La Evolución De La Madurez De Los Personajes De La Obra Romeo Y Julieta Por William Shakespeare

Se podría afirmar que el tema de la madurez es uno de los ejes más influyentes en la actitud de los dos personajes principales de la obra de William Shakespeare: Romeo y Julieta. A pesar de la adolescencia en que se encuentran, se puede observar que a lo largo de la novela los protagonistas van madurando. Esta etapa memorable es reconocida por el hecho de que las decisiones observadas están emprendidas en solitario (sin la ayuda de una figura autoritaria) y por los cambios en la manera en la que los jóvenes se comunican y expresan sus sentimientos; es decir, la transformación de sus personalidades en general. Esta madurez es causada por eventos que van ocurriendo a lo largo de la obra, principalmente trágicos y además por las relaciones creadas (entre Romeo y Julieta) que les va ayudando a crecer como personas no solo físicamente, sino también y en especial, mentalmente.

El tema de la madurez juega un papel clave en las relaciones amorosas, especialmente cuando se trata del amor juvenil. En la obra, Romeo y Julieta muestran la importancia de ser maduros y la razón por la cual la madurez impacta en las acciones y emociones de las personas.

Esta madurez es vista a veces a través de Julieta y en otras ocasiones a través de Romeo. Comenzando con el personaje de Julieta, esta empieza la obra como una hija querida, bajo el ala protectora de su nodriza, cuya crianza causa que Julieta no haga nada sin que su nodriza lo sepa: “Si no te hubiera yo criado con mis pechos, podría decirte que habías mamado leche de discreción y sabiduría” dice la nodriza. Shakespeare trata de comunicar que Julieta es una niña silenciosa y sumisa, al respetar a sus mayores y aceptando obedientemente a las exigencias de sus padres. Su obediencia es vista cuando Señora Capuleto busca a Julieta y Julieta dice: “Señora, aquí estoy. ¿Qué ocurre?”. 

La manera en la que Julieta contesta a su madre demuestra obediencia porque Julieta parece entusiasmada por escuchar a su madre y está preparada para obedecer sus deseos. Esta obediencia cesa en el momento en el que ella se encuentra con Romeo por primera vez e instantáneamente se enamora de él. A partir de este acontecimiento, Julieta decide tomar firmes decisiones y empieza a poseer una gran estabilidad y una madurez indudable. Tanto Romeo como Julieta, encarnan un amor espontáneo, apasionado, físico y espiritual a la vez. Sin embargo, en el caso de Julieta se puede observar que posee una fuerza interior que la permite madurar mas allá de sus propios años, de forma surreal para una persona de su edad.

Durante la obra, hay momentos donde la evolución de Julieta es evidente. El mayor ejemplo de la transformación de su personalidad es observado en el Acto I Escena II cuando su madre la sugiere que se case con Paris al saber que este es un joven rico y guapo. Julieta actúa en ese momento con aceptación y obediencia, respondiendo: “Lo intentaré, si intentarlo me mueve al amor.” Sin embargo, cuando ella se enamora de Romeo, está dispuesta a desafiar a sus padres para poder casarse con el amor de su vida en secreto. A medio camino del Acto III, Capuleto furiosamente exige, sus derechos como padre para que Julieta se case con Paris, amenazándola: “Si quieres ser mi hija he de darte a mi amigo. De otra suerte, haz que te ahorquen; mendiga, pasa hambre; muérete en la calle… Pero te lo juro: no te reconoceré como mía, ni te asistirá ninguno de los míos.” 

Sin embargo, Julieta está decidida a morir en lugar de participar en un matrimonio falso y ahora, a diferencia de su obediencia inicial, responde con una solución para poder evitar las exigencias de sus padres, demostrando un cambio en actitud: “Iré a la celda de fraile en busca de un remedio, y si no lo hay, fuerzas encontraré para morir.” Esto conlleva al segundo punto. Después de haber declarado la citación previa, Julieta en el Acto IV toma la propia decisión de beberse la poción del Fraile (para falsificar su muerte), en lugar de aceptar un matrimonio falso con Paris, cuya acción aumenta la figura de Julieta como una heroína trágica. Ella considera el plan, pero aún y así se prepara valientemente para enfrentarse los peligros incontrolables que la poción pueda causar: “Mi escena fúnebre debo representarla a solas.” Este evento demuestra que Julieta empieza a tener más personalidad para poder tomar sus propias decisiones sin consultarlo con nadie para que la puedan disuadir.

La madurez también es vista metafóricamente cuando Julieta empieza a separarse pausadamente de su familia debido a los muchos desacuerdos y disputas que existen entre ellos, retrayéndose y adquiriendo independencia. Esta separación ocurre cuando Capuleto furiosamente exige que Julieta se case con Paris, cuyo efecto conlleva a que Julieta discuta con su madre también. Sin embargo, es en este momento cuando Julieta está más aislada de su familia, la nodriza también procede a traicionar la confianza de Julieta aconsejándola que se olvide de Romeo y que cumpla con los deseos de su padre; motivo por la que su relación maternal con esta se desvanece también. Esto hace que Julieta oculte sus planes de beber la poción a su querida nodriza. A partir de este instante, Julieta desarrolla una independencia y desapego total respecto a su familia.

En el caso de Romeo, inicialmente es presentado como un ser perdido en su propio mundo y caracterizado como muy melancólico y platónicamente “enamorado” de Rosalina, pero cuyos sentimientos de amor son falsos ya que nunca ha sentido el hecho de estar realmente enamorado. Este madura y evoluciona cuando conoce y se enamora de Julieta, convirtiéndose en un joven feliz y maduro cuya nueva personalidad hace que sea capaz de enfrentarse decididamente a su destino sin ninguna duda. Puede decirse que las causas de esta madurez son su amor por Julieta y su desafortunada participación entre la disputa de familias; lo que marca su desarrollo de personaje cómico a figura trágica.

A lo largo de la obra, hay momentos donde se aprecian este cambio en la lenta madurez en el protagonista. Romeo, después de ser rechazado por Rosalina, aparece apagado y se niega a asistir a la fiesta de los Capuletos. Él, al ser un amante ciego, no cree que pueda haber otra dama mejor que Rosalina. Este celo, combinado con su rechazo al consejo de Benvolio (de encontrar otro amor para reemplazar a Rosalina) acentúa la inmadurez de Romeo en ese momento. Sin embargo, el joven al conocer y darse cuenta del aspecto de Julieta, se enamora y entierra inmediatamente su amor por Rosalina ya que comprende que finalmente ha encontrado un amor real. Romeo, en el Acto I Escena III, al interactuar con Julieta, se da cuenta de la artificialidad de su previo amor por Rosalina, lo que demuestra su transición a un ser más maduro: “Corazón, ¿amé yo antes de ahora? ¡Ojos, negadlo! Nunca hasta ahora conocí la belleza. Nunca antes.”

Otro momento en el que recalca el cambio en el joven es cuando este, al inicio y antes de conocer a Julieta, es descrito como problemático y perdido, siempre en busca de amor. Él y sus amigos siendo Montescos siempre intentaban confrontar a los Capuletos, si tenían ocasión para poder hacerlo. Sin embargo, el amor de Romeo por Julieta le ayuda a ver más allá de la disputa entre sus familias. En consecuencia, en el tercer acto, Romeo trata de detener la pelea entre Teobaldo y Mercutio e interviene, separándolos en lugar de fomentar la violencia.

Finalmente, la madurez de Romeo es expuesta al público cuando después de matar a Paris, Romeo se compadece de él con remordimiento y cumple el deseo suplicado por Paris: de morir junto a Julieta. Ya que Paris vivió un amor imposible con Julieta al igual que el amor entre Romeo y Rosalina, Romeo siente que tanto él como Paris son víctimas del destino del amor. Por ello, Romeo en el Acto V Escena II cuando se refiere a Paris, dice: “(Paris) Está inscrito conmigo en el libro del infortunio.” Romeo, adicionalmente se llena de compasión hacia Paris porque sabe que murió sin haber sabido sobre el verdadero amor que compartían él y Julieta.

En conclusión, los personajes de Romeo y Julieta han demostrado varias señales de madurez a lo largo de la obra, ya que empezaban a tomar decisiones por sí mismos y hacían lo que ellos pensaban que era correcto. Por lo tanto, aunque algunas decisiones no eran maduras (como en la última escena donde Romeo y Julieta se suicidan a causa de un amor juvenil), el hecho de que hayan hecho varias decisiones cruciales les a convertido en personajes maduros. Esto es porque han pasado por tanta tragedia que han podido crecer mentalmente. Shakespeare, en esta obra decide usa lenguaje y monólogos para comunicar los sentimientos y madurez de los protagonistas. También hace buen uso de actos para poder demostrar el desarrollo de la madurez y de la tensión entre personajes. 

16 May 2021
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