español significa pintura al estilo chino y deriva del arte de la dinastía china T’ang, componiéndose principalmente de ilustraciones de cuentos y leyendas chinas junto con ilustraciones de paisajes.
No obstante, se debe recalcar sin lugar a dudas el hecho de que fue la era de máximo esplendor y plenitud de la clase de los guerreros samuráis, y aunque el origen de estos se transforma en el presente en un debate polémico, en el pasado se especula que son los sucesores del sistema kondeisei. En este sistema, el gobierno japonés de entonces recurrió a jóvenes herederos de familias adineradas con habilidades dignas de atención para disparar con el arco y montar a caballo, y así poder servir a los gobernantes provinciales correspondientes. Los historiadores, por tanto, creen que a causa del aumento de las guerras dinásticas y batallas, el acto de los cuidados comenzó a tomar importancia.
Tal y como se ha hecho mención previamente en el primer apartado, se tiene registro de la primera vez que se habla de los cuidados enfermeros hace doce siglos mediante una leyenda:
Dícese de una emperatriz cuyo nombre era Komio, esposa del emperador Shyomu, quién construyó muchos templos y trajo objetos sagrados desde la China y la India. Komio estaba dotada de un corazón misericordioso y caritativo, y por tanto decidió establecer dos instituciones de caridad, Hidenin, un lugar oportuno donde los huérfanos y los ancianos podían ser atendidos, y Seyaknin, donde se proporcionaban a los pobres con las medicinas y curas para los enfermos. Con el permiso otorgado por parte emperador, ella levantó una casa donde la gente de las ciudades cercanas que padecía de la lepra podía bañarse y ser servida.
Uno tras otro llegaron los pacientes, pero el número de miembros se quedó en novecientos noventa y nueve, lo que decepcionó a la emperatriz. No obstante, llego un individuo sucio y harapiento, cuya totalidad del cuerpo estaba lleno de úlceras, incluso el olor que emanaba era suficiente para enfermar a los que lo rodeasen. Este, a pesar de rogar a que le dejasen entrar, el custodio se negó, hasta que la palabra llegó a los oídos de la emperatriz. Tras enviar sus órdenes para que lo dejaran entrar, Komio mismamente condujo al leproso a bañarse tras la petición por parte del hombre a que lo bañara.
Komio no dudó un instante, y mientras lavaba al leproso, este se transformó en un ser cuya belleza superaba a los límites de la imaginación. Asombrada, ella le preguntó quién era, y el hombre respondió: soy la encarnación de Ahiniyorai, y vine a comprobar si estabas haciendo este trabajo para ganar el reconocimiento y elogio de la gente o simplemente lo hacías desde tu corazón.
Conclusión
Entonces, se montó en una nube y justo antes de desaparecer irradió una luz tan brillante que los que lo vieron en el cielo comenzaron a llamar al lugar del acontecimiento Komio (que significa brillante) San (que significa montaña) Ashikaji (lugar donde se realizaban los lavados de pies). Esta breve historia presenta un contenido simbólico para los enfermeros de japón, haciendo especial énfasis a las ministraciones y servicios que atienden a los niños enfermos.